sábado, 13 de abril de 2024

CURIOSIDADES DEL ANUARIO PONTIFICIO 2024


Para el Anuario Pontificio 2024, Francisco Bergoglio reasumió en la sección de “títulos históricos” el título de «Patriarca de Occidente» (Patriárcha Occidéntis), suprimido en 2006 por su antecesor Benedicto XVI Ratzinger como “poco claro” y “obsoleto” frente al diálogo ecumenico. 
    
Según la Agencia Fides (del Dicasterio para la Evangelización –antigua Propagánda Fide–) y Fos Fanariou (del Patriarcado de Constantinopla), la intención de recuperarlo puede «vincularse a su insistencia en la importancia de la sinodalidad, y a la solicitud ecuménica que siempre mira a los primeros siglos del cristianismo, cuando no había divisiones dogmáticas entre las Iglesias». Pero por visto, es probable que quiera aumentar su prestigio y poder personales y reforzar el centralismo romano. Y ni hablar que si es por el ecumenismo, porque solo le quedan los melquitas y protestantes, porque la Iglesia Copta Ortodoxa de Alejandría y la Iglesia Ortodoxa Rusa suspendieron sus diálogos precisamente por la declaración tucho-bergogliana “Fidúcia súpplicans”.
    
El título surgió con la pentarquía introducida en los concilios de Constantinopla (año 381) y Calcedonia (año 451) al desintegrarse el sistema de las sedes petrinas (Roma, Antioquía de Siria, y Alejandría). Si bien el emperador Teodosio “El Joven” se refirió a San León Magno (reinó entre el 440 y el 461) como Patriarca de Occidente, fue el Papa Teodoro I (reinó entre el 642 y el 649) el primero en adoptar tal título (ítem, durante su pontificado se añadió al título de “Pontífice” el de “Soberano”). En el Anuario Pontificio, el título apareció por primera vez en 1863.

Noticia fue en el año 2020 que Bergoglio relegase como “históricos” todos los títulos papales, incluyendo el de “Vicario de Cristo” (que de todos modos ni él ni sus antecesores desde Roncalli poseen de justicia, sino que son usurpadores), pero esto era consecuencia del Vaticano II, como reconoce uno de sus magos, Yves Congar OP:
«La Comisión Internacional de Teología, en su sesión de octubre de 1970, ha recomendado, casi unánimemente, evitar los títulos que puedan ser malcomprendidos, como Caput Ecclésiæ [Cabeza de la Iglesia], Vicárius Christi [Vicario de Cristo] o Summus Póntifex [Sumo Pontífice], y en su lugar ha recomendado usar los títulos de Papa, Sanctus Pater [Santo Padre], Epíscopus Románus [Obispo de Roma], Succéssor Petri [Sucesor de San Pedro] o Suprémus Ecclésiæ Pastor [Pastor Supremo de la Iglesia]» [YVES MARIE CONGAR DESOYE OP, “Titres donnés au Pape” (Títulos dados al Papa), en revista Concílium, n.º 108 (Noviembre de 1975), pág. 64].
Mons. Carlo María Viganò comentó al respecto en su cuenta de Twitter
«La decisión de restaurar el título de Patriarca de Occidente, anulado por Benedicto XVI, no debe inducir a error: es un movimiento –ni siquiera demasiado disfrazado– con el que Bergoglio se sitúa como interlocutor en pie de igualdad con el Patriarca de Oriente [Bartolomé I Archondonis del Fanar, N. del T.], no menos subordinado que él a los intereses de la elite masónica globalista tan ansiosa por establecer el Nuevo Orden Mundial y la Religión Universal.
    
De este modo, tras una “reducción” del Papado en clave sinodal –es decir, parlamentarizar el gobierno de la Iglesia, que es una institución monárquica por voluntad del mismo Cristo– y tras la renuncia al título de Vicario de Cristo, Bergoglio puede avanzar rápidamente hacia ese proyecto ecuménico que constituye la matriz herética del Vaticano II y de todo su nefasto “pontificado”.
    
No es sorprendente que esta operación subversiva sea dirigida por las mismas personas que usurpan el poder del Romano Pontífice para destruir el Papado y la Iglesia Católica».

  
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Si esto es curioso, lo que sigue es ESCANDALOSO: Silere Non Possum informó que el presbítero esloveno Marko Iván Rupnik Kaučič continúa apareciendo en el Anuario como miembro del Dicasterio para el Culto Divino (y hasta el 28 de Marzo, su nombre seguía en el sitio web del dicasterio). Y más, con el posnominal SJ aun cuando ya no pertenece a la Compañía de Jesús sino que está incardinado en la diócesis de Koper/Capodistria.
   

Rupnik ha sido denunciado por abusos sexuales a sus religiosas de la Comunidad de Loyola, y en Enero de 2020, había sido excomulgado por la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe por el delito canónico de absolución del cómplice, pero le fue levantada cuatro meses después por el propio Francisco Bergoglio, cuyo mecenas es. Una investigación interna por los jesuitas condujo a la expulsión de Rupnik de la Compañía en 2023, y posteriormente fue incardinado en su diócesis natal, Koper.

Independientemente de cómo acabe el proceso en Doctrina de la Fe, queda preguntarse por qué el Dicasterio para Culto Divino tenía (o tiene, quién sabe) entre sus filas a un Rupnik acusado creíblemente de abusos y sacrilegio, mientras que en muchas diócesis conciliares hay presbíteros que son suspendidos o ya de plano dimitidos por meras sospechas de cosas mucho menores (o simplemente –no nos digamos mentiras– porque le caen mal a su obispón o a los mundanos). Al respecto, Mons. Viganò hizo el siguiente comentario en su cuenta de Twitter:
«Un jesuita pervertido y sacrílego –Marko Rupnik– sigue siendo consultor en el “Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos”, ha sido acogido e incardinado en la diócesis de Koper en Eslovenia y todavía se lucra de sus horrendos mosaicos.
   
Un cardenal pornográfico –Tucho Fernández– está al frente del “Dicasterio de la Doctrina de la Fe”.
  
Un obispo secularizado –Xavier Novell– está ahora casado por la iglesia, con dispensa “papal”, con una escritora de novelas eróticas y satánicas, que ahora es experto en la inseminación artificial de cerdos.
   
Una multitud de cardenales, obispos y sacerdotes herejes, corruptos y fornicadores. Si estos son los defensores de la “Iglesia sinodal” bergogliana, deberíamos temblar al pensar en lo que esconde el jesuita argentino que los protege y en su chantajeabilidad».

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