miércoles, 9 de octubre de 2019

PLANNED PARENTHOOD EN LA INDUSTRIA HOLLYWOODENSE

Noticia tomada de INFOVATICANA.
  
La periodista estadounidense Norah Caplan-Bricker ha publicado, en la revista de The Washington Post, una entrevista con Caren Spruch, directora de compromiso artístico y de entretenimiento de Planned Parenthood.
  
Spruch, como ha relatado ella misma, se dedica a influir en Hollywood. Escribe guiones —o colabora en su redacción— tratando el tema del aborto, el control de la natalidad o las enfermedades de transmisión sexual. Según ha declarado la directiva, la organización Planned Parenthood ha participado en 150 películas desde 2014.
  
La intención de la organización neoyorquina es influir en la cultura para tratar de alterar la opinión general sobre ciertos temas. En palabras de su vicepresidente de comunicación y cultura, Melanie Roussell Newman, “la cultura pop tiene la habilidad de cambiar la manera en que la gente percibe el aborto” —y continúa— “hemos visto a la cultura pop cambiar las opiniones sobre temas LGBTQ, por ejemplo, y la cultura pop también tiene el poder de desafiar el estigma del aborto”. Por todo esto, Planned Parenthood invierte cantidades ingentes de dinero en industrias como la cinematográfica.
  
‘EL ARMA SECRETA DE PLANNED PARENTHOOD’ (Norah Caplan-Brickel, para THE WASHINGTON POST - Traducción propia).
Los derechos abortistas pueden estar perdiendo en el Distrito Capital, pero están ganando en Hollywood. Parte de la razón es Caren Spruch.

    
Son las 10 a.m. de un martes en los cuarteles generales de Planned Parenthood en Nueva York, y estaba viendo televisión. Específicamente, veía una serie de escenas tomadas de películas y shows de TV, todas las cuales tenían dos cosas en común: La mujer al lado mío, Caren Spruch, tenía una mano en ellas, y cada una presenta un aborto.
  
Spruch y yo comenzamos nuestra sesión de vistas con su más reciente proyecto, la serie Hulu “Shrill”. Ahora, sentadas en una mesa en una sala de conferencias de paredes blancas, estábamos viendo la primera película en la que trabajó, “Obvious Child”, de 2014. Spruch es pequeña y animada, con una cara larga y dark bangs, como una pixie-ish Anjelica Huston. Ella lo llamó “Obvious Child” —una comedia romántica sobre una desempleada de 20 años que se encuentra embarazada después de una velada nocturna— “la única que cambió el mundo”, mostrando un nuevo estándar para historias sobre el aborto. Ella la ha visto, estima, más de 25 veces. Todavía, cuando ella lo veía para preparar nuestra entrevista, ella todabía estaba superada por la feliz incredulidad de que tal película podía existir. La protagonista, Donna, nunca cuestiona su decisión de tener un aborto, ni se siente mal por ello. “En medio de la vista, acabé de escribirle por correo a Jenny (la protagonista del filme, Jenny Slate), porque no podía hacerlo más”, dijo Spruch. “Le escribí: ‘Estuviste fantástica. Esto fue un momento que cambió el juego’”.
  
Spruch es la persona rara en el movimiento por el derecho abortista para el cual los pocos años pasados representan una agotadora espera prolongada en adición a una serie de setbacks terroríficos. Ella es la mujer de Planned Parenthood en Hollywood o, en términos oficiales, su directora de compromiso artístico y de entretenimiento. Ella alienta a los escritores a contar historias sobre el aborto y trabaja como una doctora de script para los que lo hacen (como también para aquellos que escriben sobre cualquier otra área de experticia de Planned Parenthood, como control de la natalidad o de infecciones de transmisión sexual). Es una labor que ella deslizó en sideways, pero una que ahora parece ser crecientemente bienvenida en Hollywood.
  
En uno o dos años pasados, la voz sobre los servicios de Spruch comenzó a filtrarse por medio de la industria cinematográfica. “Nadie acostumbraba a llamarme”, dice. “Estaría viendo televisión o yendo a las películas y discurría que podían estar abiertas a incluir estas historias. Ahora tengo un par de clientes frecuentes. Ahora la gente me llama”. Ella estima que Planned Parenthood ha hecho publicidad en más de 150 películas y shows desde ese primer esfuerzo con “Obvious Child”. Los escritores que han confiado en ella me dicen que sienten una secreta cercanía mutua. “Podíamos ver trazos de ella en todos los shows de TV que vienen, desde ‘Shrill’ a ‘Jane the Virgin’”, dice Gillian Robespierre, escritor y director de “Obvious Child”. “Es realmente maravillosa. Es como el arma secreta de Planned Parenthood”.
  
