viernes, 23 de abril de 2021

TRIDUO A NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO

Tomada más o menos del “Tesoro agustiniano”, compuesto por el M. R. P. Fray Teófilo Garnica del Carmen, exprovincial de agustinos recoletos. Segunda edición. Tipografía de Santa Rita, Monachil (Granada) 1948, págs. 325-332.

TRIDUO A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL BUEN CONSEJO
   
    
Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
    
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido: propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, y de restituir y satisfacer si algo debiere: ofrézcoos mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y así como os lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.
  
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Santísima e inmaculada Virgen María, que, con el hermoso título de Madre del Buen Consejo, queréis ser venerada e invocada en vuestro santuario de Genazzano, en las iglesias agustinianas  y en todo el orbe católico. Os ofrecemos los solemnes cultos de este piadoso triduo para que nos alcancéis de vuestro Esposo el espíritu de Consejo, de Fortaleza y los demás dones que derramó en el Cenáculo sobre los apóstoles, y la gracia especial que os pedimos en este día, si ha de ser para mayor honra y gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.
   
DÍA PRIMERO – 23 DE ABRIL
CONSIDERACIÓN
El milagroso cuadro de la Virgen del Buen Consejo estuvo mucho tiempo expuesto a la veneración de los fieles en la ciudad de Scútari en Albania; y lo hubiera estado hasta ahora seguramente, si los albaneses se hubiesen hecho dignos de ello con su conducta cristiana. Pero habían “provocado, dice un autor (P. Eusebio Negrete de la Peña OSA. La Virgen Madre del Buen Consejo), la ira del Altísimo con sus cismas, herejías y malas costumbres, y el Señor quiso castigarlos terriblemente con una serie de calamidades, que había de comenzar por la ausencia del más seguro escudo y la más eficaz protección que tenían en la invocación de Nuestra Señora del Buen Consejo”. Ejemplo terrible que nos debe obligar a corresponder siempre a las divinas gracias, porque de otra manera nos exponemos a perderlas y hacernos indignos de recibir otras nuevas. ¡Qué pecado tan espantoso es la falta de cooperación y fidelidad a los beneficios de Dios! ¡Cuántos cristianos se condenan por esta causa! Ni San Pablo, ni San Agustín, ni otros muchos convertidos serían hoy astros de primera magnitud en el cielo, si se hubieran mostrado sordos a los llamamientos del Señor. Por el contrario ¡cuánto agrada a Jesús y a su bendita Madre la piedad fervorosa de sus devotos y el cumplimiento de nuestros deberes cristianos! El ejemplo lo tenemos en dos habitantes de Scútari, que siendo fieles a las tradiciones de sus mayores, morigerados en sus costumbres y devotísimos de la Virgen Santísima, los quiso premiar la Madre de Dios, haciendo que su preciosa imagen se desprendiera del muro donde se encontraba pintada, para que les sirviese de guía en el viaje difícil y penoso que habían de emprender. Imitemos a estos piadosos albaneses, evitando que la tibieza aminore nuestro amor práctico a Dios y nuestra filial devoción a su bendita Madre.
  
Medítese y pídase la gracia particular que se deseare conseguir de la Santísima Virgen.

ORACIÓN DE SAN LUIS GONZAGA
¡Oh Virgen Santísima, mi Guía y mi soberana Reina! Me arrojo en el seno de vuestra misericordia; y desde este momento y para siempre, pongo mi alma y mi cuerpo bajo vuestra salvaguardia y especial protección. En vuestras manos deposito todas mis esperanzas y mis consuelos, todas mis penas y mis miserias, el cuerpo y el fin de mi vida, para que, por vuestra santa intercesión y vuestros méritos, todas mis obras sean hechas según vuestra voluntad y con la intención de agradar a vuestro divino Hijo. Amén.
   
Rezar tres Avemaría con Gloria Patri.
      
