Traducción del artículo publicado por Szolt/Sultán Orbán en RORATE CÆLI.
EL “DIARIO ESPIRITUAL” DE ISABEL KINDELMANN SOBRE LA LLAMA DE AMOR CONTIENE GRAVES ERRORES TEOLÓGICOS Y NO PUEDE SER DE DIOS
Szolt Orbán
PARTE I: Petrus Románus
Muchos de vosotros quizá seáis conocedores del las profecías del obispo San Malaquías, y muchos de vosotros tengáis asombro por las caracterizaciones sucintas y apropiadas que se dan de los papas. Y mientras nos aproximamos al fin de la lista de San Malaquías, tal vez se necesita plantear la pregunta: ¿quién será el último papa, un hombre llamado Pedro, a quien el obispo San Malaquías llama “El romano”? Aquellos que cuidadosamente ven o esperan que el nombre de Pedro aparezca entre los cardenales, y buscan por qué el epíteto “Romano” pueda aplicarse a un ‘cardenal Pedro’, pudiendo estar interesado en un candidato potencial.
El servicio secreto en la Hungría comunista prestó particular atención a la Iglesia Católica, pues sus sacerdotes y obispos fueron intimidados, apresados e incluso asesinados, hasta que pudieron ser efectivamente controlados y manejados por otros medios. Este nuevo y efectivo método fue la vigilancia por el servicio secreto, la construcción de una red de informantes y la conversión de los clérigos en agentes. Así, cuando la ‘reconciliación’ entre el Vaticano y el Estado comunista húngaro tuvo lugar, en el espíritu de la ‘Ostpolitik’ del cardenal Casaroli, los comunistas se convirtieron en los aprobadores y, en muchos casos, iniciadores de los nombramientos eclesiásticos. Este fue el período de la ‘investidura comunista’ y el impulsor tras bambalinas fue la policía secreta comunista, que preparaba la ‘investidura’ clerical reuniendo información y usando su influencia.
Una vez este sistema se hizo muy efectivo, se le permitió a los sacerdotes católicos estudiar en Roma sin mayores obstáculos, toda vez que ellos mismos eran agentes y/o estaban bajo vigilancia, pero en todo caso se les consideraba leales a la causa comunista, y así no representaban un gran riesgo para el régimen, e incluso podían ser útiles como una fuente de información o como agentes secretos en activo.
Uno de estos jóvenes sacerdotes que estudiaban en Roma en la segunda mitad de la década de 1970 fue Péter Erdő, actualmente cardenal arzobispo y primado de Hungría; uno de los posibles ‘papables’ para los que buscan un ‘Pedro Romano’. Probablemente pocos sepan que el cardenal Péter Erdő pudo en realidad ser un verdadero candidato para el papado, al menos a los ojos de los creyentes de la profecía de San Malaquías, puesto que su designación en la red del servicio secreto comunista fue el alemán “Römmer”, o “Romano”, distorsionado para adaptarse a los oídos húngaros [1].
Si la designación secreta usada por los “inversionistas” comunistas realmente presagia serias posibilidades de Péter Erdő como papable o no, obviamente lo sabremos solo después que ocurran los eventos de otro cónclave. Pero para poner en contexto las expectaciones respecto de la persona de Péter Erdő, vale la pena leer el resto de la profecía sobre Pedro el Romano dada por el obispo San Malaquías. Él dice de Petrus Románus que él «pascet oves in multis tribulatiónibus», esto es, «él apacienta a las ovejas en medio de muchas tribulaciones». Esto es tanto una ominosa descripción de la situación y una consolación que da causa a la esperanza. Porque es verdad que la Iglesia estará en agitación, pero ella será dirigida por un pastor que alimentará la grey. ¡Y qué consolación será tener un pastor que, después del actual pastoralismo dialéctico de abuso, inanición y mala guía, finalmente será el buen pastor!
Vale notar al presente que, o bien el cardenal Erdő no es el Pedro que pastoreará su rebaño, o en caso de serlo, tendrá que cambiar mucho para convertirse en aquel que «él apacienta a las ovejas en medio de todas las pruebas y tribulaciones». Porque un verdadero pastor alimenta a su grey con verdadera comida y los guarda del pasto equivocado y de los lobos depredadores, así como el pastor de almas debe guardar a su grey de las falsas doctrinas y los falsos profetas.
Desafortunadamente, Péter Erdő actualmente ni alimenta su grey ni la guarda apropiadamente. Y para que aquellos que leen no se queden con una alegación sin fundamento, he aquí una historia que pueda dar alguna luz sobre la validez de la acusación: la breve historia de los procedimientos del arzobispo respecto a la “revelación privada” de la “Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María”.
El movimiento de la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María comenzó sobre las bases de unas revelaciones privadas presuntamente dadas a una esposa y madre húngara, la señora Isabel/Erzsébet Kindelmann (de soltera Szántó Mészáros). Durante dos décadas, a partir de los años 60, Isabel recibió “comunicaciones” de Jesús y de la Virgen María, que registró en cuatro diarios y que comenzaron a difundirse, sin la aprobación de la Iglesia, y encontraron seguidores en el extranjero y en Hungría. Varios obispos de fuera de Hungría también dieron el imprimátur a ediciones impresas que contenían algunos de los mensajes, hasta que finalmente, debido a su amplia circulación en el extranjero, el obispo diocesano húngaro competente, el cardenal Péter Erdő, ordenó un examen teológico del diario.
El censor oficial
El censor, el padre Zoltán Kovács, profesor de Dogmática en la Facultad de Teología de la Universidad Católica Pedro Pázmány en Budapest, hizo el examen y presentó sugerencias para el texto de la planeada edición crítica, que puede leerse completamente en húngaro en su estudio, y también está disponible en la internet [2]. Está disponible en inglés, aunque reescrito y liberado de las partes más problemáticas [3].
En sus propias palabras, el método de investigación del profesor Kovács fue «publicar solamente lo que ciertamente sea de edificación espiritual de los fieles. Porque un fenómeno puede ser auténtico aunque algunos de sus elementos no lo sean». De las comunicaciones de la visionaria, «debemos seleccionar lo que se pueda decir ser bueno y que pueda fortalecer la comunidad de la Iglesia», y las partes problemáticas «deberían ciertamente omitirse» del texto impreso. Así, el «Diario, purificado de los errores teológicos, es digno de la aprobación eclesiástica» porque su mensaje «no es contrario a la fe y la moral, y por tanto puede ser propagada y organizarse su culto».
Resumiendo: los problemas teológicos identificados y considerados graves, algunos de los cuales son enlistados y analizados por el profesor Kovács en su estudio en húngaro (la versión inglesa tiene pocos errores graves señalados), no prueban ninguna falta de credibilidad de la revelación privada, y por tanto el diario puede ser publicado sin ellas, e incluso se puede organizar un culto sobre ella.
El profesor Kovács consigue esta proeza refiriéndose a la tercera regla del padre Antonio Royo Marín OP para juzgar revelaciones privadas: «No se debe rechazar, sin más, una revelación porque alguna de sus
partes o algún detalle sean evidentemente falsos. Puede ser que lo restante
sea verdadero» (Antonio Royo Marín OP: Teología de la Perfección cristiana, pág. 917 – edición española).
El problema con la interpretación de Kovács es que si esto es lo que la tercera regla realmente significa, sería imposible evaluar la primera regla, la cual es «Hay que rechazar como absolutamente falsas las revelaciones apuestas al dogma o a la moral. En Dios no cabe contradicción» (ibid).
Por ende, la “parte esencial” no puede ser tomada como medio para que se ignoren las graves contradicciones teológicas, aun en la base que «son pocas en número» o que no son relevantes a los otros mensajes, porque uno de ellos basta para no determinar el origen divino. Porque, ¿cómo podemos creer que los mensajes de la Llama de Amor son de origen divino si otros mensajes en el mismo Diario Espiritual son teológicamente falsos?