Por casi 50 años, ha sido legal tener un aborto en los Estados Unidos, aunque es obstinadamente tabú mostrar uno en televisión o en un filme. Pero ambas cosas ahora están cambiando: El aborto pronto será proscrito en gran parte del país, y la creciente pérdida del derecho a poner fin a un embarazo en la vida real parece estar fortificando una nueva libertad para hacerlo en la pantall. Con la ayuda y apoyo de Spruch, Hollywood está escribiendo al aborto en sus libretos, incluyendo como un más posible punto focal. “Muchas personas aprenden sobre el cuidado de la salud sexual y reproductiva por medio de la cultura pop y los programas de entretenimiento”, dice Melanie Roussell Newman, vicepresidenta sénior de comunicaciones y cultura de Planned Parenthood. “hemos visto a la cultura pop cambiar las opiniones sobre temas LGBTQ, por ejemplo, y la cultura pop también tiene el poder de desafiar el estigma del aborto”.
  
Incluso los activistas antiaborto reconocen que esta es una táctica natural. “No sólo puedes cambiar las leyes; tienes que cambiar la cultura, y los jóvenes son los conductores de la cultura”, dice el presidente de Estudiantes por la Vida en Estados Unidos Kristan Hawkins, cuya organización reúne a más de 1.200 grupos estudiantiles en todo el país. “Planned Parenthood está tratando de influenciar esta generación”. Al mismo tiempo, los oponentes argumentan que, como el mayor proveedor de abortos en la nación, Planned Parenthood es una fuente inapropiada de información para los productores de películas. “Es como la industria del tabaco llevando a revisión de hechos cómo fumar es tratado en las películas”, argumenta Lila Rose, fundadora del grupo antiaborto Live Action (que es conocida por publicar vídeos encubiertos —criticados por ser fuertemente editados— que han atacado las clínicas Planned Parenthood). “No tienen ningún negocio en influir en el libreto de cualquiera… Es una verdadera injusticia”.
 
El lugar de Spruch de Planned Parenthood está volviéndose más importante dado el estado actual del debate sobre el aborto. “Estamos en un lugar donde los defensores del derecho al aborto no tienen mucha esperanza de progresar, particularmente a nivel federal”, dice Gretchen Sisson, una socióloga en la Universidad de California en San Francisco que estudia el aborto en la cultura popular. “El potencial de la cultura popular, y particularmente la televisión, es que no necesita esperar que los progresos políticos sucedan. Es un área donde podemos continuar trabajando, sin importar quién esté en la Suprema Corte”. Enfrentando a las mayorías antiaborto en el Distrito Capital, Planned Parenthood está poniendo algunas de sus esperanzas en Los Ángeles. En las guerras del aborto, Hollywood está convirtiéndose en una suerte de último resorte.
   
Como directora de compromiso artístico y de entretenimiento de Planned Parenthood, Caren Spruch alienta a los libretistas a escribir historias sobre el aborto y trabaja como doctora de script para los que lo hacen (Foto: Chris Sorensen para The Washington Post)
  
Es 1972, y un esposo y esposa están sentados en su cama en piyamas, tratando de decidir tener un bebé. Ella se ha enterado recientemente que está embarazada. El aborto ha sido declarado legal en el estado de Nueva York (un desarrollo que ellos apoyaron en abstracto, sin pensar que los afectaría personalmente). Ambos casi en los 50, viven con su hija de crianza de un matrimonio anterior y el hijo menor de esa hija. Ellos disfrutan una copa de wishky en la tarde y juegos de cartas con amigos; es difícil imaginar cómo un bebé se ajustaría allí. “Te amo, y amo mi vida”, le dice. Todavía, ella necesita asegurarse que la elección que quiere hacer es la correcta. “Para ti”, él le dice. “Para mí. En la privacidad de nuestras propias vidas, estás haciendo lo correcto”. Entonces corren los créditos.
 
