El presbítero estadounidense Ignazio Medina Cruz, de 73 años, fue condenado por el juez federal Stephen Rogers Bough a una pena de tres meses de prisión sin fianza y una multa de 7.500 dólares por el delito de transporte de propiedad robada a través de fronteras estatales por desviar 300.000 dólares de las cuentas bancarias de la parroquia de San Estanislao en Wardsville (Misuri) mediante cheques, informó la Oficina del Fiscal Federal del Distrito Oeste de Misuri.
La condena fue específicamente por un cheque de 100.000 dólares que había expedido a nombre de su hermana, ya que el pasado Julio, se había declarado culpable por el cheque de 200.000 dólares a su propio nombre.
Dos semanas antes de este fallo, Medina Cruz cambió su versión ante el juez, informó The Pillar Catholic.
En un memorando presentado por su abogado defensor para solicitar prisión domiciliaria, este afirmó que desvió las donaciones de sus feligreses no para enriquecerse, sino aparentemente para evitar la supervision de la diócesis de Jefferson City y que no se ejecutaran los proyectos de la parroquia:
«Él tomó una mala decisión sobre las finanzas de la parroquia movido por su deseo de que las donaciones a la iglesia de San Estanislao se usasen para proyectos específicos de la iglesia de San Estanislao, porque le preocupaba que el dinero de la cuenta de la parroquia de San Estanislao se utilizara según las directivas de la diócesis en lugar de según los deseos y necesidades de la parroquia. Debería haber expresado sus preocupaciones a la diócesis y haber utilizado sus procesos internos para tratar de lograr los mismos objetivos.Él sabe que no debió haber tomado el dinero en cuestión y no busca justificar esas acciones, pero sí quiere explicar que no estaba financiando un hábito de drogas, ni financiando una gran empresa criminal, ni pagando deudas de juego con ese dinero. Su deseo era beneficiar a su parroquia más reciente».
Por su parte, la diócesis de Jefferson City calificó de «preocupante» la nueva declaración de Medina Cruz, e «inconsistente con las razones citadas anteriormente para el mal uso de fondos» en su declaración de culpabilidad el pasado mes de Julio, reconociendo haber transferido 300.000 dólares de la cuenta parroquial mediante dos cheques.
En su momento, Medina Cruz afirmó que el dinero era de donaciones hechas por sus fieles para gastos discrecionales, y que uno de los dos cheques se lo había girado a su hermana en Tucson (Arizona) como reembolso. Versión inmediatamente desmentida de punta a cabo, porque los donantes declararon que eran donaciones expresamente a la parroquia y no para el presbítero (hubo incluso uno que declaró al FBI que hizo una donación a la escuela parroquial en memoria de un amigo fallecido), y la hermana afirmó que él le había dicho que era para el cuidado de su madre enferma.
Los fiscales en cambio insistieron en que la conducta del presbítero era «particularmente atroz», y que su credibilidad estaba afectada por haber sido condenado canónicamente en Enero de 2024 por el delito de solicitación (demandar o solicitar favores sexuales valiéndose del sacramento de la Confesión –o Reconciliación, en el caso de la Secta Deuterovaticana, porque allá no existe la Confesión–), y pidieron una pena de 18 meses de prisión:
«[Medina Cruz] robó a personas que había conocido y pastoreado durante años, personas que buscaron en sus propios bolsillos y aportaron su propio dinero duramente ganado para apoyar las necesidades y la misión religiosa de su lugar de culto.Como sacerdote, se depositó en él una confianza sin precedentes, tanto financiera como moral. Pero esta confianza sirvió para proteger sus fechorías de la detección.Incluso cuando su cuenta paralela en Legends Bank salió a la luz por primera vez [en 2018], la parroquia y la diócesis aparentemente siguieron dando por sentado su honestidad y concluyeron que no creían que hubiera ocurrido ninguna “mala acción intencional”. Otras irregularidades, como la falta de bonificaciones en efectivo en la escuela parroquial, tampoco se resolvieron porque nadie sospechó que el párroco era el ladrón entre ellos.Si bien el acusado no tiene antecedentes penales, su delito actual, así como su reciente condena por solicitar sexo durante el sacramento de la reconciliación, demuestran que las leyes –ya sean penales, eclesiásticas o morales– no limitan adecuadamente su conducta. Por tanto, corre el riesgo de reincidir, a pesar de no tener antecedentes penales, y esto justifica una pena de prisión.Si bien la pérdida conocida en este caso se calcula correctamente en 320.000 dólares, es imposible saber el verdadero alcance de su conducta, porque la confianza depositada en él fue muy grande».
Por este caso, Medina Cruz fue condenado canónicamente por la Diócesis de Jefferson City en Abril de 2023 por abuso del cargo por apoderarse de fondos parroquiales, y en Enero de 2024 fue condenado por el delito de solicitación, por lo que se le suspendió de sus funciones, teniendo prohibido desde entonces confesar, ejercer cargos eclesiásticos y celebrar o concelebrar en público sin permiso del ordinario, que es el obispón William Shawn McKnight O’Reilly, y solo en circunstancias excepcionales.
Según The Pillar Catholic, McKnight estaría enfrentando un gran problema por las finanzas, habida cuenta que está en consideración para promoción a una archidiócesis, entre las cuales están Omaha (Nebraska) y Washington DC, que arrastra un multimillonario déficit.
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