lunes, 26 de abril de 2021

NOVENA EN HONOR A SAN ÁNGEL JEROSOLIMITANO, MÁRTIR CARMELITA

Novena dispuesta por una devota del Santo, e impresa en Barcelona por Carlos Sapera en 1788.
  
PROEMIO
Habiendo sido el Glorioso San Ángel uno de aquellos eminentes Varones que de tiempo en tiempo envía Dios al mundo, como mensajeros de su Gloria, y lumbreras resplandecientes del Orbe Cristiano, dotado de todas las Angélicas Virtudes, cual Ángel humanado, para común beneficio de los mortales, y Gloria del Altísimo; parece muy propio que los Devotos del mismo Santo que desean obsequiarle se empleen en contemplar sus grandes Virtudes discurriendo en estos nueve días por todos los nueve Coros Angélicos, dando gracias al Señor por las maravillas que se dignó obrar por medio de su Santo Siervo, y suplicándole que por sus méritos y poderosa intercesión nos conceda el consuelo que deseamos.
   
Manifestáronse en este Glorioso Santo los prodigios de la Divina gracia por todo el discurso de su vida, desde su Concepción hasta su muerte, habiendo sido aquella anunciada a sus Padres Jesé y María por la Soberana Reina de los Ángeles, la cual les apareció llena de Majestad y Gloria, mandándoles que, dejada la la Ley antigua de los Judíos, abrasasen la nueva Ley Evangélica, y asegurándoles que les daría dos hijos que serian dos lucientes candeleros en el Templo del Señor, y dos Olivos floridos en el Monte del Carmelo, a los cuales tendría siempre debajo de su amparo y protección, llamando Ángel al primero, y Juan al segundo; y que aquel sería glorioso Mártir de Cristo, y éste Patriarca de Jerusalén, como todo se cumplió. Muriendo sus Padres santamente al cabo de cuatro años les dejaron encargados al Patriarca de Jerusalén, con cuyo cuidado salieron muy aventajados en todas las ciencias, especialmente en la sagrada Teología, y en las lenguas Hebrea, Griega, y Latina, y a los diez y ocho años de su edad tomaron el Habito de Nuestra Señora del Carmen en el Convento de Santa Ana de Jerusalén (donde habían sido enterrados sus Padres) fundado en el mismo paraje, donde estuvo la casa de Santa Ana, Madre de Nuestra Señora. Desde luego dieron muestras de ser consumados en todas las virtudes, y apeteciendo la soledad fueron trasladados al Convento del Monte Carmelo, en cuyo tiempo, habiendo el nuevo Patriarca de Jerusalén San Alberto dado nueva Regla a los Carmelitas, se esmeraron en su observancia con el mayor celo y perfección: Comían solo pan y hierbas, y algunos días por gran regalo algunas legumbres, el Hábito era muy tosco y grosero, y a raíz de las carnes vestían por Camisa una Cota de hierro: Su cama era la tierra dura, durmiendo  vestidos, y no echados, sino  recostados, para despertar más  presto para la oración, rezando todo el Oficio Divino de rodillas, y después todo el  Salterio. Cuyos Santos ejercicios fueron tan agradables al Señor, que desde luego empezó a manifestarse en San Ángel la virtud de hacer milagros muy semejante a la de sus antiguos Padres Elías y Eliseo, pues hizo nadar sobre el agua el hierro de una segur que había caído en la Fuente de Elías: Reprimió con su mandato el curso del Jordán, y le pasó a pie enjuto con sus compañeros: Curó a siete Leprosos después de haberles mandado arrepentirse de sus pecados, con lavarles solamente con agua clara: Sanó a muchos energúmenos, mudos, sordos, y otros enfermos: Y con solo el contacto de su capa resucito a un muerto de dos días: Por lo que viéndose muy aplaudido y estimado este Glorioso Santo, deseoso de huir de los aplausos del mundo, guiado de un Ángel se retiró al al Desierto de la Cuarentena, en donde estuvo por espacio de cinco años fuera de todo humano trato, ejercitándose continuamente en la Oración y penitencia, asistiéndole el Señor y los Ángeles, que le acompañaban, y traían la comida: pero al tiempo que huía de las aclamaciones del mundo, se las dispensaba el Cielo con mayores prodigios, pues su Capa, que había dejado en Belén, obraba tantos milagros, que no solo sanaba de todas enfermedades a cuantos se aplicaba, sino que resucitó seis muertos. En fin, queriendo el Señor darle el premio de sus virtudes con la Corona del Martirio, le mandó que dejase el Desierto y pasase a predicar a Jerusalén у Alejandría, y de allí a Sicilia, donde le esperaba el más glorioso Triunfo. 
   
