lunes, 9 de octubre de 2023

LAS ÚLTIMAS HORAS DE PÍO XII


Tomado de Acta Apostólicæ Sedis, 1958. Traducción propia.
 
El Sumo Pontífice Pío XII, después de haber con su acostumbrado celo correspondido al apostólico ministerio y tenido el día anterior distintos discursos a hombres de todo orden, por el recrudecimiento de la enfermedad que lo había afligido, la mañana del 6 de Octubre, cayó enfermo por la isquemia cerebral.
   
A las 10:00h, los médicos difundieron el siguiente boletín: «El Santo Padre, a las 8:30h de esta mañana, después de una noche tranquila, mientras el hipo que lo había molestado durante días era desaparecido, fue molestato era scomparso, fue golpeado por disturbios circulatorios cerebrales, cuya evolución se está siguiendo actualmente».
   
El Augusto Pontífice, como de costumbre, también entonces dio prueba de su piedad: apenas volvió en sí, devotamente y con voz clara rezó las piadosas invocaciones del Ánima Christi y más veces besó el crucifijo. Después de recibida la extremaunción, apenas pudo, con gran fervor de alma recibió el sagrado banquete. Con particular devoción rezó con los presentes y los ayudantes incluso algunas décadas del Rosario de María.
   
Entre tanto, eran dirigidas por todo el mundo católico súplicas a Dios y a la Santísima Madre de Dios por la salud del Supremo Pastor.
   
El mismo día, después del medio día, también en la opinión, si bien cautísima, de los médicos, la salud del Beatísimo Padre pareció mejorar. Lo cual fue confirmado por el boletín médico de la mañana siguiente.
   
El 8 de Octubre, sin embargo, después de una noche tranquila, a las 7:30h, la enfermedad empeoró por causa de otra isquemia cerebral… A las 16 horas, los médicos difundieron este boletín: «El síndrome a que se refirió el boletín de esta mañana estuvo agravándose progresivamente. Los enérgicos tratamientos realizados no han dado el resultado esperado… Se va instaurando un grave colapso cardiopulmonar».
   
El Eminentísimo Cardenal Nicola Canali, Penitenciario Mayor, impartió según el rito, la absolución sacramental al Augusto Enfermo.
   
Después de la media noche, el Exccelentísimo Monseñor Domenico Tardini, Pro-Secretario de Estado, celebró la misa pro infírmo en la capilla privasa del Beatísimo Padre, junto a la habitación donde el Pontífice ya agonizaba. Se subsiguieron en la celebración de la misa el Excelentísimo Monseñor Federico Callori di Vignale, Maestro de Cámara, y el Reverendo Monseñor Mario Nasalli Rocca di Corneliano, camarero secreto.
   
Recitaron las preces de los agonizantes el Excelentísimo Monseñor Domenico Tardini y el Reverendo Monseñor Mario Nasalli Rocca di Corneliano.
   
El Sumo Pontífice Pío XII entregó placidísimamente el alma a Dios a las 3:52h del 9 de Octubre en Castel Gandolfo.
   
Estuvieron presentes el Excelentísimo Monseñor Domenico Tardini, Pro-Secretario de Estado; el Excelentísimo Monseñor Federico Callori di Vignale, Maestro de Cámara; el Excelentísimo Monseñor Antonio Samorè, Secretario de la congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios; los Excelentísimos Monseñores Carlo Grano y Angelo Dell’Acqua, Sustitutos de la Secretaría de Estado; el Reverendo Monseñor Mario Nasalli Rocca di Corneliano, camarero secreto; los Excelentísimos príncipes Carlo, Marco Antonio y Giulio Pacelli, sobrinos del Pontífice; el conde Enrico Pietro Galeazzi; y los Reverendos Padres Robert Leiber y Wilhelm Hentrich de la Compañía de Jesús.
   
Poco después de la muerte del Pontífice, celebraron la misa por su alma en la vecina capilla el Eminentísimo Cardenal Eugenio Tisserant, Decano del Sacro Colegio; el Excelentísimo Monseñor Antonio Samorè; los Excelentísimos Monseñores Carlo Grano y Angelo Dell’Acqua, y otros.
   
El Eminentísimo Cardenal Vicario, recibido el anuncio de la muerte del Sumo Pontífice, inmediatamente dirigió al clero y al pueblo romano esta notificación:
«Con el alma profundamente commovida os dirigimos, dilectos fieles de Roma, esta palabra. Su Eminencia Reverendísima el Sr. Cardenal Decano del Sacro Colegio nosnha hecho llegar ahora el funesto anuncio oficial de la muerte del Santo Padre, Pío XII, acaecida esta mañana a las 3:52h. Adoramos la voluntad del Señor y Lo suplicamos para que el Siervo fiel, “que en la tierra ha representado a Su Unigénito Hijo Jesús, sea admitido en el Cielo en el consorcio de los Santos Pontífices”. El nombre augusto de Pío XII pasará a la historia como el del “Pastor Angélico”, que con un celo, una sabiduría, y una fortaleza incomparables, gastó Su glorioso pontificado defendiendo los derechos y promoviendo los intereses espirituales de la Iglesia, y se dedicó con caridad inagotable en aliviar los sufrimientos dr los pueblos durante y después del inmenso flagelo de la última guerra. Roma sobre todo debe al “Defénsor Civitátis” un reconocimiento imperecedero por las innúmeras pruebas de una pastoral solicitud, que en los tristísimos días de la guerra la salvó de la ruina, y durante todo el pontificado ha dedicado a la Ciudad Eterna las inagotables premuras de Obispo y de Padre, erigiendo numerosas Iglesias y capillas, y promoviendo tantas obras ordenadas al bien espiritual de los dilectos hijos más cercanos a él. No dudamos, por tanto, que vosotros, fieles de Roma, que en estos días de estremecimiento habéis demostrado tan devota piedad filial, en esta hora de inmenso dolor ofreceréis generosamente vuestros sufragios por el alma electa del difunto Pontífice, Obispo veneradísimo de Roma. Os exhortamos pues a que numerosos toméis parte en los solemnes funerales que, según la costumbre, serán celebrados en la patriarcal Basílica Vaticana. Ordenamos además que en todas las Iglesias de esta alma Ciudad, tanto del Clero diocesano como de los regulares o en cualquier manera privilegiadas, se suenen en modo fúnebre todas las campanas del Ave María a la primera hora de la noche de hoy jueves, el viernes 10 y el sábado 11 corriente. Ni bien sean transportados los restos mortales a la Basílica Vaticana, se celebrarán solemnes exequias en todas las Iglesias supradichas. Se exhorta a los Sacerdotes diocesanos y regulares a ofrecer el santo Sacrificio en sufragio del difunto Sumo Pontífice, y las comunidades de uno y otro sexo, como también los fieles todos, son invitados a encomendar a Dios el Ánima bendita. Prescribimos finalmente que en todas las Misas y en las demás Sagradas Funciones se agregue la colecta “Pro Pontífice eligéndo” mientras dure la vacancia de la Sede Apostólica».

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