jueves, 25 de noviembre de 2021

DEVOCIÓN DEL 25 DE MES AL SANTO NIÑO DE PRAGA

Devoción publicada en León (Guanajuato) en 1906, con licencia eclesiástica.
   
DEVOCIÓN DEL 25 DE MES AL SANTO NIÑO DE PRAGA, DIVINO PRINCIPE DE CHECOSLOVAQUIA, PROTECTOR UNIVERSAL EN TODA NECESIDAD, PERO PARTICULARMENTE PARA QUE NO FALTE LO NECESARIO.
    
Por la señal ✠ de la Santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh perla candidísima de valor infinito! ¡Oh adorado Niño! fuente inagotable de toda felicidad de toda dulzura, de toda piedad y de toda misericordia: delicadísimo Niño, a tus pies soberanos humildemente se postra este infeliz y vil pecador, que desea con sus lágrimas desagraviarte; pero que llega confiado en que tú eres el insondable piélago de bondad a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz y pobrecita alma y unida a este desgraciado corazón te dice que le pesa el haberte ofendido: ¡oh adorado Niño!, por ser Tú quién eres, te suplico el que me des la contrición de Dimas, las lágrimas de Pedro y las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte como desea mi corazón. Perdóname, Niño hermoso; por tu santísima Madre y su pureza virginal. ¡Oh Niño piadosísimo! Espero en Ti lograr mi salvación por medio de esta oración que humildemente te presento; así como espero no salir desconsolado con lo que sabes necesito. ¡Oh milagroso Niño!, ampárame en la hora de mi muerte, presentándome con el lucido escuadrón de los ángeles para alabarte en su compañía en la gloria por los siglos de los siglos.
   
Se rezan tres Padre Nuestros y Aves Marías y la siguiente
  
ORACIÓN
¡Oh Niño Jesús! yo recurro a Vos. Os ruego por vuestra Santa Madre que me asistáis en esta necesidad [aquí se manifiesta lo que se pide] porque yo creí firmemente que vuestra Divinidad puede socorrerme. Espero con confianza obtener vuestra gracia. Os amo con todo mi corazón y con todas las fuerzas de mi alma. Me arrepiento sinceramente de mis pecados; os suplico ¡oh buen Jesús!, que me deis fuerza para triunfar de ellos. Tomo la resolución de no ofenderos jamás, y vengo a ofrecerme a Vos, con la disposición de sufrirlo todo antes que desagradaros. Desde ahora quiero serviros con fidelidad. Por el amor de Vos, ¡oh Divino Niño!, amaré a mi prójimo como a mí mismo. Oh Jesús, Niño poderosísimo, yo os suplico de nuevo, asistidme en esta circunstancia (dígase cuál es), hacedme la gracia de poseeros eternamente con María y José; y adoraros con los Santos Ángeles de la corte celestial. Así sea.
   
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
    
Esta devoción puede servir por modo de novena: rezándola en nueve días consecutivos.

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