Noticia tomada de DUC IN ALTUM.
¿CÓMO ESTÁ EL PAPA? LOS BOLETINES OFICIALES (A VECES SURREALISTAS) Y LA REALIDAD DE LOS HECHOS CONOCIDOS. LA PALABEA AL MÉDICO
Hoy en día hay muchas hipótesis sobre las condiciones de Francisco, también porque los comunicados de prensa oficiales muestran varias zonas grises. Duc in altum pidió la opinión de un colaborador del blog muy conocido por los lectores: el Dr. Paolo Gulisano, médico y escritor. Aquí están sus calificaciones.
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Por Paolo Gulisano
El Papa Francisco continúa en estado crítico y la neumonía que ha contraído, con sus casi inevitables complicaciones, está provocando un empeoramiento progresivo e irreversible de la situación.
La causa de la hospitalización en el Policlínico Gemelli (calificado por los organismos sanitarios internacionales como el segundo mejor hospital de Italia después del Niguarda de Milán) fue una neumonía intersticial bilateral, una definición que lamentablemente se hizo conocida en tiempos de Covid, un diagnóstico casi siempre ominoso. Por ello, el equipo médico del Gemelli está garantizando al pontífice la mejor atención posible para intentar ayudar al anciano paciente a superar la fase crítica. Es lamentable que no se haya proporcionado información más detallada sobre los medicamentos en uso. Se habló de antibióticos.
Presumiblemente para uso parenteral, es decir, intravenoso, de corticosteroides y poco más. El paciente, de 88 años y obeso (lo que sin duda constituye un factor de riesgo importante y adicional sobre todo para las complicaciones cardíacas) estaba y sigue recibiendo soporte de oxigenoterapia.
Los boletines oficiales emitidos por la Dirección de Salud durante la estadía en el hospital fueron todos muy poco detallados, especialmente en lo referente a los parámetros vitales del paciente. Ayer se dieron a conocer noticias que podrían sugerir un empeoramiento de la situación. La Oficina de Prensa del Vaticano informó de «un ataque aislado de broncoespasmo que, sin embargo, provocó un episodio de vómitos con inhalación y un repentino empeoramiento de las condiciones respiratorias».
Esta es una información bastante imprecisa. En realidad, este episodio de vómitos con broncoespasmo sugeriría una nueva forma de enfermedad pulmonar grave, la neumonía ab ingéstis, que se presenta en pacientes ancianos, con dificultad para tragar, debilitados, cuando el alimento termina no en el estómago sino en los pulmones, dando lugar a un estado infeccioso grave. De hecho, el comunicado del Vaticano continúa diciendo que «el Papa fue rápidamente aspirado y se inició la ventilación mecánica no invasiva, con buena respuesta en el intercambio gaseoso».
Es interesante el énfasis, que pretende ser tranquilizador, según el cual el paciente «no está intubado». Después de los años de terrorismo mediático en los que se mostraba vergonzosamente en televisión a pacientes de cuidados intensivos tumbados boca abajo e intubados, con el objetivo de difundir el máximo miedo posible a la enfermedad, la nota sobre el Papa “no intubado” era necesaria, con vistas a minimizar las condiciones del paciente. Además, la “ventilación mecánica no invasiva” mencionada en el comunicado significa que Bergoglio tiene una máscara que le cubre la nariz y la boca y que le suministra oxígeno. Una situación grave, que conlleva un pronóstico reservado. Las valoraciones de los médicos del hospital Gemelli indican que serán necesarias 24 – 48 horas para verificar si la crisis que tuvo el paciente ayer ha provocado un empeoramiento de sus parámetros vitales. Será importante verificar si se está produciendo una neumonía por aspiración, que también podría causar una sepsis, una infección bacteriana de la sangre, con consecuencias presumiblemente fatales. Una infección que también podría tener su origen en el tracto urinario, como lamentablemente ocurre con frecuencia con las infecciones relacionadas con la atención médica. No nos dijeron si el Papa tiene un catéter urinario, pero es casi seguro que lo tiene.
Frente a estas condiciones, cierto tipo de narrativa hiperoptimista que se nos ha proporcionado, que hablaba de «un Papa en acción», es francamente surrealista, a menos que por acción se entienda poner firmas en documentos que se le presentaban. Igualmente extraño, por no decir increíble, es lo que leemos en el comunicado de prensa, es decir que ayer por la mañana [28 de Febrero, N. del T.], poco antes de la crisis respiratoria, el Papa estaba en la capilla rezando. Es difícil creer que en sus condiciones lo hubieran podido movilizar, sacar de la cama y sacarlo de la habitación. Si es así, ¿por qué este momento, si realmente tuvo lugar, no fue documentado fotográficamente? Habría traído consuelo a tantos fieles que están angustiados por su condición y que rezan por el Papa. ¿Por qué Francisco, si verdaderamente no está postrado en cama y es independiente, no fue llevado en silla de ruedas hasta una ventana para saludar a la multitud que está constantemente presente en la plaza del hospital, como lo hizo Juan Pablo II en el momento de sus hospitalizaciones?
Hasta ayer por la mañana, los comunicados de prensa del Vaticano hablaban de un Bergoglio que, después de despertarse, desayunaba y leía los periódicos. Un cuadro idílico que contrasta con una situación clínica que parece muy diferente, y cuando menos seriamente incapacitante, cuando no con riesgo de un posible éxitus.
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