℣. Rogad por nosotros, Madre del Buen Consejo.
℟. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
  
ORACIÓN
¡Oh Señor, que nos habéis dado a la Madre de vuestro Hijo, para que sea también Madre nuestra, y que os habéis dignado glorificar su hermosa imagen con una milagrosa aparición. Concedednos, así os lo suplicamos, que, siguiendo siempre sus consejos, vivamos según vuestro corazón sacratísimo y arribemos felizmente a nuestra patria celestial. Os lo pedimos por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
     
DÍA SEGUNDO - 24 DE ABRIL
Por la señal...
Acto de contrición y Oración inicial
  
CONSIDERACIÓN
Hay en el Lacio, Italia, una pequeña ciudad llamada Genezzano, en la que, en el siglo XV, existía una iglesia dedicada a Nuestra Señora del Buen Consejo y confiada al cuidado y celo de los Hijos de San Agustín. Siguiendo la tradición de su Santo Fundador, trabajaban sin descanso por extender y propagar el culto a la Virgen Santísima, consiguiendo que su pequeño santuario fuera visitado por innumerables personas, que de los pueblos circunvecinos acudían a honrar a la Madre de Dios, singularmente el día 25 de Abril, que era la fiesta principal. Este mismo día del año 1467 escogió la Reina de los Ángeles para traer por ministerio de los Ángeles, y entre nubes resplandecientes, su preciosísima imagen, arrancada de los muros de Scútari en Albania. En dicho día, pues, a eso de las 4 de la tarde, cuando mayor era la afluencia de gente en la plaza de Santa María, pudo observarse “que por encima de los edificios más altos, sobre los campanarios de las iglesias y las torres de los vetustos castillos, se dejó ver, en medio de las celestiales armonías y rodeada de un resplandor que oscurecía el sol, una hermosa nube blanca, de la cual partían en todas direcciones vivos rayos de luz. Era portadora la nube de la imagen de Nuestra Señora llevando en brazos al divino Niño Jesús, la cual sentó sus reales en los muros del nuevo templo en construcción, que estaba levantando la fe admirable y la invencible constancia de Petrucia, devota terciaria de San Agustín. Con gritos de júbilo y aclamaciones de alegría recibió la inmensa multitud tan rico tesoro, con que el cielo les regalaba para consuelo de sus almas.
   
Medítese y pídase la gracia particular que se deseare conseguir de la Santísima Virgen. Rezar la Oración de San Luis Gonzaga, los tres Avemarías con Gloria Patri, y la Oración.
  
DÍA TERCERO – 25 DE ABRIL
Por la señal...
Acto de contrición y Oración inicial
  
CONSIDERACIÓN
Recibieron los Padres Agustinos la venerada imagen de la Virgen del Buen Consejo con las mayores muestras de piedad y agradecimiento; y lo mismo hicieron la fervorosa Petrucia, animada, ahora más que nunca, a terminar las obras del nuevo templo, y los devotos albaneses, que no quisieron volver a su patria, porque para ellos no había otra que la que María Santísima había escogido para su morada y habitación. Pero el asombro de todos llegó a su punto más alto, cuando vieron con sus mismos ojos, que la milagrosa pintura de la Virgen se mantenía en el aire sin pegarse al muro. Este y otros innumerables prodigios obra la Santísima Virgen Santísima del Buen Consejo por medio de su imagen, no solo con los que tienen la dicha de visitarla en su templo, sino también con los que, imposibilitados de poder hacerlo, acuden a Ella en todas sus necesidades espirituales y temporales. Por eso los Romanos Pontífices y León XIII sobre todo, han sido devotísimos de tan hermoso título mariano y han concedido abundantes gracias a los que con él han invocado a la Madre de Dios o han vestido su santo Escapulario. Acudamos también nosotros a la que es Asiento de la Sabiduría y Madre del Buen Consejo y no olvidemos que su devoción práctica y fervorosa es una señal de predestinación, como enseñan San Agustín y San Bernardo.
  
Medítese y pídase la gracia particular que se deseare conseguir de la Santísima Virgen. Rezar la Oración de San Luis Gonzaga, los tres Avemarías con Gloria Patri, y la Oración.

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