Es posible que el profesor Zoltán Kovács piense que esta presunta revelación privada sea solamente un tipo de literatura espiritual piadosa; ¿qué daño podría hacer si las almas piadosas la leen (expurgada de “errores”)? Con todo, en su opinión profesional hizo más que simplemente alentar la lectura piadosa. En sus consideraciones conclusivas, escribe: «Encuentro que en muchos de los mensajes del Diario Espiritual de la Llama de Amor hay un signo reconocible de las obras del mundo sobrenatural. Por tanto, las partes esenciales ‘constat de supernaturálitate’».
Esta calificación significaría que la sra. Isabel Kindelmann había recibido revelaciones privadas de la Santísima Virgen y de Jesús, y que los mensajes son auténticos a pesar de los graves problemas teológicos en el diario, que son tradicionalmente considerados para desacreditar todo en una revelación privada determinada.
Aunque, como teólogo recién graduado en los setentas, durante su mencionada estadía en Roma, el mismo Péter Erdő presuntamente dio una opinión censoral favorable del Diario Espiritual a petición del entonces obispo competente [László Jószef Lékai/Lung, N.del T.]. Más tarde, como arzobispo, aparentemente no compartía plenamente la valoración de Zoltán Kovács de la opinión del error. Porque si bien dio el imprimátur para la publicación del Diario Espiritual basado de la opinión del censor, él mostró un grado mucho mayor de precaución en uno de sus discursos, negando explícitamente el reconocimiento de sobrenaturalidad: «La aprobación [del Diario] no significa que estemos dando solemnemente por auténtico el hecho de revelación privada alguna. Con todo, esto significa que el contenido de los mensajes que están incluidos en la publicación está conforme con las verdades de la fe católica».
Y parece que las palabras de Péter Erdő están en gran medida justificadas, como quiera que, luego de la obra del censor, ellos mismos abandonaron las partes del Diario Espiritual que eran contrarias a la fe (al menos las que ellos advirtieron), como escribió Zoltán Kovács, «porque no tenían conclusión moral», y así «podían divulgarse y organizarse un culto». Mas ¿por qué serían divulgadas y por qué se adscribiría un culto a una supuesta revelación privada que ha sido expurgada de errores sustantivos por un censor teológico? ¿No se ha tomado tradicionalmente de la concurrencia de errores y las contradicciones de la fe en las comunicaciones como prueba de que estas no vienen de Dios?
El razonamiento final para la valoración positiva de Kovács se puede hallar en la sección 6.9 “Signos y Frutos”. Las dos razones son: «la acción y los frutos del Espíritu Santo pueden extraerse de los eventos asociados con ella» y «la transmisión de la Llama de Amor ha creado un movimiento que se ha extendido notable y ampliamente en el extranjero». Esto último, según Kovács, ya no es solo un indicativo del atractivo popular de los fieles, sino del hecho que «el sensus fídei fue también movido» por los mensajes (lo que sea que eso signifique).
Como en Međugorje
Estos argumentos pueden ser resumidos brevemente: los mensajes son sobrenaturales porque son creídos por muchos, y sus frutos pueden ser rastrados en algunos eventos relacionados, y tal vez porque es apropiado aceptarlos desde una perspectiva eclesiástico-política.
Este giro en conceder el nihil obstat e imprimátur es tan infinitamente sin sentido como el nihil obstat dado a las apariciones en Međugorje. Este procedimiento sin sentido es el resultado de una concepción aberrante de la verdad, un tipo de reserva mental por parte de los aprobadores, o la suposición de una presunta revelación privada puede dar algún buen fruto aun si esta tenga una base falsa, o si sus errores tuvieran que ser eliminados por un censor.
Aunque la publicación del Diario Espiritual fue aprobada por otros obispos fuera de Hungría, antes que se le concediera un imprimátur en Hungría, a sus expertos solo se les permitió estudiar traducciones basadas en la edición del Diario Espiritual por una monja húngara residente en Alemania, que a su vez omitió pasajes importantes del Diario, incluyendo muchos que obviamente eran contrarios a la doctrina católica. Por tanto, los licenciantes y lectores que no hayan tenido la oportunidad de leer los verdaderos mensajes a menos que alguien que hable húngaro finalmente se tome la molestia de ilustrarlos: «Esta es una falsa revelación privada, que han tratado de contrabandearla al Catolicismo, ¡no la sigáis!».
La responsabilidad del cardenal Péter Erdő es mayor porque, a diferencia de sus colegas en el extranjeros, él tiene a su disposición el idioma húngaro original del Diario, y pudo haber interrogado a los testigos que conocieron a la vidente. Pero en cambio, eligió omitir errores teológicos graves, esperando frutos espirituales de un movimiento cuyos mensajes podían posiblemente no venir de Dios.
Con tal procedimiento, él estuvo a años de anticipación del cardenal Víctor Manuel “Tucho” Fernández, y su “procedimiento” pudo haber sido la fuente del nuevo entendimiento vaticano de las apariciones sobrenaturales y revelaciones privadas publicado en las Normas de procedimiento en presuntos fenómenos sobrenaturales [4]. Porque así como el cardenal Erdő no quiso bregar con la cuestión del origen sobrenatural de los mensajes de la Llama de Amor, más recientemente la Iglesia no quiere abordar la cuestión de qué clase de ‘árbol’ son las supuestas visiones, y quiere encontrar el ‘fruto’ no en los elementos conflictivos de una revelación privada, o en su ausencia y en la vida del vidente, sino en el número de seguidores que tiene la supuesta visión, como si eso fuera suficiente fruto. Por alguna razón no logran creer la verdad de las palabras de Jesús: «O bien decid que el árbol es bueno, y bueno su fruto; o si tenéis el árbol por malo tened también por malo su fruto, ya que por el fruto se conoce la calidad del árbol» (Mt. 12, 33).
Puesto que toda revelación privada falsa es de hecho una blasfemia, es especialmente doloroso para un católico húngaro cuando una revelación privada falsa que blasfema de Nuestro Señor y la Virgen María se expande desde el Regnum Mariánum, el reino ofrecido a la Virgen María por nuestro primer rey santo, San Esteban, hace mil años.
Podéis leer en detalle en la siguiente sección sobre los problemas teológicos que el profesor Kovács encontró en el Diario Espiritual de la Llama de Amor, qué errores y falsedades omitió, y por qué los mensajes de Isabel Kindelmann no pueden ser verdaderamente de Dios.
PARTE II: Revelaciones falsas, profecías falsas y blasfemias
En la parte anterior, el lector supo del procedimiento y metodología usados por un ‘papable’ “Petrus Románus” para autorizar la publicación de los mensajes de la señora de Karlovy Kindelmann Erzsébet Szántó. Esta sección abordará si es razonable asumir que los mensajes son sobrenaturales, qué conclusiones se pueden sacar de la forma en que los mensajes fueron entregados, y qué elementos de los mensajes excluyen o arrojan dudas en su origen divino.
1. ¿Cómo Isabel Kindelmann recibió los mensajes?
Tradicionalmente se distinguen tres tipos de locuciones: física (auricular), imaginativa e intelectual. Las locuciones de la señora Isabel Kindelmann no pertenecen al reino de las percepciones físicas auditivas, esto es, no fueron adquiridas por la facultad auditiva del cuerpo físico.
Asimismo San Juan de la Cruz distingue tres tipos de locuciones intelectuales. Cada una de ellas muestra una aparente afinidad con las experiencias de Isabel Kindelmann, pero la afinidad es engañosa.
Las locuciones sucesivas son las más conversacionales, porque no son una ilustración momentánea e intuitiva, sino Dios estructurando el alma por medio de discursos sucesivos, ‘razonamientos’. Este ‘razonamiento’ debe entenderse como argumentos o ‘información’ que es significativa explícitamente ilustrativas al intelecto. Pero como ellas vienen de Dios, no puede haber error en su sustancia o principios. Las locuciones de la señora Isabel Kindelmann son frecuentemente conversacionales, pero no están caracterizadas por la presencia de argumentos intelectuales, la transmisión de conocimiento que ilumine la razón y, como se mostrará con más detalle luego, contienen errores sustanciales y herejías, y por ende no pueden ser locuciones sucesivas.
