viernes, 14 de enero de 2022

EL BIÓGRAFO MALICIOSO QUE ARRUINÓ LA REPUTACIÓN DEL CARDENAL MANNING

Por Luca Fumagalli para GLORIA NEWS. Vía RADIO SPADA.
   
Continúan circulando varias imprecisiones respecto al cardenal Henry Edward Manning (1808-1892), el gran Arzobispo de Westminster que defendió la infalibilidad papal durante el Concilio Vaticano y estuvo entre los inspiradores de la doctrina social católica moderna. Devido a la rivalidad con el más célebre Newman, Manning, cuando no es ignorado, es estereotipado como un cardenal carrerista, solamente interesado en el poder. Obviamente, esta es una grotesca deformación de la realidad, cuyo origen es la obra de un biógrafo animado por las peores intenciones.
   
Después del funeral de Manning, la tarea de producir una biografía oficial fue reclamada por Edmund Sheridan Purcell, quien, según su propio relato, había sido comisionado por el mismo cardenal. Esto no era mentira, pero tampoco era verdad.
   
Purcell había sido el fundador y editor de «The Westminster Gazzette», un periódico católico que Manning había ayudado a finaciar. En esa época era un defensor del cardenal. Con todo, se distanció gradualmente de Manning y en 1879, cuando el diario fue forzado a cerrar, tuvo que resignarse a encontrar empleo con otros publicadores.
   
Sin embargo, en 1886 se halló involucrado en proyectos –posteriormente abandonados– para reconstituir un nuevo periódico católico. Como consolación, Manning decidió ofrecerle la oportunidad de escribir un primer volumen biográfico sobre él. A pesar de esto, el cardenal se negó a concederle entrevistas y también le negó el acceso a su correspondencia privada. Pronto se conoció la razón para tal actitud manifiestamente contradictoria: en verdad, Manning deseaba que su amigo John Edward Courtenay Bodley, secretario privado de sir Charles Dilke, publicara un libro oficial sobre su vida (entre otras cosas que ya había comenzado para asistirlo en tan onerosa labor). Como Bodley no era católico, él también acordó que un sacerdote, el padre Robert Aloysius Butler, para trabajar junto a él como una ayuda para tratar las materias relacionadas con la doctrina.
   
Con todo, el cardenal cometió el error de permitirle a Purcell no solamente consultar su diario de 1848 –el cual contenía un relato de su estadía en Roma– sino también leer porciones de otros documentos y hacer una copia. Lo último interpretado como un sello adicional de la naturaleza oficial de su puesto, considerándose autorizado para husmear. Por supuesto, Manning no tenía intención de darle tal libertad, y cuando supo que el periodista tenía uno de sus diarios con él, le escribió a fin de recuperar el precioso cuaderno de apuntes. Permanece el misterio de por qué no le puso un alto a las aspiraciones de Purcell: muy probablemente creía que estaba suficientemente seguro después del acuerdo con Bodley.
   
Purcell, por su parte, no tenía intención de abandonar el proyecto, tanto que después de la muerte del cardenal convenció astutamente a todos que él era su biógrafo oficial (aunque no había mención de él en el testamento de Manning). Fue solo cuando una buena parte de los papeles de Manning habían sido robados que el subterfugio salió a la luz.
   
La biografía de dos volúmenes por Purcell, Life of Cardinal Manning, Archbishop of Westminster (Vida del cardenal Manning, Arzobispo de Westminster), fue publicada en 1895 y fue un éxito de ventas instantáneo. Aunque el libro era parcheado y lleno de imprecisiones, la inmediatez de la prosa conquistó a los lectores. El verdadero problema era que Purcell retrató al cardenal como un hombre ambicioso e inescrupuloso pronto a imponer sus ideas de cualquier manera.
   
Si el entusiasmo con el cual los protestantes recibieron la biografía fue predecible, la tímida reacción de la mayoría de intelectuales católicos no lo fue (en retrospectiva, es posible explicar lo que pasó a la luz del hecho que muchos de ellos eran discípulos de Newman y por ende no tenían una alta consideración por las opiniones y acciones de Manning). Solo Herbert Vaughan, el nuevo Arzobispo de Westminster, se atrevió a criticar a Purcell y su obra.
   
La reputación del fallecido cardenal fue definitivamente arruinada en 1918 con la publicación de Eminent Victorians (Victorianos eminentes). El ensayo biográfico sobre Manning, el primero y más extenso de los cuatro que conforman la obra, fue de hecho compilado por Gilles Lytton Strachey, mezclando varios pasajes de la biografía de Purcell, todo caracterizado por la venenosa ironía típica del Grupo de Bloomsbury [en su mayoría miembros de la sociedad secreta de los “Apóstoles de Cambridge.”, N. del T.].
   
Desde la publicación, en 1921, de Cardinal Manning: His Life and Labor (El cardenal Manning: Su vida y labor), una excelente obra apologética por Shane Leslie [nombre de pluma de Sir John Randolph Leslie, N. del T.], se imprimieron varios textos con el deseo de restaurar la verdad sobre la vida y obra del cardenal. Sin embargo, evidentemente estos esfuerzos no fueron suficientes, puesto que aun hoy la figura de Manning continúa envuelta en un velo de prejuicio y difamación.

1 comentario:

  1. En Londres hay dos edificios religiosa con el nombre de Westminster.
    -La Catedral de la Preciosísima Sangre de Cristo de Westminster que es el templo principal de la Iglesia católica en Inglaterra y Gales y la iglesia metropolitana y catedral de la archidiócesis de Westminster. Es la sede del arzobispo primado de la iglesia Católica en Inglaterra y Gales y es a la que hace referencia esta noticia y
    -La Abadía de Westminster o Iglesia colegiata de San Pedro de Westminster que es una iglesia gótica anglicana del tamaño de una catedral. Está localizada en Westminster,al lado del palacio de Westminster. Es el lugar tradicional para las coronaciones y entierros de los monarcas ingleses y, más tarde, los monarcas británicos. La abadía tiene, además, muchos sepulcros de otros miembros de la familia real, aristócratas y personalidades ilustres.

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