«Hay una rebelión contra el buen orden y la paz (…) que lleva al mundo y e incluso a la Iglesia a una confusión siempre mayor, a la división y la autodestrucción», dijo el cardenal Raymond Leo “Bully” Burke Nicks el pasado viernes 21 de Marzo en la conferencia inaugural de la Escuela Nacional de Doctrina Social, organizado por el Observatorio Internacional “Cardenal Văn Thuận” y La Nuova Bussola Quotidiana.
Reflexionando sobre la enseñanza de Pío XI de 1925 sobre la Realeza de Cristo, Burke dijo que «la situación de rebelión contra Cristo y su Ley, descrita por el Papa Pío XI en 1925, se ha agravado en nuestro tiempo y ahora busca infiltrarse siempre más en la vida de la Iglesia y corromper a la Esposa de Cristo, para conducirla a una grave infidelidad, mediante una apostasía de la Fe Apostólica».
Lo que Burke no dice es que ese proceso de rebelión se hizo visible con el Vaticano II y que se apoderó de la Iglesia como institución. Y el mismo Burke que posa y pasea de neoconservador (igual que el “obispón volante” Atanasio Antonio Schneider Trautmann) también contribuye a esa rebelión contra Cristo Rey al darle obediencia a Francisco Bergoglio, el mismo Bergoglio que se mostró enemigo suyo. Como dijo San Bernardo de Claraval, «El que, por obediencia, se somete al mal, está adherido a la rebelión contra Dios y no a la sumisión debida a Él».
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