Navegando pues para aquella Isla en una Nave Genovesa, y apresada ésta en el camino por cuatro Galeras de moros, viendo San Ángel la crueldad con que trataban a los Cristianos aquellos infieles, levantó al Cielo los ojos y las manos, diciendo: Líbranos Señor de las manos de tus enemigos, у da Gloria a tu nombre y al instante bajó fuego del Cielo, que redujo a cenizas a setenta Moros, que habían abordado la nave, y dejó ciegos a otros trescientos, que habían quedado en las Galeras, los cuales a grandes voces empezaron a pedir misericordia a los Cristianos, y diciéndoles el Santo que todos los que creyesen en Jesucristo cobrarían la vida del cuerpo y del alma, se convirtieron todos al Cristianismo: Y con tan solemne Triunfo llegó el Santo en su compañía a la Ciudad de Mesina: por último después de haber predicado en muchas partes de Italia, y de Sicilia, ganando innumerables almas para la vida eterna, y dando la salud corporal a muchos enfermos, llegó a la Ciudad de Leocata, en donde reprendiendo al Conde Berengario por sus vicios, y en especial por vivir públicamente amancebado con su hermana, le cobró tanto odio aquel hombre perverso y obstinado, que estando predicando en la Iglesia de San Felipe y Santiago, le dio en el mismo púlpito cinco mortales puñaladas, con las cuales entre dulces coloquios entregó su dichosa alma en las manos de su Redentor, a los treinta y cuatro años de su edad, oyendo todos los que estaban presentes las celestiales voces con que el Señor le admitía en su compañía, diciendo: ven, Ángel, al Reino que está preparado para ti, y todos mis Escogidos; y que entre celestes resplandores celebraba el Cielo con cánticos suavísimos su glorioso Triunfo. Y se ha dignado el Señor confirmar su Santidad y gloria, que está gozando en el Cielo en premio de sus virtudes, con innumerables milagros, que ha obrado por su intercesión poderosa, consolando a sus Devotos en todas sus necesidades corporales, y espirituales, a cuyo intento dirigiremos nuestras súplicas al Glorioso Santo, preparándonos antes con un fervoroso Acto de Contrición de esta manera.
   
NOVENARIO DEL GLORIOSO SAN ÁNGEL MÁRTIR, RELIGIOSO DEL ORDEN DEL CARMEN DE ANTIGUA OBSERVANCIA
  
   
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre у Redentor mío, en quien creo, en quien espero, y a quien amo sobre todas las cosas, me pesa del íntimo de mi corazón de haberos ofendido, y propongo nunca más pecar, ayudado de vuestra Divina gracia; la cual espero alcanzar por vuestra infinita misericordia, con la intercesión de vuestra Santísima Madre mi Señora, y la de vuestro Siervo y Patrón mío el Glorioso San Ángel, cuyo favor invoco para más amaros y serviros en esta vida, y alabaros después de ella en el Cielo por toda la Eternidad. Amén.
   
DÍA PRIMERO – 26 DE ABRIL
Soberana Reina del Cielo, a quien los Santos Ángeles sirven y veneran por su Reina y Señora, dedicándose gustosísimos al cumplimiento de vuestros Divinos preceptos; pues os dignasteis, Señora, elegir por Ángel del Carmelo al Glorioso San Ángel, preparándole con vuestra gracia para que correspondiendo con sus Angélicas virtudes al nombre que le disteis, os sirviese fielmente en esta vida para después alabaros en la otra entre los Ángeles del Cielo: Ruégoos, poderosísima Señora, que por los méritos de vuestro Siervo me concedáis el favor que os pido en esta Novena, para mayor gloria vuestra y de vuestro Santísimo Hijo, y especialmente que me favorezcáis con el don de la Pureza, para que imitando en todo lo posible a los Ángeles del Cielo, os sirva en esta vida con aquella pureza de alma y cuerpo que os sirvió vuestro Siervo Ángel, para alabaros después en su compañía en el Cielo por los siglos de los siglos. Amén.
   
