Artículo publicado en inglés por GLORIA TV NEWS. Traducción por el profesor José Arturo Quarracino Fernández.
REVOLUCIONARIO: ESTUDIO SOBRE EL COVID-19 EN LA IGLESIA
El biólogo de origen ruso Sergey Budaev, de la Universidad de Bergen (Noruega), revisó innumerables estudios sobre la propagación del covid en iglesias y en las liturgias. Su artículo apareció el 24 de mayo en el Journal of Religion and Health. Budaev sigue en gran medida la corriente principal, hablando de una pandemia, contra la que ayudan las mascarillas, la coacción gubernamental, la vacunación, las mascarillas en las iglesias, los bancos de las iglesias acordonados y el no cantar.
Muchas características del Novus Ordo son peligrosas
Budaev también llega a conclusiones que cuestionan muchas medidas implementadas en las iglesias. Por ejemplo: A causa del distanciamiento sanitario, es aconsejable evitar la concelebración. El beso de la paz debería omitirse. Los laicos no deberían distribuir la Comunión, ya que tienen menos práctica en ello. En las capillas, Budaev aconseja celebrar hacia el Señor, para que el sacerdote esté menos expuesto a los aerosoles de los fieles. Budaev considera innecesarios los guantes de plástico. A causa de la hostia consagrada solamente, el sacerdote practica una higiene de manos normal y apenas toca objetos contaminados con Covid durante la Misa.
La Misa Antigua es lo mejor
El análisis menciona específicamente que la Misa Antigua es más segura que el Novus Ordo. Tiene menos participación verbal, no hay concelebración, no hay mesa de comida, no hay ministros laicos de la Comunión y hay Comunión de rodillas en la lengua.
Esta ilustración es una revelación para los ojos
Otra consideración importante: La Comunión en la mano es más peligrosa que la Comunión en la lengua. Recibir la Comunión de rodillas es mejor, dice Budaev, porque la distancia entre el sacerdote y el comulgante es mayor y ninguno respira sobre el otro. Además, el sacerdote administra la Comunión a un creyente arrodillado desde arriba y, por tanto, con mayor precisión. La Comunión dura sólo unos segundos, lo que minimiza aún más el riesgo. Al recibir la Comunión, la boca se abre y la respiración se detiene brevemente, lo que a su vez hace menos probable la transmisión. Es poco probable que el comulgante tosa o estornude sobre el sacerdote en este momento.
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