sábado, 12 de octubre de 2019

A LA VIRGEN DEL PILAR


¡Oh, Reina de los cielos!
¡Oh, tú, Madre y Señora,
Que sobre España tiendes
La diestra bondadosa!

Permite que en tus aras
Su humilde ofrenda ponga
La que a tu amor se acoge,
Invicta Zaragoza.

De gratitud en signo,
Ante tu altar se postra;
Y humilde desde el polvo
Tu bendición implora.  

Por ti, mientras esclava
Gemía triste Europa,
Reconquistó este pueblo
Su libertad preciosa.

Por ti, en medio del mundo
Que impío se desborda,
Puros e ilesos guarda
Sus venerandos dogmas,

Y tiene fe, que es madre
De las virtudes todas,
Y de esperanza vive,
Y es caridad su norma.  

¿Cómo no ha de venerarte, 
¡Oh, Madre bienhechora!,
Esta Ciudad Augusta,
Que en tu Pilar se apoya,

Si a su fervor prodigas,
Amante y cariñosa.
Del Cielo las mercedes
Y el lauro de la historia?  

¿Cómo no ha de enviarte
Plegarias fervorosas,
Si todo te lo debe,
Virtud, progreso y gloria?

Escucha, dulce Madre,
La súplica humildosa
Que a tu escabel dirige
La invicta Zaragoza.

Y sé, cual fuiste siempre,
De nuestra fe la antorcha,
Imán de nuestras almas,
Consuelo del que llora.  

¡Y ante tu excelso Hijo
Por nuestra Patria aboga,
Tendiendo sobre ella
Tus alas protectoras!

Miguel Agustín Principe

FUENTE: Historia crítica y apologética de la Virgen Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza y de su templo y tabernáculo desde el siglo I hasta nuestro días, or el Dr. Mariano Nougués y Secall. Madrid, Imprenda de D. Alejandro Gomez Fuentenebro, págs. 404-405

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