sábado, 5 de junio de 2021

ESTADOS UNIDOS: DECLINAN LOS “DIÁCONOS CASADOS”

Noticia tomada de GLORIA NEWS.
   

     
Basados en un cuestionario enviado a todas las diócesis de los Estados Unidos, el Centro para la Investigación Aplicada en el Apostolado (CARA) estima que actualmente hay alrededor de 19.000 diáconos en los Estados Unidos.
  
El año pasado, 788 diáconos permanentes se retiraron o murieron, y fueron “ordenados” 587. El 75% de los diáconos casados son mayores de 60 años.
     
La archidiócesis con más diáconos es la Archidiócesis de Chicago (852), seguida por Los Ángeles (426). Otras diócesis y archidiócesis con al menos 250 diáconos son: Galveston-Houston (367), San Antonio (364), New York (305), Atlanta (299), San Luis (297), Rockville Centre (268), Filadelfia (265), y Boston (255).
    
Sin embargo, la diócesis con la más pequeña proporción de católicos a diácono es Lexington (508 católicos por diácono) seguida por Rapid City (640/d), Jefferson City (703/d), Bismarck (725/d), Amarillo (747/d), Duluth (779/d), Anchorage (783/d), Savannah (871/d), y Pensacola-Tallahassee (893/d).
       
Uno de cada nueve diáconos permanentes activos son compensados financieramente por su ministerio en 2020, una continuación de una tendencia a la baja de 27% en 2001.
  
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DEL DIACONADO EN GENERAL, Y EL “DIACONADO PERMANENTE” EN PARTICULAR (Por Jorge Rondón Santos)
Si bien los diáconos (en griego διάκονος, servidor) han existido desde los tiempos de los Apóstoles (En Hechos VI, 1-6, se lee que San Pedro ordenó en tal ministerio a San Esteban Protomártir, San Felipe Evangelista, San Prócoro, San Nicanor, San Timón, San Parmenas y Nicolás –que después daría nombre a los herejes nicolaítas–; y San Pablo en su I Epístola a Timoteo III, 1-13 describía los requisitos que estos debían tener), sino desde el Antiguo Testamento (los levitas se pueden considerar una imagen del ministerio diaconal), para el siglo V el diaconado como un estado vocacional permanente en la Iglesia Latina comenzó a declinar, en parte por el engreimiento de los mismos (como estos eran los agentes de los obispos, se arrogaban incluso más poder que los mismos sacerdotes, por lo que el Concilio de Arlés del 314 les recuerda que no pueden ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa y que deben honrar a los sacerdotes, y el de Nicea establece que deben comulgar de manos del obispo o de los sacerdotes y después de estos), hasta quedar a partir del siglo VII como una etapa en el camino de las Órdenes Sagradas (de hecho, el Concilio de Trento –donde uno de sus presidentes, el cardenal Ludovico Madruzzo de Lanberg, era solamente diácono, y recibió el Orden sacerdotal y la consagración episcopal acabado el Concilio– había planteado en la Sesión XXIII, decreto de la reforma, cap. XVII que se restablecieran las funciones diaconales, y en el cap. XIV se estableció que solo podían recibir el Orden sacerdotal quienes hayan servido como diáconos por lo menos durante un año –de ahí que se habla de “diáconos en tránsito”–).
   