El segundo tipo de locuciones sucesivas es formal, caracterizado por las experiencias definidas del receptor que la locución viene de otra persona, sin oírla o verla. Estos mensajes a Isabel, quien, según su propio relato, percibía las palabras de la Virgen María o de Jesús “en las profundidades de su alma”, son similares a esta, pero mientras que las locuciones formales de Dios son breves y carecen de los “coloridos” detalles que son pertenecientes a la imaginación, las de Isabel son típicamente conversaciones emocionales. Lo que ella oía es “colorido” y lleno de emoción: el Señor Jesús «comenzó a hablar mucho, dulcemente» (III/183), «me confortó dulcemente» (III/196), «me inundó con quejas» (III/218), «me respondió tristemente» (I/11), etc. Una imagen aún más impactante es la de Nuestra Señora, quien «se quejó con una voz muy triste. Sentía que sus manos se retorcían y suplicaba» (I/65), «sentí su inexpresable dolor y tristes sollozos en lo profundo de mi alma» (I/37), «sollozaba tanto que difícilmente podía entender lo que estaba diciendo» (I/38), «retorcía sus manos y suplicaba» y «suplicando, suplicaba más» (I/65), etc. [5].
El tercer tipo de locuciones mentales, la locución sustantiva, puede llamarse performativa, porque en ella el revelador también realiza lo que Él o Ella comunica al oyente-visionario. Si por ejemplo, Él llama a la humildad, Él inmediatamente hace humilde el arma. Sin embargo, en lo concerniente a este ejemplo, leemos que Isabel Kindelmann recibió incontables llamados a la humildad y entonces sufrió humillación por la falta de humildad, así que en su caso no podía haber ninguna cuestión de una locución sustantiva. Lo mismo se prueba en el caso del llamado de Nuestra Señora a la fe en Sus revelaciones, pero las dudas en la mente de la señora Isabel Kindelmann crecían: «“¡Isabel, Isabel, cree!”. Después de esto, la ansiedad de mi alma no desapareció» (III/237).
Es obvio a partir de los ejemplos que en este caso estos fenómenos no son locuciones intelectuales sino imaginativas. Se confirma lo mismo por los períodos de duda de Isabel. Esto es también una señal elocuente, porque en el caso de las locuciones mentales, no hay duda en la mente del receptor, sea durante o después, que el fenómeno no se originaba en ellos mismos, sí que no pueden acusarse a sí mismos, con razón o erradamente, de su “autoría” o incluso de mentir.
Por otra parte, Isabel Kindelmann sufría frecuentemente ataques de “tentación”, llamándose una mentirosa que había imaginado e inventado los mensajes: «No puedo tener paz mental hasta que me retracte de mis terribles mentiras, pero no puedo. Camino el sendero de la soberbia. Soy acusada por toda palabra que he dicho o escrito. No puedo retractarme de ellas. Estoy privada de mi voluntad» (II/53), «Estoy poseída por el demonio. No puedo renunciar a la mentira» (II/55); «¿Y si es una mentira lo que he escrito y transmitido?» (II/58); «Admito mi falsedad y las mentiras» (II/59), etc.
2. ¿Qué mensajes recibió?
La clasificación de las locuciones es importante porque ayuda a identificar al autor o revelador, y así juzgar la autenticidad: la fuente de las locuciones intelectuales no puede ser un espíritu maligno, porque no puede influir directamente el intelecto. Por otra parte, el dador de las locuciones imaginativas puede ser el demonio o el mismo vidente, además de Dios, y es por eso importante examinar los mensajes que Isabel Kindelmann recibió.
Dios es la verdad misma, que ni yerra ni engaña, y que nunca Se contradice, así que la contradicción a las verdades ya reveladas es un signo seguro que una locución imaginaria no viene de Él. Por tanto, una parte esencial del examen de las revelaciones privadas es detectar posibles contradicciones respecto a la fe y la moral. Hay muchas contradicciones en las locuciones de Isabel Kindelmann.
Se puede encontrar abierta herejía en el Diario III/134. En las traducciones extranjeras, falta esta parte del texto porque la editora de la edición primitiva húngara en la cual se basaron las traducciones (sor Anna Roth o el prelado papal István Mester) la notó y omitió del texto. Pero la edición aprobada oficial con el texto purgado de grandes errores se incluyen porque el profesor p. Zoltán Kovács no lo consideró un problema suficientemente grave. El texto dice: «Hija mía, yo también fui humano y por mi naturaleza humana tuve cualidades humanas. También tengo fe, esperanza y caridad».
Hay “solamente” tres problemas con esta declaración: la fe, la esperanza y la caridad no son cualidades de la naturaleza, sino virtudes teológicas sobrenaturales infusas; Cristo no perdió Su naturaleza humana, así que Él todavía la tiene; ni tenía las virtudes teológicas de la fe y la esperanza como hombre antes de su crucifixión, solo perfecta caridad. Porque desde el momento de la concepción de Cristo, Él vivió viendo a Dios por la unión hipostática; por tanto Él no creía y esperaba, sino que veía. Así como los hombres que ven a Dios “cara a cara” no tendrán fe y esperanza, sino que gozarán de la visión esencial de Dios en perfecta caridad.
3. Revelaciones conteniendo herejía sospechada o implícita
a) La transubstanciación del primer bocado de pan ordinario
Tan sospechosa revelación fue contenida en la parte del Diario que fue eliminada de la edición oficial a sugerencia del censor Zoltán Kovács, y la cual solo podemos conocer del mismo censor (sin embargo, solamente en la sección 6.6.2 de la edición húngara), porque en la traducción inglesa del examen del censor esta sección contiene el análisis de la “oración de la Llama de Amor”.
Cuando Isabel Kindelmann fue incapaz de ir a Misa por un largo tiempo, la supuesta voz de Jesús la dijo que Él mismo cambiaría la primera pieza de pan que coma: «El derecho de la transubstanciación está reservado a mí por mi Divinidad […] Y estaré transubstanciado en la primera pieza de pan que comas». Aunque este pasaje fue omitido de la edición oficial por recomendación del censor («En mi opinión, las palabras de IV/22-26 debería en todo caso omitirse de cualquier publicación»), él no descartó la posibilidad que «Cristo sea capaz, o en ciertos casos quiera hacer independiente de la cooperación de los ordenados al oficio sacerdotal, el orden de la institución y administración de los sacramentos».
Pero ‘desconectar’ los sacramentos de los sacerdotes ordenados probablemente sea probablemente un milagro superfluo, porque Cristo podía conferir gracias sin los sacramentos. Por tanto, tal milagro sería en la práctica un cuestionamiento del orden divinamente ordenado de la gracia y los sacramentos, y así una causa de sospecha para la identidad del revelador.
Esta sospecha puede confirmarse por el efecto de la ‘revelación’ sobre Isabel Kindelmann, porque ella también encontró este mensaje muy extraño y no se atrevía a comer pan hasta que ella se dio cuenta que tarde o temprano tendría que comer pan de todas maneras, así que no podía evitar el primer bocado ‘transfigurado’.
b) Cambiando el Ave María
En la parte IV/36 del Diario, y atreviéndose a escribir solo dos décadas después de la revelación, Isabel Kindelmann afirma que la Virgen la pidió agregar a la oración del Ave María, y que luego de las palabras «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores», debería interrumpir la petición «ahora y en la hora de nuestra muerte» y añadir las palabras: «derrama el efecto de gracia de Tu Llama de amor sobre toda la humanidad». Y así, la nueva oración del Ave María es:
«Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de gracia de Tu Llama de amor sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen».
