Tomado del Manual de Filotea, del canónigo Giuseppe Riva, Penitenciario de la Catedral de Milán. Traducción propia.
I. Oh Corazón Inmaculado de María, irradiado siempre por el sol de Justicia, Jesús, vibrad un rayo de vuestra luz divina en el corazón de aquellos infelices que viven inmersos en las tinieblas del pecado, y descubridles la enormidad de sus culpas, y el camino para salir de ellas con seguridad y sin dilación. Ave María.
II. Oh Corazón Inmaculado de María, dulce refugio de los pobres pecadores, ah, ¡cuántos de ellos por vuestra intercesión ya prueban los salutíferos estragos de aquel remordimiento que son los primeros frutos de aquella divina gracia de la cual Vos sois la Madre! ¡Ah, querida Madre, culminad la obra que habéis comenzado, y reducidlos confiados y dolientes a vuestro hijo Jesús. Ave María.
III. ¡Oh Corazón Inmaculado de María, Corazón traspasado mil veces por la agudísima espada del pecado! Ah, por piedad, obtened a estos desgraciados que tienen nuevamente crucificado a vuestro divino Hijo, un dolor profundo de sus culpas, y la gracia de no pecar nunca más. Ave María.
IV. Oh Corazón Inmaculado de María, más cándido que la nieve, más brillante que el sol, ¡ah! Conmuévaos el lacrimable estado de aquellos infelices que gritan en la impotencia de salir de aquella esclavitud en la cual están atados por sus bajas y reas pasiones. Ah, Madre carísima, Vos que sois la Virgen Poderosa por excelencia, romped Vos aquellas cadenas por las cuales el demonio intenta arrastrarlos a la eterna ruina. Ave María.
V. Oh Corazón Inmaculado de María, que por los míseros pecadores habéis padecido tanto con Jesús allá en el Calvario, expuesto a los escarnios de aquella plebe desenfrenada. Vos que conocéis cuán tímido y flaco es el espíritu del hombre, ¡ah! Ayudad a los infelices descarriados a vencer los respetos humanos, y despreciar las befas e irrisiones de los obstinados libertinos, para que puedan abrazarse a vuestro Corazón materno para nunca más separarse de él. Ave María.
VI. Oh Corazón Inmaculado de María, el más tierno y compasivo por nosotros, que disteis a Jesús aquella Sangre que Él derramó por entero sobre la Cruz para lavar nuestras almas de toda culpa, ¡ah! Lavad también Vos las almas de todos los pecadores en este baño salvífico, ayudándolos a acercarse al sacramento de la Penitencia con el corazón penetrado por el más profundo dolor de sus culpas. Ave María.
VII. Oh Corazón Inmaculado de María, templo de la Divinidad, tabernáculo del Verbo divino, trono luminoso de gloria, santuario de todas las gracias, ¡ah! Haced que de las almas de todos los cristianos desaparezcan las negras manchas del pecado, y esplendente brille con la más bella luz el suave rayo de la gracia, para que sean hechos dignos de recibir a vuestro hijo Jesús. Ave María.
VIII. Oh Corazón Inmaculado de María, fuente de toda gracia, albergue de las más electas virtudes, ¡ah! Haced que en las almas arrepentidas resplandezcan las cristianas virtudes de la Fe, la Esperanza, la Caridad y la Religión; para que así adornadas de tanta belleza, un día les sean abiertas por Vos las bienaventuradas puertas del Paraíso. Ave María.
IX. Oh Corazón Inmaculado de María, esperanza de los fieles, delicia del Cielo, las pasadas infidelidades hacen temblar a aquellos benditos que ya resurgieron a la gracia. Oh Reina del Cielo y de la tierra, oh caro Refugio de los pecadores, ¡ah! Continuad aún vuestro ministerio de misericordia y de amor, con no dejarnos apartar de Vos nunca más. Vos sois la Madre de la santa perseverancia. Ah, hacedles pues de Madre, corregidlos, castigadlos, ¡pero tenedlos siempre en vuestro Corazón santísimo e inmaculado! Ave María y Gloria.
ORACIÓN
Deus, qui beátæ Maríæ semper Vírginis Cor sanctíssimum spirituálibus grátiæ donis cumulásti, et ad imáginem divíni Cordis Fílii tui Jesu Christi charitáte et misericórdia plenum esse voluísti, concéde: ut qui hujus dulcíssimi Cordis memóriam ágimus, fidéli virtútum ipsíus imitatióne, Christum in nobis exprímere valeámus. Qui tecum vivit et regnat in sǽcula sæculórum [Oh Dios, que colmasteis de dones y gracias espirituales el santísimo Corazón de la bienaventurada siempre Virgen Santa María, y quisisteis que a imagen del divino Corazón de tu Hijo Jesucristo estuviese lleno de caridad y misericordia, concedednos que cuantos recordamos este dulcísimo Corazón, imitando fielmente sus virtudes, merezcamos tener impreso a Cristo en nosotros. Él, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos]. Amen.
Deus, miséricors et clemens, exáudi preces quas pro frátribus pereúntibus, geméntes in conspéctu tuo effúndimus; ut, convérsi ab erróre viæ suæ, liberéntur a morte, ut ubi abundávit delíctum superabúndet et grátia [Dios misericordioso y clemente, escuchad las preces que gimiendo ante vuestra presencia presentamos por los hermanos que están pereciendo, a fin que, convertidos de su camino errado, sean librados de la muerte, para que donde abundó el pecado, sobreabunde la gracia].
Deus, cui próprium est miseréri semper et párcere, súscipe deprecatiónem nostram; et omnes fámulos tuos, quos delictórum caténa constríngit, miserátio tuæ pietátis cleménter absólvat. Per Christum Dóminum nostrum [Oh Dios, de quien es propio compadecerse siempre y perdonar, recibid nuestra deprecación, y todos vuestros siervos, que están oprimidos por la cadena de sus delitos, puedan ser liberados por tu compasiva piedad. Por Jesucristo Nuestro Señor]. Amen.
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