La mujer es la heroína epónima de la comedia de situación “Maude” de Norman Lear, que fue transmitida por CBS en la década de 1970’s. Antes de que Maude decidiera hacerse un aboto, luego de un doble episodio de deliberación (“El dilema de Maude”, partes 1 y 2), ningún personaje había abordado la elección tan francamente en el horario estelar. Además, Maude no era sólo cualquier personaje (ella era la protagonista, y Lear había sido advertido contra el arriesgar la consideración de su audiencia por la persona que mantenían detrás del show). “El dilema de Maude” fue altamente contoversial, inundando a la CBS con al menos 7.000 cartas de protesta la primera vez que fue transmitida (y alrededor de 17.000 cuando fue retransmitida el año pasado). Pero los episodios también atrajeron un estimado de 65 millones de espectadores, valorando a “Maude” en el top 10 de la Nielsen. Dos meses después, la Suprema Corte decidió el caso Roe vs. Wade. La elección de Maude parecía señalar el comienzo de un a nueva era para el aborto, dentro y fuera de la pantalla.
  
Pero en cambio, en las décadas posteriores a Roe vs. Wade, el país creció más conservador, y así lo hicieron las presentaciones del aborto en los televisores estadounidenses. En los 1980’s, Sisson dice, el tema apareció en shows legales y médicos, donde los personajes principales fueron insulated de la desaprobación de los televidentes por su distancia profesional de los pacientes y clientes que habían tenido abortos. Algo a comienzos de los ’90s, personajes secundarios (mejores amigas, compañeras de clases) comenzaron a tener el embarazo no deseado de ocasión. Para entonces, el país había elegido a Bill Clinton, quien famosamente declaró que el aborto debería ser “seguro, legal y raro”: en otras palabras, políticamente permitido pero culturalmente desalentado. Entrevistado en 1992 por el Chicago Tribune, el equipo detrás de “Maude” accedió que los episodios del aborto nunca serían transmitidos entonces.
  
“La narrativa cultural fue una de duda y estigma”, dice Sisson, y las historias de los escritores para televisión ocultaron esa ambivalencia. En televisión, las pérdidas se convirtieron en giros de rigor, como también los falsos positivos en las pruebas de embarazo. Algunas historias fueron alteradas para aplacar a programadoras ansiosas: En 2005, Cristina Yang de “La Anatomía de Grey” tuvo un embarazo ectópico luego de que ABC impidiera el plan de la productora Shonda Rhimes para presentar un aborto (Rhimes había dicho que ella olvidó su capitulación por años, y escribió un aborto en el show en 2011.) In a raft de otras historias en TV y películas, como “Juno” (2007) y “Blue Valentine” (2010), los personajes que querían abortar fueron invadidos por cambios de decisión de último minuto.
  
Cuando los abortos sucedían, tendían a ser serios y dramáticos, cubiertos en un marco de arrepentimiento como inevitables. Incluso en la clara serie feminista “Sexo y la Ciudad” en HBO, cuando una Miranda accidentalmente embarazada le preguntó a Carrie en 2001 cuánto le tomaría superar un aborto que tuvo 13 años antes, la respuesta de Carrie fue: “Cualquier día, ahora”. Miranda tuvo el bebé. En 2010, Fox se negó a transmitir un episodio de “Family Guy” que incluía un aborto, que parecía inapropiado para una comedia. Cuarenta años pasaron sin un personaje que tuviera el sentido de certeza de Maude.
  
Las series de televisión que trataron el aborto incluyen, desde la izquierda, a “Maude”, protagonizada por Bea Arthur (Everett Collection); y “Sexo y la Ciudad”, protagonizada por, desde la izquierda, Kim Cattrall, Kristin Davis y Sarah Jessica Parker (©HBO/Everett Collection).
  
Cuando Spruch llegó a Planned Parenthood como organizadora sénior de campo en 1989, ella no pensaba en el potencial político de la televisión. Estaba preocupada sobre una división generacional. Los jóvenes que habían crecido en un mundo donde el aborto era legal y nunca había tenido que luchar por él. Pero la oposición al aborto se convirtió en la ortodoxia republicana en los 1980s (una consecuencia de la alianza del presidente Ronald Reagan con los evangélicos blancos) y una serie de decisiones de la Suprema Corte comenzaron a desandar el derecho que Roe había establecido. Parte del trabajo de Spruch era combatir la legislación antiaborto, y comenzó pensando sobre cómo alcanzar a la gente joven que pudiera necesitar los servicios de Planned Parenthood o apoyar su causa. Ella comenzó a pedirle a músicos como [Carlos] Santana y la Dave Matthews Band que permitieran distribuir información de Planned Parenthood en sus conciertos. “Entonces pensé: oh todos dicen que Hollywood es tan liberal, pero ¿qué estamos haciendo con los actores?”, recuerda Spruch.
  
