jueves, 17 de octubre de 2019

DOS CARTAS SOBRE EL COMISARIAMIENTO DE LOS HERALDOS

Traducción de artículos publicados en STILUM CURIÆ.

CANONISTA: «UN COMISARIAMIENTO INEXPLICABLE»
Queridos Stilumcuriales, hemos recibido una larga y documentada carta de parte de un laico, laureado en Derecho Canónico, que hace parte de los Heraldos del Evangelio, recientemente “comisariados” por la Santa Sede, en base a presupuestos cuanto más mas vagos y genéricos. Al término de una visita apostólica que en cuanto nos consta –y en cuanto consta también en la Secretaría de Estado, según nuestras fuentes– no habían encontrado nada de grave o de anormal. Pero evidentemente en esta estación dictatorial basta la largamente covata aversión de un cardenal jefe de Congregación y la sospecha de “tradicionalismo” para entrar en el repleto girón de los comisariados.
 
La carta de este laico, que estáis por leer, hace referencia también a diversos artículos de estos días: de Vatican news, y de Vatican Insider. ¿Qué confiabilidad pueden tener? Vatican News es el órgano oficial de las comunicaciones, cuyo director es Andrea Tornielli. Que, justamente, proviene de Vatican Insider. Destacables en Vatican Insider de la institución Vaticana puedo solo recordar dos elementos: que nunca fue desmentida, en mi conocimiento, la noticia presentada por el colega Magister según la cual Vatican Insider es financiado por los Caballeros de Colón. El segundo elemento es un coloquio que quien escribe tuvo en el otoño del 2014 con el entonces responsable de Vatican Insider, en el cual este decía que estaba buscando, por medio de la Secretaría de Estado, financiamiento para la testada, pero que los artículos (escritos por mí) en el blog San Pietro e Dintorni, sobre el Sínodo del 2014, en el cual se relataba cómo lo estaban manipulando, y de la resistencia opuesta por los obispos y cardenales le hacían difícil la misión. Y luego fui constreñido a “desvincular” San Pietro e Dintorni de la página principal de Vatican Insider. Sacad vosotros las consecuencias… Y buena lectura.
 
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Querido Dr. Tosatti,
Soy un laico célibe, de 67 años, laureado en derecho canónico. De miembro de la TFP fui por años auxiliar de su fundador, el Prof. Plinio. Hoy prosigo mi camino en los Heraldos del Evangelio. No tengo en la institución ningún cargo de gobierno, pero he podido acompañar de cerca todo el proceso relativo a la Visita Apostólica realizada por la Santa Sede, participando además en la comisión de especialistas responsables para preparar el dossier de “Respuesta a las Preguntas Finales” planteadas por los visitadores, motivadas por las acusaciones –carentes de fundamento– de un grupito de ex-miembros poco aficionados al carisma. Tengo, en consecuencia, conocimiento de causa.
  
Escribo el testimonio presente sponte propria, contradiciendo, es necesario decirlo, las indicaciones en vigor de conservar el silencio entre nosotros, Así, después de profunda reflexión ante Dios, me siento en el deber de conciencia de defender mi honra personal y la de tantas almas que buscan colaborar con el proficuo apostolado de la Asociación para el bien de la Iglesia.
  
Sigo de hace tiempo su obra, querido Dr. Tosatti, y admiro su coraje. Por este motivo, pienso que Vd. es la persona más indicada para llevar a la luz mi testimonio abajo informado, que fue motivado, sobre todo, por la noticia de Vatican Insider, firmada por Salvatore Cernuzio (28/9/2019): “El Vaticano comisaría los Heraldos del Evangelio, la asociación brasileña de los extraños exorcismos bajo indagación desde 2017”.
  
De hecho, diversos órganos de prensa mundiales prontamente han dado la noticia del Comisariamiento de los Heraldos. Oíamos de informaciones sensacionalistas o falsas. La desagradable sorpresa es que la reacción más agresiva sea de parte de lo que es considerado por muchos como el vehículo oficioso de cierto sector curial ferviente difusor de los vientos de misericordia.
  
