Novena dispuesta por Sor Juana de San José, religiosa profesa en el Convento de Nuestra Señora de la Concepción, y publicado en Guatemala de la Asunción en 1775.
NOVENA A SANTA INÉS DE MONTE PULCIANO VIRGEN. O.P.
ACTO DE CONTRICIÓN
Amorosísimo y misericordiosísimo Dios, Padre de amor, Salvador amantísimo de las almas, única esperanza de mi corazón, objeto amabilísimo de todos nuestros amores, con el rendimiento debido a vuestra Soberana Majestad os adoro como á supremo Rey del Cielo y Tierra, y confuso y avergonzado confieso mis gravísimas culpa e ingratitud con que he correspondido a vuestros infinitos beneficios: quisiera borrar mis culpas con la sangre de mi corazón, y dar la vida por vuestro amor: quisiera, Redentor mío haberos amado desde el punto que me criasteis, y haber perdido la honra y la vida antes que ofenderos a vos, mi adorado dueño, y con vuestro favor y gracia propongo no ofenderos más, y amaros con todo mi corazón, potencias y sentidos, y emplearme todo en serviros; y pues sois camino, verdad y vida guiadme por el camino de vuestra perfecta imitación, enseñadme la verdad de vuestras palabras y doctrina, pues sois suma verdad, dadme la verdadera vida de la gracia, enseñad mi ignorancia Sapientísimo Maestro, alumbrad mi ceguedad Luz del Mundo, volvedme a vuestro rebaño Pastor Divino, perdonadme ¡o piadoso Padre de misericordia! y concededme .vuestro amor por vuestra santísima vida, pasión y muerte, y per la intercesión de vuestra escogida Esposa y gloriosísima Virgen Santa Inés, para que uniéndome a vos en esta vida por la unión de vuestra santísima voluntad, y perseverando hasta el fin con vuestra gracia, merezca el continuar en amarte y bendeciros en vuestra gloria. Amén.
DIA PRIMERO
ORACIÓN
¡Oh candidísima Virgen y esclarecida Esposa! en cuyo feliz nacimiento manifestó el Cielo que nacías para las divinas bodas del cándido Cordero Jesús, pues desde las primeras auroras de tu vida dio a entender habías de ser lampara lucida y fomentada con el óleo de tu ardiente caridad, pues a puro de nacer aparecieron vistosas y lucidas hachas, que habiendo ardido festivas manifestaron que habías de ser luciente antorcha al Mundo, a todas luces perfecta, pues hasta el lugar del Monte Pulciano, que significa Monte Hermoso, fue claro indicio, pues nacías tan féstil planta, para hermosear tu Patria con la variedad vistosa de tan admirable virtudes en todo agraciada y hermosa, como elegida para cortesana del Cielo, y te escogió el Señor con singular privilegio en el nombre pues Agnus y Agnes se explican en las letras semejantes, aunque no en el ser, porque es imposible, lo fuiste en el nombre y candidez, y en tu sobrenombre dichoso grabó Dios los méritos de que te había de adornar entre las Vírgenes que seguían al Cordero Divino, pues sola tú, Inés felicísima, entre las de la familia del Cordero te nombras Cordera, como escogida para Esposa del candidísimo Cordero Jesús: por cuyos esclarecido méritos y singulares prerrogativas te rogamos nos alcances el verdadero conocimiento de las cosas celestiales, y continua vigilancia conservemos la luz de la gracia, que exhalen nuestros afectos llamas de amor divino, y sean nuestras obras lucidas antorchas que ardan siempre en fervorosos afectos, puras y cándidas sigamos amantes al Divino Cordero con las lamparas de las buenas obras y el óleo de la ardiente caridad, para que por tu intercesión merezcamos ser del número de los escogidos, que nuestros nombres sean escritos en el libro de la vida eterna, y que renaciendo en ella subamos de virtud en virtud hasta el dichoso y hermoso monte de la Gloria. Amén.
Tres Padres Nuestros, Aves Marías y gloria, y una Salve, y se pide lo que se desea alcanzar en esta novena.
