Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
Como lo admitió en su propia autobiografía y lo publicó la Agencia Católica de Noticias en la fotografía de arriba, Josef Ratzinger, quien se hacía llamar Benedicto XVI, fue un cómplice nazi que sirvió en una batería alemana cuya función era derribar aviones aliados en la Segunda Guerra Mundial.
Ratzinger era un modernista delirante que personalmente introdujo la herejía ecuménica en los documentos del Anticoncilio Vaticano II.
Esta herejía negó el dogma de que la Iglesia Católica es la única Iglesia verdadera y, en cambio, proclamó que todas las religiones son verdaderas.
El arzobispón Georg Gänswein Gromann salió el 7 de Diciembre de 2025 para impulsar la idea de que el Novus Ordo “beatifique” a Josef Ratzinger, quien se hacía llamar Benedicto XVI. Gänswein también promueve la idea de no esperar siquiera los cinco años exigidos por la Iglesia del Nuevo Orden antes de que comience dicho proceso. Es interesante que nadie haya promovido esta idea de "beatificar" a Ratzinger excepto Gänswein, quien fue su secretario personal. Gänswein también fue secretario personal de Bergoglio, pero cuando Gänswein publicó un libro tras la muerte de Ratzinger, el 31 de Diciembre de 2022, que contenía duras críticas a Bergoglio, Bergoglio lo expulsó de Roma y lo exilió a Alemania sin cartera.
Todo esto no es más que un disparate neoiglesiano. En los últimos 700 años, antes de que la Iglesia del Nuevo Orden, que ciertamente NO es la Iglesia Católica, suplantara a la verdadera Iglesia Católica en 1964, solo tres papas habían sido considerados suficientemente santos como para ser canonizados: el Papa San Celestino I en 1313, el Papa San Pío V en 1712 y el Papa San Pío X en 1954. Pero tras la toma del poder por parte de la Iglesia apóstata, los pseudopapas estafadores se convirtieron en una práctica de rigor para encubrir su apostasía y corrupción, y todos los “papas” posteriores fueron “con-onizados” o estaban a punto de serlo (“con” en inglés significa estafa, fraude, engaño). Por supuesto, todas estas acciones son nulas, ya que la Iglesia del Nuevo Orden, ahora rebautizada como la Nueva Iglesia Sinodal de la Nueva Era, ciertamente NO es la Iglesia Católica [Parte de la información para este Comentario proviene de la Agencia Católica de Noticias].
Católicos tradicionales, si la Iglesia Sinodal siguiera adelante con Ratzinger, sería el primer pseudopapa cómplice nazi. Se convirtió en miembro voluntario, no obligatorio, de las Juventudes Hitlerianas y luego sirvió como auxiliar de la Luftwaffe (Fuerza Aérea) en una batería militar nazi, cuya función era derribar aviones aliados en la Segunda Guerra Mundial, y estuvo en el Servicio de Trabajo del Reich (Batallón de trabajadores) antes de desertar. Estos hechos son indiscutibles, ya que fueron admitidos en la propia autobiografía de Ratzinger. ¡La profunda corrupción de la Iglesia Sinodal es simplemente asombrosa!
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Sorprende que os enfoquéis tanto en su pasado político (cuando era literalmente un adolescente), máxime teniendo en cuenta la coyuntura global de la época. Probablemente su etapa en el ejército nacista fue el mejor trabajo que pudo dar a la civilización cristiana, cuando intentó colaborar a derrotar la tiranía judeomasónica que hoy impera. Desde luego, su "pontificado" fue otro cantar
ResponderEliminarEn el artículo anterior ya se aludió al tema de la teología de Ratzinger. Y aun en este artículo presente, se indica que desertó del ejército.
EliminarSobre cómo veía Hitler al cristianismo, valga esta cita de Hermann Rausching en su libro de 1939 “Hitler me dijo”:
«La Iglesia católica es una gran cosa. No por nada ha podido mantenerse durante dos mil años. Nos da una gran lección que aprender. Tal longevidad implica inteligencia y gran conocimiento de los hombres. ¡Oh, esos ensotanados conocen bien el corazón humano y saben exactamente dónde les aprieta el zapato! Pero su hora pasó. Ya lo saben bien. Tienen bastante entendimiento para comprenderlo y para no dejarse arrastrar al combate. Si, a pesar de ello, se les antojara entablar la lucha, no haría ciertamente de ellos mártires. Me contentaría con denunciarlos como vulgares criminales. Les arrancaré de la cara su máscara de respetabilidad. Y si esto no bastare, los tornaré ridículos y despreciables.
Haré filmar escenas que contarán la historia de los hombres negros. Entonces se podrá ver de cerca el cúmulo de locura, de egoísmo sórdido, de embrutecimiento y engaño que es la Iglesia.
Se verá cómo sacan dinero de cada país, cómo rivalizaron en avidez con los judíos, cómo favorecieron las prácticas más vergonzosas. Organizaremos el espectáculo de tal manera excitante, que todo el mundo querrá verlo, y habrá largas colas a las puertas de los cines. Y si los cabellos se erizan sobre la cabeza de los burgueses devotos, tanto mejor. La juventud será la primera en seguirnos. La juventud y el pueblo.
En cuanto a los otros, no los necesito. Les garantizo que, si yo lo quiero, aniquilaré a la Iglesia en pocos años, con lo que probaré lo hueco, frágil y engañoso del aparato religioso. Bastará un golpe serio para demolerlo. Los buscaremos por el lado de la rapacidad y de su gusto proverbial por la buena vida. Los emplazo, cuando mucho, para de aquí a algunos años. ¿A qué preocuparnos? Aceptarán todo, a condición de poder conservar su situación material. Sucumbirán sin combatir.
Ya husmean de dónde sopla el viento, pues no son mentecatos, ni mucho menos. Desde luego, la Iglesia fue algo en otros tiempos. En la actualidad nosotros somos sus herederos, porque somos también una Iglesia. Conocen su impotencia. No resistirán. Y si resistieran, nos da lo mismo. Desde el momento en que la juventud está conmigo, me es indiferente que los viejos vayan a enmohecerse al confesionario, si les viene en gana. Para la juventud la cosa es distinta, y ése es asunto mío».
Irónicamente, los tiranos judeomasónicos siguieron (y siguen) el mismo programa esbozado por Hitler, que pretendía triunfar en donde Bismark fracasó: el Kulturkampf.
Dejemos eso de lado: Joseph Aloisius Ratzinger Tauber, es un judío cabalista descendiente del Maharal de Praga. https://uncatolicoperplejo.com/herencia-judia-de-ratzinger/
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