Noticia tomada de PERIÓDICO LA ESPERANZA. Comentario propio.
En las últimas horas se ha filtrado a los medios estadounidenses un informe interno del FBI —teóricamente limitado al estado de Virginia— que coloca bajo el foco de vigilancia de los servicios secretos a los denominados «católicos radicales tradicionalistas», considerados en adelante como elementos potencialmente peligrosos. En concreto, se los define como «Extremistas Violentos Motivados Racial o Étnicamente» —RMVE, según sus siglas en inglés—. El informe explica que «reclutan efectivos dentro de la Iglesia Católica». La excusa de esta decisión está en proteger a la población «de la amenaza de la “supremacía blanca”». Tal como refiere el FBI, entre ellos se encuadra «el grupo más numeroso de antisemitas convencidos» de EE.UU. El informe señala como elementos característicos «ideales sociales extremadamente conservadores con respecto a las mujeres».
No obstante, es digno de mención que dicho informe cita expresamente a la Hermandad San Pío X y a otros grupos, como se puede ver en las imágenes que se adjuntan más abajo.
El sesgo de este informe se explica cuando aparece la expresión «hostilidad hacia el derecho al aborto» —de lo que se acusa a los «católicos radicales tradicionalistas»—, porque para el sistema liberal, el crimen del aborto de niños no nacidos no es extremismo sino uno de sus pilares, además de un enorme negocio.
Es fácil entender el peligro que supone este informe. Más allá de la apertura de expedientes de investigación en el estado de Virginia, los «católicos radicales tradicionalistas» pueden ser el punto de partida para combatir desde el Estado la fe católica tradicional, con la excusa del «supremacismo blanco» y con el respaldo de las agendas políticas abortistas y de los grupos autodenominados LGTBI.
Recordemos también que la UE está desarrollando su propia normativa contra «grupos radicales» y extremistas, de momento, sin este alcance.
COMENTARIO: El sesgo evidenciado en el documento del FBI de Virginia (revelado por el ex-agente Kyle Serpahin en su sitio web Undercover DC) se evidencia al citar como referencia para su informe a la progre Southern Poverty Law Center (SPLC, en español «Centro legal sobre la pobreza sureña»), una agencia de abogados y grupo de presión fundada en Montgomery (Alabama) en 1971 por Morris Seligman Dees Jr. Frazer (despedido en 2019 en medio de señalamientos de complicidad en acoso y discriminación racial, y de acoso sexual dentro de la organización durante décadas), Horace Julian Bond Washington († 2015; su última esposa Pamela S. Horowitz es judía), y Joseph J. Levin Jr. (judío asquenazí sionista), que lejos de propender por la mejora de las condiciones de vida de los más vulnerables, hace cabildeo contra los que representan discrepancia con el establecimiento despiertito (woke) SIMPLE Y LLAMAMENTE PORQUE «AHÍ ESTÁ LA PLATA» (de hecho, el SPLC tiene una gran red de donantes y un patrimonio de medio millardo de dólares).
Por otra parte, es de señalar el siguiente texto en la primera nota al pie del informe:
«Los CTR (Católicos Tradicionalistas Radicales) se caracterizan típicamente por el rechazo al Concilio Vaticano II como un concilio válido de la iglesia; desdeñan a la mayoría de los papas elegidos después del Vaticano II, particularmente alPapaFrancisco y alPapaJuan Pablo II; y la frecuente adhesión a la ideología antisemita, antiinmigracionista, anti-LGBTQ y supremacista blanca. Los católicos tradicionalistas radicales componen una pequeña minoría entre todos los adherentes católicos romanos, y son separados y diferentes a los “católicos tradicionalistas” que prefieren la Misa Latina Tradicional y las enseñanzas y tradiciones pre-Vaticano II, pero sin las creencias ideológicas más extremistas y la retórica violenta. El Vaticano II tuvo lugar entre 1962 y 1965, y esencialmente formó la Iglesia Católica de rito romano moderna. Fue planeado para ayudar a que la iglesia responda a los cambios culturales globales consecuencia de la II Guerra Mundial y resultó en cambios significativos en la liturgia, las actitudes hacia las religiones no cristianas, los roles y responsabilidades de los laicos, opiniones sobre la libertad religiosa, etc. [Sitio web|Centro para la Ley de la Pobreza Sureña|“Catolicismo Tradicional Radical”|https://www.splcenter.org/fighting-hate/extremist-files/ideology/radical-traditional-catholicism|Accedido el 12 de Diciembre de 2022]».
