miércoles, 27 de enero de 2021

NOVENA EN HONOR A SAN FELIPE DE JESÚS, PROTOMÁRTIR MEXICANO EN JAPÓN

Novena dispuesta por el Padre Antonio Vidal de Figueroa, del Oratorio de San Felipe Neri en el Arzobispado de México, reimpresa en 1787 a solicitud de un religioso franciscano descalzo del convento de San Antonio y Santa Bárbara en Puebla de los Ángeles.
  
INTRODUCCIÓN AL INTENTO Y MOTIVO DE LA NOVENA
Una verdad no menos que Evangélica nos hizo prevención con la Fe de otra que en estos tiempos se nos ha entrado por los ojos, y debiéramos confesar con sentidos lamentos de nosotros mismos. Ninguno, aunque verdaderamente sea Profeta, es tenido por tal en su Patria, dijo Cristo nuestra vida por San Lucas: «Nemo Prophéta est in Pátria sua» (Luc. IV, 24). Y si averiguamos el por qué de esta fatal costumbre, lo hallaremos explicado con la erudita pluma del Docto Padre Escobar, quien hablando en su Exposición de esta cláusula dice estas palabras: No les falta posibilidad a los de una Patria de ofrecer más cultos y aclamaciones a los Sagrados Oráculos que en ella florecen, y aun más de los que rinden en obsequio de los extraños, sino que es propensión el que aunque se atiendan abismos prodigiosos y singulares hechos, si aquél en quien se ostentan es de la propia Patria, no sólo no los publican y vocean con aclamación, sino que omisos los desprecian dando a entender ingratos y manifestando incrédulos, el que tales varones son como incapaces de que Dios obre por ellos maravillosos efectos: y esto es tan antiguo (dice el citado Padre) que si se revuelven las antiguas Historias de los Profetas no se hallará uno si quiera que en su Patria sea tenido por tal: «Si véterum Prophetárum histórias evoluéritis comperiétis, nullum unquam Prophétam in prœ́lio fuísse habítum in Pátria sua, et apud suos cognátos; non quod munus facére possint aut vellent bene facére suis quam aliénis; sed quod incredúlitas cognatórum ipsos indígnos Divíno benefício reddat» (Antonio de Escobar y Mendoza, In Lucam). Ven aquí a la letra lo que nos ha sucedido y está sucediendo a los Patriotas de la Ciudad Mexicana, con nuestro gran Compatriota el Glorioso SAN FELIPE DE JESÚS, pues en vez de aclamar continuamente sus virtudes, de referir sus espirituales hazañas y divulgar más y más de su santidad los prodigios, hemos sido tan tibios para con el Santo, que olvidados de la especial obligación que para con él tenemos, por ser de nuestra Patria y haber ennoblecido cristianamente la Mexicana Ciudad, nos hemos descartado con remitir nuestro desempeño a los abreviados, aunque primorosos escritos, que para su culto se han dado a la estampa, y los más de estos a solicitud de personas extrañas y no de dicha Ciudad. Que mucho que lo confesemos Glorioso y Bienaventurado si a esto nos compele la Fe, y nos obliga la debida obediencia que católicamente tenemos vinculada en la Silla Apostólica, que así nos lo ha insinuado con sus indefectibles ordenaciones.
  
El nacional y patrio amor habíamos de ostentar no sólo en una anual fiesta en que se celebra el Santo, sino con cotidianos recuerdos, sucesivas memorias e instantáneas devociones para con el Santo y su mayor culto y gloria accidental, procurando que en nosotros resplandecieran algunas de las virtudes de este Glorioso Protomártir, que a más de ser justicia, será muy útil para nosotros, y aun nos es condición necesaria para alcanzar del Santo su patrocinio, porque este no se consigue de los Santos si no se imitan devotamente sus virtudes. Así lo predicó San Agustín en un Sermón de otros Mártires Santos con estas palabras: «Debent enim in nobis áliquid recongnoscére de suis virtútibus, ut pro nobis dignéntur Dómino supplicáre». (Sermo 46 de Sanctis).
  
Añádese otro motivo que hubo para esta Novena, y es el siguiente: La dichosa Casa donde nació SAN FELIPE DE JESÚS, no sólo estaba en la calle que va de la Puente quebrada al Arco de San Agustín (como lo testifica el Padre Fray Baltasar de Medina, religioso descalzo de San Francisco, y erudito historiador de su vida), sino que dicha Casa estaba en el propio sitio y lugar en donde hoy está la Iglesia del Oratorio de San Felipe Neri. Así lo testificó una persona eclesiástica muy autorizada, la cual murió de mucha edad, esta contó muchas veces, y lo dejó testificado por escrito, el que había tenido la dicha de que un tío carnal del Santo le sacase de pila, y lo hubiese tenido cuando recibió el agua del Santo Bautismo, y con ocasión de haberle comunicado, después de haberse pasado algunos años, le oyó decir y contar varias veces, que en este sitio había sido su propia Casa donde había nacido el Santo, y esto es tan fijo, que se puede asegurar que el Santo nació no solo en este sitio, sino en el propio que hoy tiene Colateral en nuestra Iglesia, y esto se probará bastantemente, si se pone atención al caso siguiente, que es tan misterioso como digno de memoria.
    
