martes, 9 de abril de 2024

INVITACIÓN A UNA VIDA PASCUAL

Sermón predicado por el Ilmo. Sr. Obispo Don Fernando Altamira, Superior de la Sociedad de Santa María, el Domingo in Albis (Octava de Pascua) 7 de Abril de 2024.
  
 
VIDA PASCUAL, VIDA DE SANTIDAD, VIDA DE RESUCITADOS

TODO EN MARÍA Y POR MARÍA. Y POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
   
Queridos hijos:
   
Este domingo, llamado Domingo In Albis, es la octava de Pascua, y en la liturgia equivale a festejar nuevamente la fiesta, nuevamente la Pascua.
   
Pascua es la gran invitación, lo saben, a llevar vidas hermosas, vidas de resucitados, resucitados-quitados del pecado, vida de Pascua, Vida Pascual. Es la vida de verdaderos hijos de Dios, que es lo mismo que decir: vidas de verdaderos católicos, porque el Catolicismo es la única religión de Dios, la única religión verdadera. Una invitación a llevar vidas llenas de luz, de diafanidad, porque Dios y su Catolicismo es “la luz”.

Cuerpo
  
[ 1 ] La epístola, que es de San Juan (su primera carta), hace alusión a ese tipo de vida hermoso al cual somos llamados, que implica luchar contra el mundo, no llevar una vida mundana, sino defender a Dios Nuestro Señor Jesucristo, y vivir como Él espera de nosotros (1 Joannes 5:4-10):
  • Caríssimi: Omne, quod natum est ex Deo, VINCIT MUNDUM: Carísimos: Todo lo que es nacido de Dios, VENCE AL MUNDO: VINCIT MUNDUM”; todo lo que nace de Dios VENCE AL MUNDO, nunca hay que olvidar esto
    [Ya esa introducción es hermosísima: “lo que nace de Dios”, el Catolicismo, la familia católica, el hombre católico, una nación católica (que ya no existe), vence al mundo. Y nosotros debemos vencer y hasta –santamente– burlarnos del mundo y de la vida mundana, de esa vida vacía y hueca, llevando vidas hermosas, vidas de verdaderos católicos, vidas pascuales… vidas de luz].
  • Y ahora, más hermoso aun, continúa: “ET HÆC EST VICTÓRIA, QUÆ VINCIT MUNDUM, FIDES NOSTRA: y ésta es la victoria que vence al mundo, NUESTRA FE, NUESTRO CATOLICISMO” 
    [Sí, señor; ésta es la victoria que vence al mundo, nuestra Fe, al mundo entero, nuestro Catolicismo. En Dios y su Catolicismo está todo, está la respuesta y la solución a todo, a todo en nuestras vidas privadas, y a todo en nuestras sociedades y países… “la victoria que vence al mundo”, pero el mundo rechaza a Dios; los impíos y el Nuevo Orden Mundial dicen “nolúmus hunc regnáre super nos: no queremos que Éste reine sobre nosotros”].
   