SEGUNDO DÍA
ORACIÓN
¡Oh purísima Virgen y cándida Azucena! A quien señalo tu castísimo Espeso desde tu tierna edad para que dieses guerra al Infierno, pues siendo de nueve años yendo desde tu Aldea a la Ciudad del Monte Pulciano, llegando a una casa de mujeres públicas, aparecieron muchos cuerpos que, volando sobre tu cabeza, con inquietud rabiosa querían despedazar tu tiernecito cuerpo, habiendo previsto para mayor tormento suyo, la grande mudanza que en aquella casa había deshacer tu ejemplar pureza, y sentía el Demonio verse ultrajar de una Niña tierna, convirtiendo aquel sitio inmundo en un nuevo cielo, derribando del trono de la soberbia y lascivia al Dragón infernal, dándole á Dios purísimas Esposas: por cuyos felices triunfos te pedimos nos alcances de tu castísimo Esposo nos conceda una pureza Angélica en todos nuestros pensamientos, palabras y obras, y que si por la culpa han sido nuestros corazones Hilo inmundo y Casa profana habitada de las infernales bestias, se conviertan en un cielo puro, donde Dios sea adorado, reconocido y servido con pureza de nuestros cuerpos y almas, donde demos a nuestro dulcísimo Esposó olorosas flores de amantes afectos y frutos sazonados de virtudes, y que sean nuestras almas habitación dichosa y huerto de sus delicias, pues gusta su Majestad dé estar con las criaturas, cuando dice: “mis delicias son estar con los hijos de los hombres” y la correspondencia de su amor sea todas nuestras delicias amarle en esta vida para gozarle en la Gloria. Amen.
Tres Padres Nuestros, Aves Marías y gloria, y una Salve, y se pide lo que se desea alcanzar en esta novena.
TERCER DÍA
ORACIÓN
¡Oh valerosísima Virgen! a quien previno el Cielo con singulares favores desde sus tiernos y floridos años, convocando para favorecerte el Cielo, la Tierra y et Mar, pues estando en la Contemplación amorosa de tu dulcísimo Esposo, te ofreció el mar inmenso de su liberalidad, aquellas tres Naves de los tres gloriosísimos Patriarcas: el sagrado Doctor San Agustín, el Seráfico Padre San Francisco, y el glorioso Patriarca Santo Domingo, que con sagrada emulación te solicitaban para su Nave, y el Celestial Piloto, con la disposición de su sabiduría y con inspiración divina te inclinó amorosa a la Nave del celestial Domingo, cuyo efecto se vio entrando en el Monasterio de su Orden tan tiernecita planta, que solo una agigantada virtud pudo vencer la pequeñez de una edad tan tierna como la de nueve años, y en tan cortos lustros tan levantados discursos, con que valerosa te acogiste al sagrado de la Religión, huyendo del mundo, que como gustabas de los regalos del Cielo, te eran desabridos los bienes fingidos de la tierra: por cuya fervorosa elección te suplicamos nos alcances una resolución constante para vencer las dificultades que se oponen a la ejecución de los llamamientos é inspiraciones divinas, para que firmes sigamos, a tu imitación, la voz de Dios en las vocaciones, y ejecutarnos sin resistencia su santísima voluntad, siguiendo en nuestro estado el norte fijo de la recta intención de solo agradar a Dios, sujetando nuestra voluntad a la disposición ajena, para que la pequeñez de nuestras obras crezca con el mérito de sacrificar una potencia tan libre como la de la voluntad, por el amor de el que se hizo obediente por nuestro amor hasta la muerte, y nos alcances de tu Soberano Esposo auxilios eficaces para que en este mar del Mundo no perdamos el norte de su gracia, sino que en la nave que nos ha puesto su divina disposición, nos dé el deseado pasaje de la inquietud y olas peligrosas de este Mundo al descanso del celestial puerto de la Gloria. Amen.
Tres Padres Nuestros, Aves Marías y gloria, y una Salve, y se pide lo que se desea alcanzar en esta novena.
