Adaptación por el Hermano Nectario María (en el siglo Luis Silvano Alfredo Pratlong Bonicel) FSC de la Novena dispuesta en 1751 por el Padre Licenciado Ambrosio Borges, Abogado de los Reales Consejos y Consultor del Santo Oficio en el Tribunal de Cartagena, Teniente de Cura y Vicario de Guanare. Imprimátur de Mons. Diego Antonio Díez Madroñero, Obispo de Santiago de León de Caracas, de fecha 28 de Junio de 1758; concediendo además 40 días de Indulgencia. Puede rezarse en cualquier momento del año, especialmente en preparación al 11 de Septiembre, fecha de su aparición al cacique Coromoto, y de su Coronación canónica por el Cardenal Manuel Arteaga Betancourt, en nombre del Papa Pío XII.
NOVENA EN HONOR A NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Padre, Creador y Redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido, y propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, de apartarme de las malas ocasione, confesarme, y cumplir la penitencia que se me fuere impuesta. Os ofrezco Señor mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y confío en vuestra bondad, y misericordia infinita me los perdonaréis, y me daréis gracia para enmendarme, y para perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
ORACIÓN INICIAL
Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, por cuya intercesión poderosa llegaron al conocimiento de la fe cristiana. Hermosísima Aurora, que brillaste apareciendo en Coromoto y nos dejaste una preciosa prenda de Tu amor, en una milagrosa Imagen, apiádate de nosotros. Alivia nuestros males, poderosísima Abogada nuestra y fortalécenos en las luchas contra los enemigos del alma.
¡Oh Patrona de Venezuela! Haz que nuestra Nación siga siempre en sus leyes, en sus costumbres y en sus empresas, los sabios y salvadores principios del Santo Evangelio. Protege nuestras instituciones, destierra de nosotros el vicio, la impiedad e indiferencia religiosa; en una palabra, renueva la fe en nuestra amada Patria. Promueve en nuestra sociedad obras verificadoras de salud, adelanto moral y material, para que gozando de los beneficios de una paz tranquila honremos y sirvamos fielmente en la tierra a Tu Divino Hijo Jesucristo, a fin de gozarle eternamente en el Cielo. Amén.
℣. Hazme, Virgen Sagrada, digno de cantar tu alabanza.
℟. Dame fortaleza contra tus enemigos.
DÍA PRIMERO – 2 DE SEPTIEMBRE
Dios te Salve María, Reina excelsa y elevada por Dios a incomparable grandeza, por haber sido enriquecida con todos los privilegios del poder del padre, con toda la preferencia del entendimiento del Hijo, y con todas las gracias y dones del Espíritu Santo, te confesamos como Emperatriz del Universo, Reina de los ángeles y de los hombres; en los cielos y en la tierra no hay pura criatura de mayor grandeza y majestad que Tu. Dios te salve, a Ti llamamos los peregrinos de este valle de lágrimas, para que te dignes aplicarnos tus soberanos favores y nos hagas dignos servidores de tu Divino Hijo, Jesucristo Nuestro Señor. Ayúdanos, Señora, para que en las luchas de carne contra el espíritu, salgamos vencedores mediante tu divino y maternal auxilio, y podamos un día entrar triunfante en la Gloria del Cielo. Amén.
Aquí pedirá cada uno con fervor lo que desea alcanzar en esta Novena. Rezar una Salve.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Gran Dios, que con darnos en Tu Nacimiento a María, obra de tu Omnipotencia, maravilla de la gracia, admiración de los ángeles, honra y alegría de los hombres, escogida entre millares por feliz Madre tuya, y constituida por dulce Madre nuestra, nos dejaste con dádiva tan rica, muy obligados a tu amor; y más, renaciendo en cierto modo para nosotros con su maravillosa Aparición en Coromoto, el mismo día que celebra su natalicio santo.
Mil gracias, Señor, te repetimos, suplicándote fortalezcas nuestra memoria para no olvidar tan altos beneficios, alumbres nuestro entendimiento para reconocerlos y admirarlos; enciendas de amor nuestra voluntad para en obras de amor corresponderlos, acabando la vida en tu servicio con el favor de tu gracia, para gozar de tu Gloria. Amén.
