El 5 de Julio de 2024, el prefecto para la Doctrina de la Fe (bergogliana) Víctor Manuel “Tucho” Fernández Martinelli “reconoció” la experiencia pastoral en torno a las presuntas apariciones de María Rosa Mística en Montichiari (Brescia, Italia) a Pierina Gilli Bartolli († 1991) entre 1947 y 1966, sin entrar en el tema de la sobrenaturalidad. En tal sentido, le envió una carta a Pierantonio Tremolada Zappa, obispón de Brescia.
Pierina, una enfermera que había sido postulante de las Siervas de la Caridad de Santa María Crucificada de Rosa, afirmó que la Virgen María se le apareció el 13 de Julio de 1947 en la capilla del hospital vestida de blanco y con tres rosas (blanca, roja y dorada) en el pecho (en otras dos ocasiones, el 24 de Noviembre de 1946 y el 1 de Julio, la vio con un hábito púrpura y tres espadas en el pecho), y posteriormente diseñó una estatua que se hizo algo famosa.
El obispo local Giacinto Tredici Raimondi Obl. Ss. A. C., duque de Vallecamonica (que fue el único obispo italiano y de los 22 en todo el mundo que se opuso a la definición dogmática de la Asunción de María por considerarla innecesaria y un obstáculo al diálogo ecuménico con los protestantes) investigó los hechos y rechazó las afirmaciones de Gilli, prohibiendo las manifestaciones de culto en torno a ellas:
- «Tras una cuidadosa investigación llevada a cabo por su orden, S. E. Monseñor Obispo cree poder afirmar que la narración de los hechos ocurridos en Montichiari en los últimos meses (…) deben ser considerados sin valor. Los hechos anteriores, a los que se refiere el periódico Famiglia Cristiana del 24 de Octubre [1948], están todavía bajo examen y por eso S. E. Mons. Obispo, de acuerdo con los cánones sagrados, difunde nuevas devociones que se refieren a ellos. Los sacerdotes deben especialmente atenerse a estas normas» (Comunicado en el Semanario diocesano La voce del Popolo, 4 de Diciembre de 1948. En Maurilio Lovatti, Giacinto Tredici, vescovo di Brescia in anni difficili. Brescia, Fondazione Civiltà Bresciana, 2009, pág. 229. Un mes antes Mons. Tredici le escribió al superior de la Sociedad de San Pablo, el padre Santiago Alberione, llamándolo a obedecer la prohibición de publicar sobre el fenómeno
- «[El 22 de Octubre de 1947, Pierina] Gilli se volvió a buscar un pañuelo, pero después, mientras alguna se movía para ir a buscarlo, tomó del altar un purificador que estaba allí para las Comuniones, y se subió a una silla para acercarse al crucifijo de la beata [María Crucificada de Rosa] que decía que podía ver, y extendió el purificador sobre sus manos levantadas. Después de unos minutos bajó, y se vieron tres grandes manchas rojas, aparentemente de sangre. También un médico corrió y me dijo haber visto las manchas sangrientas aún húmedas. Naturalmente, nadie había examinado previamente el purificador, que ella misma había tomado directamente del altar, sin embargo, me dijeron que el médico había observado las manos de Gilli, y no había encontrado signos de punción y sangre. Inmediatamente se colocó el purificador en veneración y se habló de ello, como se puede imaginar […]. Me lo trajeron, y luego, a través de un buen médico de aquí, lo envié a Milán, a la consulta de medicina forense de la Universidad: lo examinaron y me dijeron que las manchas eran sangre humana, de un grupo similar a la sangre que había sido extraída de las manos de Gilli. No pude recuperar ese purificador, porque un día se presentó en esa oficina una persona desconocida diciendo que había sido enviada por mí para recuperarlo, y con deplorable descuido se lo entregaron, ni ha vuelto a aparecer hasta el momento, aunque un desconocido ha avisado por teléfono que está en el lugar. Un hecho que es un indicio de intriga para las personas, que querían eliminar ese purificador de un tratamiento que consideraban irreverente.[…]
- «El sujeto [Pierina Gilli] y el ambiente son pobres, desde el punto de vista de las declaraciones realizadas. Un ambiente recalentado y yo diría sesgado […] Siendo así, el domingo 4 de Diciembre en Montichiari, con ocasión de la Visita Pastoral, dije públicamente en la iglesia que, habiendo examinado atentamente las cosas, no había razones suficientes para considerar probadas y sobrenaturales las revelaciones y apariciones que se decía que habían ocurrido y por esta razón Prohibí cualquier manifestación de culto público que se refiriera a ellos. Por lo tanto, no creo que sea apropiado que Su Excelencia presente las cosas de Gilli en Roma, lo que sería interpretado por Gilli y sus partidarios como un apoyo para proporcionar un servicio eficiente [a su causa]» (Carta a Mons. Giovanni Battista Bosio Carrara, arzobispo de Chieti-Vasto, 14 de Noviembre de 1951. En Lovatti, ibídem, págs. 229-230. El 18 de Agosto, Pierina había ido a Castegandolfo, y Pío XII simplemente la exhortó a ser una buena cristiana y la bendijo).
