1.º ARCHIVOS DE PÍO XII REVELAN QUE MACIEL ESTUVO A PUNTO DE SUSPENSIÓN A divínis, PERO LOS CARDENALES LO SALVARON.
Los archivos secretos de Pío XII (reinó entre 1939 y 1958) han permitido esclarecer no solamente su papel durante la Guerra Mundial. Ahora arrojan nuevas luces sobre la historia de Marcial Maciel Degollado, el infame fundador de los Legionarios de Cristo.
En 2012, algunas de las víctimas mejicanas de Maciel publicaron en Internet más de 200 documentos que abarcaban el período comprendido entre 1940 y 2002 y que habían obtenido de alguien con acceso al archivo de la Congregación para los Religiosos. Estos documentos, que también aparecen en el libro “La voluntad de no saber: Lo que sí se conocía sobre Maciel en los archivos secretos del Vaticano desde 1944”, detallaban las pruebas que tenía el Vaticano sobre las depravaciones de Maciel, pero también cómo durante décadas obispos, cardenales y papas hicieron la vista gorda y creyeron en cambio en los informes elogiosos que también llegaban a Roma con grandes sumas de dinero adjuntas.
A la luz de estos documentos, se confirma que el papa Pacelli estaba tomando medidas enérgicas contra Maciel en 1956 y estaba dispuesto a tomar medidas aún más duras contra él (incluida la eliminación total del ministerio sacerdotal), pero que la muerte de Pío XII en 1958 permitió a los partidarios de Maciel aprovechar el vacío de liderazgo para salvar su nombre y su orden.
Un documento, publicado el domingo en el suplemento cultural La Lettura del Corriere del diario Corriere della Sera, contiene el borrador original de un memorando del 1 de octubre de 1956 del número 3 de la oficina del Vaticano para las órdenes religiosas.
Ese día, Maciel había llegado a Roma tras la suspensión mediante el Decreto 0929/55 del 21 de Septiembre por la Sagrada Congregación de Religiosos como superior de los Legionarios (en ese entonces una Pía unión de derecho diocesano llamada Misioneros del Sagrado Corazón y de la Virgen de los Dolores) y la orden de hacerse tratar por su adicción a la morfina. Y la Congregación tenía algo más en mente, como lo señala este borrador (traducción propia, tachado en el original):
TRADUCCIÓN
« [manuscrito] Si hay algo en contrario, estoy a las órdenes. Scap.Caso Maciel.1. A las 17:10h, me llamó por teléfono el Emmo. Cardenal Pizzardo para decirme que llegó a Roma el P. Maciel, acompañado de un obispo. Me pregunta qué debo decirle.2. El R. P. Maciel es el Superior y fundador de los denominados Legionarios de Cristo. Por motivos conocidos del Santo Padre, fue suspendido del oficio de Superior, asumido, ahora, por el Vicario. La orden fue dada por telegrama cifrado a la Delegación Apostólica en Méjico.
3. De acuerdo con el R.P. [Arcadio] Larraona, el suscrito había informado del asunto, en forma secretísima al Emmo. Cardenal Pizardo, que, en el pasado había mostrado simpatía por la obra de Maciel, a fin que se conociera todo.
4. El escribiente respondió al Emmo. Cardenal que dijese a Maciel que debía saber bien el por qué de la providencia y que esta era dirigida a obligarlo a curarse.
5.Si Maciel se presenta en la Sagrada Congregación, el suscrito le ordenará irse a curar que se haga curar,abandonar Roma, que abandone todo contacto con sus estudiantes (religiosos) hasta que la Sagrada Congregación disponga otra cosa. Y si no se presenta, en dos días, se le debe dar una orden preventiva a Maciel: o va a hacerse curar o permanecerá suspendido a divínis.Todo esto digo, vista la decisión tomada por los Superiores, por las graves razones anteriormente señaladas.Scap. 1 de octubre de 1956».
Así decía el primer borrador, cuyo autor que firmaba como “Scap” fue el monseñor Giovanni Battista Scapinelli di Léguigno Guidoni († 1971), subsecretario de la Sagrada Congregación para los Religiosos.
Sin embargo, entre los documentos publicados por la “La voluntad de no saber” está otro borrador del memorando escrito por Scapinelli, donde la prohibición de acercarse a sus estudiantes y la amenaza de suspensión está tachada y hay página y media de anotaciones manuscritas, reflejando que hubo consulta con otras personas para elaborar el documento definitivo, publicado al día siguiente. Personas muy poderosas e influyentes que pudieron cambiar la decisión de la Congregación de Religiosos, que tenía el apoyo de Pío XII, el cual había recibido de esta el mes anterior un voluminoso expediente y una carta en que manifestaba que no querían darle el Decreto de Alabanza (aprobación canónica de derecho pontificio) a los Legionarios, debido a las dudas que se cernían sobre Maciel.
El mayor protector de Maciel en esa época (los otros eran los cardenales Clemente Micara, Valerio Valeri, Nicola Canali y Angelo Dell’Acqua) era el cardenal Giuseppe Pizzardo Manara († 1970), secretario de la Suprema y Sagrada Congregación del Santo Oficio (Como dato de color, Pizzardo además fue el primer mentor de un tal Giovanni Battista Montini Alghisi, el cual en el cónclave donde fue elegido como Pablo VI, votó por… Pizzardo).