Terminar con una corona de doce Ave Marías a la Divina Reina aparecida en la tierra, por la corona de doce estrellas con que la vio San Juan en el Cielo, y añádase tres Padre Nuestros a la Santísima Trinidad por los privilegios, gracias y dones con que la adornaron las Tres Divinas Personas.
JACULATORIA: Nuestra Señora de Coromoto: patrona de Venezuela, renovad la fe en toda la extensión de nuestra patria.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 3 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
Dios te Salve, Madre de Misericordia, a quien Dios Padre hizo dispensadora de sus bondades; Dios Hijo Tesorera de sus merecimientos infinitos y Dios Espíritu Santo, Señora de sus dones y gracias, para que lo administrase en beneficio del género humano. Salve, Virgen Madre, que llevaste en tu purísimo seno al Señor de la Creación, al Supremo Ser, de quien los cielos y tierra no son más que débiles obras de sus omnipotentes manos. Salve María, fuente de gracia, que alcanzas el perdón de nuestras culpas y eres nuestra fiel protectora en todas las penas y tentaciones que nos afligen en este valle de amargos dolores. Ruega, Señora, por nosotros. Acepta las humildes plegarias que te dirigimos en nuestras tribulaciones y necesidades, y haznos dignos de cantar un día tus santas alabanzas en medio de los bienaventurados en la Gloria Eterna. Amén.
Rezar una Salve. Las demás Oraciones se dirán todos los días.
DÍA TERCERO – 4 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
Dios te Salve, Vida; por quien el mundo alienta y respira, ya que eres Madre del Autor de la Vida. Por Ti, divina Señora, el hombre culpable, recibió después de su caída la promesa de un Salvador y por tu augusta mediación, recibimos la vida de la gracia. ¡Ave, Reina de los Cielos! Eres la alegría y el encanto de los coros celestiales, la Reina de los Patriarcas, la anunciada por los Profetas, la esperanza de los Santos Padres, la fortaleza del innumerable ejército de los mártires, la luz gloriosa de los Confesores, la fuente bendita de nuestra vida, la bendita entre todas las mujeres, la cantada por las grupos de vírgenes y la ensalzada y alabada por todas las generaciones. Concédenos por la Pasión y Muerte de tu Divino Hijo y por los méritos de tu bendito Corazón, que no perdamos la vida de la gracia por el pecado y no muramos de muerte eterna; pero que, viviendo en santo amor de Dios, con fe viva, esperanza firme y ardiente caridad, nos veamos libres de toda culpa de pecado y merezcamos entrar un día en la Vida Eterna. Amén.
Rezar una Salve. Las demás Oraciones se dirán todos los días.
DÍA CUARTO – 5 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
Dios te Salve, dulzura inefable, rico panal de miel celestial de gracia, labrado por la omnipotente mano de Dios, para ser paraíso de sus deleites; gusto y alegría de los corazones que aman la tierra y encanto y admiración de los espíritus celestiales.
¡Virgen bendita! Eres Madre dichosísima en cuyo purísimo ser el dulcísimo Creador derramó la infinita suavidad e inefable dulzura de su divinidad. Con tu bondadoso auxilio suavizas nuestras penas, nos ayudas a reprimir nuestras pasiones, nos fortaleces en toda tentación y derramas sobre nuestras almas el suave rocío de tu dulce consuelo.
¡Virgen purísima! En ti puso Dios la plenitud de sus gracias y misericordias, para que fueses dulzura y alivio de cuantos clamaren a Ti desde este valle de lágrimas y duelo.
Ya que eres la alegría de los que te invocan no nos dejes en el llanto y pesar; más, atráenos con tu amabilidad y dulzura maternales para que, apartándonos de los embaucadores gustos y deleites de este mundo, evitemos todo mal y merezcamos entrar un día en el Gozo Eterno. Amén.
Rezar una Salve. Las demás Oraciones se dirán todos los días.
DÍA QUINTO – 6 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
Dios te Salve, esperanza nuestra; anhelo constante de los Patriarcas, blanco de los ardientes deseos de los Profetas, sagrario seguro donde se refugian los pecadores para alcanzar el perdón de Dios, pues tus ruegos aplacan el justo enojo.
Eres, Señora, estrella luminosa que guía al cristiano en la noche borrascosa de esta vida; eres el faro luminoso que le indica los escollos donde podría zozobrar su alma, y le señalas el puerto de la segura salvación.
