En el numeral 101 del Documento Final del Sínodo para la Amazonía se lee lo siguiente (negrillas propias):
«Valoramos la función de la mujer, reconociendo su papel fundamental en la formación y continuidad de las culturas, en la espiritualidad, en las comunidades y familias. Es necesario que ella asuma con mayor fuerza su liderazgo en el seno de la Iglesia, y que ésta lo reconozca y promueva reforzando su participación en los consejos pastorales de parroquias y diócesis, o incluso en instancias de gobierno».
Pues el primer paso en esa dirección se dio, no en las diócesis de la cuenca amazónica, sino en la diócesis de Lausana-Ginebra-Friburgo (Suiza). El obispo local, Charles Morerod Pilloud OP (que fue nombrado por Ratzinger Secretario de la Comisión Teológica Internacional y consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y participó en los fallidos diálogos con la FSSPX), nombró a la señora Marianne Pohl-Henzen, de 60 años, casada, madre de tres hijos y abuela de cuatro nietos, como delegada episcopal (léase vicaria) para los germanohablantes, en remplazo del presbítero Pascal Marquard, que ejerció como vicario para este sector desde el 2017, quien se traslada a su natal Zúrich (diócesis de Coira).
Marianne Pohl-Henzen (izquierda) y su antecesor, Pascal Marquard.
Como delegada/vicaria para los friburgueses germanohablantes, Pohl-Henzen hará parte desde el 1 de Agosto del Consejo Diocesano y del Consejo Presbiteral, y se encargará, inter ália, de la gestión del personal, incluidos los sacerdotes, y dirigir diversas entidades eclesiales de la diócesis. Personalmente quiere tender un puente entre los friburgueses francohablantes y los germanohablantes, que se han sentido excluidos en la diócesis.
Aunque Marianne Pohl-Hensen fue clara en que no puede dirigir parroquias, administrar confirmaciones o presidir exequias presbiterales (funciones propias del Obispo, y delegables a su vicario –cuando existe jurisdicción ORDINARIA–), mantiene que su nombramiento es un signo de apertura y avance por parte de su obispo para promover la inclusión de las mujeres en los cargos de la Iglesia Conciliar, y apoya la implementación del diaconado femenino (el presbiterado aún no, dice ella, «para evitar una ruptura en la Iglesia»).
Desde esta tribuna dejamos claro que no somos profetas ni queremos serlo, diciendo que «Roma hará esto y lo otro el día X», pero sí recordamos que la Instrucción Imménsæ caritátis de la Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos, del 29 de Enero de 1973 instituyó la figura de los “Ministros Extraordinarios de la Comunión” (regulada en los cánones wojtylianos 910 § 2 y 230 § 3), y permitió que las mujeres ejercieran esta función propia de los Sacerdotes (Concilio de Trento, Sesión XXIII); y el 26 de Octubre del año pasado Bergoglio ordenó establecer una nueva comisión de estudio para el diaconado femenino porque la anterior no llegó a la conclusión que ÉL quería.
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