lunes, 28 de octubre de 2019

EX-MAFIOSO: «PAUL MARCINKUS ENVENENÓ A JUAN PABLO I»

Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO, ampliada en algunos lugares.
  
El antipapa Juan Pablo I Luciani Tancon yace muerto en su catafalco. Él reinó por sólo 33 días en 1978, y siempre ha habido gran suspicacia sobre cómo murió.
Ahora un mafioso ha admitido una conspiración para inyectar el té del antipapa con cianuro porque Luciani amenazó con exponer el fraude masivo de acciones en el Banco vaticano, encabezado por el cardenal corrupto Paul Marcinkus.
Los conspiradores fueron capaces de conseguir un médico interno para declarar que la muerte fue por un ataque cardíaco, pero nunca se hizo ninguna necropsia.
La evidencia aún está en el cadáver sepultado.
  
La pronta muerte del antipapa Juan Pablo I Luciani Tancon, “el antipapa sonriente”, el 29 de Septiembre de 1978, sólo 33 días después de su elección, causó sorpresa alrededor del mundo. No ayudó tampoco que el Vaticano contase muchas fábulas sobre su muerte, que fueron en poco tiempo expuestas como mentiras. Luciani había sido un crítico abierto del control de la mafia del banco vaticano y pidió desarraigarla inmediatamente después de su elección. El libro “En nombre de Dios”, de David Yallop, sugirió en 1984 sugirió la teoría de que Luciani fue probablemente ultimado por la mafia, con fuerte complicidad de la curia vaticana.
  
Ahora, en su nuevo libro, “When the Bullet Hits the Bone” (Cuando la bala golpea el hueso), el mafioso Anthony Luciano Raimondi, sobrino del famoso padrino Charles “Lucky” Luciano y miembro de la familia criminal Colombo, admite que estuvo involucrado en un complot para asesinar a JPI Luciani con cianuro en su té porque Luciani amenazó con exponer el fraude masivo de acciones por internos del Banco vaticano y despedir a varios cardenales y obispos (y eventualmente extraditarlos a Estados Unidos e Italia). Raimondi afirmó que a sus 28 años, él fue reclutado para el asesinato por su primo, el cardenal Paul Marcinkus, que manejaba el corrupto Banco vaticano. Su rutina era aprender los hábitos de Luciani y observar cómo Marcinkus noqueaba a Juan Pablo I al tomar su taza de té con Valium, y después Marcinkus le administró el cianuro. Por connivencia de los conspiradores, que incluían a dos cardenales (Pietro Palazzini Conti y António Ribeiro Gonçalves, también primos de Marcinkus), la muerte fue declarada como de un ataque cardíaco por un médico interno.
  
Anthony Luciano Raimondi (izquierda) y la portada de su libro (derecha).
   
Raimondi dice que si Luciani «hubiera mantenido la boca cerrada, podría haber tenido un pontificado largo», y que incluso, se planeaba matar a JPII Wojtyła Katzorowski, pero al desistir éste de investigar el fraude, se quedaron en el Vaticano durante una semana celebrando con cantidades navegables de alcohol, «con cardenales vestidos de civil y muchas chicas». A los críticos que comparan lo sucedido con la trama de “El Padrino III”, responde: «Fue una película terrible. A decir verdad, no la recuerdo realmente. Lo que dije en el libro lo sostengo hasta el día que me muera. Si toman [el cuerpo del papa] y le hacen cualquier prueba, todavía encontrarán trazas del veneno en su sistema» [Parte de la información para este Comentario proviene del New York Post].
   
Verdaderos Católicos, la corta saga de JPI Luciani fue llenada con posibilidades tentadoras. El fundador del Movimiento Católico Tradicionalista en 1964, el renombrado padre Gommar DePauw, reportó que en 1978 Luciani lo había llamado desde Nueva York a la Roma modernista para ser parte de una comisión para restaurar la Misa Latina Traditional, pero antes de que pudiera establecerse la comisión, Luciani murió (o fue asesinado). En algunos círculos se decía que Luciani estaba a favor del retorno al Catolicismo tradicional. En ese entonces la “Nueva Misa” sólo tenía diez años, así que una reversion pudo haber sido práctica antes de que la Iglesia Conciliar se hubiera instalado. Uno puede solamente asombrarse.

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