ETIQUETAS, COMPARACIÓN Y EL CORONA: LA SESIÓN SINODAL DE AYER

Elementos tomados de GLORIA NEWS, CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE ESTADOS UNIDOS, ACI PRENSA y VATICAN NEWS.

   

   

«¿Cómo podemos ser más plenamente un signo e instrumento de unión con Dios y de la unidad de toda la humanidad? Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, es la base de todas las comuniones. Este Dios, que es amor, ama en una manera especial a toda la creación, a cada criatura y a cada ser humano. Todos estamos invitados a ser parte de la iglesia. En profunda comunión con el Padre por el Espíritu Santo, Jesús extendió esta comunión a todos los pecadores. ¿Estamos listos para hacer lo mismo?, preguntó el cardenal Jean Claude Hollerich Wester SJ en el ex-Sínodo el 9 de Octubre.

Hollerich quiere la Comunión de Cristo con «los grupos que pueden irritarnos porque su forma de ser puede parecer una amenaza a nuestra identidad».

El sacerdote-presbítero dominico Timothy Radcliffe Pereira inventó etiquetas “abstractas”:

«El amor es personal. El odio es abstracto. Si realmente conoces a alguien, puedes enojarte, pero el odio no puede sostenerse en un encuentro verdaderamente personal. Si vislumbras su humanidad, verás a quien los crea y sostiene en el ser cuyo nombre es Yo Soy Muchas personas se sienten excluidas o marginadas en nuestra iglesia porque les pegado etiquetas abstractas: divorciados y recasados, gais, polígamos, refugiados, africanos, jesuitas (!). Un amigo me dijo el otro día: “Odio las etiquetas. Odio que las personas sean puestas en cajas. No puedo tolerar a estos conservadores”».

El arzobispo greco-ortodoxo Job Getcha de Pisidia dijo que históricamente

«la sinodalidad corresponde a la práctica establecida por el primer Concilio ecuménico (Nicea, 325) de reunir a los obispos de una región al menos dos veces al año bajo la presidencia de su protos [primero] (cf. canon 5). Esta sinodalidad se describe mejor por el Canon Apostólico 34 (versión de Periklis Petros Joannou, 1963):

“Los obispos de cada pueblo [etnos] deben saber quién de entre ellos es el principal [protos] y considerarlo como jefe [céfalos] y no realizar nada que sea importante sin su parecer [gnomé]; cada obispo debe, a su vez, limitarse a desarrollar todas las actividades que corresponden a su diócesis [parroquia] y a los territorios que le están sometidos. Pero ni siquiera aquel obispo primado [protos], haga nada sin el parecer de todos: de esa forma habrá unanimidad [homonóya] y serán glorificados el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo [(terminación según Franz Xaver Funk y Marcel Metzger: será glorificado Dios a través del Hijo en el Espíritu Santo)]”.

Así, a la luz de este texto, se ve que:

1. Un sínodo es una reunión deliberativa de obispos, no una asamblea consultiva de clero y laicado. 
2. No puede haber un sínodo sin un primado/protos, y no puede haber un primado/protos sin un sínodo.
3. El primado/protos es parte del sínodo; no tiene autoridad superior al sínodo, ni está excluido de él.
4. La concordia/homonóya que se expresa a través del consenso sinodal refleja el misterio trinitario de la vida divina».

Refiriéndose al evento del Vaticano (donde él fue invitado como “Delegado fraterno” –lo que en el Vaticano II se llamaba “observador”–), dijo: «La comprensión de la sinodalidad en la Iglesia Ortodoxa difiere en gran medida de la definición de sinodalidad dada por vuestra actual asamblea del Sínodo de los Obispos». Y si bien mencionó el caso de la participación del clero y los laicos en la etapa consultiva de la elección de los obispos en la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Chipre, recalcó que tal caso «constituye un caso excepcional en la Ortodoxia contemporánea, en la que, por lo demás, la práctica de la sinodalidad implica exclusivamente una asamblea de obispos», citando como ejemplo el (fallido) Gran Concilio Panortodoxo de Creta en 2016, donde los 62 consejeros (monjes, clérigos y laicos) de los 162 obispos delegados no tenían ni voz ni voto.

El cardenal Mario Grech Attard, presidente del Sínodo, dijo que más de 20 de los 460 participantes tuvieron que ausentarse al resultar contagiados por el corona, y por eso se dispusieron sanitizantes de manos en cada mesa, además sugirió que se lavaran las manos frecuentemente y podían usar mascarillas si lo deseaban. El portavoz del Vaticano Matteo Bruni dijo que Francisco Bergoglio no se presentó a la sesión «por otros compromisos importantes» en la mañana.