¿Cuál será su motivación? Cui bono? No lo sabemos, pero he aquí alguna pista.
  1. Cuánta carencia… 
    Comencemos por la palabra inicial del artículo de Cernuzio: “carencias”, haciendo referencia a las que, se supone, sufren los Heraldos. Cualquier cristiano sabe que solo Dios está excento de todo tipo de “carencia” (S. Theol., I, q. 4, a. 2, co.). En todo caso, es difícil ver dónde y cómo la Asociación tenía “carencias” de vocaciones, de gobierno o administrativas. Sobre todo si miramos el panorama católico hodierno, tan lleno de “carencias”. Soy honesto al reconocer que ninguno es juez en causa propia, pero, por otra parte no podemos tampoco negar la verdad pública conocida en cuanto tal: el declive de las vocaciones, los problemas de gobierno y administrativos graves que existen en muchos institutos. La Hermana Auxiliar del Comisario nombrado para los Heraldos, por ejemplo, es Superiora General de las Hermanas de la Divina Providencia [de Maguncia, N. del T.], instituto que hoy cuenta con 928 hermanas, contra las 1.411 que habían en el 2005. Confiamos precisamente en la Divina Providencia para que la reverenda madre nos oriente en forma tal para evitar que suceda en nosotros lo que está sucediendo en ellas…
      
    Por otra parte, podemos constatar con tristeza una “carencia” en el artículo de Cernuzio y es aquella de un principio básico de la justicia bien acogido por el código deontológico del periodismo: “Audiátur et áltera pars”. Y no solamente. El CIC declara (c. 1526) “onus probándi incúmbit ei qui assérit” – “la carga de la prueba incumbe sobre quien acusa”. De hecho, el juez tiene la obligación de interrogar a las partes antes de dar sentencia (c. 1530) “partes interrogáre semper potest, immo debet”. Cernuzio se ha autonombrado juez, pero “carente” de toda competencia jurídica, no ha aplicado al caso los principios de la justicia precisamente porque, en cuanto sé, no ha contactado a ninguno de  mis cofrades.
     
    Luego de haber repetido el tema de las supuestas “carencias”, Cernuzio busca re-exhumar una vieja controversia sobre supuestos exorcismos, ya ampliamente aclarada –y la aclaración apareció en diversos órganos de prensa– a diversos obispos locales y al mismo Vaticano en el referido dossier de 572 páginas –acompañado de 42 volúmenes que contienen 75 alegatos, totalizando más de 18.000 páginas de documentos y publicaciones– con las explicaciones particularizadas sobre este y otros sucesos. Por lo que concierne a los supuentos exorcismos, el caso fue considerado cerrado por la autoridad judicial de la Diócesis interezada sin que sea señalada alguna infracción de las reglas canónicas o litúrgicas. Entonces, ¿por qué recalentar la menestra de controversias ya archivadas? “Res judicáta pro veritáte habétur”, la sentencia jurídica firme debe ser considerada como una verdad lograda.

  2. ¿“Exorcismos extraños” o prácticas de la Iglesia de tiempo inmemorial? 
    El suceso de los exorcismos incriminados es sencillo: básicamente, se trataba de “oraciones de liberación”, ampliamente difundidas en el orbe católico, como está previsto en el mismo Ritual Romano: De exorcísmis et supplicatiónibus quibúsdam, recomendadas precisamente a laicos y laicas. En los casos en análisis no se trataba de “exorcismos solemnes”, acto de culto público de la Iglesia, sino apenas de invocaciones ad líbitum contra los espíritus de las tinieblas, eficaces en tantos casos ex virtúte charísmatis; como han hecho, por demás, tantos católicos a lo largo de la historia, algunos de ellos canonizados, como Santa Francisca Romana y San Pío de Pietrelcina.
     
    En una situación de vejaciones es deber de caridad de todo cristiano –a fortióri de un sacerdote– buscar la curación espiritual del alma “carente” de auxilio sobrenatural. Esto no es otra cosa que la misericordia, ¿o me equivoco? La prueba de la naturalidad de estos hechos emerge de los testimonios de agradecimiento –quiero creer que están conservados con cuidado en un archivo– enviados a los miembros de la institución por parte de tantísimas personas beneficiadas. Si los frutos son buenos, ¿no lo será también el árbol?

  3. ¿Culto a una suerte de “trinidad” o virtud anexa a la Justicia? 
    En las páginas de cierta prensa anticatólica brasileña, a la cual viene a agregarse ahora Vatican Insider, está volviéndose recurrente la manía de confundir la veneración o el respecto al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, Doña Lucilia, su madre, y Mons. João, con la “adoración”.
     
    Como es sabido, la objeción contra cualquier suerte de culto a hombres o mujeres es de perfil protestante, ya que en el seno de las denominaciones separadas de la Iglesia Católica fue eliminado todo género de veneración o respeto a personas meritorias, considerándolo una suerte de idolatría, a favor de lo que han denominado Cristocentrismo bíblico.
      