Se recogerá cada uno en su interior, y alentando su confianza, pedirá a Dios y a María Santísima el favor que desee alcanzar por los méritos e intercesión del Glorioso San Ángel Mártir; y luego se rezarán nueve Ave Marías y nueve Gloria Patris en memoria de las alabanzas que tributan a Dios los nueve Coros de los ángeles, y concluirá diciendo:
Oh Glorioso San Ángel, Mártir esclarecido de Jesucristo, ofrezco estas nueve Ave Marías y nueve Gloria Patris a  honra y gloria vuestra, por los triunfos que alcanzasteis en esta vida, sujetando vuestras pasiones, reduciendo a los pecadores a verdadera penitencia, y triunfando gloriosamente de todos los enemigos infernales hasta alcanzar la Corona del Martirio: Y os suplico intercedáis con mi Señor Jesucristo y la Virgen María su Santísima Madre y mi Señora, para que por vuestros merecimientos me concedan la gracia que les pido en esta Novena, si ha de ser para gloria suya y provecho de mi alma, y si no, enderezad Vos mi petición, y pedid para mí aquello que más me convenga: Dignaos, Santo mío, de admitirme debajo de vuestro amparo, y como Ángel del Señor y Patrón mío presentad mis Oraciones ante el Divino acatamiento, para que con vuestra mediación poderosa logren mis peticiones el feliz despacho que deseo: No desechéis, Glorioso Mártir de Cristo, mis humildes ruegos, alcanzadme de la Divina Bondad toda pureza de alma y cuerpo, con un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados, y un grande favor para emplearme en la práctica de todas las virtudes con toda perfección mientras me durare la vida; alentad mi corazón, para que inflamado con el fuego de amor Divino, quede purificada mi alma y digna de presentarse a los ojos de Dios al salir de esta mortal vida, concluyendo felizmente su carrera, y triunfando de todos sus Enemigos, para regocijarse eternamente con Vos en el Cielo, en la adorada presencia de Jesucristo y de su Santísima Madre, empleándose perpetuamente en sus alabanzas con los nueve Coros de los Ángeles, y todos los Santos, y Santas de la Corte Celestial. Amén.
  
GOZOS DEL GLORIOSO SAN ÁNGEL MÁRTIR
  
Pues sois Ángel del Carmelo
De Dios al mundo enviado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
Vuestra Concepción dichosa
Del Cielo fue revelada,
Y con ella fue anunciada
Vuestra vida prodigiosa:
De toda virtud modelo,
Cual Serafín abrasado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
Vuestros Padres venturosos
Apenas el ser os dieron,
La Ley de Cristo entendieron
Con milagros portentosos:
Manifestando ya el Cielo
La gran virtud que os ha dado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
En Jerusalén nacido,
A Cristo siempre imitasteis,
Y por donde le buscasteis
Constante le habéis seguido:
Hasta que con vuestro celo
Al Calvario habéis llegado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
A la Reina Soberana
Con filial amor sirviendo,
Su santo Hábito vistiendo
Huisteis pompa mundana:
Subiendo al Monte Carmelo
Por vivir más retirado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
Al monte, en donde el Señor
Cuarenta días estuvo,
El Cielo a vos os mantuvo
Cinco años con gran favor:
Vuestro Apostólico celo
Salió de allí acrisolado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
Muchos por vos alcanzaron
La salud antes perdida,
A otros volvisteis la vida,
Y otros el Cielo lograron:
Siendo vuestro ardiente celo
De todo el mundo admirado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
Vuestra capa en vuestra ausencia
A seis muertos dio la vida,
Y a otros la salud perdida,
Con portentosa excelencia:
Manifestando así el Cielo
La mucha gracia os ha dado.
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
Por Divina Orden expresa
A Sicilia navegasteis,
Y en el camino mostrasteis
De vuestra fe la firmeza:
Por confirmar vuestro celo
Fuego del Cielo ha bajado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
Ángel fuisteis en pureza,
Apóstol en los sermones,
Profeta en las predicciones,
Elías en entereza:
Hombre enviado del Cielo,
De toda virtud dotado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
Por lo bien que predicasteis
La palabra que os abona,
Del Martirio la Corona
En el Púlpito alcanzasteis:
Volando al sagrado Cielo
De Ángeles acompañado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
   
Pues sois Ángel del Carmelo
De Dios al mundo enviado:
Al que os llama atribulado
Dad vuestro amparo y consuelo.
     
Antífona: Oh San Ángel, que restituiste el habla a los mudos, el oído a los sordos, la vista a los ciegos y la vida a los muertos; socorre a cuantos están sentados en tinieblas y sombra de muerte (T. P. Aleluya)
℣. Su gloria es grande en tu salvación.
℟. Impusiste sobre él, Señor, gloria y gran belleza.
  