Iris de paz, que anuncias la misericordia divina, intercede por nosotros, a fin de que, por medio de la recepción del Santo sacramento de la Penitencia y de un verdadero dolor de nuestras culpas alcancemos de Dios el perdón y misericordia, y seamos admitidos en el Reino de la Gloria. Amén.
Rezar una Salve. Las demás Oraciones se dirán todos los días.
DÍA SEXTO – 7 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
Dios te Salve, Abogada nuestra, que nos amas tanto que sólo cuidas de nuestro bien y nos concedes tus innumerables beneficios y nos favoreces con tus constantes auxilios y santas aspiraciones.
A tus ruegos y divina intercesión se aplaca la Justicia Divina enojada por nuestra culpa. Por tu mediación, Dios conserva y derrama sus gracias sobre este mundo y nos aplica con eficacia los méritos infinitos de Jesucristo Nuestro Señor y Salvador.
Derrama, ¡oh bondadosísima María!, en nuestro corazón, tus luces divinas, para que conociendo y agradeciendo tus inmensos beneficios, podamos cantar tus alabanzas por los siglos de los siglos, en la Vida Eterna. Amén.
Rezar una Salve. Las demás Oraciones se dirán todos los días.
DÍA SÉPTIMO – 8 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
Dios te Salve, Virgen Clemente, toda llena de afabilidad; cuyo mirar tierno y compasivo es consuelo y alivio del alma dolorida.
Eres, María, estrella benignísima que señalas al náufrago el puerto de la salvación; eres el refugio del pecador, la salud del enfermo, el consuelo del triste, la alegría del desconsolado y la paz y la esperanza del que muere.
Haznos, ¡oh Virgen sacrosanta!, imitadores de tu excelsa clemencia infundiendo en nuestros corazones la divina caridad con nuestro prójimo.
¡Divina Mediadora nuestra! Acoge propicia nuestras súplicas y despáchalas favorablemente, pues nadie ha solicitado tu protección sin que no haya recibido de tu bondad y clemencia un pronto y eficaz socorro.
¡Madre clemente!, después del cautiverio de esta vida, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, y haz que seamos dignos de gozarte en la eternidad. Amén.
Rezar una Salve. Las demás Oraciones se dirán todos los días.
DÍA OCTAVO – 9 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
Dios te Salve ¡oh piadosa!, a quien Dios adornó con las más generosa piedad que te inclinaba a dirigirle todos los pensamientos, deseos y actos de tu vida; te inspiraba un celo ardiente para la gloria de su culto divino, a la par que llenaba tu corazón de tierna compasión para el alivio y consuelo de las almas. Ave, piadosa Madre de las consolaciones. Guárdanos siempre bajo el manto protector de tu misericordia, para que nuestras almas no sean presa de los enemigos de nuestra eterna salvación.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que con tu divino auxilio, salgamos victoriosos de toda tentación y vivamos siempre en el servicio y culto del Señor; y que, con el sostén de tu gracia, merezcamos rendirle eternos cultos de amor y alabanza en la Gloria Celestial. Amén.
Rezar una Salve. Las demás Oraciones se dirán todos los días.
DÍA NOVENO – 10 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
Dios te Salve, ¡oh siempre dulce Virgen María!, cuya virginidad y nombre fue dulcedumbre castísima de Dios, delicia suave para los hombre, gustosa suavidad para los ángeles.
¡Oh cándida azucena!, zarza eterna a quien Jesús, -fuego divino-, al nacer de Ti, no ofendió tu virginal pureza.
Virgen sin semejante, que posees a un tiempo la gloriosa aureola de la virginidad y la incomparable dignidad de Madre de Dios, por eso, tu excelso nombre, MARÍA, es símbolo de gracias y purezas.
Purifícanos, Señora, con tu virtud del asqueroso lodo de toda mancha impura. Presérvanos de la inmunda servidumbre de viles apetitos y colócanos en la apetecible y dulcísima esclavitud de tu sagrado amor, sirviendo a Jesús en toda pureza y castidad, seamos dignos de alcanzar las promesas de su divina gracia en la Gloria Eterna. Amén.
Rezar una Salve. Las demás Oraciones se dirán todos los días.
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