Hubo avances lentos al comienzo. “No conocía a ninguno”, dice. “Pero me puse donde los actores estaban”. Fue a presentaciones, festivales de cine, colectas. “Tenía mucho que hacer antes de ir a cualquier lado”, dice. “Leía todo sobre los que estarían ahí y pensaba qué podía decirle a cada persona”. Ella recuerda grandes salones llenos con personas ricas y famosas, reuniendo el coraje para iniciar una conversación. Para mediados de los ’90s, sus esfuerzos para organizar celebridades, un rol que ella inventó para sí, se había vuelto un trabajo de tiempo completo. “El trabajo con los actores se hizo tan grande que lentamente, comenzamos a mover todos mis otros proyectos fuera de mi supervisión porque no tenía tiempo”, dice.

Una vez, Spruch estuvo fuera del Teatro Público de Broadway con su padre cuando ella vio a Maggie Gyllenhaal en la audiencia en el intermedio. “Así pues, por supuesto, no le presté atención a la segunda parte de la obra”, recuerda. Al final, ella estaba entre esperar a hablarle a Gyllenhaal, quien estaba hablándole al cast, y acompañar a su padre, que estaba enfermo y en una silla de ruedas sobre su Access-A-Ride. Su padre le dijo que esperara a la actriz. Ella se quedó en el teatro vaciándose por hora y media. “No quería ser ruda, nunca interrumpiría una conversación”, antes de ver un espacio para hablar con Gyllenhaal. “Y así fue”, dice Spruch. “Ella ha sido una activista radical desde entonces”. Gyllenhaal recuerda que fue presentada a Spruch por Tony Kushner, autor de la obra presentada esa noche. “Pienso que le dije: ‘Sólo úsame cuando quieras’”, dice Gyllenhaal. “Ella me pidió que diera unos discursos que me enorgullecen”.
  
Con los años, hubo algunos reveses. A comienzos de los 2000, recuerda Spruch, leyó el libreto de “Virgen a los 40”. Incluía una escena en un centro de salud que había sido visionado como una clínica de Planned Parenthood, y Spruch envió afiches y libros para adornar el set. Sería años antes de que ella viera el potencial en editar libretos, pero ya estaba imaginando lo que pudiera significar para introducir el nombre de Planned Parenthood en una gran película. Meses después, recibió una llamada. “Dijeron que se divertían mucho improvisando, ¿y podía ser todavía Planned Parenthood?”, dice Spruch. “Permanecí despierta toda la noche pensando: ‘Vaya, esta va a ser una gran película. Pero supongo que tengo que decir no’”. Ella supo que la improvisación podía introducir imprecisiones. Cuando después asistió a una previa, ella se encontró llorando porque la película “era claramente un éxito”, dice. But the cast’s clowning se había alejado del libreto que había rechazado. “Por las lágrimas, pensé: ‘Bien, definitivamente hice la decisión correcta’”.
  
Entonces, en 2012, fue tocada con “Obvious Child” de Robespierre y la productora de la película, Elisabeth Holm. Las mujeres querían filmar en una clínica de Planned Parenthood. Como ellas recuerdan, Spruch dijo que necesitaba asegurarse de que su escena era enteramente adecuada, y se alegraron cuando concluyeron que estaba ofreciendo revisarla. Ella acabó trabajando en el libreto por casi dos años. Holm recuerda a Spruch ofreciendo muestras de lenguaje médico y señalando que los pacientes en la sala de espera debían ser de diversas edades, razas y contextos. Spruch también señaló que una de las líneas de risa en su escena original no era adecuada porque un médico de Planned Parenthood no maldeciría.
  
Según dicho de Spruch, las escenas inadecuadas son las únicas a las que no adhiere. Ella ve películas y shows como una fuente importante de información para personas que no sabrían cómo encontrarla en otro lugar, pero enfatiza que ella no trabaja con las emociones de los personajes o impone una prueba de pureza ideológica. “Mi trabajo es corregir con hechos”, me dijo. “Estos son los tipos de cosas a las que me dirijo y veo”.
 
