Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
Lynch es el más reciente líder de la una caridad de la Iglesia Conciliar que fue atrapado malversando dinero de caridad.
El crimen de Lynch es aún peor: él cometió uno de los cuatro pecados bíblicos que claman al Cielo venganza: la opresión de los niños.
Lynch robó el dinero de las bocas de los niños en situación de pobreza y sin hogar.
Así es la corrupción endémica de la Iglesia Conciliar.
El vicepresidente ejecutivo de la “caridad” Boysville (actualmente Servicios Infantiles Santa Cruz) fundada en 1948 por la archidiócesis de Detroit, Míchigan, robó casi un cuarto de millón de dólares de fondos donados por los feligreses conciliares y los usó para financiar juergas de compras personales, habitaciones de hoteles cinco estrellas y restaurantes, y para ponerle un nuebo tejado a su casa estilo Tudor de seis habitaciones en la calle Balfour de Grosse Pointe Park. A Lynch le pagaban 200.000 dólares al año, pero ese sueldo exorbitante para el funcionario de una “caridad” no era suficiente para él.
Las autoridades civiles en Míchigan arrestaron a John R. Lynch (56) el 8 de Abril de 2021, y lo acusaron de tres cargos de fraude, que llevarían 50 años de prisión en una penitenciaría federal. Lynch había tratado de encubrir la malversación con facturas falsaa. Lynch robó el dinero de los niños en situación de pobreza y sin hogar. Boysville había sido fundada por los obispos de Míchigan y había sido controlada por la archidiócesis de Detroit, Míchigan. [Parte de la información para este Comentario proviene del Detroit News].
Verdaderos Católicos, este funcionario vinculado a la Iglesia Conciliar cometió uno de los Cuatro pecados que claman venganza al Cielo, a saber, la opresión del pobre, especialmente las viudas y los huérfanos. Él está lejos de ser el único. Las portadas de los diarios alrededor del orbe documentan diariamente la corrupción de la Iglesia Conciliar del Novus Ordo, que ciertamente NO es la Iglesia Católica. Con toda la evidencia a lo largo de los años desde el Anticoncilio Vaticano II (1962-1965), cualquier conciliar que asista a cualquier templo conciliar y ponga una sola moneda en su fraudulenta charola de colectas es un tonto.
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