Pizzardo alegó en un documento posterior que Maciel era víctima de persecución y calumnias por el arzobispo de Méjico Miguel Darío Miranda Gómez (porque Maciel se opuso a su nombramiento), el obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo y el prior benedictino José Gregorio Lemercier (que en 1967 sería reducido al estado laico porque el Santo Oficio rechazó el psicoanálisis freudiano), Luis Ferreira Correa (vicario de la Legión) y Federico Domínguez Moreno (secretario privado de Maciel), amén de los jesuitas a los que les arrebató algunas vocaciones.
Diez días después del memorando, el cardenal Alfredo Ottaviani, pro-prefecto del Santo Oficio, encarga al claretiano vasco Arcadio Larraona que dirija la investigación, y éste envía como visitadores a Ontaneda (España) y a las casas italianas de la Legión al superior general de los Carmelitas Descalzos, fray Anastasio del Santísimo Sacramento (en el siglo Alberto Ballestrero Daffunchio, futuro arzobispo de Génova y cardenal), y su secretario Hipólito de la Sagrada Familia (en el siglo Alejandro Larracoechea Aguirrezabala), y al vicario general de la orden Benjamín de la Santísima Trinidad (en el siglo Alfredo Lachaert).
El resto, es de todos conocido: Muerto Pío XII, Pizzardo y los demás protectores movieron sus fichas en la Congregación de Religiosos y Maciel fue restablecido en su puesto como superior general de la Legión y de su brazo laico Regnum Christi en 1959 (falsificando una carta del cardenal Micara, puesto que nunca se le restableció oficialmente), Pablo VI Montini le otorga el Decreto de Alabanza en 1965, Juan Pablo II Wojtyła lo presentó como ejemplo para la juventud, en 1997 emergieron (de una vez por todas) las acusaciones de abuso sexual, mal manejo financiero y de llevar una doble vida usando a la Legión como tapadera; y en 2006, dos años después de renunciar como superior general, el Vaticano lo condenó a «una vida reservada de penitencia y oración, renunciando a todo ministerio público». Maciel murió en 2008 sin pedir perdón por sus crímenes, y se inició la inacabada (e imposible, dado que después de su muerte se revelaron los hijos –biológicos estos, dos de los cuales también fueron víctimas de sus abusos– de Maciel, más casos de abusos y/o doble vida por otros legionarios, fondos financieros ocultos, que el comisario Velasio de Paolis Altobelli CS fue “demasiado blando” con ellos, y que el exsecretario de Estado vaticano Ángelo Raffaele Sodano Brignolo, el prefecto para los Institutos de Vida Consagrada Eduardo Martínez Somalo y el secretario privado de Wojtyła Stanisław Jan Dziwisz Bielarczyk recibieron regalos de Maciel) “desmacielización” de los Legionarios, una congregación que a decir de los sobrevivientes del abuso, NUNCA debió existir, pero ya que existe, debía ser liquidada.
2.º DOCUMENTAL IRLANDÉS REVELA QUE EXOBISPÓN PROGRE DE GALWAY ERA ABUSADOR.
Un depredador sexual: Así describió el exvicepresidente del Comité Nacional para la Protección de Menores en la Iglesia Católica Irlandesa Ian Elliot al exobispón de Galway y Kilmacduagh Eamonn Casey († 2017) en un documental producido por el diario Irish Mail y la cadena televisiva RTÉ estrenado el domingo 21 de Julio.
El documental, titulado “Los secretos enterrados del Obispo Casey”, incluye una entrevista con su sobrina Patricia Donovan, que afirmó en 2019 ser víctima de Casey desde que tenía cinco años por más de diez años:
«Algunas de las cosas que me hizo y dónde las hizo… el horror de ser violada por él cuando yo tenía cinco años, la violencia. Y simplemente continuó en esa línea… No tenía miedo de que lo atraparan.Él pensaba que podía hacer lo que quisiera, cuando quisiera, como quisiera… Estaba casi indignado de que yo me atreviera a luchar contra él, de que me atreviera a intentar lastimarlo, de que me atreviera a intentar detenerlo… No hacía ninguna diferencia…».
declaró.
Revela además el documental cómo la Diócesis de Limerick pagó más de 100.000 euros de compenzación a uno de los acusadores de Casey después que este muriera.
Casey, quien había renunciado al obispado de Galway en 1992 (a donde fue trasladado en 1976, después de haber sido “instalado” obispón de Kerry en 1969) después de revelarse que tuvo un hijo con la estadounidense Annie Murphy en 1974 y que para su manutención le había pagado 70.000 libras irlandesas (aproximadamente 170.000 euros actuales) de un fondo de reserva diocesano, había sido removido del ministerio por el Vaticano en 2007 luego de llegarle denuncias de abuso de menores, incluyendo su sobrina. Restricción que nunca se reveló hasta después de su muerte, como tampoco se reveló si era punitiva o cautelar.
Antes de su muerte, el segundo de los diez hijos de John Casey y Helena Shanahan se hizo conocido por su gusto por los coches de velocidad (aunque en 1986 le fue revocada la licencia de conducir en Inglaterra por conducir en estado de embriaguez) y por abordar los temas de justicia social, primero con la Sociedad de Ayuda Católica de Vivienda en Westminster y Refugio en Londres (donde estuvo como sacerdote entre 1951 y 1969) y luego con la puesta en marcha de la agencia de desarrollo extranjero Trócaire (“Compasión”), la Cáritas de la Conferencia Episcopal Irlandesa. Pero también por asistir al funeral del arzobispo de San Salvador Óscar Arnulfo Romero, liderar el boicot contra las importaciones de la Sudáfrica del apartheid, y las protestas de los obispos irlandeses contra la visita del presidente estadounidense Ronald Reagan en 1984 por sus políticas en Centroamérica.
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