Esta inserción, como también reconoció el profesor Kovács, da lugar a «una oración independiente a la oración original del Ave María» (ver Examen Teológico 6.6.3). Con todo, el censor, al dejar esto claro, no vio ningún problema con esta revelación. Pero la aceptación de tal revelación podría tener graves consecuencias, puesto que la recitación de la nueva oración no permitiría ninguna indulgencia para las cuales se requiere el Ave María, y por tanto privaría a la persona de un instrumento de gracia.
c) El efecto de gracia
Aparte del hecho que se cambió el Ave María, el contenido del cambio en sí es sospechoso.
El “efecto de gracia” es un concepto específico del Diario. Con todo, las nociones de este efecto de gracia y el concepto en sí mismo son completamente confusos. La naturaleza teológicamente problemática del “efecto de gracia” es reforzada por la tendencia, también observada en la traducción inglesa del estudio teológico de Kovács. de omitir mayormente el concepto y simplemente llamarlo gracia. Pero el efecto de la gracia no es claramente la gracia, según el Diario, ni simplemente un medio de gracia, y consecuentemente la edición húngara del examen es explícitamente «no la gracia, sino el efecto y poder de gracia» (Examen 6.4.6). Aparentemente el mismo profesor no podía interpretar el significado de “gracia”, porque es “algo” descrito en el mismo Diario con declaraciones contradictorias.
Hay dos explicaciones posibles para la confusión: o la señora Kindelmann abusó ignorantemente de un término teológico del cual ella no conocía el significado exacto, o lo usó conscientemente para expresar un concepto teológico equivocado. Sin importar cuál versión sea verdadera, se niega el origen divino. Porque Dios no implica un concepto incorrecto que devenga central a la revelación privada, o porque de Él no puede derivarse un concepto teológico falso.
La gracia es un don gratuito de Dios que tiene múltiples efectos y de muy amplio rango. Usualmente trabaja en nosotros, esto es, se hace efectiva, cuando la aceptamos y cooperamos con ella. Pedir por un efecto de gracia en vez de la gracia es por ende una frase sin sentido en una oración y contraria a las oraciones católicas tradicionales, y así pedir por que el “efecto de gracia” (¡singular!) se “derrame” es también una petición muy difícil de entender. Es posible que la señora Isabel de echo viera el mecanismo de la gracia y era consciente que la eficacia de la gracia pueda requerir la contribución de la voluntad humana cooperando con ella. Pero, como una persona luchando con su propia naturaleza corrupta, ella estaba tan desconfiada de su eficacia, y tan temerosa de la condenación de las almas que ella no pidió la misma gracia, esto es, por el don divino del arrepentimiento para los moribundos, la cual si es aceptada, traería a los pecadores en un estado de gracia santificante, incluso en el momento de la muerte. En su lugar, ella deseaba el efecto de la gracia incluso para los pecadores más impenitentes. Y como el pecador no arrepentido es una persona que no quiere renunciar al pecado, no quiere aceptar la misericordia de Dios por su propia libre voluntad aun cuando muera, pedir que se derrame el efecto de gracia sobre tales personas significaría la suspensión o evasión del libre arbitrio en la muerte.
Este es el por qué el uso del término “toda la humanidad” en el nuevo Ave María es problemático. Si el “efecto de gracia” debe entenderse como un “toque” divino que supera o pasa por alto la voluntad humana, cuyo resultado es el “mayor milagro” de la Santísima Madre (II/18), y el sujeto de la misma es “toda la humanidad” como indica la oración, esto implicaría un tipo de universalismo oculto pero sin sentido. Porque esta es una solicitud sin sentido que no puede concederse. Sabemos que no todos los cristianos serán salvados (Carta apostólica “Cum sicut accépimus”, 14 de Noviembre de 1459. En Denzinger 717b), entonces, ¿cómo puede se salvada toda la humanidad? Y si nos posible escuchar esta petición, y si sería herejía pedirla, ¿cómo podría la Virgen sugerirla?
d) Promesas cuantificadas
El revelador prometió efectos más y más grandes con condiciones decrecientes con el tiempo: es verdad del ayuno, cuyas condiciones fueron relajadas con el tiempo, pero también esto es cierto en la oración. El revelador le prometió a Isabel que con decir tres Ave Marías un alma será liberada prontamente del Purgatorio. Decir un Ave María en Noviembre liberará en masa a muchas almas en el Purgatorio (II-15-16). Las almas de los sacerdotes serán liberadas dentro de la octava de su muerte si se hace expiación por ellas (I/114-115). La expiación de Isabel Kindelmann fue particularmente vista como efectiva, porque, si decía tres Ave Marías, diez almas serían liberadas del Purgatorio (II/116), y, adicionalmente, desde el Pentecostés de 1964, un alma sacerdotal por hora era liberada por su oración (III/170), o eso era lo que la “revelación” decía.
La promesa de un impacto siempre más grande por cada vez menos oraciones requeridas que se pidan por ello es inusual en la tradición de la Iglesia, especialmente cuando se cuantifican de esta forma. Más todavía porque estas promesas fueron hechas mientras se urgía a la sra. Kindelmann a comprometerse en salvar almas, a propagar el mensaje y especialmente a hacer extraordinarias mortificaciones corporales. Y porque estas estaban asociadas a una omisión de sus deberes de estado, e incluso la desobediencia a su director espiritual. Así, podemos considerarlas ser manipulaciones demoníacas bajo falsas pretensiones, arrogancia y vanidad, y mentiras que alimentan un sentido de autoimportancia, en vez de verdaderas promesas divinas.
e) Promesa de efectos desproporcionados
Por promesa de efectos desproporcionados, queremos decir fenómenos como el incremento de gracia que viene con menos y menos oración, como se mencionó en el punto anterior. El impacto desproporcionado atribuido o prometido a la oración y acción personal de Isabel es característico del Diario en su totalidad. Esto es más chocante porque, de lo que podemos leer de su vida, estas no se compadecen con sus virtudes personales. Esta afirmación se demostrará con ejemplos más tarde.
Lo mismo puede decirse de la Llama de Amor como un instrumento de gracia (?), una gracia (?) o un “poder” de gracia (?), esto es, el “algo” de lo cual el revelador dice que nunca ha habido un milagro que se le compare. Eso es decir que este será el «milagro más grande» de la Virgen (II/18): «desde que el Verbo se hizo carne, nunca se ha dado por mi [la Santísima Virgen María] un movimiento tan grande» (I/84), e incluso «la culminación del viaje de salvación» (III/199), como si el medio de la gracia necesaria para el viaje de salvación no hubiera estado completo por dos mil años sin esto ahora. Razón por la cual, pues, se puede justamente preguntar: si de hecho este medio de salvación es de tal gravedad, ¿por qué Dios no lo dio antes, y por qué Él lo dio por medio de una mujer sin una virtud particular? El profesor Kovács debe haber advertido este problema, porque él eliminó la declaración referente a la culminación del camino de salvación de la edición oficial.
El impacto desproporcionado de la oración de Isabel Kindelmann, quien también estaba preocupada con la “búsqueda de almas”, es también debido al hecho que el revelador diga que a ella le es “dado” el poder para “redimir almas” (IV/19). Lo cual suscita preguntas nuevamente: ¿no éramos redimidos hasta entonces? ¿Y fue necesaria Isabel Kindelmann para que esto finalmente sucediera?
Pero si uno acepta los mensajes, uno puede recibir este poder para sí mismo, y por medio de esto, según el supuesto Jesús, todos tienen el poder para «hacer feliz a Dios» (III/189).
Tal vez se desprenda de ello que un impacto tan desproporcionado es una promesa más propia de la arrogancia y de la estupidez que de una revelación privada creíble.
f) “Oración de la unidad”
En la página I/63 del Diario (3 al 11 de Mayo de 1962) está la oración que el mismo Jesús supuestamente le dictó a Isabel:
«Que nuestros pies vayan juntos. Que nuestras manos recojan unidas, que nuestros corazones latan al unísono. Que nuestro interior sienta lo mismo. Que el pensamiento de nuestras mentes sea uno. Que nuestros oídos escuchen juntos el silencio, que nuestras miradas se compenetren profundamente fundiéndose la una en la otra. Que nuestros labios supliquen juntos al Eterno Padre, para alcanzar misericordia».