    No es necesario ser teólogo para percibir la diferencia entre el respeto y el honor debido a los superiores (ver S. Theol., II-IIæ, q. 102-103) y el culto de latría reservado a Dios solo. Incluso los paganos honraban las personas consideradas excelentes. Por otra parte, no es necesario tener una laurea en Derecho Canónico para percibir la diferencia entre culto público y culto privado. La cuestión fue claramente dilucidada por los Heraldos en diversas publicaciones y en la misma “Respuesta a las Cuestiones Finales” de la Visita Apostólica arriba referida.
      
    En síntesis, cada fiel puede y debe en virtud de la justicia y del cuarto mandamiento del Decálogo, considerar dignos de respeto las personas revestidas de autoridad o virtuosas, como dice el Apóstol: “Réddite ómnibus debíta: cui timórem timórem, cui honórem honórem” (Rom. 13, 7).
     
    Después es necesario considerar que no es la coanonización la que hace santa una persona, sino que alguien es canonizado por ser santo; y, precisamente, es la “fama de santidad” entre el pueblo de Dios la que lleva a encaminar los procesos canónicos. En este sentido, la fama de santidad del Prof. Plinio y, sobre todo, de su madre, Lucilia, se es entendida mucho más allá del círculo de los Heraldos del Evangelio. En efecto, es enorme la cantidad de testimonios concernientes a gracias obtenidas, tanto materiales como espirituales, de parte de personas de toda condición, país y edad.

  4. ¿Milenarismo o profetismo? 
    Es también curioso etiquetar a los Heraldos como súcubos de una suerte de “culto secreto y extravagante hecho de teorías milenaristas que llamaban a causa a la Virgen de Fátima”. Ahora, no es necesario confundir milenarismo con profetismo. En efecto, en el 2007, Benedicto XVI afirmó respecto al mensaje de Fátima: “es la más profética de todas las apariciones modernas”.
     
    En cambio, en aquel mismo año, durante apostólica en Brasil, el Pontífice hizo uso, una de las pocas veces en el magisterio reciente, de la palabra “milenarismo”. ¿Y con qué finalidad? Para hacer referencia a la Teología de la Liberación como si fuese un milenarismo fácil, “una mescolanza equivocada entre Iglesia y Política”. Pero, como es sabido, los Heraldos nunca se han interesado en discusiones políticas. Otras veces el milenarismo fue atribuido, como lo hizo Juan Pablo II, a movimientos ligados a la New Age, filosofía vaga de matriz gnóstica que goza de simpatía en el seno de otras congregaciones, pero no entre los Heraldos, como es evidente.
     
    Finalmente, atribuir a los Heraldos el apelativo “milenarista” es una contradíctio in términis. In primis, porque ellos se encontrarían en la estela del movimiento contra-revolucionario, según cuanto afirmaban en Vatican News. O bien, como se sabe, tal movimiento es diametralmente opuesto a la “revolución de las masas” entendida como medio para lograr el supuesto reino mundano, característica típica de los movimientos milenaristas.
     
    Los Heraldos, además, fueron considerados por Benedicto XVI como una Asociación capaz de frenar la expansión de las sectas, muchas de ellas de matriz milenarista, como ha sido señalado por el mismo Ratzinger en su Informe sobre la Fe. Y esto precisamente porque según él: “La valorización correcta de los mensajes como el de Fátima puede ser nuestro tipo de respuesta [al crecimiento de las sectas, en particular aquellas signadas por el milenarismo]”. En conclusión, pienso que Cernuzio se ha precisamente equivocado: según el magisterio de la Iglesia, los Heraldos y su devoción al mensaje profético de Fátima son una realidad opuesta al milenarismo.

  5. Algunas curiosidades para finalizar… 
    Es curioso que Cernuzio afirme que ya estaba en curso una “profunda investigación que  involucraba al Instituto” en ocasión de la renuncia del Fundador, cuando en realidad no fue anunciada en ningún momento.
      
    Es curioso que el comisariamiento sea decretado (con un error que lo podría invalidad al menos parcialmente) a pesar que la evidencia demuestra que no había ningún hecho consistente que justificase tal medida.
     
