Contrariamente al más célebre San Nicolás, patrono de Bari, de este San Nicolás llamado El Peregrino, poseemos poquísimos datos. Es el patrón de la ciudad de Trani, donde murió en 1094, apenas quince días después de su arribo, proveniente de Taranto y antes aún de Otranto.
Había nacido en Steiri de Grecia de padres pobres y desempeñaba el oficio de pastor. A los ocho años empezó a recorrer la región llevando una cruz en la mano, repitiendo continuamente la invocación “Kýrie Eléison” y cantando himnos y alabanzas religiosas, siendo seguido por una multitud, principalmente niños, que repetían esta declaración, su madre lo tomó por endemoniado y lo encerró en el monasterio de Hosios Loukas donde fue maltratado, pero nunca se quejó por ello. Al contrario, una vez lo dejaron libre, se resolvió a ir desde Lepanto a Roma como peregrino (de ahí su apelativo) acompañado de un monje llamado Bartolomé.
Llegado a Trani el 20 de mayo después de ser rechazado en Otranto, Racale, Lecce y Taranto, le reveló al obispo Bisanzio (que le hizo prender y azotar) que procedía así siguiendo el consejo del Evangelio de tomar la cruz y hacerse como un niño para llegar al reino de los cielos, por lo que este le permitió quedarse en la ciudad y predicar. Pero el día 23 enfermó y en el lecho de un hombre que le había acogido en casa, Sabino, recibió numerosas visitas que le pidieron plegarias y consejo espiritual. Nicolás instruyó a los visitantes y les dio consuelo, hasta que murió el día 2 de junio, en viernes.
Después de su muerte a los 19 años, hizo numerosos milagros en su tumba en la iglesia de Santa María de Russis (San Santiago). Cuatro años después, en 1098, en el Sinodo Romano, el Obispo de Trani propuso a la Asamblea que el venerable Nicolás fuese inscripto en el catálogo de los Santos, por los méritos que acumuló durante su vida y por los milagros conseguidos mediante su intercesión después de su muerte.
El Papa Urbano II mediante un Breve autorizó al Obispo de Trani a actuar al respecto como lo considerara oportuno. De regreso a Trani el Obispo lo canonizó (apenas en el siglo XIII las canonizaciones pasaron a ser competencia exclusiva del Papa) y después de edificar una nueva basilica, el cuerpo del Santo fue trasladado allí en 1142.
En 1748 el Papa Benedicto XIV lo incluyó en el Martirologio Romano: «Trani, in Apúlia, sancti Nicolái Peregríni Confessóris, cujus mirácula in Concílio Románo, cui beátus Urbánus Papa Secúndus prǽfuit, recitáta sunt» (En Trani de Apulia, San Nicolás Peregrino, confesor, cuyos milagros fueron recitados en un Concilio romano que el Beato Papa Urbano II presidió). En 2010, la ciudad de Steiri le dedicó la plaza central en su honor. Los griegos y rusos, aunque no le tienen un culto oficial, le veneran entre los ‘Locos de Cristo’, aquellos santos que ante el mundo se muestran fuera de sí, recibiendo del Cielo dones como el de sabiduría, milagros y profecía.
ORACIÓN (Del Común de Confesores no pontífices)
Escucha, Señor, nuestras súplicas, que te dirigimos en la solemnidad de tu confesor San Nicolás, para que a nosotros, que no nos fiamos de nuestra justicia, nos socorran las oraciones de aquel que te fue agradable. Por J. C. N. S. Amén.
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