Los pies que van juntos y las manos recogiendo unidas mencionadas en la “oración” probablemente vienen de una canción religiosa popular favorita, una canción que es de un fuerte sentimentalismo (Templom csöndes mélyén/En el silencio profundo de la iglesia), junto con la idea básica de la teología de la redención juntos. Por otra parte, los siguientes “pensamientos” de la oración de la unidad, como los corazones latiendo al unísono, las miradas compenetrándose la una en la otra, y escuchar juntos el silencio pueden provenir de éxitos de música popular húngara presentados en la radio en los años 1962 y 1963, toda vez que hay un alto grado de similitud y coincidencia temporal con la disposición de sus “mensajes” presentes en el Diario.
Algunos ejemplos de letras:
- „S-összedobban boldogan két szív. / Futunk együtt, halad, / s-örökre így marad” [«Dos corazones laten felizmente juntos. / Corremos juntos, se mueve / y se queda así para siempre»] (János Koós: Szabad/Libre).
- „Szép veled, jó veled / dobban (…). / Az édes nászúton / mit is láttam, nem tudom, / mert csak téged láttalak én. / Mert csak téged láttalak én, / mert csak téged láttalak én, / mert csak téged láttalak én...” [«Es bello contigo, es bueno contigo / El corazón palpita (…). / No sé qué vi / en mi dulce luna de miel porque solo te veía a ti. / Porque solo te veía a ti, / porque solo te veía a ti, /, porque solo te veía a ti...»] (Éva Mikes: Már hazaért a vonatunk/Nuestro tren está llegando a casa).
- „Tanulj meg egy-egy órahosszat / kettesben lenni majd. / Olyankor elég a csönd is a kedvhez, / hogy messzire hagyjuk a bút, / s-amit a kezed a kezemig megtesz, / az a legszebb, hosszú út. (…) / Figyeljük majd, mit mond a másik, / nem kell beszélni sem. / Most dobbanástól dobbanásig / beszél a csönd, a szem. / Ilyenkor elég a csönd is a kedvhez, / hogy messzire hagyjuk a bút, / s-amit a kezed a kezemig megtesz, /az a legszebb, hosszú út” [«Aprender a estar cada uno / por una hora o dos. / En esos momentos el silencio es suficiente para animarnos. / Para dejar la tristeza atrás, / y cómo tu mano va a mi mano / Es el más bello y más largo camino (…). / Escucharemos lo que el otro dice, / sin necesidad de hablar. / Ahora de latido a latido / el silencio habla, el ojo. / En esos momentos el silencio es suficiente para animarnos. / Para dejar la tristeza atrás, / y cómo tu mano va a mi mano / Es el más bello y más largo camino»] (Margit László: A legszebb hosszú út/El camino largo más bello).
Esta “oración” no sigue las enseñanzas de Jesús Nuestro Señor y escuchar Sus palabras y guardarlas, sino en cambio la unidad de dos personas en el mismo nivel, lo cual está muy en línea con la doctrina de redimirse mutuamente. Pero Cristo requirió de Sus discípulos que Lo siguieran y escucharan Sus palabras, no escuchar el silencio con Él. Esto último, junto a los éxitos poperos sentimentales, es más característico de las religiones orientales y la Nueva Era: autovaciarse por la liberación, escuchar el silencio como método y como resultado de esto, la unidad con el mundo “abrazando” toda la humanidad. Por tanto, no es una característica cristiana, y las reflexiones de Isabel sobre ello no son más que el universalismo oculto que es implícito en la línea adicional del Ave María.
4. Profecías no cumplidas
Tradicionalmente, las profecías no cumplidas han sido tomadas como una señal que una “revelación privada” no es de Dios. Habían varias de ellas en el Diario de la señora Isabel. Como resultado de la censura de Zoltán Kovács, solo están presentes ahora en la edición oficial del Diario en forma de lagunas, y solo podemos obtener información sobre ellas de fuentes adicionales.
a) La fecha de la muerte
Por ejemplo, una profecía no cumplida removida de la edición oficial del Diario es la que informa a Jesús dando la fecha de la muerte de Isabel. Sabemos de esto por la opinión autorizada del profesor Zoltán Kovács sobre la materia. Aparentemente, ‘Jesús’ la prometió que moriría en su quincuagésimo segundo cumpleaños, y ‘Jesús’ confirmó esto varias veces, hablando a Isabel sobre esto (III/128, 219). Pero Isabel murió a la edad de 72, no en su cumpleaños, así que las palabras del revelador y la profecía eran falsas. La explicación de esto era que la mentira era necesaria para el desarrollo espiritual de Isabel Kindelmann. Tal explicación solo refuerza las sospechas sobre la identidad del revelador. Jesús no muerte, ni siquiera para el desarrollo espiritual de Isabel.
b) El «segundo lugar de peregrinación más importante del mundo después de Lourdes»
Otra profecía incumplida se refiere a una pequeña cabaña construida en el jardín suburbano de Isabel Kindelmann, que ella construyó con algunos ayudantes. Esta profecía estaba originalmente en la parte III/199, pero fue removida de la edición del Diario por sugerencia del presbítero Kovács. Este pasaje, según el relato de la secretaria de Isabel Kindelmann, decía así: «Este lugar será el santuario más grande del mundo después de Lourdes. Escríbelo y dáselo a tu confesor». Esto fue confirmado verbalmente por Isabel: «¡Lo ves, querida secretaria! ¡Nuestra Señora ha prometido que este lugar sea uno de los santuarios más grandes del mundo, como escribí en mi diario!». Pero la “querida secretaria” también informa que después de la muerte de la señora Isabel Kindelmann, sus hijos demolieron toda la pequeña cabaña de jardín y removieron todo lo que quedó; a duras penas eso podría convertirse en el segundo lugar de peregrinación más grande en el mundo después de Lourdes… otra profecía no cumplida.
El mismo censor menciona esta profecía en su examen, pero en la versión inglesa (Examen 6.5.6) él conecta la profecía a la iglesia de la Virgen María en Máriaremete, en las colinas sobre Budapest, aunque él hace esto a pesar del imagen original, sin alguna base.
5. Blasfemia
Las afirmaciones de imperfección sobre Dios o la Virgen, las mentiras atribuidas a ellos, y la incitación al pecado, son una flagrante blasfemia, y hay muchos pasajes en el Diario que respaldan esto:
a) Jesús y Nuestra Señora alentando a no cumplir los deberes propios
According to Elizabeth, she was distracted from the most Holy Sacrifice of the Mass by the Blessed Virgin: “Even at Mass she complained without ceasing, in a very sad voice. I felt that she was wringing her hands and pleading” (I/65).