Hasta 1997, los ordinarios de Brescia repetían que las apariciones no eran creíbles:
- «Mons. Obispo [Luigi Morstabilini Trivella] exhorta vivamente a todos los fieles que se declaren respetuosos de las directivas de la Iglesia en no favorecer ni con publicaciones ni con peregrinaciones la difusión de devociones que se fundan sobre una no aprobada interpretación de hechos ni objetivamente controlados ni responsablemente evaluados» (Comunicado de la Curia Episcopal de Brescia del 30 de Junio de 1968).
- «Mons. Vescovo renueva la firme invitación a fieles y sacerdotes para que en la obsecuente aceptación de las decisiones precedentes sepan hallar en otros santuarios y lugares reconocidos por la Iglesia la forma mejor para expresar la imperiosa y necesaria devoción a la Madre de Dios según los contenidos más auténticos de la fe y de la espiritualidad católica» (Comunicado di Mons. Luigi Morstabilini Trivella del 25 de Noviembre de 1975).
- «El obispo de Brescia, reconfortado por la opinión autorizada de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, comunica que: a) las llamadas apariciones de la Virgen Rosa Mística en Montichiari no presentan motivos de credibilidad; b) el culto a Nuestra Señora Rosa Mística, por lo tanto, no está aprobado y no puede ser practicado ni fomentado; c) quien la favorece, difundiendo publicaciones u organizando peregrinaciones, no ayuda, sino que perturba la fe de los creyentes, induciéndolos a actuar contra las disposiciones de la Iglesia» (Declaración de Mons. Bruno Foresti Martinelli del 15 de Octubre de 1984).
- «El obispo de Brescia, teniendo en cuenta los diversos recordatorios que continuamente se solicitan a este respecto, tanto desde Italia como desde el extranjero, confirma lo que él y su predecesor han ordenado» (Declaración de Mons. Bruno Foresti del 19 de Febrero de 1997).
En Abril de 2001, en el décimo aniversario de la muerte de Gilli, el obispón Giulio Sanguineti nombró a un presbítero para supervisar la vida litúrgica de Montichiari y Fontanelle, sin que de ello se derivase un cambio de juicio, como se ve en el documento de su sucesor:
«En particular, se pide explícitamente a las personas y a los grupos que hasta ahora se han dedicado más o menos directamente a promover el culto mariano en la zona de Fontanelle que respeten todas las indicaciones del Directorio, no difundan mensajes o publicaciones, ni promuevan actos de culto, ni establecer estructuras que puedan, incluso indirectamente, hacer creer a los fieles que el juicio de la Iglesia sobre las llamadas apariciones u otros fenómenos extraordinarios ha sido modificado en sentido positivo» (Anexo al Decreto n.º 229/08 de Mons. Luciano Monari Ruini de 19 de Marzo de 2008 en el punto 2.º).
El 17 de Diciembre de 2019, el lugar de las apariciones fue declarado “Santuario Diocesano María Rosa Mistica, Madre de la Iglesia” por el obispón Pierantonio Tremolada Zappa.
En su carta, “Tucho” Fernández declaró que «no encontró ningún elemento en los mensajes difundidos por Pierina Gilli que contradijera las enseñanzas de la Iglesia».
Reconoce los aspectos positivos de estos mensajes, como la confianza humilde de Gilli en Nuestra Señora. También elogia el aprecio de Gilli por el Novus Ordo:
«“Escucha, Virgen mía, desde que el Concilio creó la nueva Liturgia es tan hermoso porque rezamos juntos”. […] [María continuó explicando los símbolos que aparecieron en la aparición]: “Estos globos [se refiere a esferas de luz] que tengo en mis manos son para demostrar al mundo entero el símbolo del Concilio Ecuménico y cuánto agradó al Señor”» (27 de Abril de 1965, en PIERINA GILLI, I Quattro Quaderni [1946-1983], pág. 307).
Pero Tucho señala que algunos elementos requieren “interpretación” [= censura]. Piensa en el retrato de Gilli de Nuestra Señora como una mediadora que retiene la justicia y el castigo divinos. Debe evitarse el concepto que Gilli utiliza a menudo de Nuestra Señora como un “pararrayos”:
«En cualquier caso, hay que evitar esta imagen de María mediadora “pararrayos”, frecuentemente utilizada en otros tiempos y heredada también por Pierina. En este caso –como sugieren las Normas para el discernimiento de los fenómenos presuntamente sobrenaturales– hay que tener en cuenta que los auténticos frutos del Espíritu Santo “a veces aparecen vinculados a experiencias humanas confusas, a expresiones imprecisas desde el punto de vista teológico” (n. 14) o a “elementos puramente humanos” (art. 15, §2)».
