jueves, 27 de enero de 2022

EL JUDÍO CANADIENSE QUE OBLIGÓ A WOJTYLA A DISCULPARSE POR EL “ANTISEMITISMO”

Todos sabemos que Karol Józef Wojtyla Katzorowski pidió perdón a los judíos por el presunto “antisemitismo” de la Iglesia que presuntamente él “dirigía”. Lo que pocos saben es que esto fue obligado por un judío canadiense de nombre Edgar Miles Bronfman Rosner Sr. (* 20 de Junio de 1929 – † 21 de Diciembre de, 2013), presidente del Congreso Mundial Judío, y que le envió una nota de protesta en 1987 porque condecoró como Caballero al presidente austriaco Kurt Josef Waldheim (a quien Bronfman le sacó el pasado como cómplice del nazismo; igual el ex-canciller Bruno Kreisky Felix –judío también– denunció la andanada del CMJ como una extraordinaria infamia y que no iba a permitir a los judíos extranjeros nos dijeran quién debería ser nuestro presidente), y le convenció que establecer un convento carmelita cerca de Auschwitz era una afrenta a los judíos mundiales, logrando removerlo en 1993 a otra locación en Oświęcim.


Cuando él fue elegido presidente del Congreso Mundial Judío, el diario canadiense The Ottawa Citizen le dedicó el siguiente artículo el 30 de Noviembre de 1991:
    

TRADUCCIÓN
CONOCIENDO EL DESAFÍO: NOTORIO EMPRESARIO CANADIENSE LIDERA GRUPO JUDÍO EN UN PERÍODO CRÍTICO
Por Darrel Turner, Servicio de Noticias Religiosas - Nueva York
   
La nueva cabeza de un prominente grupo judío internacional que se especializa en mejorar las relaciones con los cuerpos cristianos no asiste a una sinagoga y no está afiliado con ninguno de los grandes movimientos judíos.
   
“Usualmente me describo como un judío no religioso, pero muy judío”, dice Edgar Bronfman. “Particularmente, no guardo el Sabat, pero no como cerdo. Una de las cosas que me gusta del judaísmo es que puedes hacer tu propio trato con el Todopoderoso”.
   
Su enfoque a la religión no es la única manera en que Bronfman ha sido un disidente a lo largo de los años. El canadiense de 61 años y presidente del Congreso Mundial Judío, uqien también es el presidente de la compañía padre de Joseph E. Seagram e Hijos, ha menudo ha sido franco en su crítica a Israel. Al mismo tiempo, él ha tratado de defender los intereses judíos y combatir el antisemitismo.
   
Como nuevo presidente del Comité Internacional Judío sobre Consultas Interreligiosas (CIJCI), Bronfman ha ayudado a traer unidad a una organización que ha estado dividida en años recientes sobre las estrategias para bregar con el Vaticano. Fundado en 1969, el comité está conformado por el Comité Judío Estadounidense, la B’nai B’rith Internacional y su Liga Antidifamatoria, el Comité israelí interfé del Consejo de Sinagogas de Estados Unidos y el Congreso Mundial Judío.
   
El predecesor inmediato de Bronfman, Seymour D. Reich, renunció en Septiembre protestando el fracaso del comité en lograr un consenso sobre si los líderes judíos estadoundenses deberían reunirse con el cardenal polaco Józef Glemp Kośmicki durante su visita a los Estados Unidos. Tales estrategias diferentes han llevado a otras luchas intestinas en el comité y la partida temporal de 1989 a 1990 del Comité Judío Estadounidense, uno de sus miembros fundadores.
   
Pero a pesar de estos problemas, Bronfman estuvo optimista en una sesión informal de almuerzo con un pequeño grupo de reporteros la semana pasada en los cuarteles generales de Park Avenue de su corporación multinacional. Justo dos semanas antes, él había presidido una reunión del comité en el cual todos sus predecesores vivos estaban presentes, incluyendo Reich. Bronfman, quien ha tenido la elección unánime para el puesto, dijo que había un fuerte consenso para llegar con maneras para prevenir malos entendidos en el futuro, tales como tener reuniones regularmente agendadas y organizar subcomités con repsonsabilidades específicas.
   
“Fue como una nueva era de buenos sentimientos”, dijo Israel Singer, secretario general del Congreso Mundial Judío.
    
“No podía creer que era una reunión judía”, bromeó Elan Steinberg, director ejecutivo del congreso.
    
La controversia que estalló en 1989 sobre la presencia de un convento de monjas carmelitas en el sitio del campo de concentración de Auschwitz y los comentarios antijudíos que fueron hechos por Glemp en ese momento fueron ampliamente considerados como una gran crisis en las relaciones católico-judías.
    
Con todo, en Septiembre de 1989, los líderes del CIJCI lograron un avance en una reunión con funcionarios vaticanos en Praga en el cual se reconoció que ciertos elementos de la doctrina católica habían contribuido al antisemitismo.
    
Aunque Bronfman no estuvo presente en esa reunión, ilustró su estilo de negociar de decir cosas duras con una voz callada. Él dijo estar en desacuerdo con personas como el rabino Avi Weiss y Alan Dershowitz, quienes abogaron un enfoque judío más militante al hablar con no judíos, en el entendido que “una vez le dices a alguien hijo de puta, no puedes decir otra cosa. Puedes conseguir mucho más si lo haces con una voz suave que si gritas y así”.
    
Tener una voz suave no significa que nadie pueda ser rudo, cree Bronfman. Él demostró esto en 1987, cuando su acusación que el presidente austriaco Kurt Waldheim había sido “parte integrante de la máquina asesina nazi” durante la Segunda Guerra Mundial llevó a Waldheim a amenazar con demandarlo por calumnia.
    
Bronfman dijo que estaba dispuesto a reunirse con el Papa Juan Pablo II para una conversación sustantiva sobre temas como el fracaso vaticano en reconocer a Israel, lo que él llama un “insulto” a Israel y a los judíos. Sin embargo, dijo que no estaba interesado en “el tipo típico de reunión (papal), donde te dicen que puedes hablar de esto y no puedes hablar de lo otro”.
    
Mientras continúa dando atención a las relaciones católico-judías, Bronfman y sus colegas quieren superar la omisión que ha hundido los diálogos con otros grupos cristianos como el Consejo Mundial de Iglesias, con los cuales dijo que le gustaría conseguir “respeto mutuo”.
    
“Por cualquier razón, parecemos haber dejado que los diálogos con las otras iglesias queden a medio camino”, dijo Steinberg. Él recordó que hace cuatro años, la Federación Mundial Luterana reconoció formalmente que algunos de los escritos de Martín Lutero eran antisemitas y llamó ese desarrollo “un gran éxito” que debería haberse continuado.
    
El comité también ha tenido contactos preliminares con “varias ramas de la Iglesia Ortodoxa” y espera tener un encuentro con el nuevo Patriarca Ecuménico, Bartolomé I en Estambul, dijo Steinberg.
  
“Es importante para nosotros tener diálogo, y no hacerlo solo con la Iglesia Católica”, dijo Bronfman.

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