Los oponentes de Planned Parenthood, por supuesto, aseguran que la adecuación es lo contrario al objetivo de la organización. “Pienso que ellos están haciendo publicidad a una demografía específica”, dice Steven Aden, director de la oficina legal del grupo antiaborto Americans United for Life. “Estoy preocupado de que la gente que no ha experimentado mucho de la vida, el sector más joven, pueda ser llevado a pensar que el aborto es normal y glamoroso e indoloro y carente de consecuencias, todas las cosas que Hollywood quiere que crean”. Rose de Live Action es menos circumspecta. “Cuando Planned Parenthood intenta crear líneas de historia positivas sobre el aborto, no es buen arte, es propaganda”, dice. “Nunca encontrarás contenido proveniente de Planned Parenthood y de los amigos de Planned Parenthood que sea honesto sobre lo que es el aborto”.
  
Spruch intenta asegurar que si un libreto presenta específicamente una clínica de Planned Parenthood, la organización no sea puesta bajo una luz poco halagadora. En sus conversaciones con los escritores de la comedia para Netflix “GLOW”, por ejemplo, sugirió audicionar a una recepcionista que “no lo hiciera ver prohibitivo”, dice la co-creadora Liz Flahive. Ella también sugirió “que el examen o la sala de procedimiento probablemente tuvieran una imagen tranquilizadora en la pared”, dice Flahive. “Ella puso detalles que sentía específicos, como que los afiches probablemente dijeran cosas sobre el control de la naticidad o que te examinaras por ETS. Era importante que la Planned Parenthood no fuera fría o mecánica”.
  
Pero viendo escenas con Spruch en la oscura sala de conferencias, es claro que trabaja que con libretos que abordan el aborto desde un rango de ángolos, a veces con ambivalencia. Me encontré a mí misma mirando su expresión desproblemada cuando no sentamos por medio de una escena del drama televisivo “The Fosters” [transmitida en España como “Familia de Acogida”, N. del T.] en la cual dos adolescentes están en una sala de espera de una clínica, luciendo afligidas. “Si no me siento mal, ¿eso me hace una perra insensible?”, una pregunta con una voz entrecortada. Su amiga la dice que él sabe que en su posición, no se sentiría listo para ser padre, pero que todavía se sentiría triste. Cuando Spruch pausa, cortando las dolorosas cuerdas del piano de una canción de pop, pregunto si encuentra un poco sobredramática esta escena. “Tú sabes, la mayoría de las escenas es sobre la pregunta de ‘¿cómo debería sentirme?’”, dice. “Y sabemos que no hay una forma en la que cualquiera se siente, o debería sentirse. Es una cosa muy importante que mostrar”.
  
“Respeto el arte”, agrega, luego que prendimos las luces. “Si no es inadecuado, y es verdadero para el personaje, entonces no cambio ciertas cosas, incluso si pude haberlas escrito diferentemente. Estas son las cosas que he aprendido a lo largo del camino que son importantes para tener colaboraciones confiables”.
   
La popularidad de Spruch con los productores de películas puede ser construida sobre su apertura a los momentos que están abiertos a la intepretación. “Si hay una palabra o dos que no sean enteramente precisas, ella me ayuda a encarrilarla y se asegura de que no estamos poniendo información errónea allí”, dice Jennie Snyder Urman, la productora de “Jane the Virgin,” el show recientemente finalizado de CW [cadena nacida el 2 de Septiembre de 2006 tras la fusión de las cadenas WB Television Network (del grupo Warner) y de United Paramount Network (de la CBS), N. del T.] sobre una familia religiosa venezolano-americana cuyos miembros discrepan sobre la moralidad del aborto. “Pero para los sentimientos de los personajes, lo dejé a los escritores en la sala de escritores, que habían creado los personajes para 100 episodios”.
  
“Caren por ningún medio nos presiona para escribir nada”, dice Robespierre. En “Obvious Child,” una sola lágrima corre por la cara de Donna cuando se sienta en la sala de recuperación después de su aborto. Robespierre y Holm me dijeron que Spruch hizo una pausa en esa página del guión. “Tuvimos una conversación [con Spruch] sobre ‘¿cuál es la emocionalidad detrás de esto, y cómo se ve y se siente y se desarrolla en el gran todo?’”, dice Holm. Robespierre describió cómo quiso que la escena mostrara “que te permitía sentir muchas cosas al tiempo”, recuerda. “Algo de eso puede ser la vergüenza y el miedo, y el alivio y la felicidad, todas ellas… Puedes tener tristeza junto con el sentimiento de que hayas tomado la decisión correcta para ti”.
  
