lunes, 1 de febrero de 2021

MES DE LA SANTA FAZ - DÍA PRIMERO

Tomado del devocionario El mes de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo, escrito por el padre Jean-Baptiste Fourault, sacerdote del Oratorio de la Santa Faz y publicado en Tours en 1891; y traducido al Español por la Archicofradía de la Santa Faz y Defensores del santo Nombre de Dios de León (Nicaragua) en 2019.
   
MEDITACIÓN PRIMER DÍA: EL ROSTRO (LA FAZ) DE LA PALABRA EN DIOS
SEÑOR TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS

Adoremos a la Santísima Trinidad en el abismo de la eternidad, suficiente (se basta) en sí misma para su propia felicidad. Adoremos a la Palabra en Dios, manifestación de su sabiduría y de su bondad, meditemos en las palabras de San Juan: «Al principio era la Palabra, y la Palabra estaba en Dios, y la Palabra era Dios».
   
1º PUNTO – LA COMPLACENCIA QUE EL PADRE SIENTE EN SU PALABRA.
La primera condición de la felicidad de Dios es que él debe tener consciencia de sus propias perfecciones. Cada pensamiento es una concepción de la mente, Dios se ve y se contempla a sí mismo: este pensamiento, esta contemplación, es una concepción eterna, real y perfecta, que produce por sí mismo algo perfecto, eterno, substancial y viviente. Es la operación eterna del Padre que engendra su Palabra. 
   
Por otra parte cuando contempla la Faz de su palabra increada, el esplendor de su gloria e imagen de sus sustancia (Spéculum sine mácula Deis majestátis et imágo bonitátis illíus, Sap. VII, 26), en un éxtasis que nada tiene que ver con el pasado, presente o futuro, reconoce a su Hijo, quien es, como si fuera, otro sí mismo por medio de todas sus perfecciones: y repite incesantemente, con la paternidad más real, y aquellas palabras que hacen eco en los cielos que una vez se nos permitió oír:  ̈ Tú eres mi Hijo amado, Yo te he engendrado hoy  ̈. Este es mi Hijo amado en quien tengo mis complacencias.
    
Adoremos este profundo misterio, que los ángeles por sí mismo no pueden penetrar, y pidamos a Dios que al menos nos permita comprender la enseñanza que contiene.

2º PUNTO – LA COMPLACENCIA QUE EL CRISTIANO DEBERÍA SENTIR EN LA FAZ DE LA PALABRA.
Oh, adorable Rostro de la Palabra de Dios, soy incapaz de penetrar con el pensamiento la luz inaccesible de la divina esencia, permitidme al menos sentir con profundo sentimiento que no tengo de mí más que la nada, y junto a los ángeles que contemplan vuestro Rostro con santo temblor mientras se cubren sus rostros con las alas: «Santo, Santo, Santo es el Señor».
   
Salomón nos dice que tú eres el esplendor de la luz divina, el espejo sin mancha de la majestad de Dios y la imagen de su bondad. Sed Vos para mi alma la luz que brilla en medio de las oscuridades de mi exilio, a fin de disiparlas. Sed para mí, oh divina Palabra, espejo de todas las virtudes, sed también para mí la imagen de esa bondad misericordiosa, la cual, después de haberme traído de la nada, me ha otorgado, por vuestros méritos, los medios para trabajar mi salvación. Oh, divina Palabra, Oh Rostro resplandeciente de mi Dios, conducidme a vuestra luz; sed Voz la luz de las facultades de mi mente y de las aspiraciones de mi corazón. También purificad mis sentidos, para que tratando (luchando) con ellos, pueda ser elevado con Vuestra santa humanidad, a la gloria eterna del cielo.
    
Ramillete Espiritual: Spéculum sine mácula Deis majestátis et imágo bonitátis illíus: Porque el Rostro de la Palabra es el brillo de la luz eterna, y el espejo sin mancha de la majestad de Dios, y la imagen de su bondad. (Sabiduría VII, 26).
    