    Es curioso que un diario que se supone tan actualizado haya omitido una información bien conocida por las autoridades vaticanas, esto es, la parcialidad evidente de uno de los visitadores contra los Heraldos. Hecho confirmado, estando en los documentos que he tenido a la vista.
En fin, la noticia de Vatican News describe al fundador de los Heraldos como “ya miembro de la asociación católico tradicionalista y contra-revolucionaria brasileña TFP”. Como todos saben, el Fundador de la TFP es el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, gran líder católico de reputación mundial. Él mismo, en el lejano 1979, desenmascaró las intenciones de cierta ala más “avanzada” de la Iglesia, en un libro que ya por el título revela su tenor profético: “Tribalismo indígena, ideal comuno-progresista para la Iglesia del Siglo XXI”.
 
En suma, me parece altamente simbólico que algunos de esta facción, herederos de la camaleónica teología de la liberación –hoy, luego de extrañas metamorfosis, convertida en una suerte de eco-teología– habían decretado en la inminencia del Sínodo de la Amazonía de sacrificar sobre el altar de la “madre tierra” una institución que tanto por el origen como por su espiritualidad tenía un vínculo tan estrecho con el Prof. Plinio.
   
Más allá de sus intenciones, una cosa sé y creo: ¡las obras de Dios son inmortales!
 
«LOS HERALDOS DEL EVANGELIO HEMOS SIDO PREJUZGADOS».
Queridos Stilumcuriales, hemos recibido, y publicado de agrado, la carta de un laico brasileño, de los Heraldos del Evangelio, que recientemente, al término de una visita que se concluyó sin hallar elementos específicos negativos, fueron comisariados con motivaciones de extrema genericidad. Ahora, que esto suceda mientras en otras órdenes religiosas miembros también excelentes se abandonan en declaraciones y comportamientos continuados en contraste con el Magisterio de la Iglesia y también con el Catecismo, no puede no suscitar estupor. Cuando después vemos lo que ha sucedido en los jardines vaticanos, ante los ojos del Pontífice, y en una iglesia de la Vía de la Conciliación, a pocos pasos de San Pedro, donde se realizaron ritos que en la mejor de las hipótesis pueden calificarse como sincretismo, el estupor y la perplejidad aumentan. Cómo crece la sospecha de que el real motivo de la providencia encuentra raíces tanto en la personal antipatía hacia los Heraldos del prefecto de la Congregación para los religiosos, Braz De Aviz, exponente de la más que politizada (en la extrema izquierda…) Conferencia episcopal brasileña, como en el amor por la tradición de la Iglesia mostrado por los Heraldos. Buena lectura.
  
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Querido Dr. Tosatti,
Ante todo quiero agradecer la gentil acogida y reciente publicación del testimonio de mi cofrade, lo que me alienta a enviarle el mío propio. Soy un laico, célibe, abogado, brasileño, de 53 años, y pertenezco a los Heraldos desde su fundación. Fui, además, por un mandato, secretario general de la Asociación.
  
Escribo porque, sin embargo, noticias llenas de fantasía continúan difamando a los “Heraldos del Evangelio”, puestos contra el paredón de las calumnias. Por este motivo, propongo algunas reflexiones que me permito compartir con Vd. y, si es de su agrado, con sus queridos lectores.
   
A fin de sintetizar, me concentro solamente en una noticia sobre nosotros: Heraldos comisariados: preguntas a los críticos, del reverendo Padre Lorenzo Prezzi, SCJ, publicada en el sitio “Settimana News”, conocido por frecuentadores de Stilum Curiæ. El religioso periodista, en el dulce estilo misericordioso, no ha tenido la gentileza de oír la parte acusada, según cuanto he podido recabar por los cofrades italianos. El P. Prezzi, como es sabido, respeta con religioso obsequio a ciertos vértices vaticanos, pero no es amante de institutos del tipo Franciscanos de la Inmaculada y otros…
  
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1) La primera cantinela del padre dehoniano es sobre nuesto hábito, considerado por él como una “curiosa divisa”. En su “imaginario”, según su expresión, el hábito de los Heraldos sería cercano al tenido por los “mosqueteros”. De hecho, es comprensible que uno no tan afecto a llevar las vestidas religiosas (CIC c. 284) hace burlas sobre un hábito reconocido por la Iglesia y por el derecho propio (CIC c. 669, §1), que, visto el caso, atrae tanto a la juventud. Tal vez incluso más que las plumas amazónicas, tan a la moda…
  
En este punto me viene la pregunta: Si los Heraldos son la reedición de los “mosqueteros”, ¿quién será hoy el maquiavélico Cardenal Richelieu? ¿Y cuáles sus malvados guardias? En fin, buscaré lograr una respuesta.
  
