Hermanos en la herejía y la promoción de la Apostasía: Schönborn von Doblhoff y Ratzinger Tauber-Peintner
El arzobispo de Viena Christopher card. Schönborn von Doblhoff OP, que ha presidido por 22 años la Conferencia Episcopal Austriaca, cediendo el puesto el 16 de Junio de 2020 a Mons. Franz Lackner OFM, arzobispo de Salzburgo y primado de Alemania. El 15 de Julio, ha dado una entrevista al equipo editorial cooperativo de los periódicos eclesiásticos austriacos, donde, inter ália, habló sobre las “salidas de la Iglesia” [Apostasía, N. del T.]:
«Hay un fenómeno que golpea la Iglesia en todo el mundo y especialmente aquí en Austria: son aquellos que silenciosamente vuelven las espaldas a la Iglesia. Pero esto hace parte de la libertad religiosa. No somos una comunidad en la cual la pertenencia es impuesta. Esta es la libertad que Dios nos ha dado».
Schönborn dijo también que los conflictos en la Iglesia «son normales porque hay personas con diferentes estilos de vida, diferentes patrones básicos culturales y religiosos. Tienes que vivir con eso». «Por 50 años, he estado escuchando que la Iglesia está a punto de dividirse, pero eso no ha sucedido porque las fuerzas de la unidad son más fuertes», agregó.
COMENTARIO
La apostasía, aunque es una realidad desde hace 62 años (y tal vez de más temprano, por exponentes como los “curas obreros”, el “movimiento litúrgico” degenerado por el modernismo, la “Nouvelle Théologie”, o la abadía ecumenista de la Santa Cruz de Chevetogne), incluye en los países germanohablantes la particularidad que muchos de quienes apostatan de la Iglesia lo hacen para no pagar el impuesto eclesiástico o Kirchensteuer (que en Alemania puede variar entre el 8 y el 9% de los ingresos anuales, según el estado, y en Austria se ha mantenido la tributación del 1,1% a pesar de su introducción por Adolfo Hitler en 1939 tras el Anchluss del año anterior, so pena de incautación de bienes), lo que conlleva a que los prelados conciliares les nieguen los sacramentos y el funeral.
En Austria, 67.583 personas han dejado la Iglesia Católica en 2019, un aumento del 14% frente a los 58.807 reportados el año 2018. Síntoma de un proceso que ha encontrado su comienzo en los años ’80, entre pugnas de los obispos y los fieles (Kurt Krenn, obispo de Sankt Pölten –San Hipólito– y fuerte crítico de la Unión Europea y del ingreso de Turquía a la misma, tuvo que tomar posesión de su sede en 1987 con acompañamiento policial) y escándalos sexuales (el antecesor de Schönborn, Hans Hermann Wilhelm Groër OSB, fue obligado a renunciar a la archidiócesis en 1995 y al priorato de San José de Roggendorf en 1998 tras denuncias de abusar de más de 2.000 jóvenes y monjes; y en 2004, Krenn renunció a su diócesis tras descubrirse en el seminario –ya de por sí un antro sodomítico– posesión de pornografía infantil).
Por otra parte, Schönborn es uno de los referentes del ala progresista de la iglesia conciliar austriaca (ha sido papable en el cónclave de 2013), y ya ha estado en diversos escándalos: además de prestar la catedral de San Esteban para exhibiciones de arte blasfemas (como el concierto de Thomas Neuwirth/Conchita Wurtz, organizado por el activista homosexual Gerard “Gery” Keszler), tildar de “escandaloso e indignante” que el barón Alexander von Tschugguel zu Tramin arrojara las estatuas idolátricas de la Pachamama al Tíber, apoyar las uniones homosexuales, y criticar que el Vaticano “levantara” las “excomuniones” de los cuatro obispos lefebvristas –y no del arzobispo Marcel Lefebvre y el obispo António de Castro Mayer, como dicen en ciertos sitios y foros de la Frater– luego que Mons. Williamson cuestionara el dogma holocaustiano. El purpurado dijo en 2009 a la revista archidiocesana Thema Kirche, refiriéndose también al fallido nombramiento de Gerhard Maria Wagner (quien afirmó cuatro años antes que el huracán Katrina era castigo de Dios por los abortos y la inmoralidad de Nueva Orléans):
«Puedo imaginar que muchos de vosotros no os sentís muy bien en este momento. Yo tampoco. Una vez más somos confrontados con situaciones que causan dolor e indignación. Ellas sacuden nuestras cabezas y parecen incomprensibles. Y una vez más la Iglesia ha sido hecha ver estúpida y así tenemos. Y nuevamente preguntamos: “¿Esto es realmente necesario? ¿Nos hemos merecido esto? ¿Estamos para escapar?”. En un tiempo en que la Iglesia debería realmente estar bregando con las preocupaciones cruciales que enfrenta la gente hoy, como la crisis económica y el desempleo, es confrontada con debates sobre un pequeño grupo de personas que rechazan reconocer el Concilio Vaticano II, o al menos partes cruciales del mismo, que piensan que el Papa y la Iglesia están en el camino equivocado y que se consideran ellos mismos como la verdadera Iglesia Católica. Y encima de eso estamos ahora enfrentando la agitación respecto al nuevo [obispo] auxiliar en Linz. Todo esto es muy punzante, y puede dar pie a un sentimiento de desesperanza».
Las palabras recientes de Schönborn no son aisladas. Ya Benedicto XVI, tan ponderado por los “tradis” conciliares, había anticipado esta noción de la apostasía como ejercicio de la “libertad religiosa”:
«La libertad religiosa [como derecho y libertad fundamental enraizada con la dignidad de la persona] significa también, en este sentido, una conquista de progreso político y jurídico. Es un bien esencial: toda persona ha de poder ejercer libremente el derecho a profesar y manifestar, individualmente o comunitariamente, la propia religión o fe, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, las publicaciones, el culto o la observancia de los ritos. No debería haber obstáculos si quisiera adherirse eventualmente a otra religión, o no profesar ninguna». (Antipapa BENEDICTO XVI. Mensaje “La libertad religiosa, camino para la paz”, en la XLIV Jornada Mundial de Oración por la Paz, 1 de Enero de 2011, #5 – Negrillas y subrayado propios).
En todo aspecto, la verdadera libertad religiosa está en función de la Religión verdadera: creer en el Evangelio de Jesucristo, bautizarse en la Iglesia Católica y perseverar unido a ella (porque la Iglesia no es un autoservicio del cual se puede entrar y salir cuando se quiera y tomar de ella qué creer y seguir), FUERA DE LA CUAL NO HAY ABSOLUTAMENTE NINGUNA SALVACIÓN PARA NADIE, NI POR MARTIRIO NI POR BUENAS OBRAS. Fuera de esto, ni puede ni debe entenderse tal, sino condenarse como error. Por eso, no es de maravilla que estos herejes vean vacíos sus templos y vendidos posteriormente al mejor y peor postor. QUE DIOS SE LOS DEMANDE.
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