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Aterrado porque le quitarán lo que tiene.
El obispón demérito de Albany (Nueva York) Edward Bernard Scharfenberger Magdal presentó demanda de bancarrota luego que un jurado le hallara responsable de la quiebra del fondo pensional de un hospital diocesano.
Scharfenberger está defraudando a sus otrora trabajadores, uno de los Cuatro pecados que claman venganza al Cielo.
Sabido es que, por consecuencia y ocasión del Gran Holocausto Sexual y Malversación Conciliar, 39 diócesis y provincias religiosas de los Estados Unidos han recurrido a la figura de la bancarrota para evitar pagar las debidas compensaciones a sus víctimas. Pero lo nunca antes visto se está presentando: que un obispón presente individualmente una solicitud de acogerse a bancarrota para no pagar pensiones.
El obispón demérito Edward Bernard Scharfenberger Magdal, que sirviera en la diócesis de Albany (Nueva York) entre Abril de 2014 y Octubre de 2025, presentó ante el Tribunal de Bancarrota de Estados Unidos del Distrito Norte de Nueva York una demanda de bancarrota según el Capítulo 13, una semana después de que un jurado lo hallase civilmente responsable junto con otros funcionarios diocesanos, de la quiebra del fondo pensional del otrora hospital Santa Clara en Schenectady. Él alega que su patrimonio está entre 100 y 500 mil dólares, y tiene hasta 200 acreedores y deudas de entre uno y diez millones de dólares.
El jurado determinó que Scharfenberger, como parte del Consejo de Administradores del hospital (igual que su predecesor el infame Howard James Hubbard Burke y su vicario general David Richard LeFort Glenn, fallecidos en 2023), era responsable de la quiebra del fondo pensional en Febrero de 2019, tras hallarse un detrimento de 50 millones de dólares estadounidenses. La medida afectó a 1.100 pensionados, los cuales vieron disminuir o de plano dejar de recibir la mesada tras años de trabajo en el hospital, que funcionó entre 1949 y 2008 [Parte de la información para este Comentario proviene de National Catholic Register].
Católicos tradicionales, antes de pasar a retiro, el obispón Scharfenberger había presentado demanda de bancarrota por el Capítulo 11 para evitar que la diócesis de Albany pagase la debida compensación a los menores víctimas de abuso sexual por el corrupto clero de si diócesis. Y ahora, él defrauda en su jornal a quienes gastaron su vida trabajando en el hospital de la diócesis, incurriendo en uno de los Cuatro pecados que claman venganza al Cielo (Santiago 5, 4).
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