LATÍN
Pietáte tua, quǽsumus, Dómine, nostrórum solve víncula peccatórum, et intercedénte beáta sempérque Vírgine Dei Genetríce María, cum beáto Joseph, ac beátis Apóstolis tuis Petro et Paulo et ómnibus Sanctis, nos fámulos tuos, benefactóres nostros atque loca nostra
in omni sanctitáte custódi,
omnésque consanguinitáte, affinitáte ac familiaritáte
nobis conjúnctos
a vítiis purga, virtútibus illústra,
pacem et salútem nobis tríbue,
hostes visíbiles et invisíbiles rémove,
carnália desidéria repélle,
áerem salúbrem et fertilitátem indúlge; Urbem tuam atque civitátem istam cum ómnibus habitántibus in ea ab omni peste, fame et bello atque terræmótu illǽsa custódi, Pontíficem nostrum N. consérva; omnes Prælátos, Príncipes cunctúmque pópulum christiánum ab omni adversitáte defénde. Benedíctio tua sit super nos semper, et ómnibus fidelibus defunctis requiem ætérnam concéde. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.
TRADUCCIÓN
Te suplicamos, Señor, que por tu piedad rompas las cadenas de nuestros pecados, y por la intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen y Madre de Dios Santa María, con el bienaventurado San José y tus Santos Apóstoles Pedro y Pablo y todos los Santos, custodia siempre en toda santidad a nosotros tus siervos, nuestros bienhechores y todas nuestras moradas; limpia de todo vicio e ilumina con las virtudes a todos los que están unidos a nosotros por parentesco, afinidad y amistad; concédenos paz y salud, aleja de nosotros a nuestros enemigos visibles e invisibles; repele los deseos carnales, concédenos aires saludables y fertilidad, y muestra tu caridad a nuestros amigos y enemigos; guarda ilesa a tu Urbe y a esta ciudad y todos los que habitan en ella de toda peste, hambre, guerra y terremoto; conserva a nuestro Pontífice N., defiende a todos los Prelados y Príncipes y a todo el pueblo cristiano de toda adversidad. Que tu bendición sea siempre sobre nosotros, y concede a todos los fieles difuntos el descanso eterno. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
La santidad del Papa León XII, mediante Rescripto del 9 de Julio de 1828, concedió 40 días de Indulgencia a todos los fieles cristianos por cada vez que digan devotamente esta oración; y 100 años y otras tantas cuarentenas siempre que se diga cada sábado por un mes.
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