Y para mayor abundamiento de cuál es la solución a todo, sigue ahora el punto clave de nuestras épocas: Cristo es Dios, ¡Cristo es Dios!; y ello es, lo saben, el punto clave, y el punto de estorbo y de escándalo para el Nuevo Orden Mundial y para el subsiguiente Gobierno del Anticristo. Ellos no pueden hacer sus planes con esa realidad, ellos no pueden hacer sus planes con el hecho y la verdad de que Cristo es Dios, Catolicismo, y por eso tratarán de borrar esa verdad, dirán la blasfemia y la herejía “Cristo NO ES Dios, fue muy bueno –hipocresía de ellos–, pero Dios NO, sino un puro hombre, y si no aceptas que NO fue Dios, te mataremos”; y ¿qué les diremos nosotros?, sólo con la gracia de Dios, en ese trance: “pues máteme, porque Cristo es Dios, Cristo es Dios”. Miren, detrás de estas realidades, cómo sigue la epístola de San Juan alrededor del hecho de que Cristo es Dios:
  • Quis est, qui vincit mundum, nisi qui credit, quóniam Jesus est Fílius Dei?: ¿Quién es el que vence al mundo… sino el que cree que Jesucristo es el Hijo de Dios?”.
    [Jesucristo es Dios, ¡Jesucristo es Dios, por siempre! Como decía ese testimonio hermosísimo del mártir San Ginés (25 de agosto como San Luis), el cual primero se burlaba, en su tarea de cómico, del Catolicismo y de Cristo en frente del Emperador Diocleciano, y en esa función de burla se convirtió y terminó defendiendo a Cristo con la muerte, diciendo –palabras más, palabras menos–: “Mil veces me mataréis, pero no me quitaréis a Cristo ni de la boca ni del corazón”, y fue muerto. Pues bien, yo quiero decir igual, nosotros deseamos poder decir igual: “Me mataréis mil veces, pero no me Lo quitaréis ni de la boca ni del corazón: Cristo es Dios, ¡Cristo es Dios!, y en Dios Nuestro Señor Jesucristo y su Catolicismo está todo, está todo; Nuevo Orden Mundial, Mr. Anticristo, matadme una y mil veces, por con su Gracia, no me lo quitaréis ni de la boca ni del corazón, amo a Cristo, deseo amar a Cristo”].

Y seguimos respondiéndole al Nuevo Orden Mundial con esta epístola de San Juan que es la de este Domingo in Albis; ¿qué decimos ahora?:
  • Cristo es la Verdad, ¡Cristo es la Verdad, la suma Verdad!; escuchemos la Sagrada Escritura:
    • Et Spíritus est, qui testificátur, quóniam Christus est Véritas: Y el Espíritu es, el que testifica, que Cristo es la Verdad… Qui credit in Fílium Dei, habet testimónium Dei in se: El que cree en el Hijo de Dios –Jesucristo–, tiene el testimonio de Dios en sí”.
       

[ 2 ] Los aspectos, o diferentes aspectos, de toda la Vida Pascual, y de toda la obra de Dios, se ven reflejados en esta Octava de Pascua.
 
La oración del Jueves de Pascua es muy hermosa, y es perfecta; y abarca la obra de Dios en nuestras almas, “en cuanto a la Fe” o Doctrina Católica o Dogma, y “en cuanto a las obras de la Fe” o Caridad o la Moral, porque la Caridad son las obras de la Fe; y esa oración dice así:
  • Deus, qui diversitátem géntium in confessióne tui nóminis adunásti: Oh Dios, que has unido la diversidad de las naciones en la confesión de tu Nombre”.
    [¡qué expresión!: tan-tan hermosa; y ese logro y fruto de la obra de Dios en las naciones, y que es fruto del Catolicismo, logró que el Occidente confesara su Nombre: “Dios, que has unido la diversidad de las naciones en la confesión de tu Nombre”, que es lo mismo que decir “Dios, que has logrado que tu Nombre sea respetado, que la Santísima Trinidad sea respetada, que tu Catolicismo sea respetado, que has logrado que toda la sociedad civil –el máximo logro temporal– se organice y se rija según el Catolicismo, poniéndote en el centro de la vida social, familiar e individual”: Eso fue la Cristiandad Europea, 10 Siglos; la Iglesia Católica hizo Europa, ¡la Iglesia Católica hizo Europa!, nosotros hicimos Europa, ¡nosotros, Catolicismo y católicos, hicimos Europa!, la cual fue la cumbre de la civilización; la Iglesia Católica logró, en lo temporal, el máximo culto social y de respeto a Dios, y por lo mismo logró la cumbre y el máximo desarrollo de la civilización. Y cuando esta magna y única obra de la Europa Católica o Cristiandad cayó, a partir del Renacimiento (por el naturalismo, por el humanismo, por el antropocentrismo), LA ÚNICA NACIÓN DEL MUNDO que logró repetirlo fue la gloriosa y católica España, ella creó aquí, en Hispanoamérica, la segunda y última Cristiandad que existió en la Historia de la Humanidad, LA CRISTIANDAD ESPAÑOLA que duró tres Siglos, y eso somos y debemos ser nosotros, sus hijos y descendientes; la cual Cristiandad Española, nosotros, fue o fuimos destruidos con todas nuestras Revoluciones del Siglo XIX, en especial el año 1810 (México-Colombia-Argentina), todas nuestras revoluciones han sido de principios y acciones según la anticatólica Revolución Francesa, según los principios de la Masonería, del Liberalismo (condenado tantas veces por la doctrina católica), y algunos años después según los principios del socialismo-comunismo: “Le destronaron”, destronaron a Dios y el Catolicismo de nuestros países. Y así hemos quedados hasta hoy, tullidos y dañados, dañados en la mente y en la acción, con una vida, para el Siglo XX y Siglo XXI, “sin Dios y sin ley”, divagando en la nada, en la nada de una vida hundida en la pereza, en el hedonismo y en la contranatura, la lujuria, “la vida porque es gratis”, una vida aplastada, sin la Verdad, sin ideales, y ni hablemos del cundir de la homosexualidad y del lesbianismo, del asesinato del propio hijo como si nada: aborto].
      
