viernes, 13 de diciembre de 2024

LA FARSA DE LA INAUGURACIÓN DE LA CATEDRAL DE PARÍS

Traducción de los Comentarios tomados de TRADITIO.
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El arzobispón de París Laurent-Bernard-Marie Ulrich George, vestido ni un payaso, “bendice” la nave espacial extraterrestre que pretende ser el “altar” en la modernizada y desacrada catedral de Nuestra Señora.
Se suponía que sería restaurada a su estado original antes del incendio de 2019, pero en cambio se malversaron 800000.000 de dólares de los donantes para crear una monstruosidad novusordita.
   
«Acabo de ver lo que se suponía era la reapertura “litúrgica” de la catedral de Nuestra Señora de París el 7 de Diciembre de 2024. Todo el “evento” fue una farsa. No fue para nada religioso, sino que tuvo más de la atmósfera de una convención política. Los jefes de Estado deambularon platicando entre sí sobre política. La poca “liturgia” que tuvo lugar allí fue pronunciada en un francés vulgar, no en el culto latín. Ni siquiera escuché ningún canto gregoriano.
   
El liturgista benedictino francés Dom Próspero Guéranger se habría pinchado el alma con alfileres y agujas al ver la monstruosidad de esta “liturgia”. Los “obispos” y “presbíteros” neoiglesianos vestidos como lo que realmente son: payasos en piyama de otro planeta. Las alba-casullas del clero neoiglesiano se veían como ponchos hechos de manteles por una clase de jardín de infantes. Vistos desde la perspectiva de la cámara desde arriba, cuando caminaban procesionalmente, parecían  una suerte de extraños gusanos caminando por la nave. Sin embargo, la derrochadora Iglesia Conciliar, cuyo Vaticano está en bancarrota y cuyo fondo pensional ha sido destruido casi hasta la totalidad, se gastó el dinero en 2.000 de estas nuevas “piyamas”.
   
Si los textos y ornamentos fueron una parodia, se podía esperar que la música fuera por lo menos un punto culminante. Después de todo, Nuestra Señora de París tiene uno de los mejores órganos del mundo, tocado por figuras como Camille Saint-Saens y Gabriel Faure. En su lugar, la música fue de un tono modernista cacofónico. Nada de Bach, mucho menos Saint-Saens o Faure, Charles-Marie Widor o Louis Vierne. Tan fea era la música del órgano que la cámara captó los rostros de jefes de estado como los presidentes Trump y Macron visiblemente encogidos de dolor.
   
El sorprendente altar del siglo XIV describiendo la Piedad parecía relegado a una esquina, mientras el nuevo objeto “modernizado” (no puede realmente llamarse un altar) parecía un artefacto extraviado de una civilización extraterrestre. La estructura con forma de tazón recuerda algo usado durante las persecuciones a los cristianos para cocinar dentro a los mártires. La Antiiglesia fue dedicada a eliminar mucho del hermoso arte católico tradicional que ha existido por 800 años.
   
Millones alrededor del mundo donaron el dinero que con esfuerzo se ganaron para restaurar la gran catedral a su gloria original antes del incendio del Lunes Santo de 2019, el cual alguna evidencia indica que fue iniciado por un neoiglesiano. Pero los donantes fueron engañados. Sus generosas donaciones fueron en cambio malversadas para construir una parodia novusordita. ¡Parece, desafortunadamente, que la Catedral de Nuestra Señora de París será relegada al mismo basurero New Age que los paganos Juegos Olímpicos de París 2024» (María, Corresponsal francesa de TRADITIO NETWORK).
   

La inauguración del gran órgano en la reapertura de Nuestra Señora de París fue un desastre, consistente en composiciones modernistas cacofónicas.
Los jefes de Estado presentes, como el presidente electo estadounidense Donald Trump y el presidente francés Emmanuel Macron tuvieron una expresión de dolor y disgusto totalmente evidente en sus caras.
   