Con atención de haber levantado de techo nuestra Iglesia de San Felipe Neri, fue consiguiente el aumentar el tamaño de los Colaterales que tenía, con este motivo andaban algunos de nuestros Sacerdotes registrando por la Casa los Lienzos que en ella había y podían acomodarse en el adorno de dicho Altar, y no habiendo hallado alguno que fuese al propósito, se oyó repentinamente en la Sacristía un grande estrépito, a cuyo ruido entró con presteza uno de dichos Sacerdotes, y vio que un Lienzo que en ella estaba colgado, bien grande y pesado por el marco que lo guarnecía, había caído hasta el suelo, y lo que se admiró fue el que ni la alcayata se había aflojado, ni la argolla que lo sustentaba se había roto: viendo este prodigio se levantó la voz diciendo: «San Felipe se ayuda, San Felipe quiere que lo pongan en ese Altar». Entraron los demás Padres, tomaron el Lienzo, y midiéndolo con dicho Altar, reconocieron que venía tan al propósito como si se hubiese hecho para el lugar principal de en medio de dicho Altar, en donde hoy está desde entonces, y se venera hoy con fiesta anual de Misa y Sermón.
       
Añádese a esto el caso que se refiere en la Novena que dispuso a SAN FELIPE DE JESÚS el Padre Don Ignacio Fernando de Mateos, quien lo oyó del Muy Reverendo Padre Fray José Espinosa, Provincial que fue de la Santa Provincia de Nuestra Señora de la Merced de México, como lo fue también dos veces el Muy Reverendo Padre Maestro Fray Manuel de Llano, ambos sujetos ilustres en virtud y letras (con otros sujetos de igual representación y crédito), conviene en que a un Regidor de la Villa de Colima, Obispado de Michoacán, que ignoraba (como todos los de Colima) si había SAN FELIPE DE JESÚS en el Catálogo de los Santos y en el lucido Coro de los Mártires, y que iba con los demás Regidores a elegir y votar en el Cabildo de dicha Villa un Santo que fuese Protector y Patrón de ella, porque los frecuentes terremotos en que vivían todos los vecinos, con los continuos temblores y sustos que les ocasionaba su terrible volcán, poniéndolos en la más espantosa consternación: entonces se dejó ver el Santo en traje de Religioso Francisco Descalzo (que el vulgo llama Dieguino) y con la representación de Joven, diciéndole que lo votara, y preguntándole quién era, le notició ser Fray Felipe de Jesús, que quería tener bajo de su tutela y Patrocinio aquella Villa. Todo lo cual se hizo saber al Ayuntamiento y vecindario, y después de una rifa de muchos Santos, en que por tres veces salió la suerte a SAN FELIPE DE JESÚS, lo eligieron por su Protector y Patrón, con conocidas utilidades de la Villa y quietud de sus vecinos, pues ya alguna vez se vio de resultas de un terremoto fuerte, cayese el cuarto en que reposaba dormido un pequeñito niño de pecho, quedando en sus ruinas sepultado, mas la afligida madre clamó y suplicó al Santo desempeñase su Patronato, el que quedó confirmado al ver todos que de las ruinas se sacó vivo y sin lesión al tierno infante que juzgaban difunto.
    
Esta le profesa muy cordial la Noble Ciudad de la Puebla, la que en las Ordenanzas para su gobierno guarda, expresa lo siguiente: «Día cinco de Febrero deberá asistir la Noble Ciudad a la Iglesia de Santa Bárbara de Religiosos Descalzos de N. P. San Francisco, con el pitiuniforme y bajo la formalidad de Mazas, a la festividad del Glorioso Mártir San Felipe de Jesús, Patrón de esta Noble Ciudad, mandada celebrar por Acuerdo de 14 de Febrero de 1631 a folio 200 vuelta del Libro núm. 17, dotada con veinte y cinco pesos para los gastos, los que percibe el Síndico de dicho Convento».
    