  • “Dios, que has logrado esa unión de naciones en otro tiempo bajo tu Catolicismo”: “da, ut renátis fonte baptísmatis: da a los renacidos de la fuente del Bautismo…”.
    [renacer del Bautismo, renacer según Dios, la vida nueva, sin el viejo fermento, vida de resucitados, Vida Pascual, “si consurrexístis cum Christo: si habéis resucitado con Cristo… quæ sursum sunt quǽrite: buscad las cosas de arriba, las cosas del Cielo”; con el gran grito y mensaje Pascual de las epístolas de Resurrección terminaremos esta prédica].
        
  • Dios, que has logrado eso, da que: “una sit fides méntium: una sea la Fe de las almas”.
    [¡por Dios!: qué cosa tan hermosa, “que una sea la Fe en las almas”; y la Iglesia Católica consiguió y logró eso, que sea una la Fe de las almas, lo acabamos de decir: La Cristiandad Europea (de 10 Siglos) y la Cristiandad Española (de 3 Siglos)].
       
  • Y que sea unaet píetas actiónum: y –que– sea una la piedad de las acciones” 
    [las obras de la Fe, pasar a las obras, que es lo mismo que las obras de Caridad ut supra; si no, nuestro Catolicismo está muerto, sería de una Fe muerta; la Fe viva, hace las obras de esa Fe, que son las obras de la Caridad, y estrictamente hablando la Cristiandad Europea y la Cristiandad Española fueron la máxima expresión de lo que pueden llegar a ser, y fructificar, “las obras de la Fe”: Dios Nuestro Señor Jesucristo y su Catolicismo en el centro, y toda la sociedad civil o los países organizados así; y así debe ser la vida de nuestras familias, y la vida de nosotros mismos individualmente: Dios y su Catolicismo en el centro].
       
   
[ 3 ] Debemos entonces grabar en nuestras mentes el gran concepto de este tiempo litúrgico: 
   
La época de Pascua es el llamado y la invitación a llevar una vida hermosa, buenos hijos de Dios, que es lo mismo que decir: de verdaderos católicos.
    