Se muestra que el SPLC (del cual el 62% de sus directivos son judíos y/o emparentan con judíos) tiene simpatía al Vaticano II, porque este significó la sumisión de la jerarquía usurpadora a la agenda sinárquica globalista, expresada actualmente en la coronavacuna y la Agenda 2030. De otra arista, la Casa Blanca saldrá nuevamente a negar este intento y a decir que no tienen parte en el SPLC, tal como pretendió negar su participación en la fracasada invasión de Bahía de Cochinos (17 de Abril de 1961) y la Operación “Mangosta” (30 de Noviembre de 1961 – 16 de Octubre de 1962) para derrocar al mismo régimen de Fidel Castro que dos años antes habían ayudado a establecer y que contaba con las simpatías de John F. Kennedy.
Aun así, vale señalar que el término “Catolicismo Tradicional Radical” es un oxímoron basado en algo que no existe más que en la mente febricitante de los “moderados” para distinguir a quienes simplemente no aceptaron la revolución de la cual se consideran herederos y defensores, porque realmente lo son:
«La palabra “radical” es una palabra que es demasiado política e imprecisa para ser mucho más que un insulto. Es normalmente usada por aquellos que desean establecer sus propias opiniones como normativa y a ellos mismos como moderados razonables. Naturalmente, es usada también para designar a varios grupos como el “otro”, y como vagamente de mala reputación, pero esta misma palabra “radical” debería ayudarnos –y aquellos que la usan para “hacer ver diferentes” a sus oponentes– a entender el presente paisaje eclesial.Algunos han tratado, por años, de reclamar esta palabra como una medalla de honor, pero en realidad, la palabra denota típicamente el favorecimiento de un cambio fundamental, y tiene fuertes vínculos con la revolución y las políticas revolucionarias. Nada podía ser menos apropiado para referirse a los católicos tradicionales.En este sentido, propongo que los que buscan apuntalar un arreglo conservador de los cambios del Vaticano II están jugando un papel que se ha repetido en distintas grandes revoluciones a lo largo de la historia.Nada nuevo bajo el sol. Después del período inicial de frenesí (sea de la Revolución Francesa, la Revolución Rusa, o la Reforma Inglesa), emerge una facción más moderada, y busca restaurar algún nivel de equilibrio. En algunos casos, como Kerenski o los girondinos, las facciones moderadas son derrotadas; y en otros, como Napoleón o el Arreglo isabelino anglicano, triunfan (al menos por un tiempo).Pueden haber habido muchos hombres nobles y admirables en estas facciones moderadas (incluyendo la facción moderada conciliar actual). Pero cada una de estas facciones siguió siendo el producto de la revolución de la cual nacieron, continuaron aceptando el “Año cero” de la revolución, y estando imbuidas en sus ideales, presupuestos y agendas. Esta alineación es más clara en sus condenas a todos los que no tomaron parte alguna en la revolución.Una cosa es cierta: bajo ninguna circunstancia estos autodenominados moderados pueden ser considerados herederos legítimos del orden antiguo, como tampoco el Arreglo Isabelino representa la continuación de la Iglesia Católica en Inglaterra. Ellos son los herederos de una ruptura radical, y buscan la moderación solo en la medida que se los dicta su propio juicio privado, o en la medida que sea necesario para afianzar los “avances” hechos.En lo que concernía a los antiguos regímenes, estos pretendidos moderados son tan “radicales” como sus colegas obviamente más destructivos.Si esta palabra “radical” lamentable y en gran parte sin sentido se aplicara a alguien (y sería mejor abstenernos de semejante lenguaje frenético), entonces no debería aplicarse a los que se quedaron quietos y simplemente continuaron practicando la religión católica. En cambio, debería aplicarse a los autodenominados “moderados” que son los herederos y defensores de la revolución conciliar» (Fuente: ¿A qué se refiere Michael Lofton por “tradición”?. THE WM REVIEW, 1 de Febrero de 2023).
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