Y entre muchos Venerables Siervos de Dios que en ella han florecido, no olvida la felicidad de haber tomado la vez primera el Hábito de Franciscano Descalzo SAN FELIPE DE JESÚS en el Convento de San Antonio y Santa Bárbara de dicha Ciudad, que le mereció tener Novicio en la que hoy es Provincia de San Diego de México, cuyo Franciscano Descalzo Instituto profesó el Santo en Manila en 22 de Mayo de 1594. Por cuyo motivo el V. Padre Fray Marcelo de Rivadeneyra, Compañero de los Santos primeros del Japón y testigo de vista de su Martirio, habiendo pasado por esta Ciudad de la Puebla para volver a España año de 1598, dejó a la Comunidad Religiosa del Convento de San Antonio un pedazo de cutis del hombro izquierdo del Santo (que es hoy del tamaño y figura de una hostia regular), a quien estando en la Cruz le cortó su Ven. Compañero Fray Jerónimo de Jesús de una de las cinco Llagas o heridas que abrieron al Santo las tres lanzas con que de parte a parte le atravesaron los tiranos, pues ahogándolo en la Cruz la argolla que le oprimía la garganta, por haberse resbalado el cuerpo, rasgándosele las espinillas con las dos argollas de los pies, quedando descubiertos los huesos y canillas, por cuyo accidente sufrió el Santo la tercera lanza, que no tocó a sus Santos Compañeros. Dicha preciosa Reliquia se venera hoy día en dicho Convento de la Puebla, en una Cruz de plata calada y sobredorada, en el centro de un Relicario, a la que por el lado opuesto acompaña un pequeñito hueso de San Pedro Alcántara, ambas con la mayor devoción de los Fieles de dicha Ciudad, la que en crédito de su agradecido recuerdo reimprime esta Novena, deseando se extienda la devoción de su Santo Novicio y Patrón, sin olvidar la circunstancia de que así como el Venerable Padre Fray Vicente de San José tomó el Hábito, profesó y vivió siete años en su Convento de San Antonio y Santa Bárbara, y por la Fe Católica murió en una hoguera de fuego en el Japón, así también tuvo en dicho Convento a San Martín de Aguirre y a su Discípulo San Francisco Blanco, cuando vinieron juntos de España, antes de abrir San Martín su Curso de Artes en el Convento de Churubusco. Ambos Compañeros de SAN FELIPE DE JESÚS en la Cruz, y con quien vivieron en Manila dos años. Por cuyas circunstancias se ha esmerado siempre la Puebla en los cultos de su Americano SAN FELIPE desde los primeros años de su Beatificación, en que le alcanzó y veneró su dichosa Madre estando viva en México. Dejándonos en su Testamento que otorgó en México en 17 de Febrero de 1629 ante Francisco Olalde, Escribano Real la cláusula siguiente: «Ítem, declaro que yo fui casada y velada según orden de la Iglesia con el dicho Alonso de las Casas, y que durante nuestro matrimonio, hubimos y procreamos por nuestros hijos legítimos de legítimo matrimonio, primeramente al Gloriosísimo Santo Mártir SAN FELIPE DE JESÚS Y DE LAS CASAS, Mártir del Japón, de la Orden del Santo Padre San Francisco Descalzo, criollo de esta Ciudad, cuya festividad se está celebrando estos días en esta Ciudad de México, y está nombrado por Patrón de ella, etc.». Este grande, auténtico y jurídico documento, con otros, guarda la Excelentísima Ciudad de México en lugar de la Fe de Bautismo, de laque se reconoce recortada toda la hoja en que debió apuntarse, pues en la siguiente hoja se lee la partida de una hermana del Santo. Ya se ve que no hace menos fe el Testamento de la Madre del Santo, autorizado de los Escribanos Reales y firma de la Testadora y Testigos, que la firma del Cura que era en aquel tiempo. En el presente no debe ya dudarse esto, porque nuestra Madre la Santa Iglesia nos lo afirma en repetidas cláusulas del Oficio propio del Santo, que tiene concedido y aprobado para ambos Cleros de la América.
     
DE LO QUE SE HA DE HACER EN ESTA NOVENA.
Quien hiciere esta Novena ha de confesarse primero, revalidando las confesiones que hubiere hecho malas por falta de dolor, etc. Y caso de que esto no le acuse la conciencia, hará confesión particular. Y si es persona que frecuenta Sacramentos, procurará en estos días excusar algunos defectos veniales, de los que más se suele incurrir. Se comulgará los nueve días, no impidiéndolo causa justa, o a lo menos el primero, el cuarto y último día; pero consultándolo al Confesor. Todos los días hará el Acto de contrición y la Oración preparatoria, rezará cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y finalizará con media hora de oración, y será sobre el punto del día. Todo en la forma siguiente.
   