Ya en 1924, el sacerdote Jean Charles François Rodhain Bour, fundador de la Cáritas francesa, propuso esta renovación sobre todo “para servicios de caridad”. A partir de 1934, la Cáritas alemana propone transformar el diaconado en un “diaconado de la caridad”. En octubre de 1947, el jesuita alemán Johannes Otto Pies publica sus “experiencias de la vida sacerdotal en Dachau”, donde sacerdotes prisioneros en el campo de concentración proponen la renovación del ministerio diaconal. Esta propuesta impresiona al alemán Josef Hornef, magistrado del tribunal regional de Fulda, que en 1949 publica un artículo sobre la renovación del diaconado y en 1959 un libro con este título: “Kommt der Diakon der frühen Kirche wieder?” (¿Vuelve el diaconado de la Iglesia primitiva?). Durante la II Guerra Mundial, varios sacerdotes que estaban prisioneros en la celda 26 del campo de concentración de Dachau especulaban en que los diáconos permanentes podían suplirlos en ciertas tareas para sus parroquias, idea que después fueron abordadas en periódicos y libros católicos de la Francia y Alemania de posguerra, como la monografía “Familienvater als geweihte Diakone” (El padre de familia como diácono ordenado) del padre Wilhelm Schamoni Veltmann (que había sido prisionero en Dachau y había recopilado dichas pláticas), publicada en 1953; o el Congreso Litúrgico Alemán de Fráncfort en 1950; inclusive en Brasil, el padre fray Constantino (Antônio Júlio) Koser Hillmann OFM publicó el artículo “Diáconos Profissionais na Igreja do Século XX?”, en 1959 Y si bien Pío XII en su Discurso a los participantes del II Congreso Mundial del Apostolado Seglar el 5 de Octubre de 1957 expresó:
«Hasta ahora no hemos considerado las ordenaciones que preceden al sacerdocio y que, en la práctica actual de la Iglesia, se confieren únicamente como preparación para la ordenación sacerdotal. El oficio adjunto a las órdenes menores ha sido ejercido durante mucho tiempo por laicos. Sabemos que actualmente se está pensando en introducir un orden del diaconado concebido como función eclesiástica independiente del sacerdocio. La idea, al menos hoy, aún no está madura. Si llegara a serlo algún día, nada cambiaría lo que acabamos de decir, excepto que este diaconado ocuparía su lugar con el sacerdocio en las distinciones que hemos indicado»,
con la Constitución “Lumen Géntium” (21 de Noviembre de 1964), que en su número 29 hacía un elogio del ministerio diaconal, el interés por restablecer el diaconado permanente aumentó dándose estudios sobre el tema, que fueron compilados en Le diacre dans l’Église et le monde d’aujourd’hui (El diácono en la Iglesia y el mundo actual), publicados por Paul Winninger e Yves Marie-Joseph Congar Desoye OP en 1966, en el cual se basó Pablo VI Montini para expedir el motu próprio “Sacrum Diaconátum Órdinem” el 18 de Junio de 1967 con el cual se restableció el diaconado permanente, y posteriormente se expidieron nuevas disposiciones en la materia con la Carta Apostólica “Ad Pascéndum” del 15 de Agosto de 1972 (el mismo día se publicó la carta “Ministéria Quǽdam”, que abolió la ceremonia de la Primera Tonsura, las Órdenes menores –Ostiario, Lector, Exorcista y Acólito– y el Subdiaconado). En Mayo de 1968, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos solicitó restablecer el diaconado permanente en su país (solicitud que les fue otorgada el 30 de Agosto), pero las primeras ordenaciones de diáconos permanentes tuvieron lugar en Colonia (5: Gottfried Custodis, Günter Orbach, Josef Völker, Wolfgang Speicher y Herbert Dickmann, por el obispo auxiliar Augustinus Frotz –el cardenal Josef Richard Frings Sels, que había planteado el tema en el Concilio, estaba perdiendo la visión–  el 28 de Abril), Santa Fe de Bogotá (4: los brasileños Alexandre Henrique Gruszynski, Pedro Cardoso da Silva, Benigno Lopes Rios y João Gonçalves Pereira Neto, por Montini el 22 de Agosto) y en Duala, Camerún (8, entre ellos Michel Epée e Ignace Ekandè, por el obispo Thomas Mongo, el 8 de Diciembre). Es de advertir que la de Colonia se hizo con el Pontifical tradicional, porque los demás fueron con el Pontifical Montini-Bugniniano expedido por la Carta “Pontificális Romani recongítio” del 18 de Junio de 1968, el cual por adulterar la forma del Sacramento de las Órdenes Sagradas, es inválido:

