domingo, 3 de enero de 2021

CORREGIR AL QUE YERRA, O DAR CUENTA DE SU ALMA ANTE DIOS

El predicador católico (Konstantín Yegórovich Makovski, Fundación para el desarrollo de las Artes y la Cultura de Uzbekistán).
   
«Y al cabo de los siete días, me habló el Señor, diciendo: “Hijo de hombre, yo te he puesto por centinela en la casa de Israel, y de mi boca oirás mis palabras y se las anunciarás a ellos de mi parte. Si diciendo yo al impío: ‘Morirás sin remedio’; tú no se lo comunicas, ni le hablas, a fin de que se retraiga de su impío proceder y viva, aquel impío morirá en su pecado; pero yo te pediré a ti cuenta de su sangre o perdición. Pero si tú has reprendido al impío, y él no se ha convertido de su impiedad, ni de su impío proceder, él ciertamente morirá en su maldad; mas tú has salvado tu alma. De la misma manera, si el justo abandonare la virtud, e hiciere obras malas, yo le pondré delante tropiezos; él morirá, porque tú no le has amonestado, morirá en su pecado, y no se hará cuenta ninguna de las obras justas que hizo, pero yo te pediré a ti cuenta de su sangre. Mas si hubieres reprendido al justo a fin de que no peque, y él no pecare, en verdad que tendrá él verdadera vida, porque lo reprendiste; y tú has librado tu alma”».

Profecía de Ezequiel III, 16-21 (Versión de Mons. Félix Torres Amat).

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