DIA CUARTO
ORACIÓN
¡Oh fervorosisima Esposa del dulcísimo dueño de las almas, Jesús! en cuyos amorosos afectos ardía tu corazón en la encendida oración en quien público el Cielo cuan agradable le era al Señor, pues lo manifestó con uno de los prodigios que obró en el desierto en aquel misterioso Maná; pues, como dice San Isidoro, en Domingo recibió el Pueblo la primera vez este admirable beneficio: y en el esclarecido Orden de Domingo, llovió Dios sobre el cristal terso de tu pureza, muchas veces este Maná milagroso que, bordando tu manto de misteriosas cifras, formaba perfectas Cruces, calificando Dios tu santidad e inocencia en los dos instrumentos de su poder y gloria del Testamento viejo y Nuevo, con el Maná que le manifestó glorioso en el Desierto, y la Cruz sagrada que ostentó contra el Infierno en el Calvario, para que a imitación de tu Esposo crucificaras dulcemente tu afecto, y fructificando tu fecunda oración en hermosas flores y vistosas rosas, bordando el suelo donde ponías las rodilla de matizadas florestas, convirtiendo el Coro y Celda en amenos jardines, y a un tiempo el Cielo y la Tierra publicaron de tu santidad las excelencias, el Cielo desatando en Maná delicado sus nubes , y la tierra brotando en fragrantes flores, mudas lenguas que pregonaron lo admirable de tus virtudes, por cuyos colmados méritos te rogamos nos alcances del Divino Espíritu, ilustre nuestros entendimientos, encienda nuestra voluntad en su divino amor, que en fervorosa oración se dispongan nuestros corazones para recibir del Cielo, roció de su fragancia, y los rayos del Sol de justicia, produzca en nuestras almas hermosas flores de afectos, colmados frutos, de virtudes, y que sean nuestros corazones un jardín ameno, y que armados de la gracia y virtudes, venciendo nuestras pasiones y desordenados afectos, merezcamos recibir el Divino Pan de los Ángeles, suavísimo Maná que se promete a los vencedores: al que venciese daré el Maná escondido: y que a tu imitación, crucifiquemos nuestra voluntad, y aborreciendo los manjares amargos del Egipto de este Mundo, gustemos de la suavidad del dulcísimo Maná y Divino Pan de los Ángeles, por quien se comunica la gracia, que es segura prenda de la Gloria, Amén.
Tres Padres Nuestros, Aves Marías y gloria, y una Salve, y se pide lo que se desea alcanzar en esta novena.
QUINTO DIA
ORACIÓN
¡Gloriosísima Virgen, amantísima Esposa del Rey de los Cielos! en quien favoreciese liberalidad con tan admirables favores, pues la Reyna de los Ángeles con su maternal cariño te visitó, consolándote con su virginal presencia, dándote aquellas tres misteriosas piedras, que significaban las tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad, a cuyo tenor te dio la Soberana Reyna habías de edificar un Templo, y que todo el edificio fuera fundada en la confesión de la santa fe, gloría de la Santísima Trinidad y honra suya: con cuyo favor quedó tu amante corazón con inefable gozo, y con el tesoro de las piedras, dignas de tanta estima, como joyas de la Tesorera del Cielo, cuyo mandato excusaste con amorosa obediencia edificando el Templo en aquella casa profana, dedicada al Demonio, conviniendo aquel sitio en cielo poblado de Vírgenes: por cuyos méritos te rogamos nos alcances de la Purísima Reyna nos conceda, como Maestra de virtudes, una humildad profunda, que sea el fundamento sobre que edifiquemos el alcázar de las virtudes, concediéndonos, como Tesorera del Cielo, las preciosas joyas de las tres virtudes de una fé viva con que confesemos a Dios, Trino y Uno, una esperanza cierta con que esperemos de su liberalidad todos los bienes, una caridad ardiente para amar aquella bondad infinita, entregándole como a nuestro único dueño las tres potencias, que unidas a estas tres Divinas Personas, sean nuestros corazones Trono majestuoso de toda la Trinidad Santísima, y nuestras almas, Altar puro donde se coloque la Arca de la mayor pureza María Santísima, que reine con nosotros por toda la eternidad. Amen.
Tres Padres Nuestros, Aves Marías y gloria, y una Salve, y se pide lo que se desea alcanzar en esta novena.
