El pasado 6 de Marzo falleció el sacerdote-presbítero jesuita José Ignacio “Chalo” González Faus, a la edad de 91 años, en la residencia que la Compañía de Jesús tiene en San Cucufato de los Valles (Barcelona).
“Chalo” nació en Valencia el 27 de Diciembre de 1933, entró en la Compañía de Jesús el 6 de Octubre de 1950. Licenciado en Filosofía de la Universidad de Barcelona en 1960, fue ordenado sacerdote el 28 de Julio de 1963 y cursó estudios de Teología entre San Cucufato de los Valles e Innsbruck (Austria) de 1963 a 1964, y en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma entre 1965 y 1966. Se doctoró en el Instituto Bíblico de la Universidad de Tubinga (Alemania) con la tesis “Carne de Dios. Significado salvador de la encarnación en la teología de San Ireneo” en 1968, año desde el cual fue profesor de Teología Sistemática y Cristología en la barcelonesa Facultad de Teología de Cataluña. Además, desde 1980 ofreció regularmente clases de Antropología Teológica en la Universidad Centroamericana (UCA) “José Simeón Cañas” en San Salvador, y fue conferencista universitario en varios países de Hispanoamérica. De 1968 a 1977 fue director de la revista “Selecciones de Teología” (cuyo primer número aparece en febrero de 1962, antes del comienzo del Vaticano II); y desde 1981 al 2005, responsable académico del área de centro de estudios sociales y teológicos Cristianisme i Justícia de Barcelona.
Cercano a la “Teología de la Liberación” (que sostuvo hasta su muerte con su grito «Acabad con los ricos o ellos acabarán con vosotros») y pro-catalianista, no fue sin embargo muy del agrado del separatismo catalán (cuando el Procés, dijo: «Creo llegado el momento de gritar también contra la bajeza de Junqueras y Puigdemont»), y ha sido fuerte crítico del Papado a pesar del juramento de lealtad (obligatorio como Cuarto voto para los jesuitas) tomado el 2 de Febrero de 1968. Además, apoyó a su antiguo cofrade Juan Leita y Graell (fallecido en 2012) luego de su expulsión por sus posturas heterodoxas e inmorales. En 1993, publicó el libro “Sexo, verdad y discurso eclesiástico”, donde, a más de desligar la sexualidad del matrimonio y proponer al hindú Gandhi como referente del tema, niega la existencia del Infierno (llevándose a San Ignacio de Loyola en el proceso). Siguiendo la reivindicación de la humanidad de Jesucristo a costa de su divinidad (como hicieron Karl Rahner Trescher SJ, Edward Heinricus Cornelis Florentius Alfonsus Schillebeeckx Calis OP, Johannes Joseph “Hans” Küng Gut, Christian Duquoc Andrieux OP, Walter Kasper Bacher, Jürgen Dankwart Moltmann Stuhr, Olegario González de Cardedal y Hernández, Jon Sobrino Pastor SJ, Genésio Darci “Leonardo” Boff Fontana y otros modernistas–Moltmann era luterano–), negó en 2014 el carácter redentor de su Muerte en la Cruz, y en 2015 negó su nacimiento virginal, episodios que no tuvieron reprimenda alguna ni de sus superiores de la Compañía, como tampoco del Vaticano o de la Archidiócesis de Barcelona. Pero ahora, este maldito apóstata ha sido sentenciado por el mismo Jesucristo Dios a quien él rechazó e indujo a miles de almas a rechazar también: AL INFIERNO POR TODA LA ETERNIDAD.
Los ricos no quieren acabar con los pobres... Lo mismo no puede decirse de la ONU y organizaciones afines.
ResponderEliminarAdemás, su crucifijo parece heces de perro. Que asco de religión novus ordo
Al ver la foto, y antes de leer, me asaltó enseguida una fortísima impresión. Ese rostro (que es el espejo del alma) refleja un orgullo desmedido, irreductible, una adherencia incondicional al error, al desorden; en una palabra, satánico.
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