Miren, en ese mismo Jueves de Pascua que recién traíamos a colación, en la antífona de Comunión –al final de la Misa– cómo, con cinco palabras, en una forma hermosísima, se nos da esa invitación a esa nueva vida a través del primer Papa de la Historia, en su primera Carta Encíclica, su epístola primera:
  • (1 Pet 2:9) San Pedro: "Pópulus acquisitiónis, annuntiáte virtútes ejus, allelúja: Pueblo conquistado por Dios –“pueblo de conquista”, vosotros los católicos– anunciad-publicad las grandezas de Aquél: qui vos de ténebris vocávit: –“que os llamó”–, que os sacó de las tinieblas –en que estabais: la vida de pecado, el hombre viejo–, in admirábile lumen suum: hacia la admirable luz suya –la luz de Dios, la vida católica, la vida hermosa y llena de luz a que somos llamados, llena de diafanidad; “nos sacó de la oscuridad y nos llamó a la luz”–.
  • Esta vida es el llamado a “la vida de resucitados, como Cristo: “resurrexit”; y debemos “hacer” lo que Él nos enseñó, “hacedores” de esa vida de católicos y no sólo “oidores”: (Santiago 1, 21-22) “Propter quod abjiciéntes omnem immundítiam: Por lo cual, arrojando toda inmundicia –los pecados de lujuria–, et abundántiam malítiæ: –y arrojando toda abundancia de malicia–, in mansuetúdine suscípite insítum verbum: con mansedumbre recibid la palabra insertada –sembrada– en vosotros; la Palabra de Dios, quod potest salváre ánimas vestras: la cual puede salvar vuestras almas. 22 Estóte áutem factóres verbi: Sed hacedores de la Palabra, et non auditóres tantum: y no solamente oidores, falléntes vosmetípsos: engañándoos a vosotros mismos”.
  
(Conclusión)
 
Terminamos dándoles el resumen más apretado, más pequeño, pero lleno, llenísimo, de contenido sobre lo que es la Vida Pascual, la vida de resucitados, la vida de verdaderos hijos de Dios. Y una vez más, para ello: La Santa Liturgia Católica; la liturgia es una fuente inagotable de enseñanza de la verdad infalible; y la Liturgia Católica en las dos brevísimas epístolas de Pascua (la Vigilia y el día de Resurrección) nos otorga esa síntesis de todo lo que tenemos por delante, de lo que tenemos que hacer y hacia qué somos invitados:
  • La primera epístola: (Colosenses 3,1-4) “Fratres: si consurrexístis cum Christo: Hermanos: si habéis resucitado con Cristo –si habéis sido rescatados de las tinieblas hacia la vida de Dios, si sois católicos–, quæ sursum sunt quǽrite: buscad las cosas de arriba, ubi Christus est in déxtera Dei sedens: donde está Cristo sentado a la diestra de Dios –buscad las cosas del Cielo–: quæ sursum sunt sápite, non quæ super terram: saboread las cosas de arriba y no las de la tierra. Mórtui enim estis: pues vosotros estáis muertos –muertos a qué: muertos al pecado, muertos a la vida de pecados, ¡o deberíais estar muertos a eso, si sois verdaderos católicos!–, et vita vestra est abscóndita cum Christo in Deo: y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios…”.
  • La segunda Epístola: (1 Corintios 5,7-8) “Fratres: Expurgáte vetus ferméntum: Hermanos: Expurgad el viejo fermento -quitaos del hombre viejo, de la vida de pecados que lleváis o habéis llevado-, ut sitis nova conspérsio: para que seáis una nueva masa –un hombre nuevo–, sicut estis ázymi: porque sois –o deberíais ser– ázimos –pan ázimo: blanquísimo, sin levadura, sin fermento, que no se pudre que no se corrompe, con la virtud blanquísima de la pureza–. Étenim Pascha nostrum immolátus est Christus: En efecto, Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado –si Dios, si Dios Nuestro Señor Jesucristo ha hecho todo eso por nosotros, “¿qué voy a hacer yo, qué voy a hacer yo por Él, qué voy a retribuir, qué le voy a dar a cambio?, ¿seguir pecando, seguir en la vida de pecado?–. Ítaque epulémur: Por eso, tengamos banquetes –nos alegremos, tengamos alegrías–: non in ferménto véteri: no con el fermento viejo –no para pecar, no para seguir en la vida de pecado–, neque in ferménto malítiæ et nequítiæ: ni con el fermento de malicia y de maldad: sed in ázymis sinceritátis et veritátis: sino con ázimos de sinceridad –de pureza, de vidas puras, de la virtud de la pureza– y de verdad –siempre estando en el Catolicismo, siempre estando en la Verdad: Cristo es la Verdad, y su Catolicismo: a eso estamos invitados–”.
 
AVE MARÍA PURÍSIMA.

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