SANTA VERÓNICA CAMINO AL CALVARIO
El sabio autor Carlo Bartolomeo Piazza, en una obra publicada en 1713 titulado Emerologio di Roma, relata con fecha 4 de Febrero, que es la fiesta de santa Verónica, la siguiente tradición: Al momento cuando Jesús viniendo del pretorio iba camino al Calvario, cargando con su cruz cubierto con la sangre que tenían como fuente las heridas que había recibido durante la flagelación y aquéllas que le infringieron con la corona de espinas, dando cuatrocientos cuarenta y cinco pasos, se acercó a una casa que formaba un ángulo con una calle. Entonces Verónica viéndole de lejos, llena de compasión, vino a encontrarle, y habiendo tomado el velo que vestía sobre su cabeza, se lo presentó a Él, para que pudiera utilizarlo para secar su Rostro, la cual estaba cubierta con sudor y sangre. Cristo habiéndola recibido agradecidamente, la aplicó a su adorable Rostro, y después se la devolvió a ella, dejándole como bondadosa recompensa, los rasgos de su Rostro impresos tan gráficamente sobre el velo, que hasta se podían observar la marca de los dedos del hombre que sacrílegamente le dio una bofetada. Gozosa en su corazón de poseer tan precios tesoro, Verónica selo llevó consigo de vuelta a casa y lo preservó con piadoso cuidado.
   
La Iglesia, llena de admiración por este acto sublime, propone a los fieles la meditación de la 6ª Estación del Viacrucis y uno de nuestros viejos autores ascéticos, el Padre Adrián Parvilliers SJ, no duda en colocar este hecho por encima de los más bellos actos de virtud que han ocurrido en este mundo:
«Mujer heroica –exclama–, verdaderamente eres incomparable. ¡No tienes igual sobre la tierra!
  
En el momento cuando el universo entero conspiró contra la vida de su Salvador; en el momento en el que el padre pareció abandonarle en las manos de los pecadores, en el momento en que los ángeles de paz lloraron amargamente sin poder brindarle auxilio alguno, en el momento en que sus apóstoles le habían olvidado, traicionado y negado; en el momento en que toda Jerusalén le persiguió a muerte y le condenó a la tortura de la cruz; en el momento que hasta para los judíos era sacrílego siquiera reconocerle como un buen hombre; tú le reverenciaste como a vuestro Mesías; le adoraste como a vuestro Dios, le diste refrigerio y consolación en medio de sus grandes enemigos.
    
Hiciste, en verdad, mérito e inmortal gloria en el tiempo y en la eternidad; por lo tanto, el Salvador os ha hecho el más rico regalo que le haya hecho a criatura alguna en el mundo; os dio su divino Rostro.
  
Extended este velo por los cuatro rincones del universo, haced que todos los hombres vean el Rostro desfigurado de un Dios sufriente. Por este medio, predicad la pasión de Jesucristo; a mayores distancias y en más lugares de los que fueron visitados por los Apóstoles. Por mi parte, prometo que os tendré en veneración mi vida entera, por motivo de vuestra caridad heroica, ya sea en la vida o en la muerte, siempre tendré presente en mi pensamiento el recuerdo y en mi boca el incomparable nombre de Verónica».

INVOCACIÓN
Oh Faz adorable de Jesús, tan milagrosamente impreso sobre el velo de la Verónica, imprimíos Vos mismo en mi alma. Hacedla, como un velo puro, perfumada por el olor de las virtudes, recibidlo y preservadlo a fin de que frecuentemente contemple Vuestros rasgos y me lo aplique a mí mismo tantas veces que me asemeje a Ti, por medio de una reparación afectiva y compasiva.

3 comentarios:

  1. Muy lindo el texto, pero pense que encontraria los demas dias tambien.. solo veo este. Seguire buscando. Gracias

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  2. Volvi.. y acabo de darme cta q esta publicacion es de hoy, asi que logicamente mañana recien la otra.. gracias..que bueno.. lo compartire *Muéstranos Señor Tu Santo Rostro y seremos salvos*

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    1. Con el favor de Dios, continuaremos publicando los demás días.

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