SEXTO DIA
ORACIÓN
¡Oh amantísima Esposa del mansísimo Cordero Jesús! en cuyos divinos ojos hallo tanta gracia tu inflamado corazón que estando una noche de la Asunción de la Santísima Virgen María, encendida en deseos de verte en aquella celestial fiesta los Cortesanos del Cielo, creció tanto tu afecto que confiada pediste a la Santísima Virgen te concediese a su preciosísimo Hijo porque como fina Esposa deseabas regalarte con acuella Divina Deidad: y pudieron tanto tus ruegos que penetrando los Cielos bajó la Purísima Virgen María cercada de un resplandor admirable y de multitud de Ángeles, trayendo en sus brazos al Niño Jesús, y hablándote benigna puso en tus dichosos brazos al Niño Dios, con cuyo . singular favor quedó su Alma enardecida en aquel soberano Incendio, fuera de sí, sin querer más vida que gozar de aquella divina hermosura, pero como era preciso volver el Soberano Niño á su Purísima Madre, entregaste aquel riquísimo tesoro con grande sentimiento, aunque en medro de él halló tu afecto algún desahogo, quitando al Niño Jesús una pequeñita Cruz, que con especial providencia traía pendiente de su hermosísimo cuello, con cuya preciosa prenda quedó consolado tu enamorado corazón: por cuyos singulares favores te rogamos nos alcances de la Purísima Virgen María encienda en el amor de su Divino Niño nuestras almas, para que continuamente contemplemos en su divina hermosura, y desasidos de todas las cosas terrenas aspiren nuestros corazones a los bienes celestiales , desnudándonos del amor mundano y de toda afición de criaturas le sigamos por el camino de la cruz y abnegación de nuestra propia voluntad, que es la senda cierta qué prometió para hallarle, cuando dijo: El que quisiere venir en pos de mí niéguese a sí mismo , tome su cruz y sígame, y pues la Cruz es nuestra guía, sea nuestra fortaleza en las batallas, el consuelo de su ausencia en el destierro, y de nuestro Divino Amante la prenda con que aseguremos en esta vida su amor y su gracia, para que por ella merezcamos gozar de la dulce unión de su hermosura en la patria de la Gloria. Amén.
Tres Padres Nuestros, Aves Marías y gloria, y una Salve, y se pide lo que se desea alcanzar en esta novena.
SÉPTIMO DÍA
ORACIÓN
¡Gloriosísima Santa Inés! pura azucena, que al rigor de la aspereza y austeridad se conservó tan pura tu Alma, siendo tierra fría el lecho donde descansaba tu afligido cuerpo y una piedra dura más instrumento para atormentarte, que alivio del corto y penoso sueño, admirando juntamente la rara abstinencia, pues quince años continuos fue tu sustento pan y agua, mortificación que fuera ponderable en un Anacoreta, cuanto más en una Niña tierna; pero lo ardiente de tu caridad te daba esfuerzo para emprender tan heroicas obras, cuyos tiernos afectos pagó tu Divino Esposo, regalando tu Alma y confortando tu penitente cuerpo con aquel dulcísimo manjar de su Sacratísimo Cuerpo, pues dos veces te envió el Señor la sagrada comunión por ministerio de los Santos Ángeles, prueba grande de tu admirable santidad, pues el mismo Dios por sus soberanos Ministros venía a depositarse en tu pecho: por cuyos singulares favores te pedimos nos alcances una ardiente caridad para que su fuego consuma todas las demasías y superfluidades que ocasionan las delicias del Mundo, y que á tu imitación mortifiquemos los resabios de la carne, abrazando la aspereza y mortificación, gustando solo de las amarguras de la penitencia, para que podamos gustar de la dulzura del Pan del Cielo, que es verdadero sustento, y que como otro Elías, regalado con el Pan Subsinerico caminó hasta el Monte Horeb, caminemos esforzados con este manjar de fuertes por el camino de la perfección, preparándonos con la continua mortificación para que sean nuestros corazones custodios de oro purísimo de amor adornadas de piedras preciosas de afectos, donde se deposite nuestro Divino Amante, y more en nuestras almas por toda la eternidad. Amén.
Tres Padres Nuestros, Aves Marías y gloria, y una Salve, y se pide lo que se desea alcanzar en esta novena.