“Caren es concienzuda”, Holm me dijo. “Ella entiende que el mensaje, sobre todo, necesita ser que eso [el aborto] es una experiencia humana compleja”.
 
Desde la izquierda: la serie de televisión “Shrill”, con Aidy Bryant (©Hulu/Everett Collection); y el filme “Obvious Child”, con Jake Lacy y Jenny Slate (©A24/cortesía de Everett Collection).
  
Con o sin Spruch es cierto que “Obvious Child” cambió todo, el mundo luce diferente a cinco años de su lanzamiento. “Ese filme transformó, no sólo a la industria, sino en cierto modo a mis propios colegas”, dice Spruch recordando cómo la respuesta a la pelicula llevó a casa el potencial del entretenimiento. Desde entonces, los abortos han propulsado tramas en “Crazy Ex-Girlfriend”, “BoJack Horseman”, “GLOW”, “You’re the Worst” y más de una docena de shows de comedia.
  
Spruch se reune con muchos escritores por medio del evento anual de Planned Parenthood en el Festival de Cine de Sundance, donde ella ha estado lanzando a los asistentes sobre hablar de historias de aborto cada invierno durante los últimos siete años. A menudo, cuando un escritor de televisión le envía un libreto, ella hace una llamada a un practicante de medicina, educador sexual o experto en política que le proporciona juegos de muestras médicas o responde preguntas. Cuando los creadores de “GLOW” iban a biscar sobre una escena de aborto ubicada en los 1980s, ella gastó semanas rastreando a un médico retirado que había trabajado en una clínica de Planned Parenthood en esa época (entre otros arreglos menors, él señaló que los recepcionistas en esos días previos a la Ley de Transferencia y Responsabilidad de Seguro Médico leían el nombre y el apellido. “Ellos no harían eso ahora”, ella dice).
   
Spruch ha sugerido también ideas que finalmente labraron su camino en el aire: “Le dije a Lena” —Dunham, por supuesto— “sobre cómo nunca verás a alguien usando un condón en televisión. Y entonces ella hizo una escena donde Adam usa un condón en ‘Girls’”. Adicionalmente, Spruch hace su negocio mantener un ojo sobre los shows que pueden proporcionar oportunidades. En 2014, luego de ver el episodio piloto de “Jane the Virgin” —en el cual la devota Jane, que está guardando el sexo para el matrimonio, es accidentalmente inseminada por un falso ginecólogo y decide seguir adelante con el embarazo— ella escribió al director para ofrecer sus servicios. Dos años después, ayudó a afinar un episodio en que la madre de Jane, Xiomara, tiene un aborto. Las hogueras estaban especialmente altas porque Xiomara sería la primera latina en tener un aborto en televisión de horario estelar, donde la preponderancia de las historias era sobre jóvenes mujeres blancas.
 
Tal vez la mejor medida del estado de la trama abortista es “Shrill”, una comedia de media hora basada en la colección homónima de ensayos de Lindy West. En el episodio piloto, acabar un embarazo no deseado empodera a la protagonista a tomar el control de su vida, hablando en el trabajo y despidiendo a su novio pueril. West dice que ella no encontró resistencia cuando trató de vender el show. “Lo descartamos en la era Trump, y la gente está buscando la forma de hacer un poco la diferencia políticamente”, me dijo. “Es totalmente posible que [el aborto] nos ayudó”. Después que el episodio salió al aire, el New York Times declaró la llegada de “la cuestión de hecho del aborto” en Hollywood.
  
Adicional a su reconocida escritura feminista, West es cofundadora de la campaña activista “Grita tu aborto”, que alienta a las personas que han tenido este procedimiento a hablar sobre ello. Celebrado como una nueva frontera para el activismo por el derecho al aborto cuando fue lanzado en 2015, la campaña se ve en muchas maneras como el momento cuando el movimiento pegó con la discusión que Caren Spruch ha estado haciendo por más de 20 años.
  