ORACIÓN
Santifica, Señor a tu pueblo, que te glorifica en tu bienaventurado Sacerdote y Mártir San Ángel, y que por su intercesión, podamos merecer ser dirigidos por Ti. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
    
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
DÍA SEGUNDO – 27 DE ABRIL
Por la señal…
Acto de contrición
   
Gloriosísima Virgen María y Madre de Dios, en quien obró el Altísimo el mayor milagro de su Divina Omnipotencia en la Encarnación del Divino Verbo, y a quien veneran los Arcángeles del Cielo, admirados de vuestra grandeza, y gozosos de haber sido empleados en anunciaros tan grande Misterio: pues os dignasteis, Señora, emplear a vuestro Siervo Ángel en los mayores Ministerios de vuestro servicio para gloria de vuestro Divino Hijo y provecho de las almas: Ruégoos, Soberana Reina, que por los méritos de vuestro Siervo me concedáis el favor que os pido en esta Novena, para mayor gloria vuestra y de vuestro Santísimo Hijo, y en especial que alentéis mi corazón en fervorosos deseos de emplearme en cosas grandes de vuestro servicio con las mayores veras de mi alma, imitando vuestro Siervo Ángel, que con el mayor celo y perfección os sirvió en esta mortal vida, para alabaros después en el Cielo con su compañía por los siglos de los siglos. Amén.
   
Rezar nueve Ave Marías y Gloria Patris. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
  
DÍA TERCERO – 28 DE ABRIL
Por la señal…
Acto de contrición
   
Oh Virgen Santísima, a quien honra y venera el Coro de las Virtudes Celestiales como escogida entre todas las criaturas por Reina del Cielo y de la Tierra, con poder Soberano en todas ellas, para obrar los mayores prodigios y maravillas; pues fuisteis servida de confiar a vuestro Siervo Ángel el poder de hacer milagros en beneficio de los mortales y gloria del Altísimo: Ruégoos, Benignísima Señora, que por los méritos de vuestro Siervo me concedáis el favor que os pido en esta Novena; para mayor gloria vuestra y de vuestro Santísimo Hijo, y especialmente que me asistáis con vuestra gracia para emplearme en todas las virtudes y huir de todos los vicios y pecados, imitando a vuestro Siervo Ángel, que tanto se adelantó en todas ellas, para después alabaros en su compañía en la eterna Gloria. Amén.
   
Rezar nueve Ave Marías y Gloria Patris. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
  
DÍA CUARTO – 29 DE ABRIL
Por la señal…
Acto de contrición
   
Oh Poderosísima Señora, a quien honran las Potestades del Cielo, y a cuyo nombre se estremecen las Potestades del Infierno, triunfante siempre desde el primer instante de vuestra Concepción Inmaculada; pues os dignasteis conceder a vuestro Siervo Ángel el poder de vuestra Soberanía sobre todos los enemigos Infernales, para triunfar de todos ellos en honra vuestra y de vuestro Divino Hijo: Ruégoos, Soberana Reina, que por los méritos de Vuestro Siervo me concedáis el favor que os pido en esta Novena, para mayor gloria vuestra y de vuestro Santísimo Hijo, y especialmente que me asistáis con el amparo de vuestra gracia contra todos mis enemigos, para no quedar vencido de las tentaciones del Demonio, y perseverar siempre constante en vuestro servicio, como vuestro fiel Siervo Ángel, para alabaros después en su compañía eternamente en el Cielo. Amén.
   
Rezar nueve Ave Marías y Gloria Patris. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
  
DÍA QUINTO – 30 DE ABRIL
Por la señal…
Acto de contrición
   
Oh Virgen Soberana, a cuyo gobierno y Sabiduría rinden honores los Principados del Cielo, venerándoos por Reina del Universo, como fieles ejecutores de vuestros Divinos preceptos en todos los Principados de la tierra para alumbrar a los mortales; pues os dignasteis elegir a vuestro Siervo Ángel para que como luciente antorcha en el Templo del Señor difundiera sus Sagradas Luces por los Reinos del Mundo: Ruégoos, benignísima Señora, que por los méritos de vuestro Siervo me concedáis el favor que os pido en esta Novena, a mayor gloria vuestra y de vuestro Santísimo Hijo, y especialmente que me concedáis el Principado sobre todas mis pasiones, para sujetarlas con la penitencia, imitando a vuestro Siervo Ángel, que por el camino de la penitencia y el Martirio llegó a coronarse de gloria en vuestra compañía, para alabaros eternamente con él en los Celestiales Reinos. Amén.
   
