Después de rendir homenaje a la Inmaculada Concepción en la Plaza de España de Roma el domingo, Francisco Bergoglio visitó sorpresivamemte la exposición “Chagall en Roma: La Crucifixión Blanca” en el Museo del Palacio Cipolla.
La exposición fue inaugurada el 26 de Noviembre como parte de la iniciativa “El Jubileo es cultura” organizada por el Dicasterio para la “Evangelización”, y está dedicada a una sola obra de Chagall, a saber, la “Crucifixión Blanca”, que llegó como préstamo del Instituto de Arte de Chicago. Un vídeoclip de Vatican Media muestra a Bergoglio admirándolo.
En una entrevista de 2013 con la revista jesuita La Civiltà Cattolica, Bergoglio dijo a su entonces director Antonio Spadaro: «En pintura admiro a Caravaggio: sus lienzos me hablan. Pero también Chagall con su Crucifixión blanca…». Tres años antes, cuando todavía se llamaba Jorge Mario, dijo en el libro-entrevista El Jesuita: «La Crucifixión blanca de Marc Chagall es mi pintura favorita».
Marc Chagall Chernin (1887-1985, nacido Moshé Segal/מאַרק שאַגאַל; registrado como Mark Zajárovich Shagálov) creó esta controvertida obra de arte en 1938 en Francia. Representa a un mártir judío con una suerte de turbante en su cabeza y un talit, el chal de oración judío, en lugar de un manto de pureza. Chagall enlaza la crucifixión con el sufrimiento judío de su tiempo, cambiando el enfoque de la salvación cristiana a la persecución de los judíos en Alemania en la década de 1930. Temática similar se presenta en la “Crucifixión Amarilla”, creada en Estados Unidos en 1943.
Adicional a esto, y la imagen subyacente de la hoz y el martillo en la composición del cuadro (Chagall fue nombrado en 1918 “Comisario plenipotenciario de Artes” en la provincia de Vitebsk por el Comisario del Pueblo [= ministro] de Educación de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia Anatoli Lunacharski –el del “Juicio contra Dios” por “crímenes contra la humanidad”, que concluyó con el “fusilamiento” al cielo de Moscú el 17 de Enero de 1918–), está la blasfemia: En la “Crucifixión Blanca”, la inscripción hebrea en el Títulus Crucis tiene Yéshu (יֵשׁוּ) en vez de Yeshúah (יֵשׁוּעַ). Yéshu, como llaman los judíos talmúdicos a Jesús, es un acrónimo de Yimáj Shemó Vezijró (יִמַּח שְׁמוֹ וְזִכְרוֹ, «Que su nombre y su memoria sean borrados»), la mayor maldición talmúdica.
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