Con todo, las políticas sobre el tema están en su mayoría moviéndose en la dirección contraria. Este año, cinco estados han aprobado leyes prohibiendo el aborto en la sexta semana de gestación, antes de que la mayoría de las personas sepan que están embarazadas (adicional, Alabama ha aprobado una ley prohibiendo el procedimiento en casi todos los casos, y Misuri ha aprobado otra prohibiendolo en la octava semana de gestación). Los republicanos esperan que estas medidas superarán la Corte Suprema. Le pregunté a Spruch si la promesa del entretenimiento es en parte que las películas y la televisión seguirán siendo vehículos disponibles si los jueces revocan Roe. Ella hizo una pausa. “En mi mundo, enfocarse en la cultura afortunadamente activará a más personas e impedirá que eso suceda”, dijo.
   
¿Pero las historias sobre el aborto realmente tienen el poder para cambiar las mentes? ¿Pudo haber un efecto “Will & Grace” para el aborto, reduciendo el prejuicio contra el procedimiento, como han encontrado los estudios que la popular serie de televisión hizo por las personas LGBT? Como Spruch, Kate Langrall Folb, directora de un programa llamado Hollywood, Salud y Sociedad en la Universidad del Sur de California, trabaja con escritores de televisión para hacer que las historias sobre asistencia sanitaria, incluyendo el aborto, sean más ajustadas. Su organización también busca estudiar cuán efectivamente estos esfuerzos cambian las mentes. Folb dice que ellos encontraron que las actitudes de la gente “se han vuelto más suaves y aceptan más” después de ver un episodio de un show de USA Network con un adolescente transgénero, pero todavía no han investigado las reacciones obre un aborto en pantalla.
  
El hecho es que las actitudes sobre el aborto escasamente han cambiado desde los 1970s. Y aun si las películas y la televisión pueden cambiar estas opiniones, no es claro quién ganará por el público televidente. Planned Parenthood y sus aliados hollywoodenses, después de todo, no son los únicos que ponen al aborto en pantalla. Por un tiempo este invierno pasado, el DVD de “Gosnell” —una película sobre un médico de Filadelfia que realiaba abortos ilegales peligrosos— fue el No. 1 en ventas en Amazon, por encima de “A Star Is Born” y “Bohemian Rhapsody” (el presidente de Amazon Jeff Bezos es propietario de el Washington Post). En la primavera, los productores cristianos conservadores Chuck Konzelman y Cary Solomon presentaron “Unplanned”, basado en la memoria de una ex-directora de una clínica de Planned Parenthood llamada Abby Johnson, que devino en una heroína en el movimiento antiaborto después de renunciar a su antiguo empleador. Reportando extensivamente por Texas Monthly y Salon ha puesto en duda mucho de la historia de Johnson; Planned Parenthood ha dicho que el filme, que acusa a la organización no lucrativa de realizar abortos porque son lucrativos, “promueve muchas falsedades”. Muchos teatros se negaron a presentar la película, y los grandes medios de televisión se negaron a transmitir el trailer. Con todo, “Unplanned” fue un éxito, recogiendo más de $14 millones en la oficina postal en sus primeras dos semanas.
  
Ese éxito no calmó la furia de los productores sobre lo que ellos percibían como un esfuerzo para silenciar su opinión. Cuando llamé a Konzelman y Solomon, ellos describieron el apoyo hollywoodense a Planned Parenthood como injusto e inaudito. “Es un secreto a voces que hay una tremenda presión de la industria ancha para más libretos” sobre el aborto, me dijo Konzelman. “Pero no pienso que estén pidiendo más historias de nuestro lado de la cerca… Supimos desde el comienzo que no habría dinero de estudio para nosotros y que tendríamos problemas para encontrar distribución”.
  
Solomon me dijo que el liberalismo de Hollywood, incluyendo sus retratos positivos sobre el aborto, lo han forzado en el rol de cruzado político. “Vine a Hollywood para hacer películas y entretenimiento, todo lo qu quería hacer era ser un productor que contara historias que hicieran a la gente feliz”, dijo. “Pero tuve que ir y encontrar algo que hablara sobre causas morales. Los medios son la herramienta más poderosa de evangelización en la historia del mundo. Si Pedro y Pablo y Juan y Santiago vivieran hoy, ellos no golpearían las puertas. Ellos harían un show de televisión”.
    
