viernes, 17 de febrero de 2023

EL FATALISMO KIKIANO NIEGA LA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS (HASTA PARA CASARSE)

Traducción del artículo publicado en OSSERVATORIO SUL CAMMINO NEOCATECUMENALE SECONDO VERITÀ.
  
Breve premisa: Dios es omnisciente, esto es, sabe todo, también el futuro, también cómo usaremos nuestro libre arbitrio y nuestra voluntad (después de todo, es Él quien nos ha creado dotándonos de voluntad y libre arbitrio, y es Él quien ha creado la naturaleza y las leyes de la física y todo lo demás).
En el Camino Neocatecumenal sin embargo se practica la endogamia (los kikos son inducidos a «casarse con las hijas de Israel», esto es a ennoviarse/casarse solo entre miembros del Camino; la alternativa es el chantaje «o entras en el Camino o terminamos»). De hecho, es muy peligroso para la kikolatría el hecho que uno de los dos esposos o novios, viviendo sin la soga neocatecumenal, devenga involuntaria demostración que sin el Camino se vive mejor la vida, la fe y la libertad de los hijos de Dios.
Por ende, cuando bajo el patrocinio de los denominados «catequistas» del Camino se forma una pareja de neocatecumenales, hay todo un florecer de aprobaciones y cumplidos: «¡vuestros nombres unidos [vuestras nupcias] estaban ya escritos en los cielos!». ¿Está claro el implícito? Si te ennovias «en el Camino», es Dios que os quiere casados (quizá «dentro de un año», antes que lo repenséis); si en cambio te ennovias con una persona externa al Camino, debes convertirla al Camino o de otro modo irás contra Dios. Literalmente creer que Dios es el Camino.
   
En la Domus Galilǽæ (monumento que Kiko mandó erigir en su honor en Israel) están grabados los nombres de los que fueron desplumados para construirla.
  
Pero la expresión «vuestros nombres unidos estaban ya escritos en los cielos» es también equivocada, porque insinúa que Dios se ha retomado la libertad que os ha dado y ha «planeado» que vosotros dos os caséis (como si fueseis marionetas. Como si el omnisciente «saber qué harás» equivalga a «imponerte lo que harás»).
   
La mentalidad neocatecumenal, de hecho, tiene mucha necesidad del fatalismo, y tiene necesidad de tratar a Dios como si fuese Harry Potter con la Varita Mágica. De otro modo hay el riesgo que muchos adeptos elijan libremente en vez de según los dictámenes de los denominados «catequistas» (encargados exclusivamente de hacer crecer el prestigio y las alforjas del Camino).
   
Quien elige en libertad podría tal vez equivocarse; pero quien elige según los dictámenes de la secta, seguramente se equivoca siempre, porque ha «enterrado su talento» (cfr. Mat. 25,14-30), ha delegado a los capos del Camino el decidir su vocación, su trabajo, su eventual matrimonio, sus estudios, sus relaciones interpersonales… aquellos arrogantes, estúpidos e ignorantes capos del Camino, que no tienen título alguno ante Dios y ante la Iglesia.
   
Peor todavía (para el Camino), quien elige en libertad podría frecuentemente elegir bien, porque tal vez toma en serio la Palabra de Dios, porque tal vez se pregunta a sí mismo «¿pero qué me aprovecha hacer enriquecer a esta secta idólatra?», porque está harto de ver injusticias promovidas para proteger a la secta y sus VIP, porque tal vez comienza a no creer más que el «demonio» esté interesado exclusivamente a reducir el prestigio y las alforjas del Camino.
   
“Biblión” (sic) neocatecumenalizado: Si no encuentran allí la imagen de la “Virgen” donde Kiko aparece en el lugar de Jesús, la consideran inferior o inútil. ¡Kiko vale más que la Biblia!
  
Acordémonos que el título nobiliario de «catequista» del Camino no constituye garantía alguna desde el punto de vista espiritual, eclesial, moral, religioso, teológico, canónico, et cœ́tera. Podría incluso darse el raro caso de algún denominado «catequista» que toma en cuenta un solo verso del Evangelio, o las suertes de los hermanos de las comunidades… pero podrías estar absolutamente seguro que ya ha abandonado el Camino, porque quien comience siquiera a pensar tomar en serio cualquier virtud cristiana, tiene ya un pie fuera de la secta (e, incluso a su pesar, es ejemplo para aquellos que aún no tienen el coraje de salir).
 
No es que «el Camino no es para ti»; al contrario, es que «el Camino no es para la Iglesia». Solo hace daño.

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