El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin Miotti confesó a LifeSiteNews la voluntad de la Santa Sede de renovar este otoño por tercera vez el secreto “Acuerdo provisional” bianual sino-vaticano, cuyos resultados solo favorecen al gobierno de Pekín que ha aumentado la persecución a la Iglesia en China. «Esperamos renovarlo. Estamos también en diálogo sobre este punto con nuestros interlocutores chinos», dijo.
Firmado en 2018 y renovado en 2020 y 2022, el Acuerdo Secreto otorga el reconocimiento vaticano a la Asociación Patriótica de Católicos Chinos dirigida y controlada por el Partido Comunista Chino, que postula los candidatos para las sedes episcopales (reorganizadas por el PCCh, ¿quién más si no?), aunque le reconoce al Papa el derecho al veto (que NUNCA ha ejercido, ni siquiera cuando el obispón de Haimen José Shen Bin fue promovido por el gobierno a la sede de Shanghái, con burla a Bergoglio y todo).
En Julio de 2023, Parolin (que ha hecho su carrera en la Secretaría de Estado desde 1986 protegido por el “Richelieu vaticano” Achille Silvestrini Gambarati, y ocupa la jefatura del dicasterio desde 2013) defendió el Acuerdo como un mecanismo de “diálogo” con el gobierno comunista, y dijo que este tenía carácter confidencial «porque aún no ha sido aprobado definitivamente, y que este se logrará confiando en la sabiduría y la buena voluntad de todos». “Diálogo” que él y su jefe Francisco Bergoglio defienden férreamente no obstante el cardenal emérito de Hong Kong Joseph Zen Ze-kiun SDB lo calificó de traición hacia la Iglesia clandestina y exigió la renuncia de Parolin, y el mismo arzobispón Paul Richard Gallager, Subsecretario de Estado para las relaciones con los Estados [= Ministro de Exteriores], admitió «no es el mejor acuerdo posible, por el interlocutor que hay».
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