NOVENA A SAN FELIPE DE JESÚS, PROTOMÁRTIR MEXICANO EN JAPÓN
   

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
    
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, buen Pastor y amoroso Padre, fino y caritativo Redentor de las almas, Rey supremo de las eternidades de la Gloria, humilde y manso Cordero, ¿es posible que en tu acatamiento he pecado? ¿En tu soberana presencia se ha descomedido mi atrevida osadía? ¿Delante de Ti he cometido tantas iniquidades? Sí, Señor, yo soy aquel ingrato y desconocido y obstinado pecador. Yo soy el poco agradecido a tantos beneficios. Yo soy el que pequé sin miedo del demonio que me veía y había de ser mi acusador, sin respeto del Santo Ángel de mi guarda que estaba en mi compañía: sin vergüenza de la Corte Celestial, y lo que es más, sin horror de tu ofensa y sin temor de tu justicia. ¡Oh Señor!, ¿es posible que las culpa que no cometiera con la obra delante de las criaturas, esas y muchas más he cometido con el pensamiento, con la palabra y con la obra delante de Ti? Ea, misericordioso Jesús y Señor mío: me tienes aquí postrado en tu presencia, no desprecies mi corazón contrito y humillado, y atiéndelo benignamente misericordioso, pues te busca doloroso y arrepentido. Perdóname, Señor, mis pecados, los cuales detesto, no por interés de tu Gloria ni por temor de tu castigo, sino porque eres digno de todo amor, y porque nací solo para amarte y servirte. Pequé, Señor, ya no más pecar. Pequé ignorantemente, pequé desconocido y pequé ciego y poseído de mis pasiones. Dame voces, Señor, como a otro Pablo, que quiero oírlas, para que respondiéndote arrepentido me des como a Dimas tu Reino.
   
ORACIÓN PREPARATORIA
Omnipotente y Eterno Dios, Padre de las misericordias, tú que conoces los senos de mi corazón, mira y registra si está en el camino de la iniquidad, y siendo así, guíalo por la vida eterna, lávalo y destruye de él las inmundicias que tiene, abrasándolo con el fuego de tu divino amor: infunde en él, Señor, las virtudes que me faltan para agradarte; y especialmente aviva en mí la Fe, para creer ciegamente lo que en esta vida no me es concedido ver: la esperanza para prometerme seguridad de los bienes espirituales y eternos que espero me participes en la Gloria: la Caridad ardiente para poner en Ti todo mi amor, y en Ti y por Ti amar a mis prójimos. Haz, Señor, que con estas virtudes me adorne, para que por su medio y estando en tu gracia, haga esta Novena con fruto espiritual, con culto verdadero del Santo y con perfecto agrado tuyo. Amén.
    
DÍA PRIMERO – 27 DE ENERO
OBEDECE SAN FELIPE EL PRECEPTO DE CRISTO, IMITANDO SU DOCTRINA EN DESNUDARSE DE LOS BIENES TERRENOS, PARA PELEAR MÁS LIBREMENTE CON SUS ENEMIGOS.
Por su Evangelista San Mateo dijo Cristo nuestra vida estas palabras: «Si alguno quisiere reñir y pelear contigo por quitarte la túnica, dásela sin resistencia». A este precepto se arregló SAN FELIPE DE JESÚS, imitando con sus palabras las palabras de su Majestad: pues habiéndose una vez acogido en un mesón de camino a Meaco, al tiempo de salir después de la posada, viendo el mesonero que el Santo no le pagaba el costo que había hecho, porque no tenía con qué, aunque con desmedido atrevimiento y atrevida osadía, echó violentamente mano de su venerable persona, acometiendo a quererle quitar la única vestidura que llevaba de una pobre túnica para con ella hacerse pago, pero viendo el Santo esta demostración del ventero, se despojó con presteza la túnica, entregándosela liberal y buenamente, aun sin la más leve resistencia. Claro es que si el Santo iba a triunfar de tantos enemigos como había de tener en su martirio, había de desnudarse, y más siendo pobre de profesión, y estando significados en los vestidos corporales los bienes terrenos. Aspiraba ya el Santo solo a los bienes y riquezas del Cielo, y por eso le fue tan fácil esta empresa. Considera aquí, alma devota, cómo SAN FELIPE DE JESÚS obedeció a Cristo en este hecho de desnudarse de sus vestiduras, y para conseguir esta virtud pídele al Señor que por la intercesión del Santo te la conceda, y para esto reza cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y ofrecerlas con la siguiente Oración:
   
Señor mío Jesucristo, cuyos tesoros y bienes no son corruptibles ni se apolillan, yo te ofrezco estos cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías en honra de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote que por su intercesión me concedas un total retiro, apartamiento y renunciación de las cosas de la tierra, y el buscar solo los bienes eternos de la Gloria y sus riquezas, que son las que consisten en tu misericordia: haz, Señor, que como SAN FELIPE DE JESÚS se despojó de su Túnica corporal, así yo me desnude de los adornos profanos, de los vestidos indecentes, y lo que es peor, de los afectos desordenados que moran en mi alma, para que de esta suerte, y asistido de tu gracia, me concedas después el premio de tu Gloria. Amén.
  
℣. Ruega por nosotros, San Felipe de Jesús.
℞. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
    
ORACIÓN
Oh Dios, que al Bienaventurado San Felipe, ligado en una Cruz y traspasado con tres lanzas coronaste el primero entre los primeros Mártires del Japón con la corona del Martirio, concédenos propicio el que, sostenidos nosotros de su patrocinio y amparo merezcamos en su compañía ser coronados en el Cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
DÍA SEGUNDO – 28 DE ENERO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración preparatoria.
   
