Noticia tomada de TRADITIO MARCIANA. Traducción propia.
Su Eminencia el Metropólita Ambrosio Lenis, Arzobispo de Kalávrita, retirado el año pasado de la guía de la diócesis, del cual aquí habíamos trazado la figura de incansable defensor de la tradición ortodoxa frente al vulnus de la modernidad laicista penetrante en Grecia.
Él se ha lanzado fuertemente contra las medidas, consideradas fuertemente anticlericales, tomada por el gobierno griego en razón de la epidemia de Covid-19 (sic), que han incluido la suspensión de las funciones públicas por varias semanas (durante las cuales hubo episodios tan deplorables como el arresto del Metropólita Serafín Stergioulas de Citera por haber celebrado la liturgia dominical a puertas abiertas), y ahora rígidas condiciones sanitarias para disciplinar la reapertura, entre las ahora comunes prohibiciones de reunión, el respeto de las distancias, la prohibición de besar los iconos y los otros besos rituales, la desinfección de los ambientes, y un debate todavía abierto sobre la forma de distribuir la Santa Comunión (por ahora se puede distribuirla solo en caso de necesidad, v. g. El viático: la ministra quería imponer, incluso, el uso de una cuchara plástica, propuesta obviamente rechazada por el clero). Condiciones establecidas por el Santo Sínodo de la Archidiócesis Primada de Atenas en conformidad con el gobierno griego, pero que han encontrado duras y motivadas resistencias en buena parte del clero, que considera tales prescripciones como irrespetuosas ante Dios, puesto al mismo nivel si no inferior a la ciencia humana, y privadas de fe en la gracia deificante increada y sobrenatural. Véase por ejemplo esta entrevista del padre Estiliano Karpathiou en la televisión pública griega, en la cual la periodista, entre otras, ataca continuamente al pobre sacerdote oponiendo las razones de la ciencia y de la obediencia a las decisiones del Sínodo respecto a las motivaciones teológicas de estas (ella, por otra parte, evita responder Αληθώς ανέστη –Verdaderamente ha resucitado— al saludo pascual del padre Stylianos, respondiendo con el más laico “buenos días”).
Por tanto, el pasado domingo 17 de mayo, V de Pascua (de la Samaritana), al término de la Divina Liturgia, el Metropólita Ambrosio ha excomulgado al primer ministro de la Grecia Ciríaco Mitsotakis, a la ministra de Instrucción y Religiones Níki –Victoria–Keraméos y al comisario en la emergencia sanitaria Nicos Chardalias, por su atentado a la Divina Majestad y a la Ortodoxia.
El Santo Sínodo de Grecia ha tildado esta excomunión como “ανυπόστατη και ανίσχυρη” (inexistente e ineficaz), en cuanto no fue emitida por el mismo Santo Sínodo, en conformidad a la Carta constituyente de la Iglesia de Grecia (ley 590 de 1977, art. 4, literal i). Sin embargo, la eclesiología ortodoxa, basándose en la praxis antigua, confía a todos los obispos el poder de excomunión, por otro lado independientemente de su jurisdicción (que Ambrosio no tendría por su renuncia al gobierno de la Archidiócesis), sino en virtud de su orden sagrado (cfr. PANAGIOTIS D. MICHAELARES, Ἀφορισμός. Ἡ προσαρμογή μιᾶς ποινῆς στὶς ἀναγκαιότητες τῆς Τουρκοκρατίας –Excomunión: El ajuste de una pena a las necesidades de la Turcocracia–, Atenas, 2004, pág. 94).
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