jueves, 16 de febrero de 2023

MES EN HONOR DE LA SAGRADA FAMILIA - DÍA DECIMOSEXTO

Meditaciones tomadas del Año feliz o santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, para todos los días del año, por el padre Juan Bautista Lasausse, traducido al español por el P. Pedro Orcajo OP en Valladolid por la imprenta de don Juan de la Cuesta en 1858.
 
ORACIÓN EN HONOR A LA SAGRADA FAMILIA
Concedednos, oh Señor Jesús, imitar los ejemplos de vuestra Sagrada Familia, para que en la hora de nuestra muerte, en compañía de vuestra gloriosa Virgen Madre y San José, merezcamos ser recibidos por Vos en los eternos tabernáculos (200 días de Indulgencia, una vez al día — León XIII, 6 de Febrero de 1893).
  
CONSIDERACIÓN: LA HUMILDAD
El que se humilla será ensalzado. Qui se humíliat exaltábitur. (Luc. 14, 11).
  
DÍA DECIMOSEXTO
Cuando veáis alguno desear los honores y huir de los desprecios, y que si viniese a ser perseguido o ultrajado, se aflige y prorrumpe en llantos, aseguraos que, aún cuando haga milagros, está muy lejos de ser perfecto, y su virtud es poco sólida, dice Santo Tomás de Aquino.

Este Santo aborrecía los honores y las alabanzas. Clemente IV, habiéndole ofrecido el Arzobispado de Nápoles, no solamente le rehusó, sino que aun obtuvo del mismo Pontífice la gracia que le había pedido, y era que jamás le ofreciese ninguna dignidad; por pura obediencia solo recibió el grado de Doctor. Estando estudiando se alegraba mucho porque uno de sus condiscípulos, de quien él podía haber sido maestro, y que se le había dado para ser su pasante, le llamaba el Buey mudo, atribuyendo el gran silencio que guardaba a su ignorancia y poco talento. Un día que estaba leyendo públicamente mientras la comida, le corrigieron por no haber pronunciado una palabra como debía decirla; y al punto la repitió del modo que se le decía que la pronunciase, aunque sabía que se engañaban. «Importa poco, decía después a sus compañeros, hacer una sílaba breve o larga; pero es de la mayor importancia el ser humilde y obediente». ¡Oh humildad!
   
ORACIÓN
Señor, haced que me aflija y que me llene de sentimiento cuando me dan señales de estimación y de respeto, cuando se me alaba y se me prefiere a otros. Reconozco que no merezco sino ser despreciado y aborrecido de todas las criaturas, porque soy un gran pecador. ¡Ay de mí!, pues no he hecho otra cosa más que ofenderos.
   
ORACIONES A LA SAGRADA FAMILIA (300 días de Indulgencia, una vez al día — León XIII, 17 de Mayo de 1890).
Jesús, María y José, bendecidnos y concedednos la gracia de amar a la Iglesia como debemos, sobre toda otra cosa terrena, y siempre mostrar nuestro amor por las obras. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Jesús, María y José, bendecidnos y concedednos la gracia de profesar abiertamente como debemos, sin temor o respeto humano, la fe que nos ha sido dada en el Bautismo. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Jesús, María y José, bendecidnos y concedednos la gracia de unirnos, como debemos, en la defensa y la propagación de la Fe, cuando el deber llame, sea por la palabra o por el sacrificio de nuestras fortunas y nuestras vidas. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Jesús, María y José, bendecidnos y concedednos la gracia de amarnos mutuamente, como debemos, y vivir siempre en perfecta armonía de pensamiento, voluntad y acción, bajo el gobierno y guía de nuestros pastores. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Jesús, María y José, bendecidnos y concedednos la gracia de conformar nuestras vidas, como debemos, a los preceptos de Dios y de la Iglesia, para vivir siempre en esa caridad que ellos exponen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
  
ORACIÓN POR LA FAMILIA CRISTIANA (200 días de Indulgencia, una vez al día — León XIII, 19 de Enero de 1889).
Dios de bondad y de misericordia, a vuestra omnipotente protección encomendamos nuestro hogar, nuestra familia y todo lo que poseemos. Bendecidnos a todos, como bendijisteis a la Sagrada Familia en Nazaret.
 
Oh Jesús, nuestro benditísimo Salvador, por el amor con el cual Os hicisteis hombre por nuestra salvación, por vuestra misericordia al morir por nosotros en la Cruz, bendecid, os suplicamos, nuestro hogar, nuestra familia y nuestra casa; preservadnos de todo mal y de las insidias de los hombres; protegednos del rayo y del granizo, del fuego, inundación y tempestad; preservadnos de la ira, del odio y los malos designios de nuestros enemigos, de la peste, el hambre y la guerra. Que ninguno de nosotros muera sin los santos Sacramentos; concedednos vuestra bendición, para que podamos confesar valientemente la fe por la cual somos santificados, que podamos preservar nuestra esperanza en el dolor y en la aflicción, y que podamos redoblar nuestro amor a Vos y nuestra caridad hacia nuestro prójimo.
  
Oh Jesús, bendecidnos y protegednos.
  
Oh María, Madre de gracia y de misericordia, bendecidnos, defendednos contra los espíritus malignos, conducidnos por la mano a través de este valle de lágrimas, reconciliadnos con vuestro Hijo, y encomendadnos a Él para que seamos dignos de sus promesas.
  
Oh santísimo José, Padre reconocido de nuestro Salvador, guardián de Su santísima Madre y jefe de la Sagrada Familia, interceded por nosotros, y bendecid y proteged nuestra habitación en todo momento.
 
San Miguel Arcángel, defendednos contra toda perversidad del infierno.
San Gabriel Arcángel, hacednos buscar siempre la santa voluntad de Dios.
San Rafael Arcángel, preservadnos de enfermedades y de todo peligro de muerte.
Oh Santos Ángeles, guardianes nuestros, guardadnos día y noche en el camino de salvación.
Oh Santos bienaventurados, patronos nuestros, rogad por nosotros ante el trono de Dios.
 
Bendecid nuestra casa, oh Dios Padre, que nos habéis creado; oh Dios Hijo, que habéis sufrido por nosotros en la Cruz; oh Dios Espíritu Santo, que nos habéis santificado en el bautismo. Que Dios en sus tres divinas personas preserve nuestros cuerpos, purifique nuestras almas, guíe nuestros corazones y nos conduzca a la vida eterna.
  
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.
  
JACULATORIA A JESÚS, MARÍA Y JOSÉ
Jesús, María, y José, os doy mi corazón y mi alma; 
Jesús, María, y José, asistidme en mi última agonía; 
Jesús, María, y José, que pueda exhalar mi alma en paz con vosotros. (Indulgencia de 300 días cada vez — Pío VII, 26 de Agosto de 1814).

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