IMITA SAN FELIPE A CRISTO PREPARÁNDOSE CON LA ORACIÓN PARA SER ENTREGADO EN PODER DE LOS MINISTROS.
Orando estaba Cristo nuestra vida en el Huerto, y en compañía de sus Discípulos, a su Eterno Padre, cuando llegaron los malvados ministros a hacer prisión de su Sagrada Persona para continuar sus depravados intentos, hasta conseguir el de crucificarlo. Pues en esto imitó SAN FELIPE DE JESÚS a Cristo nuestra vida, porque cuando aquellos tiranos ministros del Japón fueron en su busca para acabar con él en el martirio, lo hallaron en el Coro de su Convento orando a Dios, y ocupado en el Divino Oficio de Vísperas, que estaba cantando con los otros Religiosos sus Compañeros (quienes también habían de ser crucificados) en esta ocasión, y sabiendo el Santo y sus dichos Compañeros el hecho y el intento de dichos ministros, entonaron tierna y devotamente el Te Deum Laudámus, y un himno de la Santísima Virgen Nuestra Señora, y tomando por Estandarte una Imagen de Cristo Crucificado, salieron en procesión y se entregaron a los ministros. Considera aquí, alma devota, cómo SAN FELIPE DE JESÚS imitó a Cristo, preparándose con la Oración para el martirio; y si quieres imitarlo tú en esta virtud, para que el Señor te la conceda por intercesión del Santo, rézale cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, los que ofrecerás con la siguiente Oración:
   
Señor mío Jesucristo, cuyas palabras son tan infalibles que primero faltará el Cielo y la Tierra que tu Verdad: pues tú, Señor, tienes hecha promesa de que concederás lo que en la Oración se te pidiere, a ti oro, a ti ruego, a ti suplico aceptes estos cinco Padre nuestros y Ave Marías en honra de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, y que por su intercesión me concedas muy fervorosa Oración y mucho amor a ella, para que participando sus saludables efectos, me sea siempre preparación esfuerzo, aliento y guía para padecer con logro. Concédeme, Señor, esta virtud, para que en todas las ocasiones que no puedo prevenir, en las cuales me pueden dar asalto repentinamente mis enemigos, sea libre de ellos, así de los visibles y corporales, como de los ocultos que son contra el espíritu. Yo te suplico, Señor, por las agonías que tuviste en el Huerto, que me alivies en mis congojas, que me esfuerces en las peleas y combates de mi espíritu: otórgame también el que en las ocasiones de padecer, tenga siempre el recurso de alabarte y darte gracias por todo, para que de esta suerte termine esta vida miserable, y su fin me sea principio del gozo de la eterna. Amén.
  
La Oración se dirá todos los días.
    
DÍA TERCERO – 29 DE ENERO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración preparatoria.
   
IMITA SAN FELIPE A CRISTO PADECIENDO PÚBLICAS AFRENTAS.
Una de las mayores ignominias que Cristo nuestra vida padeció en su Sagrada Pasión fue cuando con escarnio y afrentosamente lo pasearon por las calles con tropel de ministros, de gente inicua, y con pública voz de pregonero, y en este caso se portó el Señor con su acostumbrada modestia y mansedumbre. En esto lo imitó SAN FELIPE DE JESÚS, sufriendo ser llevado preso, atadas las manos por detrás, entre nieves y fríos, en el rigor del invierno, por largos y fragosos caminos de más de cien leguas, y por las públicas calles de muchos lugares y ciudades, con numeroso tropel de ministros, multitud de hombres, mujeres y muchachos, empeñados unos y otros en mofas, empellones y burlas, arrojando de sus sacrílegas lenguas injuriosas blasfemias y salivas inmundas contra el Santo, infamándolo con las calumnias de un público pregón que le nombraba reo porque predicaba y enseñaba la Ley Santa de Dios, que predicó y enseñó nuestro Maestro y Redentor Jesucristo, y derramando mucha sangre de la oreja que le habían cortado en señal de ignominia. Considera aquí, alma devota, cómo SAN FELIPE DE JESÚS imitó a Cristo, padeciendo afrentosa muerte por su amor, y si quieres imitar esta virtud reza en honra del Santo cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y ofrécelos al Señor, para que por su intercesión te la conceda, con la siguiente Oración:
   
Señor mío Jesucristo, que por engrandecer y ensalzar mi bajeza y humilde esfera, quisiste ser afrentado y vilmente abatido: yo te ofrezco estos cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías en honra de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote que por su intercesión me concedas la virtud de que cuando yo padezca y sea afrentado por tantas y tan debidas causas, y cuando sea de mis prójimos injuriado, afrentado y escarnecido, así pública como secretamente, sepa sufrir con paciencia y tolerar con resignación en tu santa voluntad, sin que este padecer me detenga ni haga parar en el camino de la virtud, sino que perseverando en él, imite a SAN FELIPE DE JESÚS con amor tuyo, con valentía de espíritu y cordial perseverancia, para que así merezca el irlo a acompañar en tu Gloria. Amén.
  