According to Mrs. Elizabeth Kindelmann, the Virgin Mary asked her to do the excessive mortification that made her ill:
“Increase your sacrifice! Don’t ask how, be resourceful!’ I responded to her request by taking only bread, water and a little fruit for nine days. When she asked a second time, I denied myself water for several days. This was very difficult for me in the terrible heat.” (July 30, 1962) (I/82). Then, because of the excessive fasting, which was completely devoid of reason: “I was ill. I could not keep vigil for days, I was so weak, and the intense summer heat added to this. I hardly had the strength to walk.” (1 August 1962) (I/82)
On one occasion, Our Lady kept talking to her and kept Elizabeth so preoccupied that she was unable to take the necessary food to her children, causing her to fail in her duties of state:
“That day I was in such a state of mind that I hardly knew who I was. I wrote the communications of the Blessed Virgin. It was a Saturday, and it was not until about ten o’clock in the evening that I woke up to what was happening to me. I realized then that I had brought neither the bread nor eggs, with which my children had entrusted me.” (II/38)
On another occasion, Jesus Himself kept her from fulfilling her responsibilites, by keeping her there for the second morning mass after having been to the first one:
“One time at the seven o’clock Mass I wanted to say goodbye to Him. He said: ‘Why are you saying goodbye? Don’t we walk together?’ And he said to me in a gentle, comforting voice: ‘Don’t go! Why are you in such a hurry?’ / I was going to weed my garden, because the weather was good. / He said again, ‘Hey, don’t you want to take part in the next Holy Sacrifice of the Mass?’”
b) Nuestra Señora de la Desobediencia
The alleged Virgin Mary also caused Elizabeth to disregard the confessor’s explicit instructions:
“While I was working, Our Lady urged me to go and press her holy cause. I was so embarrassed, I began to feel a resistance I had never felt before, wondering if this was the voice of the Blessed Virgin? Was I not a victim of my imagination? This question arose because, after my confession two days ago, when I had given my spiritual director another request of the Blessed Virgin, which was again urgent, he replied that I should not go to the bishop, but that he would take responsibility before the Blessed Virgin. If it is urgent for the Blessed Mother, she will take care of it. I should wait for the Bishop to come to this district and then tell him. I said to my pastor, yes, I will submit completely to everything he says and I will do nothing without his command and permission.... meanwhile Our Lady urged me further: ‘Go urgently’... This was an unexpected order. But I still could not bring myself to make up my mind. ... But the urge was much stronger than I could resist. I left my chores and hurried to the father dean.” (II/120)
c) Jesús y María sin grávitas (gravedad) y virtud
Elizabeth Kindelmann’s messages present a sentimental, spinsterly Mary, that is the exact opposite of the gravitas expected, one might even go so far as to say a Virgin Mary devoid of virtues: “I felt the inexpressible sorrow and sad sobs of the Sorrowful Virgin in the depths of my soul” (I/37), “And she sobbed so much that I could hardly understand what she was saying.” (I/38), “Wringing her hands and pleading” and “And pleading, she continued to plead” (I/65), the “Our Lady also complained very much. She poured out the sorrow of her heart upon me, not by her words, but by her sobs.” (II/90), “I felt Our Lady’s sobs in my soul.” (III/209), “Our Lady told me, she did not tell me, oh, I did not say it right, she complained sobbing, sorrowful” (IV/27), “I heard her immense, heart-rending sobs, not for a moment or two, but for a quarter of an hour. Her voice was drowned in sobs” (IV/28), “I felt as if Our Lady was relieved by the sobs which she was pouring into me” (IV/28).
d) El ridículo
Ridiculous and superfluous revelations are not signs of divine origin.
On one occasion of excessive fasting, one totally devoid of reason: “Jesus, seeing my anguished efforts, praised me for my sweet words, ‘You know, since we are both very tired, let us eat something warm.’ I cooked some simple soup. After the warm soup I really felt better. As we ate, he gushed kindly, in few words but a lot of emotion, ‘We’ve both got some strength now, haven’t we?’” (III/147)
From Elizabeth we learn that Jesus is a very sentimental soul: as to her favourite church song, Mrs Elizabeth quotes Jesus as saying that it is His favourite too (“This is our favourite song” I/75). Moreover, on several occasions apparently Jesus himself arranged for the rarely played sentimental song to be played, and the passage quoted says that Jesus played it himself on the harmonium: “Was it a good hymn? I played it today on the harmonium” (I/75). And the alleged Jesus, of course, says all this in a gushing, almost babbling way, preventing the post-communion thanksgiving: “When I returned to my place [after the Holy Communion], I wanted to express my gratitude to Him for the union with Him. He would not let me speak, He began poured forth words to me” (I/75).
e) Jesus and Our Lady intentionally misleading her
God and the saints do not deceive, but the supposed Jesus and the Virgin Mary of the Diary deliberately mislead Elizabeth on several occasions.
Jesus lies in order to make it “easier for Elizabeth to bear the burden of earth” (III/128). Although the prophecy itself was omitted from the Diary at the suggestion of the censor, the ‘Jesus-like’ statement concerning the time of his death, i.e. the false confirmation of the unfulfilled prophecy, remained in the official edition of the Diary:
“But I have told you the time of your death, so that it may be easier for you to bear the burden of the earth” (III/128)
Jesus shows Elizabeth who is to be her confessor, the priest then immediately and completely refuses, which means that Jesus was either wrong or just lying to humiliate Elizabeth:
“the Lord Jesus said: ‘You may choose any one of the twelve priests to be your confessor.’ I was reluctant to make this choice, and I asked the Lord Jesus to point me to one of the twelve priests, and I would gladly accept him. The Lord Jesus did point to a person, his name was F.K. (Ferenc Keszthelyi) (...) But after I asked Him, I received the answer that He does not now have time to answer me, (...) After a few weeks I repeated my request by letter. However, he completely ignored this and did not reply. I made no further attempt, because in the meantime Our Lady had said: ‘My daughter, my Holy Son has meant this too as a humiliation, and you are to remain in meekness and humility and be patient’“ (IV/25).
On one occasion, it seems, Our Lady sent Elisabeth Kindelmann to a priest with the promise that he will be one of the priestly souls chosen to spread the Flame of Love, but the recruitment attempt proved fruitless (II/29).
6. Overriding Church customs and authority
a/ Fasting and vigils
Through Elizabeth, a special practice of self-denial and mortification has been proclaimed, supposedly through divine intervention, something which falls within the competence of the Church (fasting discipline), and therefore seemingly Jesus Himself does not respect the “authority” He has ordained, in addition these are contrary to the Church’s tradition of penitential and atonement practices.
These requests are not comparable to the call to repentance of other private revelations authenticated by the Church: repentance has always been for everyone everywhere, but the general injunction of particular self-denials is contrary to the virtue of prudence. For even the ordinary practice of fasting is a matter of prudence: sick people, travellers, children, the elderly, and those engaged in hard manual labour are traditionally exempt from it, but extra abstinence above and beyond the ordinary is especially determined by prudence.
“Every Thursday and Friday fast on bread and water (...) On both days spend four hours before my holy presence (...) On Friday from twelve o’clock to three o’clock adore my Holy Body and my Holy Blood (...) Keep the fast on Friday until the time of the deposition of my Holy Body from the cross (...) Do this, my daughter. /And so he beseeched me./ Take it upon yourself for twelve weeks” (I/24) (4-7 March 1962).
This is the particular twelve-week fast that first Elizabeth and then the chosen souls had to perform: in addition to the twelve priests, “Twelve souls must be recruited” from “lay men and twelve teachers who undertake to pray and make atonement on Thursday and Friday.” (I/25) Eventually, all would have to do it.
In the case of this request, we can see the realization of the impossible request among the factors discrediting private revelations, since what lay worker could keep these practices for twelve weeks without disturbing his or her given responsibilities?
b/ The concept of strict fasting and the subsequent modification of the fasts previously requested
The revelator does not merely ask everyone to observe specific fasts and yet another day of fasting, all in a way that is alien and contrary to Church tradition, but also redefines the concept of strict fasting:
“He asked that the clergy, the consecrated and the laity throughout the world observe a strict fast of bread and water on Monday. They may eat several times a day”, but “whoever observes fasting regularly, it is enough to keep it until six o’clock in the evening” (IV/27).
A year later, the concept of strict fasting is again modified: “Concerning fasting, Our Lady (further) tells us and warns us: do not diet, but eat plenty of bread and water” (IV/28).
The announcement of a relaxation of the fast came too late: Elizabeth’s stomach had been destroyed, and an elderly biblical professor who had become a follower of her because of a false miracle had died as a result of the fast, according to his relatives.