Pero los apóstoles podían haberlo hecho mejor con su método original. “Es muy difícil cambiar las mentes de las personas sobre el aborto”, dice Sisson. “Pienso que el potencial de contar historias es traer a la gente que están ligeramente a un lado un poco más. Tú no estás tratando de alcanzar a la gente del otro lado del espectro; estás tratando de tener a tus aliados más cerca”. En su opinión, una película como “Unplanned” o “Gosnell” “lleva a las personas que ya se oponían al aborto y lo hace la máxima prioridad para ellos”.
  
La mayoría de los estadounidenses creen que el aborto debería ser legal, pero esa creencia es a menudo complicada. En una encuesta de Washington Post-ABC News en el mes de Julio, el 60 por ciento de los estadounidenses dijeron que el aborto debería ser legal en “todos” o “la mayoría” de los casos, mientras que el 36 por ciento dijo que debería ser ilegal en todos o la mayoría de los casos. En las décadas pasadas, una oleada de nuevas leyes —requirimientos que las clínicas de abortos fueran construidas con los estándares de centros quirúrgicos, por ejemplos, u obtener privilegios de admisión en los hospitales locales— han hecho más difícil acceder al aborto incluso como si hubiese permanecido legal, forzando al menos a un cuarto de las clínicas de aborto estadounidenses a cerrar, incrementando la distancia que las mujeres debían recorrer para obtener el procedimiento y el tiempo de espera para una cita. Aunque los legisladores republicanos argumentan que esas medidas son para la seguridad del paciente, los primeros estudios sugieren que ellos causan que las mujeres aborten más tarde en el embarazo, cuando el procedimiento es más costoso y el riesgo de complicaciones más alto (el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos señala que el aborto todavía es un “procedimiento de bajo riesgo” y significativamente más seguro que dar a luz). Aunque Planned Parenthood y sus aliados deploran estas leyes —frecuentemente refiriéndose a ellas como Regulación Dirigida de Proveedores de Abortos o leyes TRAP— que no han alcanzado la suficiente resistencia popular para impedir su aprobación.
  
La más reciente ola de legislación puede ser otra historia. Las primeras encuestas sugieren que la mayoría de estadounidenses se opone que establecerían una ventana de legalidad tan estrecha que es todo menos imposible de encontrar. Según una encuesta hecha por Gallup en Junio, el 58 por ciento se opone a leyes que prohibirían los abortos después que pueda ser detectada actividad cardíaca fetal. Así hacen la mayoría de votantes en Ohio, según una encuesta de Quinnipiac en Julio, y una pluralidad en Georgia, según la encuesta de primavera del Atlanta Journal-Constitution, dos estados que han aprobado pero no sancionado tal legislación. Sobre todo, la encuesta de Post-ABC de Julio encontró que la mayoría de los estadounidenses —73 por ciento— quieren ver el acceso al aborto en su estado como está o hecho más fácil.
  
Para Planned Parenthood, hacer del acceso al aborto un tema de alta prioridad para esas personas podría significar ayudando a contar historias sobre las restricciones, e impactos dramáticos que los televidentes pueden no haber considerado. La oleada actual de historias sobre el aborto muestran la decisión como a veces emocionalmente difícil y a veces sencilla, pero siempre accionable una vez hecha. “Casi cualquiera tiene un proveedor de abortos en su ciudad en la televisión”, dice Sisson. En realidad seis estados, todos dirigidos por republicanos, tienen solo una clínica en funcionamiento. Así, aunque Spruch ha trabajado en unos pocos filmes sobre mujeres luchando para pagar por los procedimientos (“Grandma” y “Little Woods” y, en menor medida, “Obvious Child”), la mayoría de las películas y shows ignoran el tema del costo. Casi la mitad de las pacientes de abortos viven debajo del nivel de pobreza federal pero la Enmienda Hyde prohíbe a los fondos federales del Medicaid cubrir el procedimiento (excepto en casos de violación, incesto o peligro para la gestante).
  
En Hollywood, todavía es considerada una declaración fuerte mostrar el aborto como una elección por la que una mujer no tiene que avergonzarse. Pero para Spruch, puede ser más práctico empujar a los televidentes a tener empatía con las mujeres que eligiendo abortar — no pueden. De hecho, ese puede ser su próximo proyecto: Ella ha estado empujando a sus contactos en Hollywood para pensar en los dramas que podían desplegarse sobre las restricciones al aborto, o las historias que podrían contar desde las perspectivas de los proveedores de abortos. “Siempre hablo de las cosas que pienso están faltando, y llegan a ser”, dice.

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