La Oración se dirá todos los días.
    
DÍA CUARTO – 30 DE ENERO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración preparatoria.
   
IMITA SAN FELIPE A CRISTO EN NO QUERER SER LIBRE, SINO ENTREGARSE AL MARTIRIO.
Cuando dieron a Cristo Señor nuestro aquella cruel y recia bofetada, le preguntó su Majestad al tirano ministro, diciendo: «¿Por qué me hieres y das esa bofetada?». Pues si este Señor era fiador de los hombres, y por ellos pagaba la pena de sus culpas, y era esta la causa de su padecer, ¿por qué hizo esta pregunta? Saben por qué, dice San Efrén de Edesa, porque entonces era uso entre los Griegos y los Latinos el que, para dar la libertad a sus esclavos, les daban una recia bofetada, y como esta era señal de libertad, por eso el Señor la sintió tanto, porque no quería ser tenido por libre al padecer, aun con la apariencia, sino ser esclavo en la realidad, y estar sujeto a los tormentos de su Pasión. Esta acción de Cristo imitó nuestro Santo, pues habiendo ido por Embajador al Japón, y no estando en la lista de los que habían de ser Mártires, viendo que voluntariamente se entregaba al Martirio, los mismos ministros le advirtieron el que, según las leyes del Japón y los ritos de aquellos Emperadores, no debía ser martirizado: lo uno, por no estar en la lista de los sentenciados, y lo otro, porque lo defendía la recomendación de Embajador, y que así que reconviniera con esta insinuación para su defensa, a lo que respondió el Santo estas palabras: «Aunque el tirano me diera la libertad, yo no la admitiera». Considera cómo el Santo imitó a Cristo no queriendo ser libre del martirio: Imítalo tú, entregándote desde hoy al padecer, y siguiendo esta virtud que en este día te ofrece, y si quieres conseguirla, reza cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías en honra del Santo, y ofrécelos con la siguiente Oración:
   
Señor mío Jesucristo, a ti que voluntariamente tomaste forma de esclavo, a semejanza de los otros hombres, yo te ofrezco estos cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías en honra de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote por su intercesión me concedas el que así como el Santo te imitó en esta virtud, no queriendo ser libre y entregándose al martirio, así yo no me valga de mi libre albedrío para el precipicio de las culpas, sino que eficaz y voluntariamente me ofrezca todo a Dios, dedicándome a padecer por su amor, y crucificándome contigo, aceptando también con paciencia las mortificaciones que en esta vida me ofrecieres, para que siendo en ella participante de tu Cruz, lo sea también de tu Gloria. Amén.
  
La Oración se dirá todos los días.
    
DÍA QUINTO – 31 DE ENERO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración preparatoria.
   
IMITA SAN FELIPE A CRISTO EN NO QUERER SER SINGULAR, SINO SEGUIR EL CAMINO COMÚN DE TODOS.
Estando Cristo nuestra vida en el pináculo del Templo, le hizo el demonio propuesta de que se arrojara por la región del aire hasta llegar al suelo, asegurándole que con sus piedras no recibiría el menor daño ni ofensa, por haberle puesto Dios Ángeles de guarda, y que esos lo recibirían en sus brazos. Respondió el Señor declarando su propuesta por conocida tentación con estas palabras: «Escrito está que no tentarás a tu Señor». «¿Pues en qué consistió esta tentación? ¿Saben en qué?, dice un Expositor, en que el pináculo del Templo no quiso arrojarse ni abrir nuevo camino, sino andar por el común, que era el que trillaban y seguían sus compañeros los Ángeles». Este hecho de Cristo imitó nuestro Santo, cunando proponiéndole los crueles y tiranos ministros del Japón, varios modos que podía tener y de que podía valerse para ser libre del martirio que le esperaba, respondió el Santo estas palabras: «No quiera Dios que mis hermanos estén presos y yo me vea libre», como que dijera: «Juntos estamos, Dios por voluntad suya nos ha puesto en este lugar, el camino que de aquí al Cielo hay es el de la Cruz, y así por este he de ir yo». Considera cómo SAN FELIPE DE JESÚS imitó a Cristo, no queriendo ser singular, sino ir por donde todos iban y como todos andar aquel camino; y así para imitar esta virtud del Santo, reza cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y para que por su intercesión te la conceda el Señor, di la siguiente 
      
Señor mío Jesucristo, a ti que eres el camino seguro, la verdad infalible, la eterna vida, yo te ofrezco estos cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías en honra de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote por su intercesión me concedas imitarlo siguiendo el camino de tu Cruz: líbrame, Señor, por tu misericordia, de caminos nuevos, no conocidos, en los que se encuentran tantos peligros: asísteme tú, Padre amoroso y Maestro verdadero, enséñame los caminos de la obediencia a mi Padre espiritual, de la desconfianza de mí, y de una total resignación en tu santa voluntad: acompáñame, buen Jesús, en este camino y carrera del espíritu que he empezado, y en esta senda del Cielo en que quiero perseverar. Y pues que la he emprendido con tu asistencia, no permitas que como otro Gestas yerre esta jornada desde tu compañía y comunicación tomando el camino del Infierno, sino que como el Buen Ladrón te acompañe en la Cruz que gustares, y te suplico que, como desde ahora lo hago, el que te acuerdes de mí en tu Reino, y me permitas tomar camino que no vaya dirigido a él. Amén.
  