7. Who received the revelations and how did they affect her?
Royo Marín OP writes about the distinction to be made for imaginary locutions:
«Diario, purificado de los errores teológicos, es digno de la aprobación eclesiástica»
“The best rule of discernment are the effects produced in the soul. If they are from God, they cause humility, fervour, desire for self-denial, obedience, desire to perform perfectly one’s duties of state. If they proceed from the devil, they cause dryness, inquietude, insubordination, etc. The locutions that proceed from the individual himself do not usually produce any noteworthy effects.”[6]
This is explained in more detail by Tanquerey, who says that apparitions of divine origin provoke “ at first a sense of wonderment and of fear”[7], which gives way to “a sense of deep and lasting peace, of joy and of security”, thus a sure sign of divine origin. Revelations of diabolical origin, on the other hand, have the opposite effect: they start with joy, followed by confusion, sadness, discouragement, anxiety, doubt and resistance. Man’s self-inflicted phenomena have no effect on the soul.
8. Signs of demonic influence
a/ Instinctive resistance to the revelator
In the case of Elisabeth Kindelmann, the demonic nature of the revelator is revealed by the recurrent element which, contrary to the whole Catholic spiritual tradition, says that the resistance of the soul to revelation is a sign of divine revelation:
“Be humble and accept with all your mind the doing of My will. Know that if I say something and it provokes opposition in your soul, you will know that it is My Will” (II/8).
“The Lord Jesus even said, ‘Your strong objections are because I want to assure you that the matter comes from Us.’ Now, after hearing these words, my sufferings really did rise to a much greater degree than before.” (II/72)
Elizabeth is often confused after the revelations, she does not believe them, she has doubts about the identity of the revelator, she feels an inexplicable resistance:
“And again I heard this voice: ‘You must accept the miraculous power of my Mother’s Flame of Love not only with your lips, but also with your whole mind.’ And I feel that despite all my efforts, my mind resists accepting the words.” (I/111)
“Later that day, just after lunch, the Lord Jesus spoke in a very kind, reassuring voice: ‘My daughter, take the communications to the sister who has been assigned to you, and she will give them to a priest.’ I asked to whom? I was told, ‘To whoever’s name I give, give it.’ Then again there was a great resistance within me, I found it hard to believe these strange words, and I waited for days for the Lord to give me new strength to start.” (II/48)
b/ Prolonged confusion, doubt
From the very beginning of the revelations, Mrs Elizabeth is plagued by doubts, often suffering fits of “temptation”, during which she calls herself a liar who has imagined and invented the messages: “I cannot have peace of mind until I retract my terrible lies, but I cannot. I walk the path of pride. I am accused by every word I have spoken or written. I cannot retract them. I am deprived of my will.” (II/53), “I am possessed by the devil. I cannot renounce the lie.” (II/55); “And if it is a lie that I have written down and passed on?” (II/58); “I admit my falsehood and lie (II/59); “I am more and more overcome by the knowledge that my life up to now has been a pack of delusions and lies” (III/208), “I have the constant feeling that he (her current confessor) is weak towards me and leaves me to my lying delusions” (ibid.); “He does not notice my lies” (III/209); “My lies are proven facts” (III/210); “For this constant lying leads me to damnation.” (III/232) “In my brooding I have the same insight, that I must give up all my lies and destroy them” (III/232); “I offend the Lord Jesus by my lies and imaginations” (III/235).
Her struggle with the lies led her to seek external reassurance, which is why she sent her messages to many priests, and when she found this insufficient, she hoped for clarification and absolution from the local bishop, and finally from the Pope himself: “For my part, I am absolutely convinced that the only person who can reassure me, after having examined my case, is the Holy Father. For if he does not find it true, he will give me absolution for my intricate lies.” (III/233) Her demand for papal clarification on a matter – one that could be decided by a spiritual director – was perhaps not a sign of humility.
9. Person and status of the visionary
Another important element in examining the effects of private revelations concerns the examination of the personal life, morals, faith life and, above all, virtues of the person who receives the revelation. Such special graces, according to traditional teaching, do not necessarily require a state of sanctifying grace in the person who receives them, because God can grant them even to a person in a state of mortal sin, although this is very rarely found in the relevant literature. A more certain view is that these graces usually occur only in persons of higher virtues or are signs that the person receiving them is called to attain higher perfection and is thus assisted in this by extraordinary grace itself.[8] This is why it is also necessary to examine the relation of the person concerned to the virtues. More so because natural reason dictates that, since an inspired vision is an event that cannot be empirically verified, and therefore the account of the apparition must be credible (sober, credible, moral). Otherwise, on what basis would we believe it?
This is covered by the sixth rule of discernment according to Royo Marin OP:
«Examínese cuidadosamente la persona que recibe las revelaciones, su temperamento y su carácter. Si es discreta y juiciosa, si goza de buena salud, si es humilde y mortificada, si está adelantada en santidad, etc,; o si, por el contrario, está extenuada por austeridades o enfermedades, si padece de afecciones nerviosas, si es propensa al entusiasmo y exaltación; s l divulga fácilmente sus revelaciones, etc. Por aquí podrá sacarse una fuerte conjetura sobre el origen de tales revelaciones» [9].
Any examination is to be done for the existence of the cardinal virtues and their sub-virtues. In particular, prudence, humility and obedience, as well as the way in which the seer handles the apparition, the zeal with which they try to make others aware of it, and the extent to which they may be exhausted by excessive self-denial, as stated in the sixth rule of Royo Marín.
a/ The fervent dissemination of messages
Elizabeth tried to make her messages known to many priests and even lay believers (e.g. I/98), and they began to spread even before the first nihil obstat was given, obviously thanks to in part Elizabeth’s activities.
She sought out many priests – not primarily as confessors or for the purpose of instruction and ecclesiastical examination of the origin of the messages – to recruit them into the “twelve priestly souls”, that is, specifically to spread the message and not to examine them ecclesiastically. Sometimes, in quick succession, two priests were given the Diary or some kind of summary of the messages (‘Our Lady’s communications’) (e.g. two in November-December 1962). In her case, therefore, there was a serious suspicion concerning character.
b) Agotamiento físico y espiritual
“Las austeridades excesivas, que conducen al agotamiento del cuerpo y un debilitamiento de las facultades sensibles, pueden producir todo tipo de ilusiones que son erróneamente atribuidas a causa sobrenatural. Los períodos largos de ayuno o penitencias corporales llevados a los extremos agudizarán tanto la actividad de la imaginación y la memoria que el individuo prontamente alcanza un punto en el cual el mundo de los sueños e ilusiones es tomado como realidad. Debe señalarse que el ayuno moderado es una ventaja para el funcionamiento de la imaginación y la memoria y la actividad del intelecto, pero una vez que el cuerpo y sus facultades orgánicas han sido debilitados, las facultades del sentido del conocimiento escapan del control de la razón y arrojan al individuo al mundo de las imágenes soñadas” [10]
The above seems to relate to Elizabeth Kindelmann: one of the strangest events in the Diary happened just after such an exaggerated self-abuse during an illness, after the Thursday fast. On that occasion, “Jesus, seeing my embarrassing effort, said to me in his sweet words: ‘You know, since we are both very tired, let us have something warm to eat.’ I cooked some soup. After the warm soup I really felt better. As we ate, he kindly spilled his words, in few words but with much emotion: ‘We’ve both got strength now, haven’t we?’ (III/147) It’s crazy what a little warm soup can do to make Jesus so sweetly effusive, so full of chattering emotions...
c/ The lack of virtues
When examining the virtues, it is perhaps sufficient to mention the most striking virtue deficiencies that affect the cardinal virtues, including the lack of the virtue of prudence and the lack of the virtues of obedience and humility.
Elizabeth lacked the virtue of prudence, which in turn means a proportionate lack of all other moral virtues. Whether this changed during her lifetime is easily ascertainable from three cases taken from three periods of her visionary life.
The first case occurred in Máriaremete, a famous Hungarian pilgrimage site near Budapest, when Elisabeth tried to convince another priest about the messages (II/29).
