Noticia tomada de GLORIA NEWS.
Michele Basso, un canónigo de San Pedro que murió de un paro cardíaco en Enero, fue víctima de la calumnia de los medios porque era dueño de muchas obras de arte que había coleccionado a lo largo de su vida.
Basso las dio al Museo del Vaticano que mostró poco interés, así que Basso las recuperó.
Luego decidió donar sus obras a la Fábrica de San Pedro donde había trabajado.
El cardenal Ángelo Comastri Scossa, que era el arcipreste y Vicario General para el Vaticano, le preguntó a la Secretaría de Estado qué hacer. La respuesta fue: «No acepte el regalo, pero mantenga las obras con usted».
Cuando el cardenal Mauro María Gambetti Ceroni OFM Conv. asumió el cargo de Comastri, Basso le dijo que su regalo había sido nuevamente rechazado y pidió que se le devolviera. Después de eso, Gambetti nunca volvió a hablar con Basso.
Pero cuando Basso murió, Gambetti rápidamente fue a su apartamento donde encontró al albacea y heredero universal de Basso. Gambetti le pidió las llaves del apartamento aunque no era su responsabilidad.
El ejecutor le dio las llaves, pero fue a la gendarmería y les advirtió que, si algo se perdía, Gambetti sería responsable. Entonces, la gendarmería selló el apartamento de Basso.
Pero eso no fue el final. Alessandro Diddì, el fiscal del Vaticano, intervino en nombre de Gambetti, rompió los sellos y cambió las cerraduras del apartamento.
El 9 de Febrero, SilereNonPossum.it llamó a esto «Mauro Gambetti y su afán por poner sus manos en todo».
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