La Oración se dirá todos los días.
    
DÍA SEXTO – 1 DE FEBRERO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración preparatoria.
   
IMITA SAN FELIPE A CRISTO MALTRATANDO SU CUERPO EN LA CRUZ, Y MANIFESTANDO DE ÉL HASTA LOS HUESOS.
Estando Cristo nuestra vida en el Calvario puesto en la Cruz, ya cercano a la muerte, dijo estas palabras que refiere el Profeta David: «Argolláronme los pies y manos, contándome todos los huesos, la rabia de los que me cercaron y el tropel de los que me hicieron sitio, no me ha quedado boca ni hueco oculto». En esto imitó el Santo a Cristo, porque para martirizarlo fijaron su cuerpo en la Cruz con cinco argollas, de cuyo contacto y opresión se le desollaron al Santo los tobillos, manos y garganta, haciéndosele en su cuerpo casi una continuada llaga, por donde se le descubrían todos los huesos. Considera, alma, cómo no solo dio el Santo la vida por Cristo, sino que hasta en el modo de padecer lo imitó, siendo a su semejanza crucificado y con cinco Llagas. Y si tú quieres imitarlo, pide al Señor que por su intercesión te la conceda, obligando su benignidad con cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, ofrecidos con esta Oración:
   
Señor mío Jesucristo, sin cuya muerte yo fuera muerto, y sin cuyas Llagas fuera llagado: a ti te ofrezco estos cinco Padre nuestros y Ave Marías en honra de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE, suplicándote que por su intercesión y por sus Llagas me concedas el que yo lo imite en el padecer voluntario. ¡Ojalá, Dios mío, se llagara mi cuerpo por tu amor, y se hiciesen en él tantas llagas o bocas cuantas en el tuyo abrió mi crueldad, que de todas necesito para publicar tus misericordias, las cuales fío de tu piedad que me concederás, otorgándome el irlas a cantar en la Gloria. Amén.
  
La Oración se dirá todos los días.
    
DÍA SÉPTIMO – 2 DE FEBRERO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración preparatoria.
   
IMITA SAN FELIPE A CRISTO PADECIENDO Y DERRAMANDO SU SANGRE EN VIERNES.
El día viernes fue cuando el Señor ofreció a su Eterno Padre el sacrificio cruento de nuestra Redención, derramando su Sangre por los hombres. Pues también en parte imitó nuestro Santo esta acción del Señor, porque aunque no lo martirizaron en viernes, pero en este día dieron los del Japón principio a su martirio, cortándole las orejas, por cuyos poros vertió mucha sangre, y padeció tantos dolores cuantos la compasión cristiana, alcanzara con la atenta consideración de este paso, y así piénsalo tú, y dale a Dios gracias por esta acción del Santo, y para conseguir tú esta virtud reza cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y ofrece con esta Oración:
   
Señor mío Jesucristo, que por la Redención del linaje humano te dignaste padecer y morir en día viernes: yo te suplico por la intercesión de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, en cuya honra te ofrezco esto cinco Padre nuestros y Ave Marías, me concedas padecer por tu amor, y a imitación suya en el día viernes, ya que no derramando sangre como el Santo, a lo menos crucificándome con mis pasiones, y conteniéndome en este día de algunos especiales apetitos, concédeme el recuerdo de tu Pasión y de los acerbos Dolores de tu Purísima Madre, deseo padecer en este día en reverencia de tu Muerte: concédemelo aunque sea con vehementes dolores, para que siendo tu imitador y del Santo, sea también participante de tu Gloria, donde vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos Amén.
  
La Oración se dirá todos los días.
    
DÍA OCTAVO – 3 DE FEBRERO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración preparatoria.
   
IMITA SAN FELIPE A CRISTO VIÉNDOSE AL MORIR DESAMPARADO DE LOS SUYOS.
Estando nuestra vida Cristo en el Madero de la Cruz, expresa por su Profeta David que congojado y afligido volvió el rostro explorando si había alguno de los suyos que lo consolara, y dice el Señor que se halló en tal desamparo que antes vio que los que podían ser de su parte estaban muy lejos, y no donde pudieran darle algún alivio. En este paso imitó el Santo a Cristo, porque al tiempo de morir en la Cruz, se vio en tanta soledad que solo tuvo la compañía de los ministros que lo martirizaban. y estuvo tan lejos de los suyos, que estaban más de dos mil leguas del Japón. Considera cómo el Santo imitó a Cristo en este desamparo al morir. Y si quieres imitarlo y padecer tus trabajos sin ayuda ni consuelo, para duplicar así tu mérito, pídele a Dios que te conceda por su intercesión, y reza los cinco Padre nuestros y Ave Marías, y di la siguiente Oración:
   