«Los “ornamentos” piyama y la “liturgia” novusordita no fueron lo único feo en la “reapertura” de la catedral de Nuestra Señora de París los días 7 y 8 de Diciembre de 2024. Las artes visuales no fueron las únicas artes asaltadas por el Anticoncilio Vaticano II. También fueron tras nuestra tradición musical católica para destruirla. Incluso los organistas profesionales estaban despreciando las desastrosas ejecuciones de la ceremonia de apertura, tocadas en el restaurado Gran Órgano mundialmente renombrado de la catedral.
   
Hasta los que probablemente no están demasiado familiarizados con la música sacra en órgano estuvieron instintivamente repulsados por la cacofonía. El presidente electo de los Estados Unidos Donald Trump, quien tiene mejor gusto en música que sus predecesores, habiendo acompañado sus giras con el incomparable “Ave María” de Bach-Gounod (¡en latín!) por el tenor de ópera Christopher Macchio, fue elocuente en su dolor y disgusto por su expresión facial mientras el organista neoiglesiano martillaba alguna pieza modernista incomprensible y discorde. Su anfitrión el presidente francés Emmanuel Macron, sentado junto a Trump, se veía también disgustado. El programa del órgano para la reapertura de la catedral fue un turgente desastre. Los invitados fueron bombardeados por una alcantarilla acústica» (Petrus Románus, Corresponsal de TRADITIO NETWORK en Roma).

COMENTARIO DE LOS PADRES DE TRADITIO: Aun a finales de la década de 1960, la Sociedad Estadounidense de Músicos Eclesiásticos sostenía que el Anticoncilio Vaticano II había destruido la música católica. De hecho, habían estado todavía en un vibrante renacimiento del canto gregoriano, después del fuerte apoyo del Papa San Pío X al canto en las parroquias. Luego vino la “Instrúctio de Música Sacra” de Pío XII en 1958, que empezó a minar la música sacra, tal como él, con su execrable jefe de la Reforma Litúrgica, había comenzado a socavar la Misa y el Divino Oficio a fines de la década de 1940 y la de 1950.
   
Finalmente el Anticoncilio Vaticano II asestó el golpe mortal a la música católica en 1963 cuando la promulgación por el pseudopapa Pablo VI Montini de la destrucción de la Liturgia Latina tradicional con el decreto conciliar “Sacrosánctum Concílium”. Deo grátias, no tenemos que depender de la Iglesia Conciliar para la música sacra en el Gran Órgano. Tenemos excelentes grabaciones por organistas mucho mejores en el órgano de la catedral antes del incendio del Lunes Santo de 2019.
  
Hemos seguido con gran interés la asociación del presidente electo estadounidense Trump con mejor música. El expresidente Clinton fue aficionado del grosero saxofón, el gusto de Obama se deslizó hacia el odioso rock, y los Bush no parecían tener ninguna sensibilidad musical. Los gustos de Trump son en cierta forma eclécticos, pero parece tener una fuerte preferencia por la gran ópera e incluso la música religiosa como el “Ave María” de Bach-Gounod. Él es cercano a Christopher Macchio, un tenor de ópera de calidad, quien ha cantado para Trump en eventos de Mar-a-Lago, la convención republicana, y eventos de la Casa Blanca.
  
Cabe destacar cuán frecuentemente Trump tuvo el “Ave María” cantado al final de sus giras, mientras lo oía atentamente y la audiencia guardaba respetuosa un silencio sepulcral. Esta obra daba una gran impresión en muchos que nunca la habían oído antes, ¡incluso entre los evangélicos! La catedral de San Mateo en Washington DC, incluso suspendió sus reglas en 1963 a petición personal de Jacqueline Kennedy, para tener al tenor de ópera Luigi Vena cantando el “Ave María” en el ofertorio del funeral del presidente John F. Kennedy, diciendo que era un favorito del malogrado presidente.

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