FORMA DEL ORDEN (Pontifical Romano)
FORMA DEL ORDEN (Pontifical Montiniano)
DIACONAL: Emítte in eum, quǽsumus, Dómine, Spíritum Sanctum, quo in opus ministérii tui fidéliter exsequéndi septifórmis grátiæ tuæ múnere roborétur (Envía sobre él, te rogamos, Señor, al Espíritu Santo, por el que sea robustecido con el don de tu gracia septiforme para cumplir fielmente la obra de tu ministerio).
DIACONAL: Emítte in eos, Dómine, quǽsumus, Spíritum Sanctum, quo in opus ministérii fidéliter exsequéndi múnere septifórmis tuæ grátiæ roboréntur (Envía sobre ellos, Señor, el Espíritu Santo, para que, fortalecidos con tu gracia de los siete dones, desempeñen con fidelidad su ministerio).
SACERDOTAL: Da, quǽsumus, omnípotens Pater, in hunc fámulum tuum Presbytérii dignitátem; ínnova in viscéribus ejus spíritum sanctitátis, ut accéptum a Te, Deus, secúndi mériti munus obtíneat censurámque morum exémplo suæ conversatiónis insínuet (Da, te rogamos, Padre omnipotente, a este siervo tuyo la dignidad del Presbiterio; renueva en sus entrañas el espíritu de santidad para que alcance recibido de ti, oh Dios, el cargo del segundo mérito y muestre con el ejemplo de su conducta la severidad de las costumbres).
SACERDOTAL: Da, quǽsumus, omnípotens Pater, his fámulis tuis Presbytérii dignitátem; ínnova in viscéribus eórurn Spíritum sanctitátis; accéptum a te, Deus, secúndi mériti munus obtíneant, censurámque morum exémplo suæ conversatiónis insínuent (Da, te rogamos, Padre omnipotente, a este siervo tuyo, la dignidad del Presbiterio; renueva en sus entrañas el espíritu de santidad. Alcance recibido de ti, oh Dios, el cargo del segundo mérito y muestre con el ejemplo de su conducta la severidad de las costumbres).
EPISCOPAL: Comple in Sacerdóte tuo ministérii tui summam, et ornaméntis tótius glorificatiónis instrúctum cœléstis ungüénti rore sanctífica (Completa en tu sacerdote la plenitud de tu ministerio y, provisto de los ornamentos de toda glorificación, santifícalo con el rocío del ungüento celeste).
EPISCOPAL: Et nunc effúnde super hunc Eléctum eam virtútem, quæ a te est, Spíritum principálem, quem dedísti dilécto Fílio Tuo Jesu Christo, quem Ipse donávit sanctis Apóstolis, qui constitúerunt Ecclésiam per síngula loca, ut sanctuárium tuum, in glóriam et láudem indeficiéntem nóminis tui (Y ahora derrama sobre este elegido aquella fuerza que está en Ti, el Espíritu que gobierna, que has dado a Tu Hijo amado, Jesucristo, el Espíritu que Él mismo dio a los santos apóstoles, que han fundado la Iglesia en todo lugar para constituir tu templo para la gloria incesante y alabanza de tu nombre).
    
Se estableció que para el “diaconado permanente” la edad mínima sería de 25 años (para los célibes) y de 35 años (para los casados, además de un “matrimonio estable”) y la máxima a los 55, lo cual despertó una airada crítica de Hannes Kramer, fundador del círculo diaconal del “seminario para trabajadores sociales” de la Cáritas en Friburgo de Brisgovia, quien junto con Mons. Georg Hüssler (secretario general de la Cáritas Alemana) se reunió el 15 de Octubre de 1967 con el subsecretario del Consejo para Asuntos Públicos de la Iglesia Mario Pio Gaspari Venturini para plantearle que la edad debía dejarse a criterio de las conferencias episcopales, a lo que Gaspari respondió que el criterio mayoritario fue el establecido en el motu, pero que el Papa podía otorgar dispensas en determinados casos (idéntica respuesta dio a la pregunta de si el diácono casado, al enviudar, podía contraer segundas nupcias o debía permanecer célibe –en cuyo caso, podría optar al orden presbiteral, como fue el caso de Ignace Ekandé, que fue ordenado diácono permanente por Thomas Mongo, y al morir su esposa, fue ordenado sacerdote–).
   
El 26 de Octubre de 2009, con el Motu Próprio “Ómnium in mentem”, se modificó el canon wojtyliano 1008:
«Mediante el sacramento del Orden, por institución divina, algunos de entre los fieles quedan constituidos ministros sagrados, al ser marcados con un carácter indeleble, y así son consagrados y destinados a servir, según el grado de cada uno, con nuevo y peculiar título, al pueblo de Dios»
y se añadió un tercer inciso al 1009:
«Aquellos que han sido constituidos en el orden del episcopado o del presbiterado reciben la misión y la facultad de actuar en la persona de Cristo Cabeza; los diáconos, en cambio, son habilitados para servir al pueblo de Dios en la diaconía de la liturgia, de la palabra y de la caridad».
Pero si miramos la realidad, vemos que tal figura (que dicho sea de paso, existe también entre los veterocatólicos desde 1986) ha venido a ser un “párroco suplente”, porque en los novusordianos, el diácono es el que lee el Evangelio y da la homilía, el que administra los bautismos –y muchas veces MAL, vistos los casos de bautismos que son hallados inválidos después de años–, testifica los matrimonios, preside los funerales, dejándole mucho tiempo libre al cura.

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