Las tres rosas que significan “oración-sacrificio-penitencia” centrales en los escritos espirituales de Gilli (como reparación por la traición a la vocación, el pecado mortal y la apostasía de los sacerdotes y religiosos), no deben tomarse como un mensaje universal para todos los creyentes:
«Después de haber reconocido la expresión “rosa” sobre todo como manifestación de la belleza única de María, bendita entre todas las mujeres, la presencia de tres rosas identificadas como “oración-sacrificio-penitencia” podría parecer reductiva si se interpretada como una propuesta válida para todos los fieles. Hay que considerar que, en muchas ocasiones, algunos mensajes espirituales tienen un significado adecuado para quien los recibe pero no necesariamente pueden pensarse como dirigidos a todos los creyentes. En el caso concreto de la oración, la penitencia y el sacrificio, son tres acciones de gran valor, que ciertamente nos unen a María en su acción de intercesión por la humanidad y que fueron elementos importantes en la experiencia espiritual de Pierina que vivió estos aspectos del Evangelio. intensamente. Sin embargo, al ofrecer esta propuesta a los demás, debemos evitar presentarla como si fuera el núcleo, el centro o la síntesis del Evangelio, que sólo puede ser la caridad, como nos recuerda el Nuevo Testamento en varios lugares:
- “Toda la ley se cumple en un solo mandamiento: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’” (Gálatas 5, 14).
- “Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos y hermanas. El que no ama, permanece en la muerte” (1 Juan 3, 14).
- “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” (Juan 13, 35)».
La carta de “Tucho” también se refiere a ciertos títulos utilizados por Gilli, como “María Redención”, “María de la Gracia” y “María Medianera”. Por descontado se da que Tucho (y el grueso de la deuterovaticanidad) se opone a estos títulos (procedentes de la Tradición y de la liturgia, y que varios Papas han citado en sus discursos y oraciones) para no enfadar a sus hermanos protestantes, y dijo que deben interpretarse en su opuesto: a la luz de Cristo como el único Salvador (valiéndose de la encíclica Hauriétis Áquas de Pío XII), mientras que el papel de la Santísima Madre es solo “intercesión materna” (y para ello cita la constitución deuterovaticana Lumen Géntium):
«Teniendo en cuenta que estas expresiones muchas veces no son interpretadas de manera conveniente, hay que recordar que Jesucristo es nuestro único Redentor, porque sólo su humanidad, unida hipostáticamente a la Persona del Verbo, puede ofrecer al Padre el sacrificio que nos alcanza la salvación: “el sacrificio de la Cruz, ofrecido con alma amorosa y obediente, presenta una satisfacción sobreabundante e infinita por los pecados del género humano” (Pío XII, Hauriétis Áquas [15 de mayo de 1956], II). La Palabra revelada sostiene que “hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, que se entregó a sí mismo en rescate por todos” (1 Timoteo 2, 5-6).Al mismo tiempo, hay que sostener que sólo el Señor puede actuar en el corazón de las personas dando la gracia santificante que eleva y transforma, porque la gracia santificante es “ante todo el don del Espíritu que nos justifica y santifica” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2003), “es el don gratuito que Dios nos da de su vida, infundida en nuestra alma por el Espíritu Santo” (CIC, n. 1999). En esta acción que sólo Dios puede hacer profundamente sin descuidar nuestra libertad, no hay otra mediación posible, ni siquiera la de la Santísima Virgen María. Su cooperación debe entenderse siempre en el sentido de su intercesión materna y en el contexto de su ayuda a crear disposiciones para que podamos abrirnos a la acción de la gracia santificante. El Concilio Vaticano II explicó que, dado que Dios “suscita en las criaturas una cooperación variada y compartida por una sola fuente”, por ello “la Iglesia no duda en reconocer esta función subordinada a María” (Lumen Géntium, 62)».
Tres días después, Tremolada emite un decreto autorizando la adhesión al título “Rosa Mística” sin que ello signifique necesariamente aceptar la sobrenaturalidad de las “apariciones” ni que se obligue a creerlas, y la publicación de los escritos de Pierina siempre y cuando se incluyan las aclaraciones hechas por “Tucho” en los elementos señalados en su decreto vaticano.
Aunque era de esperar algo así del Vaticano, no sabía que estas “apariciones” habían sido condenadas como no sobrenaturales, ni que promoviesen el Novus Ordo. Y ahora que lo sé, me retracto solemnemente de haberlas asumido como ciertas y dado difusión en el pasado. Dios te bendiga, hermano, por haberme desengañado de ellas.
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