lunes, 29 de abril de 2024

MES DE LA PASIÓN DE CRISTO – DÍA VIGESIMONOVENO

Traducción a partir del libro L’Année Pieuse, del padre Francisco de Ligny, publicado en Amiens por la imprenta de Alfredo Caron en 1851.
   

DÍA VIGESIMONOVENO: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
  
PENSAMIENTOS PRÁCTICOS
Considera, alma mía, que la venerable cabeza de Jesús se inclina, sus ojos, que habían sido el consuelo de los afligidos, comienzan a cerrarse, sus labios, de donde brotaban las palabras de vida eterna, se vuelven fríos y lívidos. Sin embargo, fortalecido por su propia virtud, levanta la cabeza, abre los ojos y, manteniéndolos fijos en el cielo: «Padre», exclama, «en tus manos encomiendo mi espíritu». Recoge, con profundo respeto, estas últimas palabras de tu Salvador, y guárdalas preciosamente, para que puedas devolvérselas cada día, antes de tu descanso y en la hora de tu muerte, con un corazón ardiente de amor.
            .
ORACIÓN
Padre mío, Padre mío amoroso, conozco la indulgencia y la bondad de vuestro Corazón: por eso, me lanzo en el seno y brazos de vuestra divina misericordia, me abandono con plena confianza de amor a vuestra adorable voluntad: si me parece amarga a mi debilidad, vuestra gracia hará ligera un momento de sufrimiento al que seguirá un eterno peso de gloria. El cuidado de mis restos mortales preocúpame poco, porque sé que reviviréis mi polvo con el soplo de tu poder. Pero, por mi alma, ¡oh Padre mío!, que habéis creado a vuestra imagen, y que anhela ardientemente la felicidad de veros y poseeros, deseo depositarla en vuestras sagradas manos, en sólo ellas encontrará descanso y seguridad. ¡Ah!, si viviera como debe hacer un hijo quien devuelve a su padre el amor, el respeto y la obediencia que le debe, ¡con qué piadoso afán guardaría mi alma pura y sencilla como la paloma, para hacerla agradable a vuestros ojos y digno de ser entregado a Vos!, pero ¿no Os corresponde a Vos, Dios mío, purificar y santificar mi alma, mi espíritu, mi corazón, mi voluntad? Disponed de mí como queráis; porque, desde ahora y siempre, quiero abandonarme a Vos sin reservas; todos los días de mi vida, antes de descansar, y también en mi última hora, quiero deciros con amor: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
       
PRÁCTICA: De vez en cuando durante el día, fija tu mirada en la imagen de Jesús crucificado y bésala con tierno amor. Haz con devoción el Vía crucis (Indulgencia plenaria). 

ASPIRACIÓN: Señor Jesús, me amasteis hasta morir por mí; hacedme amaros al menos hasta el punto de vivir para Vos.

LETANÍA DE LA PASIÓN DE CRISTO
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
    
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
   
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
  
Jesús, que has instituido el santísimo Sacramento del altar en memoria de tu pasión, ten piedad de nosotros.
Jesús, que saliste del cenáculo para morir, ten piedad de nosotros.
Jesús, orando en el Olivete, ten piedad de nosotros.
Jesús, consolado por un ángel, ten piedad de nosotros.
Jesús, sudando sangre y agua, ten piedad de nosotros.
Jesús, vendido y traicionado por Judas, ten piedad de nosotros.
Jesús, apresado y atado por los soldados, ten piedad de nosotros.
Jesús, abandonado por tus discípulos, ten piedad de nosotros.
Jesús, presentado a Anás y Caifás, ten piedad de nosotros.
Jesús, golpeado por un criado, ten piedad de nosotros.
Jesús, acusado por falsos testigos, ten piedad de nosotros.
Jesús, juzgado digno de muerte, ten piedad de nosotros.
Jesús, ultrajado, golpeado durante la noche, ten piedad de nosotros.
Jesús, negado tres veces por San Pedro, ten piedad de nosotros.
Jesús, despreciado por Herodes, ten piedad de nosotros.
Jesús, vestido con una túnica blanca, ten piedad de nosotros.
Jesús, a quien Barrabás fue preferido, ten piedad de nosotros.
Jesús, azotado, ten piedad de nosotros.
Jesús, magullado por nuestros crímenes, ten piedad de nosotros.
Jesús, vestido con púrpura, ten piedad de nosotros.
Jesús, coronado de espinas, ten piedad de nosotros.
Jesús, golpeado con una caña, ten piedad de nosotros.
Jesús, presentado al pueblo, ten piedad de nosotros.
Jesús, condenado a muerte por Pilato, ten piedad de nosotros.
Jesús, entregado a la voluntad de los judíos, ten piedad de nosotros.
Jesús, cargado con la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, conducido al Calvario, ten piedad de nosotros.
Jesús, despojado de tus ropas, ten piedad de nosotros.
Jesús, atado a la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, levantado en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, que oraste por tus enemigos, ten piedad de nosotros.
Jesús, puesto en el rango de malhechores, ten piedad de nosotros.
Jesús, blasfemado en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, que prometiste paraíso al buen ladrón, ten piedad de nosotros.
Jesús, que recomendaste a tu Madre a San Juan, ten piedad de nosotros.
Jesús, abandonado por tu Padre, ten piedad de nosotros.
Jesús, ebrio de vinagre en tu sed, ten piedad de nosotros.
Jesús, que dijiste: Todo está consumado, ten piedad de nosotros.
Jesús, que has encomendado tu alma a tu Padre, ten piedad de nosotros.
Jesús, obediente hasta la muerte en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, muerto en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, traspasado con una lanza, ten piedad de nosotros.
Jesús, que manifestaste tu poder después de tu muerte, ten piedad de nosotros.
Jesús, descendido de la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, sepultado, ten piedad de nosotros.
   
Sednos propicio, perdónanos Señor.
Sednos propicio, escúchanos Señor.
    
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De la pestilencia, del hambre y de la guerra, líbranos, Señor.
De todo peligro del alma y del cuerpo, líbranos, Señor.
De la muerte eterna, líbranos, Señor.
Por tus trabajos y tus vigilias, líbranos, Señor.
Por tus dolorosos azotes, líbranos, Señor.
Por tu coronación de espinas, líbranos, Señor.
Por tu sed, tus lágrimas y tu desnudez, líbranos, Señor.
Por tu preciosa muerte y tu Cruz, líbranos, Señor.
Por tu Preciosísima Sangre, líbranos, Señor.
Por tus santísimas llagas, líbranos, Señor.
   
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
    
℣. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
℟. Porque redimiste al mundo por tu Cruz.
   
ORACIÓN
Adorable Jesús, sufriendo y muriendo por Amor por nosotros, concédenos la gracia de sufrir contigo y por Ti; para que, viviendo, sufriendo y muriendo en Tu Amor, seamos eternamente felices Contigo y en Ti. Amén.

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