2) En seguida, el P. Tozzi revela el presunto secreto, esto es, la institución de la Sempre Viva, que sería una especie de sociedad secreta, con el objetivo de realizar una suerte de culto a los inspiradores de la Obra. En lo que concierne a este tema, no hay nada contrario a la doctrina de la Iglesia. Luego es necesario recordar que sobre tal institución se ha tratado ampliamente en el pasado, y recientemente, en el libro en cinco volúmenes: “El don de la sabiduría en la mente, en la vida y en la obra de Plinio Corrêa de Oliveira”, publicado sin secretos por la Libreria Editrice Vaticana con más de cien mil ejemplares impresos por cada volumen. Invito, por tanto, al reverendo padre a informarse mejor sobre nosotros antes de lanzar sus piedras. De resto, ¿qué sentido tiene censurar el culto a personas muertas en olor de santidad, cuando hoy asistimos a rituales ancestales, no típicamente litúrgicos y católicos, en el mismo Vaticano?
   
3) El artículo del P. Prezzi vuelve a la trivialidad de los exorcismos. Como ya pensaba Santo Tomás, las acusaciones sirven para aclarar la verdad. Hela aquí, y, espero, en forma definitiva. Es necesario recordar que la mayor parte de las frases pronunciadas en los vídeos fueron sacadas de contexto. Ahora, en aquel caso, se trataría de supuestas declaraciones del demonio por medio de una persona poseída. Bueno, en aquellos encuentros estaban presentes la mayor parte de los clérigos, bien concientes de que el príncipe de las tinieblas es el padre de la mentira. Como se sabe, el crédito a las presuntas declaraciones debe ser concedido con extrema prudencia, porque muchas veces satanás se transfigura en “ángel de luz” (2Cor 11, 14). Él busca engañar incluso a los santos, intentó hacerlo precisamente con Santa Catalina de Bolonia, apareciéndosele bajo la apariencia de Cristo.
  
Para analizar aquellas vejaciones y otras, en la época fue constituida una comisión de teólogos y canonistas, que siguió de cerca la cuestión, antes, debo decir, que el vídeo apareciera ilícitamente. Las conclusiones del estudio (todas documentadas y consignadas a las autoridades eclesiásticas competentes) aplicando las reglas clásicas del discernimiento de los espíritus, fue de considerar inverosímiles todas aquellas narraciones; las cuales, por tanto, nunca hicieron parte de nuestras convicciones. Si antes de la explosión mediática hubiésemos sido consultados, se habría evitado la innecesaria confusión en las mentes del público católico.
  
Ya sobre el milenarismo, invito al reverendo sacerdote a leer la precedente carta de mi cofrade. Si Benedicto XVI afirmaba que los teo-libertarios eran los milenaristas de un pasado reciente, ¿qué decir de sus sucesores, los ecoteólogos?
  
Facta non verba. El hecho evidente al público católico es que aquellos episodios –que hablaban entre otras cosas de cambios climáticos y de un presunto futuro pontífice– no influenciaron en nada el comportamiento de los Heraldos, que continuó siendo el de hacer el bien con la conciencia recta y tranquila. Si fuese lo contrario, los Heraldos no habrían aceptado la visita apostólica o el comisariamiento, ambas decisiones por lo menos precipitadas e inexplicables. En consecuencia, también en circunstancias adversas, el amor por la Iglesia ha prevalecido entre nosotros.
  
4) Es sorprendente que incluso se quiera re-exhumar lo sucedido con los Heraldos en Sucumbíos, en Ecuador, un vicariato apostólico de la zona amazónica, después de casi diez años y justo durante el Sínodo. Todo providencial. Recuerdo brevemente los hechos: el Nuncio en el Ecuador pide a Roma la urgente sustitución de Mons. Gonzalo López Marañón OCD porque él y su clero se situaban “más allá de la Teología de la Liberación”. De Propaganda Fide pidieron a los Heraldos asumir el vicariato. Menos de seis meses después de la instalación, hubo un retorno sustancial a la vida sacramental, luego de 40 años de abandono pastoral. El problema allá no era la falta de sacerdotes, sino más que todo el hecho de que muchos de los que estaban preferían a Marx que a Cristo. Bueno, los sectores que hoy gritan por la abolición del celibato y en favor de la ordenación de los viri probáti hicieron presión también políticamente para que cesase aquel fructuoso apostolado en aquella región tan carente y con mayoría indígena. Nuestra práctica allá, como en todas partes, es menester decirlo, nunca se centró en temas políticos; pero permaneciendo en el campo pastoral, se buscó llegar a todos con el pan de la palabra y el Santo Sacrificio. La gente del puesto ha apreciado tanto nuestro trabajo, como es constatable hasta ahora.
  