Señor mío Jesucristo, fino y amante Compañero en las tribulaciones: yo te ofrezco estos cinco Padre nuestros y Ave Marías en honra de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote que por su intercesión me concedas el que así como te imitó padeciendo soledad en su fórmula médica, así yo lo imite en esta virtud, no queriendo alivio en mi padecer, sino que con verdadera resignación sufra por tu amor lo que tú fueres servido. No permitas, mi Dios, que yo haga alarde de mis males, ni lamente o divulgue mi padecer, sino que lo reserve todo en la noticia de tu infinita Sabiduría, para que logre de ti el premio, y pues tú solo eres el ayudador, en los trabajos y tribulaciones, el descanso en los cuidados y el único consuelo en los llantos y congojas de esta miserable vida: cuando me opriman las aflicciones, y me vea solo asistido de los crueles tiranos, mortales enemigos, que son mis pasiones y naturales miserias, asísteme tú, Señor, para que no aspire al humano recurso de las Criaturas, sino que estando en la verdadera soledad, y puesta en ella por tu dirección, merezca el que le hables a mi alma y la encamines al verdadero descanso de tu Gloria. Amén.
  
La Oración se dirá todos los días.
    
DÍA NOVENO – 4 DE FEBRERO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración preparatoria.
   
IMITA SAN FELIPE A CRISTO QUERIENDO PADECER CUANDO ESTABA EN LA CRUZ MÁS Y MÁS CON FERVOR Y DESEO ARDIENTE POR SU AMOR.
Una de aquellas siete Misteriosas palabras que pronunció Cristo vida nuestra estando en la Cruz, y ya cercano a pasar de este mundo a su Padre Eterno, fue decir que tenía sed, y esta sed no fue otra que la de padecer más y más tormentos por el amor de los hombres, como muchos Padres de la Iglesia lo testifican, y especialmente Señor San Bernardo, pues si esto fue así, ¿por qué poniéndole en esta ocasión al Señor una esponja mirrada y con hiel, así que la gustó, no la quiso beber, siendo así que si la bebiera se duplicara su padecer y tuvieran cumplimiento sus deseos ostentando más su amor? «De la misma sale la solución, es el caso, dice un Expositor, que la mirra tiene virtud natural de adormecer los cuerpos y quitarles cualquier natural sentimiento o dolor por grave que sea, y si el Señor hubiera quedado insensible al padecer, y por el mismo caso que quería padecer más, por no padecer menos, así que la gustó, no la quiso beber». Este mismo hecho de Cristo Señor nuestro imitó SAN FELIPE DE JESÚS, estando en la Cruz para morir en ella martirizado: porque comprimiéndolo en extremo y causándole grave dolor la argolla que tenía en la garganta con que estaba preso y pendiente su cuerpo de ella, pidió al tirano verdugo que se la pusiese bien para no sentir tanto ni estar dolorido: y de esta petición burló el tirano, atribuyéndola a temor, cobardía y poco ánimo del Santo, pero viendo esto el Glorioso Protomártir, dijo con Cristiano denuedo y santa resolución estas palabras: «Pido que me pongan bien, deseoso de dar la vida con entero entendimiento y alabando al Creador», como si dijera: «Si me inutilizo y adormezco desde ahora con el dolor, cuando llegue el tiempo de dar la vida por Cristo, no será tanto mi sentimiento: y yo no quiero sino estar muy en mí, para sentir más y tener más que ofrecer a Dios». Considera aquí, alma devota, cómo SAN FELIPE DE JESÚS imitó a Cristo en este ardiente deseo que tuvo de querer padecer más y más por su amor. Y si tú quieres imitar esta virtud y constante amor del Santo, pídele al Santo que por su intercesión te la conceda, y por medio de los cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, que rezarás y ofrecerás a su Majestad con la siguiente Oración:
   
Señor mío Jesucristo, Amoroso Padre y Redentor mío, yo te ofrezco estos cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías en honra de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote que por su intercesión me concedas esta virtud, no sólo de padecer por tu amor, sino de tener siempre pronto el ánimo y fervorosos deseos de sufrir en obsequio tuyo más y más congojas y tribulaciones: no permitas, Señor, que yo quiera hacerme insensible, sino que siempre esté muy en mí con mucho acuerdo, retentiva y resignación, para que así actúen más en mí los sentimientos, y de esta suerte tenga más que ofrecer en satisfacción de mis pecados y por tu amor. Concédemelo, Señor, por tu benignidad, para que en el continuo padecer me sea camino derecho, guía segura y favorable compañía que me lleve a gozarte en tu Gloria. Amén.
  
La Oración se dirá todos los días.

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