Traducción del artículo publicado por RADIO SPADA.
«[…] Para ellos [los modernistas] la fe no puede ser precedida por ningún conocimiento racional de Dios, que es el gran inconoscible, ni por la revelación divina, que es igualmente inconoscible en cuanto sobrenatural; a menos que se haga consistir, como quieren los racionalistas y los modernistas, en la conciencia moral de la humanidad. El acto de fe sobrenatural se reduce todo a aquel confuso e indeterminado movimiento del ánimo que en nosotros surge ante lo inconoscible que nos envuelve por todas partes, aquel sentimiento emocional del bien (o de lo divino), que más o menos todos experimentamos en nosotros mismos. Una fe, como cada uno ve, destituida de toda base objetiva, y en la cual todos pueden darse la mano, también los incrédulos.
[…] A decir verdad, sin embargo, los filósofos de la inmanencia no se cuidan mucho en especificar cuál sea este “sentido” y esta “experiencia de lo divino”; y quien quiera ir al fondo de su pensamiento, no encuentra sino el prohibido error de pseudo-misticismo, el cual al al conocimiento de la razón sustituye el sentimiento, el instinto de la fe, la necesidad del corazón, el secreto intuido, aquel todo junto, en síntesis, que “alcanza el hombre la realidad de Dios, y tal persuasión de la existencia de Dios y de su acción, dentro y fuera del ser humano, que supera con mucho a toda persuasión científica. Lo cual es una verdadera experiencia, y superior a cualquiera otra racional; y si alguno, como acaece con los racionalistas, la niega, es simplemente, dicen, porque rehúsa colocarse en las condiciones morales requeridas para que aquélla se produzca”. Así dice la encíclica Pascéndi».
Mons. GIUSEPPE BALLERINI GARLASCHELLI, Obispo de Pavía. La crisis del pensamiento moderno y las bases de la Fe. Roma, Pustet, 1910.
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