La justicia italiana condenó en primera instancia el 7 de Marzo al presbítero Giuseppe Rugolo (centro) por violencia sexual agravada contra menores a pagar cuatro años y seis meses de prisión. Al mismo tiempo, declaró civilmente responsable a la curia diocesana de Enna-Piazza Armerina y su obispón Rosario Gisana (derecha) por encubrir la conducta del presbítero trasladándolo a la diócesis de Ferrara y atentando callar a una de las víctimas con dinero de la Cáritas local, ordenándole pagar una indemnización.
Gisana intentó desligar su responsabilidad diciendo al diario La Stampa que «los hechos ocurrieron antes de mi nombramiento» como sucesor de Michele Pennisi, quien posteriormente lo rebatió ante la agencia Ansa: «Si hubiera tenido conocimiento de estos hechos, que para mí constituyen un delito, no dudaría en tomar medidas».
«La Curia, en la persona del obispo, omitió claramente cualquier iniciativa seria para proteger a los menores de su comunidad y a sus padres a pesar de la propiedad de poderes/deberes específicos conferidos dentro de la función de proteger a los fieles, facilitando la actividad predatoria de un prelado que ya ha sido objeto de denuncia. La corresponsabilidad de la curia parece existir en la persona del obispo que, evidentemente, había autorizado al padre Rugolo, como figura de referencia de su asociación para operar dentro de la iglesia, permitiéndole así, con plena satisfacción de la diócesis, crear espacios de encuentro y asociación con los jóvenes adolescentes (...) de la conducta conscientemente negligente del obispo Rosario Gisana se hace legítima la condena de la Curia a la indemnización de daños y perjuicios en su calidad de civilmente responsable del perjuicio causado por el padre Rugolo»,
señala la sentencia dictada por el magistrado Francesco Paolo Pitarresi, con la jueza extensora Maria Rosaria Santoni y la jueza Elisa D’Aveni, basándose en declaraciones de testigos y en una interceptación de llamada entre Gisana y Rugolo.
La sentencia desmiente la clamorosa defensa que Francisco Bergoglio hiciera de Gisana en el Palacio Apostólico el 13 de Noviembre de 2023:
«Muy bueno este obispo, muy bueno. Fue perseguido, calumniado y fue firme, siempre, justo, un hombre justo. Por eso, aquel día que fui a Palermo, quise detenerme primero en Piazza Armerina, para saludarlo; es un buen obispo».
Tales fueron sus palabras ante una delegación de la asociación diocesana “Pequeña Casa de la Misericordia” de Gela (dicho sea de paso, el catequista local fue acusado de abuso, y la víctima denuncia que Gisana tampoco quiso recibirlo. Ahora, deberá tragárselas y, si todavía conserva las apariencias de justicia, removerlo según el tenor del artículo 1 § 1 de su Motu próprio “Come una madre amorevole” (en latín “Sicut mater amantíssima”) de 2016, como ha hecho con otros por asuntos de mucha menor gravedad.
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