The father’s procedure with the visionary and her messages showed the wisdom and understanding that Tanquerey sets forth as a rule for confessors who are approached concerning such apparitions: “he should carefully refrain from j showing any admiration, for this would lead the seer at i once to consider these visions as true, and perhaps to take pride in them” (Tanquerey 1511), and since it is precisely this admiration and confirmation that the seers desire in false revelations, “He must rather explain that such things are of far less importance than the practice of virtue” – as is true in any case. The father tells Elizabeth why one must be cautious about such phenomena, and shows no curiosity, wonder or enthusiasm for reading the Diary: “He even said in an indifferent tone, ‘If you want to bring it, I’ll read it, but it doesn’t mean anything.’” He reminded Elizabeth of the importance of the cardinal virtue of prudence. Although he had not read the diary at the time, the Father rightly judged that the visionary lacked the virtue of prudence, which made the extraordinary phenomena he had discovered suspicious, because of the prophet’s insensitive assertiveness (she revealed her apparitions to the father during a confession time on a feast day, making those waiting for confession wait even longer).
That the father acted appropriately, and that his restraint and his words provoked Mrs Kindelmann is amply proved by the Diary itself: the following passages (II/30 to II/33) after the part describing the event (II/29) show the spiritual storms that raged in the wake of the father’s words in a way that is highly revealing: “Then I thought of the cardinal virtues. Is prudence one of the greatest virtues? ‘My beloved Jesus, I go to Your school, and if I don’t know something, it’s Your business whether I know it or not. In the transmission of the Flame of Love, there is no need for the cardinal virtues, because then You would have lectured me on them. I find peace in this, it is for other people.’“
But Elizabeth was most disturbed by the words that suggested the messages were of her own origin or possibly of diabolical origin. “I suffered a great deal because of this, for weeks I was tormented by the thought that I was the origin of everything.” (II/30)
Elizabeth visits the confessor in Máriaremete twice more: once to take the diary to him, and then to return to hear the father’s opinion of the messages. This last occasion shows how the priest assessed what he had read: he highlights the case of the alleged neglect of duties because of the Virgin, calling it a serious offence against charity – because this excludes the messages from being truly from God.
The offence against charity is a serious sign, and this can be confirmed by an examination of the other virtues. Among the virtues examined, humility and gentleness stand out. These, precisely because Christ himself makes them a key virtue for teachers, including those who communicate private revelation. Our Lord explicitly states meekness and humility as reasons for learning from him (“Learn from me, for I am meek and humble of heart”), are also called summary virtues by St Francis de Sales, because “humility makes us perfect in our relations with God, and meekness in those which concern human society” (Philothea VIII). Meekness has a threefold content: self-control, which restrains the impulses of anger, patience in bearing with the faults of others, and goodwill towards all. “The great benefit meekness brings us is the reign of peace in the soul, peace with God, peace with ourselves (Tanquerey, 1158)
A related event in the life of Elisabeth was the death of one of her confessors, Professor Father István Kosztolányi, who accompanied her on her first trip to Rome, which is described in the account by her secretary. According to this account, the professor died unexpectedly after a twelve-week fast and the diary was in the priest’s apartment as he was reading it. Mrs Kindelmann immediately wanted to get it back. She went to the professor’s apartment and, despite knowing that the professor’s sister was right to object, she broke into the apartment and forcibly took the diary: “I took no notice of what they spoke to me, I simply burst into the room and grabbed the diaries on his desk and ran out of the apartment. By the time the family had a chance to speak, I was already long gone!”[11]
If she had not done so, it would most probably have been returned to her anyway, since Father Kosztolányi had left all his papers and books to the Church, but the forced recovery of the diaries showed a lack of many virtues in the then 64-year-old Mrs Kindelmann, in 1977, including the virtue of meekness.
Among the degrees of humility, St. Benedict lists obedience to superiors and patient obedience. St Benedict wrote this firstly for monks, but in fact it also obliges lay people, especially if they must make private revelations to their superiors, or at least should do so. Of patient obedience, Tanquerey writes that it perseveres “even in the most difficult things, bearing injuries without murmur, even and above all, when humiliation comes from Superiors” (Tanquerey, 1131)
There is then the third story, also reported by Elizabeth Kindelmann’s secretary, in addition to another unfulfilled prophecy not mentioned in the Diary, which directly refutes the authenticity of the revelations, the failures of virtue against the church leadership, pastoral leaders and helpers.
During her so-called “apostolic journeys”(!) in Hungary in the eighties, Elizabeth became aware of various other visions and messages, afterwhich she also “transmitted” a prophecy about an expected great calamity, and that the Church should announce a “large-scale food stockpiling”: “The Church must collect wine, wheat and oil in quantities equal to the inner space of the largest church of Mary in the country, because severe hardships are expected!”
As her spiritual director at the time was more prudent than the one he was leading, he avoided following the procedure demanded by the message. Elizabeth did not take this well and immediately dismissed her spiritual director. “Elizabeth did not appreciate father Antaloczi’s wisdom and expressed her disappointment in him. The great and intimate relationship suddenly ‘fell flat’ and Elizabeth looked for a new spiritual director.” (The prophesied retribution did not come to pass).[12]
Elizabeth Kindelmann’s secretary also wrote about what happened during the April 1981, visit to the diocesan bishop responsible for approving the message, which Elizabeth herself briefly reports in her diary. This is how her secretary assesses it: “The meeting in Székesfehérvár went very badly, partly because of the bishop’s accusatory tone, but mainly because of Elizabeth’s irritability. As the author of these lines can testify, the conversation was much more tense than that, especially because of Elizabeth’s unusually harsh tone, which I had never heard before. Although the farewell was cordial, on the way home Elizabeth blamed Father Mersey and myself for the embarrassment of ‘putting her on the rack’ before the Bishop!”[13]
Elizabeth, who unjustly blamed her companions (lack of justice) for her lack of humility, gentleness and reasonableness, and who, after the incident, dumped the new spiritual director and alienated herself from the secretary, who, as a young husband and father, selflessly served the cause and the visionary he believed to be right. And although her secretary tried to make excuses for her in his writings, these examples show that Elizabeth was seriously lacking in important virtues even at the end of her life, and thus lacking the credibility that a virtuous life would have given to the authenticity of her supposed private revelations.
The three examples come from three different periods of Mrs Kindelmann’s life as a seer. As to these being a dynamic development in virtue… this can only be a misappraisal on the part of the censor; in fact, these events prove the opposite.
Summary
If the Diary and other available sources had been examined in a prudent manner, the Spiritual Diary of Mrs. Elizabeth Kindelmann could hardly have obtained a nihil obstat. But since the mutilated Diary did attain this status, and is spreading worldwide, creating a ‘spiritual movement’ based on the false revelation that is the Flame of Love, the competent diocesan bishop should give the appropriate judgement and withdraw the nihil obstat and imprimatur.
However, Cardinal Péter Erdő does not seem to want to do remove these declarations: although the author of this article sent him the details of the analyses, published several times previously and in several forums, and at his request a summary of the problematic parts that were left in the official edition with imprimatur. The author of this article did not receive any substantive reply from His Eminence and so His Grace can hardly be accused of being overly concerned about the spread of false revelation and the supporters who are deceived by it.
How this attitude can characterise a cardinal who is regarded as conservative is not for the author of this article to explain. But perhaps every reader can draw his or her own conclusion: “Cursed is the man who trusts in man” (Jer 17:5) or he can pray for the cardinal’s conversion.
Because maybe this bishop could become the ‘Peter’ who will “feed his flock in the midst of much distress”.
NOTAS
[5] (Para indicar los lugares citados, seguimos el sistema de la edición oficial del Diario, donde la cifra romana indica uno de los cuatro tomos del Diario, y la cifra árabe la página del libro).
[6] Antonio Royo Marín OP y Jordan Aumann OP: Teología de la perfección cristiana, pág. 580
[7] Adolphe Tanquerey: Tratado de teología ascética y mística, pág. 1503.
[8] Royo Marín-Aumann, 566
[9] Royo Marín-Aumann, 584
[10] RoyoMarín-Aumann, 574
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