Noticia tomada de GLORIA NEWS. Comentario propio.
Marian Eugen Eleganti Egli OSB, ex-obispón auxiliar de Coira (Suiza), distingue el Concilio Vaticano II, que se llamó a sí mismo una asamblea pastoral, de los concilios dogmáticos anteriores (Marian-Eleganti.ch, 30 de junio).
Ya como novicio benedictino de 20 años, notó que muchos pasajes del Concilio Pastoral estaban abiertos a la interpretación y tenían un fuerte carácter de compromiso y ambigüedad.
«Como monaguillo, experimenté cuán brutal y excesivamente se impuso una reforma litúrgica, que no era la intención de los Padres Conciliares ni se deducía de los textos», escribe: «Fueron las comisiones (el arzobispón Bugnini) las que estaban trabajando, no los Padres Conciliares».
Algunos de los padres conciliares se fueron a sus casas para interpretar lo más ampliamente posible el margen de maniobra ofrecido por los textos conciliares.
El obispón concluye que «ya no podemos seguir adelante» con la generación de aquel tiempo, incluidos Juan Pablo II y Benedicto XVI [y Francisco], porque «los fieles jóvenes de hoy, como pude ver como obispo juvenil, no conocen el Concilio y no están interesados en él. Apenas han leído el texto, pero les atrae la antigua liturgia sin ser ideológica».
Según Eleganti, hay un claro giro «conservador» en el clero joven como reacción a los últimos 50 años de “reforma de la Iglesia”.
COMENTARIO: Las comisiones, como el Consílium y el Cœtus X (el que realizó la “Nueva Misa”) dirigidos por el lazarista masón Aníbal Bugnini Ranieri, fueron consecuencia de los votos y decisiones de los Padres del Concilio. Por lo tanto, si se quiere ser indulgentes, en el Vaticano II se actuó con dolo eventual, esto es, se realizó el crimen con conocimiento y voluntad, pero el resultado, se dejó librado al azar. Pero en vista de cómo se preparó el Concilio Ladrón, quiénes fueron sus referentes, cómo se llevaron las sesiones y cómo se silenció (literal y figurativamente, preguntarle al cardenal Ottaviani si no) a las voces contrarias, es evidente que el Vaticano II conocía, quiso y obtuvo los resultados de Apostasía que tuvo, además de proceder con fraude y alevosía por usar textos ambiguos para las votaciones (y si los obispos lo votaron sin leerlo, PEOR, pues demostraron el dicho –de mal gusto, pero cierto en estos casos– que «la mitra es el apagavelas de la inteligencia»). Debió ser otra cosa, y es leyenda el «Detened el Concilio» de un Juan XXIII bis Roncalli in artículo mortis, pero hoy esas especulaciones no son más que vanidad y aflicción inútil.
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