Rezar nueve Ave Marías y Gloria Patris. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
    
DÍA SEXTO – 1 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición
   
Oh Divina Princesa, reverenciada de las Dominaciones del Cielo como Señora de todo lo criado, y Madre del mismo Dios; pues os dignasteis elegir a vuestro Siervo Ángel por Mensajero de vuestra gloria, para que como otro Apóstol de vuestro Divino Hijo publicara su Santa Ley sobre la tierra: Ruégoos, poderosísima Señora, que por los méritos de vuestro Siervo me concedáis el favor que os pido en esta Novena, para mayor gloria vuestra y de vuestro Santísimo Hijo, y en especial que me asistais con vuestra gracia para dominarme a mí mismo, y conformarme eternamente con la voluntad Divina, imitando a vuestro Siervo Ángel, que tanto se esmeró toda su vida en estas grandes virtudes logrando por este medio anticipado el gozo de la gloria, con la paz de mi corazón, para glorificaros y alabaros después eternamente en el Cielo. Amén.
   
Rezar nueve Ave Marías y Gloria Patris. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
  
DÍA SÉPTIMO – 2 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición
   
Oh Sagrada Reina, que con admirable Majestad y grandeza descansáis en trono de gloria sobre los Tronos del Cielo; pues fuisteis servida de confiar a vuestro Siervo Ángel los mayores empleos de vuestro servicio, descansando en su fiel obediencia en el puntual cumplimiento de vuestra divina voluntad: Ruégoos, gloriosísima Señora, que por los méritos de vuestro Siervo me concedáis el favor que os pido en esta Novena, a mayor gloria vuestra, y de vuestro Santísimo Hijo, y en especial que os dignéis purificar mi corazón, de modo que sea digna morada vuestra y de vuestro Hijo, como lo fue el de vuestro Siervo Ángel, para que reinando en mí Vos y vuestro Hijo en esta vida, pueda después reinar mi alma en vuestra compañía en la eterna Gloria. Amén.
   
Rezar nueve Ave Marías y Gloria Patris. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
  
DÍA OCTAVO – 3 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición
   
Oh Piadosísima Virgen María, venerada de los Querubines del Cielo como Madre de la Eterna Sabiduría: pues pues fuisteis servida de enviar al mundo a vuestro Siervo Ángel, para que como Querubín Sagrado comunicara a los mortales la Celestial Doctrina de vuestro Divino Hijo: Ruégoos, clementísima Madre, que por los méritos de vuestro Siervo me concedáis el favor que os pido en esta Novena, a mayor gloria vuestra y de vuestro Santísimo Hijo, y en especial que iluminéis mi entendimiento con las Luces de vuestra Divina Sabiduría, para que acierte a serviros con toda perfección, imitando à vuestro Siervo Ángel, que tanto se esmeró en serviros en esta vida, para adoraros después eternamente en el Cielo. Amén.
   
Rezar nueve Ave Marías y Gloria Patris. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
    
DÍA NOVENO – 4 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición
   
Oh Gloriosísima Reina del Cielo, venerada de los Serafines en la presencia del Altísimo como Esposa del Espíritu Santo y amantísima Madre del Hijo de Dios; pues elegisteis a vuestro Siervo Ángel, ilustrando su alma con las llamas del amor Divino, para que como Serafín abrasado os sirviera en esta vida desagraviando a vuestro Hijo de las ofensas de los mortales: Ruégoos, amabilísima Virgen y dulcísima Madre mía, que por los méritos de vuestro Siervo me concedáis el favor que os pido en esta Novena, a mayor gloria vuestra y de vuestro Santísimo Hijo, y en especial que inflaméis mi corazón con los rayos del Divino Amor, para que purificado de todas las terrenas imperfecciones, viva solamente para amaros y serviros, imitando a vuestro amantísimo Siervo Ángel, que tanto se adelantó en esta gran virtud, mereciendo por ella y sus demás virtudes ser llamado al Reino de los Escogidos, a donde suplico me llevéis también en su compañía, para amaros, serviros y alabaros incesantamente por los siglos de los siglos. Amén.
   
Rezar nueve Ave Marías y Gloria Patris. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.

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