Los Heraldos, por tanto, dieron su disponibilidad a la Santa Sede, y cuando fueron solicitados por Ella para retirarse lo hicieron con rapidez y en la santa obediencia. Testigos son la carta enviada por el Prefecto de Propaganda al Superior General de la época, que fue comunicada en nuestra plenaria.
  
Discúlpeme el desahogo: El Brasil, tan famoso hoy gracias al Sínodo y también a ciertos comisariamientos, es la nación con más católicos en el mundo, también si en los últimos cincuenta años éstos descienden del 95 al 50 por ciento…. Escuchamos soluciones para contener la hemorragia. Benedicto XVI ponía su confianza en los movimientos misioneros, como los Heraldos, ayudados por la gracia de Dios: “ómnia possum in Eo qui me confórtat” (Fil. 4, 13). Otros ponen su confianza en los “chamanes” y en la “madre tierra”. En este punto, me viene a la mente la pregunta profética de Elías dirigida al pueblo de Israel: “¿hasta cuando cojearéis con los dos pies? ¡Si el Señor es Dios, seguidlo! Si en cambio lo es Baal, seguidlo a él” (1Re 18, 21)
  
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Tomo la ocasión para decir que rondan las preguntas de los amigos a propósito de las medidas extraordinarias tomadas por la Santa Sede en nuestra confrontación. La principal gira en torno al motivo efectivo del comisariamiento. Algunos dirán que en el fondo es la cuestión de los exorcismos, como muchos órganos de prensa han afirmado precipitadamente. Si fuese así, ¿por qué fueron comisariadas también las monjas? ¿Y los laicos?
  
De parte mia, en cuanto concierne a la pregunta planteada, confieso no entender la motivación de un comisariamiento.
  
Por demás, en referencia a las respuestas a las ocho preguntas finales planteadas por los visitadores, que los Heraldos mencionan en el comunicado de prensa publicado en ocasión del comisariamiento, muchos quieren saber si son los visitadores que la Congregación habían hecho las observaciones. La respuesta es negativa. De hecho, allá todo es exhaustivamente explicado en 572 páginas, con más de 18.000 páginas de alegatos documentales y de testimonios. De parte de los canales oficiales, en cambio, ni una palabra… ¿Por qué? ¿Y el diálogo?
  
Pues, en los buenos tiempos curiales, antes de comisariar un Instituto, los superiores eran informados sobre las conclusiones de la visita. En este caso, ninguna. ¿Cuál es el motivo?
  
Como católico y como abogado, espero que mis hermanos no se dejen martirizar como mansos corderitos… ¡ha llegad la hora en cambio de ser como leones! De hecho, sé que muchos piensan así.
  
En fin, pocos días ha, un cofrade adepto a nuestro archivo, me ha hecho una confidencia muy reveladora… Él me ha asegurado haber tenido a su vista diversas relaciones reservadas del 2010 en adelante sobre dichos poco prudentes, para decir poco, de cierta autoridad dicasterial –con déficit de continencia oral?– que publicitaba aquí y allá, desde su arribo a la Urbe, la próxima “clausura” de los Heraldos; y esto incluso antes de que fuese presentada si quiera una denuncia. Si es, de hecho, así, deseo que la verdad salga a la luz, y se manifiesten las intenciones de los corazones. Quedaría claro entonces que hemos sido prejuzgados, y que tanto el vídeo como las otras acusaciones difamatorias solamente sirvieron de pretexto. La suerte fue ya echada: deléndi sunt
  
Como sea, permanecemos confiados: ¡al final el Imaculado Corazón de María triunfará!
  
Humberto Goedert

1 comentario:

  1. Lo que me pareció mas interesante es el testimonio de los Heraldos sobre el apostolado exitoso que tuvieron cuando misionaron en la Amazonía. Que en la actual pseudo-curia vaticana no les interese seguir el camino "tradicionalista" de los Heraldos y prefieran misiones sincretistas-ecuménicas me parece una señal mas de que acercan los últimos tiempos. Hay que encomendarnos mas que nunca al Inmaculado Corazón de María.

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