lunes, 23 de septiembre de 2019

REGLA DEL PADRE PÍO

Fragmentos del artículo Saint Padre Pío, del Rev. Padre Jean de Morgon, OFM. Cap.
  
I. CONFESIÓN SEMANAL
“La confesión es el baño del alma. Debes ir al menos una vez a la semana. No quiero que las almas estén alejadas de la confesión más de una semana. Incluso una habitación limpia y desocupada acumula polvo; ¡Vuelve después de una semana y verás que tienes que limpiarle el polvo otra vez!”.
   
II. COMUNIÓN DIARIA
A aquellos que se declaran indignos de recibir la Sagrada Comunión, él responde: “Es muy cierto, no somos dignos de tal regalo. Sin embargo, acercarse al Santísimo Sacramento con pecado mortal es una cosa, y ser indigno es otra. Todos nosotros somos indignos, pero es Él quien nos invita. Es Él quien lo desea. Humillémonos y recibámosle con un corazón contrito y lleno de amor”.
 
III. EXAMEN DE CONCIENCIA CADA NOCHE
A otro, que le dijo que el examen de conciencia cada noche le parecía inútil porque su conciencia le mostraba claramente en cada acción si era buena o mala, el Padre Pío replicó: “Es bastante cierto. Pero todo comerciante experimentado en este mundo no solo hace seguimiento del día sino también sobre si ha ganado o perdido en cada venta. Por la noche, lleva la contabilidad del día para determinar qué debería hacer al día siguiente. De lo que se sigue que es indispensable hacer un riguroso examen de conciencia, breve pero lúcido, cada noche”.
 
IV. LECTURA ESPIRITUAL DIARIA
“El daño que viene a las almas por la falta de la lectura de libros santos me hace estremecer… Qué poder tiene la lectura espiritual para llevar al cambio de vida, y para hacer incluso que los mundanos entren en el camino de la perfección”.

Cuando el Padre Pío fue condenado a no ejercer ningún ministerio, pasaba su tiempo libre no leyendo el períodico –lo llamaba “el evangelio del diablo”–, sino libros de doctrina, historia y espiritualidad. A pesar de esto, todavía decía: “Uno busca a Dios en los libros, pero Lo encuentra en la oración”.
 
V. ORACIÓN MENTAL DOS VECES AL DÍA
Sus consejos para la oración mental son sencillos: “Si no logras meditar bien, no dejes de hacer tu deber. Si las distracciones son numerosas, no te desanimes; haz la meditación de la paciencia, y tendrás beneficios. Determina el tiempo de tu meditación y no dejes el sitio antes de acabar, incluso si tienes que ser crucificado. ¿Por qué te preocupas tanto por no saber cómo meditar como te gustaría? La meditación es un medio de alcanzar a Dios, pero no es un fin en sí mismo. La meditación tiene por objeto amar a Dios y al prójimo. El amor de Dios con toda tu alma sin reservas, y el amor al prójimo como a uno mismo, y habrás cumplido la mitad de tu meditación”.
  
SOBRE LA ASISTENCIA A LA SANTA MISA
Lo mismo sostiene para la asistencia al Santo Sacrificio de la Misa: estar más preocupado a hacer actos (de contrición, Fe, Esperanza, Caridad, &c.;) que reflexiones intelectuales o consideraciones. A alguien que le preguntó si era necesario seguir la Misa en un misal, el Padre Pío le respondió que solamente el sacerdote necesita un misal. Según él, la mejor manera de asistir al Santo Sacrificio es unirse a la Virgen Dolorosa al pie de la Cruz, en compasión y amor.
 
SOBRE LA VIRGEN MARÍA Y EL ROSARIO
El Padre Pío nunca estaba sin un rosario, e incluso tenía uno bajo la almohada. Durante el día, rezaba varias docenas de rosarios. Horas antes de morir, dijo: “Amad a la Virgen y hacedla amar. Rezad siempre su Rosario. Esa es una armadura contra los males del mundo de hoy”.
 
“Satanás quiere destruir esta oración, pero en esto nunca triunfará. El Rosario es la oración de los que triunfan sobre todo y sobre todos. Fue Nuestra Señora quien nos enseñó esta oración, así como fue Jesús quien nos enseñó el Padre nuestro”.
 
“Cuando uno conoce la importancia de la Madre Santísima en su Inmaculada Concepción, está dando el primer paso en el camino de salvación”.

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