La idea [propagandística] de Francisco Bergoglio de la sinodalidad «es un inmenso don para la Iglesia, porque creo que nos enseña a escuchar con mucha atención a las personas, en lugar de convertirnos simplemente en apologistas agresivos», dijo el cardenal Arthur Roche, Prefecto de la Liturgia y muy ambicioso de convertirse en el próximo papa, frente al inglés Catholic Herald ayer 6 de Marzo, en una entrevista con ocasión de sus 75 años de edad.
Luego de recordar sus años de infancia y el Colegio Inglés de Valladolid donde estudió para ser presbítero, Roche sueña con estar en «una nueva era» que vive una comunicación que no es «cabildeo, no forzar opiniones, o ser agresivo» [mientras que, en realidad, es exactamente lo contrario].
El cardenal lamenta «profunda falta de formación sobre la liturgia en los últimos años, junto con una creciente tendencia de las personas a creer que pueden adorar de la manera que quieran, en lugar de hacerlo dentro del contexto de la Iglesia».
Aunque el cardenal Roche nunca ha disciplinado a los infractores litúrgicos, de repente quiere que los sacerdotes respeten la liturgia: «son servidores de la liturgia, no sus creadores. Tomar atajos, omitir partes o replantear la liturgia no es mi responsabilidad como sacerdote, cardenal u obispo».
El enemigo jurado de la Misa roncalliana, que la ha prohibido en innumerables catedrales e iglesias parroquiales, de repente habla con un tono conciliador: «No hay nada de malo en asistir a la Misa celebrada con el misal de 1962. Eso se acepta desde los tiempos del Papa San Juan Pablo II, del Papa Benedicto XVI y ahora del Papa Francisco», pero añade que esa misa «no es la norma»: «Por muy buenas razones, la Iglesia, a través de la legislación conciliar, decidió alejarse de lo que se había convertido en una forma demasiado elaborada (sic) de celebrar la Misa» [a favor del caos Novus-Ordo universalmente admitido y que cada quien elabora a su gusto].
Roche trata de minimizar el éxito del Rito Romano que quería suprimir: «los números de fieles que asisten a la Misa tradicional en latín son, en realidad, bastante reducidos, pero algunos grupos son bastante ruidosos. Se hacen notar más porque hacen oír su voz».
Y luego presenta esta caricatura de conclusión como intento de apología pro ópera sua: «A menudo oigo [=leer en línea] a la gente decir: “El cardenal Roche está en contra de la Misa en latín”. Bueno, si supieran que la mayoría de los días celebro la misa en latín porque es la lengua común para todos nosotros aquí. Es la Misa Novus Ordo en latín. Fui entrenado como monaguillo hasta los 20 años, sirviendo la Forma Tridentina» [¿y luego qué?].
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