OCTAVO DÍA
ORACIÓN
¡Oh candidísima Virgen! de cuya virtud conoció el Señor los quilates, y quiso, como el oro en el crisol de las tribulaciones y trabajos, pues estando orando en el Jardín, debajo de un Olivo, te envió su Majestad un Ángel, que dándote una copa te dijo: Bebe este licor, Espora de Cristo y en reverencia de el que por ti bebió el caliz amargo de su pasión de cuya amargura resultó con gravísima enfermedad que con invencible paciencia se encendió más tu amor, y manifestó Dios lo que le agradaba tu abstinencia, pues instándote tus Médicos á que comieses carne, por pedirlo la necesidad de la enfermedad, estando el manjar en tus manos pediste a tu Esposo Jesús, favoreciese tus deseos de no quebrantar tu rígida abstinencia, y tanto pudo su oración fervorosa que milagrosamente se convirtió la carne en peces, con admiración de todos: por los admirables favores te rogamos nos alcances de tan poderoso Señor nos conceda una paciencia constante en los trabajos; firmeza en Los propósitos, y que á imitación de nuestro Maestro Soberano bebamos el cáliz de las amarguras, dolores y tribulaciones, haciendo su voluntad y conformándonos con ella en todo, como Cristo se conformó en el Huerto con la voluntad de su Eterno Padre, y que solo gustemos de participar de sus tormentos, para que los regalos de la carne se conviertan en amargura y aspereza, y que aceptando por su amor el cáliz dé la amargura, merezcamos recibir el cáliz de la salud, invocar y alabar su santo Nombre por toda la eternidad. Amén.
Tres Padres Nuestros, Aves Marías y gloria, y una Salve, y se pide lo que se desea alcanzar en esta novena.
NOVENO DÍA
ORACIÓN
¡Oh vigilantisima Virgen Sama Inés! Que habiendo llegado el dichoso tiempo en que tu liberalísimo Esposo quiso premiar tus heroicas virtudes, llevando a descansar consigo tu felicísima Alma, se previno para el dichoso Tálamo tu enamorado corazón para unirte con tu dulcísimo Esposo con inefable alegría y gozo, pues como dice San Pablo: Es para los justos la muerte el mayor logro, pues hallan de sus trabajos el premio, y de sus continuos deseos el complemento. Así tu fervorosisimo amor deseaba ya poseer en el Cielo a quien había amado y adorado en la tierra, en cuyos amorosos afectos, llegando el último término y punto de expirar, levantando el afecto y los ojos al Cielo, encomendando tu espíritu a tu soberano dueño Jesús paso tu felicísima Alma a los eternos gozos del Cielo: y a la misma hora de tu dichosa muerte manifestó Dios tu santidad por boca de los Infantes tiernos, pues en muchas Aldeas de Monte Pulciano, siendo media noche despertaron los Niños, y con voces milagrosas decían: Sor Inés la Priora del Monasterio de Santa María la Nueva esta es muerta y se ha ido al Cielo. Y este testimonio tan raro quiso Cristo nuestro Señor tuviese tu santidad, que es el más exento de la calumnia, porque lo dicta no la malicia y lisonja, sino la sinceridad e inocencia: por cuyos gloriosos méritos te pedimos, esclarecida Virgen, ruegues a tu Soberano Esposo ponga sus divinos ojos en nosotros miserables pecadores, nos una así por medio de la gracia, abrase nuestros corazones en llamas vivas de caridad, para que nuestras voluntades se dediquen del codo al dulce objeto de nuestro amor, Jesús, y que muriendo al mundo vivan nuestras almas como dichosa Ave Fénix en los aromáticos ardores de su amor, empleando toda nuestra vida en amarle y servirle. Y te suplicamos, candidísima Virgen, nos asistas en la hora de nuestra muerte, librándonos de los peligros, y repeliendo las asechanzas del enemigo astuto, fortaleciéndonos en las agonías, y que, encendidos en actos de amor divino, entreguemos nuestro espíritu en manos de nuestro amantísimo Jesús, y por tu intercesión merezcamos gozarle en su dichosa compañía en la Gloria. Amen.
Tres Padres Nuestros, Aves Marías y gloria, y una Salve, y se pide lo que se desea alcanzar en esta novena.
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