San Timoteo el Lector y Santa Maura, Mártires de la Fe
Solicitado por Arriano, gobernador de Egipto, que entregara por orden imperial los libros cristianos para ser quemados, San Timoteo el Lector respondió: “Estos libros cristianos son mis hijos. Un padre que entregue a sus hijos en manos de un asesino es un monstruo”.
Ante estas palabras, Arriano ordenó que San Timoteo y su esposa Santa Maura fueran torturados, y finalmente, crucificados.
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